Salinas (Burgos, h. 1513 - Salamanca, 1590), ciego desde los diez años, fue un excelente músico y organista. Desde 1567 ocupó la cátedra de su disciplina en la Universidad de Salamanca, poco después de que ganara la suya fray Luis. La publicación de su tratado De musica libri septem (1577) pudo motivar la redacción de esta oda, en la que se fusionan ideas platónicas y pitagóricas.
A Francisco de Salinas,
catedrático de Música de la Universidad de Salamanca
El aire se serenay viste de hermosura y luz no usada,
Salinas, cuando suena
la música extremada,
por vuestra sabia mano gobernada.
A cuyo son divino
el alma, que en olvido está sumida,
torna a cobrar el tino
y memoria perdida
de su origen primera esclarecida1.
Y como se conoce2,
en suerte y pensamientos se mejora;
el oro desconoce,
que el vulgo vil adora,
la belleza caduca, engañadora.
Traspasa el aire todo
hasta llegar a la más alta esfera3,
y oye allí otro modo
de no perecedera
música, que es la fuente y la primera.
Ve cómo el gran Maestro,
aquesta inmensa cítara aplicado4,
con movimiento diestro
produce el son sagrado,
con que este eterno templo es sustentado.
Y como está compuesta
de números concordes, luego envía
consonante respuesta;
y entrambas a porfía
se mezcla una dulcísima armonía5.
Aquí la alma navega
por un mar de dulzura, y finalmente
en él ansí se anega
que ningún accidente
estraño y peregrino oye o siente.
¡Oh, desmayo dichoso!
¡Oh, muerte que das vida! ¡Oh, dulce olvido!
¡Durase en tu reposo,
sin ser restituido
jamás aqueste bajo y vil sentido!
A este bien os llamo,
gloria del apolíneo sacro coro6,
amigos a quien amo
sobre todo tesoro;
que todo lo visible es triste lloro.
¡Oh, suene de contino,
Salinas, vuestro son en mis oídos,
por quien al bien divino
despiertan los sentidos
quedando a lo demás amortecidos!
Introducción y notas de David López del Castillo
1 Su ilustre procedencia divina; origen era femenino, como el latino origo.
2 Se reconoce en el mundo ideal; a esto llamó Platón anamnesis.
3 El cielo Empíreo, morada de Dios en el sistema platónico.
4 Dios, dedicado a tocar un enorme instrumento, con el que gobierna el universo; nótese la fusión de la preposición con el demostrativo (aqueste por a aqueste).
5 La música divina y la que envía el alma compiten (a porfía) antes de fundirse en una.
6 Sus amigos, todos ellos dedicados a la creación, a las Musas, dependientes de Apolo.
6 comentarios:
"Luz no usada", "cuando suena la música extremada". Para usar un término muy tuyo, Juan, magnífico, "desmayo dichoso", y me quedo cortísimo. Tiene como una cadencia circular, no sé cómo decirlo, maestría tiene, "Traspasa el aire todo / hasta llegar a la más alta esfera / y oye allí otro modo de no perecedera / música, que es la fuente y la primera..."
La musicalidad de Fray Luis es incomparable. Quizá sólo se le acerquen y hasta lo igualen, creo que lo hemos comentado alguna vez, San Juan de la Cruz (próximo post, por cierto), Garcilaso, en algún momento Lope, y casi paramos de contar.
Contemporáneos Fray Luis de León y San Juan de la Cruz tal vez fueron influenciados por Garcilaso, o me equivoco?... De todas maneras cimentaron el karma (bagaje) de oro de la literatura española, o no?
Ni más ni menos, tal como lo dices.
Te entran ganas de "renacer"...
(Muy buenos los comentarios)
Todavía pondremos más cosas de Fray Luis un poco más adelante.
Publicar un comentario