Chet Baker - Like Someone In Love

viernes, 31 de julio de 2015

Las novedades del día - Nika Turbiná - Ucrania


Espero
a que alguien
me pregunte
qué vi, con quién,
dónde estuve.
Entonces abro mi libro de novedades.
¿Quieren oír noticias?
Quién murió, quién se fue,
quién se quedó solo...
¿Podemos
simplemente quedarnos en silencio?
Observemos por la ventana
el último tranvía que pasa...
Me gusta mucho la casa adormecida.
Y cuando las novedades del día
se cubren de polvo,
yo entiendo,
no es a mí a quien esperan.
(Escrito a los nueve años)

miércoles, 29 de julio de 2015

Fragmentos del Enuma elish, poema babilónico de la Creación - Anónimo - Mesopotamia


El tradicionalmente conocido en Occidente como Poema babilónico de la Creación debería ser designado propiamente con el título Cuando en lo alto (esto es, Enuma elish), que es como lo llamaban los babilónicos, citándolo por las dos primeras palabras con que arranca esta composición. Aunque más le convendría el título de Poema de la exaltación de Marduk, por cuanto la exaltación de este dios babilónico es el verdadero tema del poema, en el que la creación propiamente dicha apenas constituye un episodio al comienzo del relato.
A pesar de que los principales rasgos del Enuma elish se remontan a la época sumeria (antes del 2000 a.C.), el texto, tal y como hoy lo conocemos, fue reconstruido en 1876 por George Smith a partir de las tablillas más tardías de la biblioteca de Assurbanipal (669-626 a.C.), el Sardanápalo de los griegos. [...]
Estas tablillas han contribuido decisivamente a perpetuar la cultura sumeria y salvarla para la posteridad. [...]
Por supuesto, se desconoce el nombre y la personalidad del autor del poema, compuesto de más de mil versos distribuidos en siete cantos correspondientes a otras tantas tablillas. Estos siete cantos, irregulares en cuanto a su contenido argumental, muestran que el poema es producto de sucesivas adiciones modeladas sobre un material literario anterior de carácter cosmogónico y teogónico, de inspiración sumeria en su mayor parte. La suma de tal material efectuada por los sacerdotes babilónicos dio lugar a una composición unitaria, en la que Marduk es la figura indiscutible. [...]
Diferentes especialistas han tratado los paralelos -y también las diferencias- que pueden observarse entre el Enuma elish y el primer capítulo del Génesis. La mayoría conviene en que el enfoque bíblico de la Creación dista mucho de los relatos mesopotámicos que sobre tal temática nos han llegado, por mucho que hayan recibido influencias argumentales y aun ideológicas de los textos cuneiformes. En la Biblia, a diferencia de lo que ocurre en el Enuma elish, el ser divino no surge del caos primigenio, sino que él es quien lo clarifica y estructura conforme a un determinado plan. Y tampoco hay indicios de teogonías: Elohim preexiste a todo, está por encima del caos y no proviene de principios primarios eternos. Por lo demás, es evidente que en algunos pasajes de la narración bíblica se reconocen indiscutibles influencias mesopotámicas, lo que hace pensar en la serie de tradiciones que, sobre el origen del mundo y del hombre, existían en el Próximo Oriente y que el autor bíblico, indudablemente, hubo de conocer.


Tablilla I

Cuando en lo alto el cielo aún no había sido nombrado,
y, abajo, la tierra firme no había sido mencionada con un
             nombre,
solos Apsu, su progenitor,
y la madre Tiamat, la generatriz de todos,
mezclaban juntos sus aguas:1
aún no se habían aglomerado los juncares, ni las cañas
             habían sido vistas.
Cuando los dioses aún no habían aparecido,
ni habían sido llamados con un nombre, ni fijado ningún
             destino,
los dioses fueron procreados dentro de ellos.
Lakhmu y Lakhamu aparecieron y fueron llamados con un
             nombre.2
Antes de que se hicieran grandes y fuertes,
fueron producidos Anshar y Kishar, superiores a aquellos.
Tras prolongar sus días, multiplicados sus años,
Anu fue su hijo, igual a sus padres;3
[...]
En el Santuario de los Destinos, en esta Capilla de
             las Suertes,
fue procreado el más inteligente, el sabio de los dioses,
             el Señor:4
en el corazón del apsu nació Marduk.
En el corazón del santo apsu nació Marduk.
El que lo engendró fue Ea, su padre;
la que le dio a luz fue Damkina, su madre.
Mamó únicamente pechos divinos:5
la nodriza que le crió le llenó de una vitalidad formidable.
Su naturaleza era desbordante, su mirada fulgurante,
su porte era señorial, vigoroso desde siempre.
[...]


Tablilla V

Él preparó sus moradas para los grandes dioses
y dispuso en constelaciones las estrellas que son sus
             imágenes.
Determinó el año, delimitando sus secciones;
estableció tres estrellas para cada uno de los doce meses.
Después de determinar así la duración del año,6
fijó la estación de Nebiru para definir la cohesión de los
             astros,
y a fin de que ninguno cometa falta o negligencia en su
             recorrido
junto a ella estableció las estaciones de Enlil y de Ea.
Y abriendo grandes puertas a los dos lados del cielo,
puso sólidos cerrojos a la izquierda y a la derecha:7
en el hígado de Tiamat colocó las regiones superiores del
             cielo.
Hizo brillar a Nanna, a quien confió la noche,
y le asignó ser la joya nocturna para determinar los días:
"Cada mes, sin cesar, ponte en marcha con tu disco;
al principio del mes ilumina sobre la tierra,8
luego guarda tus cuernos brillantes para determinar los seis
             primeros días;
al día séptimo tu disco deberá estar en la mitad,
en el decimoquinto te pondrás en conjunción con Shamash,
             cada medio mes,
y cuando Shamash, desde la base del cielo, se dirija hacia ti,
con regularidad disminuye (tu disco) y decrece.9
En el día del oscurecimiento aproxímate a la ruta de
             Shamash,
para que en el trigésimo te encuentres (de nuevo) en
             conjunción con él.
... y siguiendo este camino, define los presagios;
aproxímate ... para pronunciar las sentencias adivinatorias."10
[...]
Introducción, traducción y notas de Federico Lara Peinado
Enuma elish

1 Las dos primeras palabras, Enuma elish ('Cuando en lo alto'), dieron título a todo el poema. La expresión aún no había sido nombrado equivale a 'aún no existía'. Apsu fue el principio cósmico, a modo de abismo primordial (en sumerio Abzu), formado por las aguas dulces sobre las que flotaba la tierra. De ellas surgieron los ríos, lagos y fuentes. Fue un elemento considerado masculino. Era el abyssos de los griegos y es el abismo nuestro. Tiamat, segundo principio cósmico, era la personificación del mar salado y amargo y, según el poema, la madre de la totalidad de los dioses. Figurada como "masa de agua" -su nombre deriva del acadio tiamtu, 'mar'-, fue el elemento primordial femenino, esposa de Apsu. En un principio, según la cosmogonía mesopotámica, "todo había sido agua". El desagüe del Éufrates y del Tigris en el mar (mezcla de aguas dulces y saladas) posibilitó la creencia de la unión de Apsu con Tiamat.
2 Los juncares y los cañaverales fueron para los habitantes de Mesopotamia el primer signo de vida vegetal en las regiones pantanosas que les rodeaban. Los dioses fueron creados dentro de las aguas de Apsu y Tiamat y, entre ellos, Lakhmu y Lakhamu son la primera pareja -sin gran personalidad- que surgió de la unión de Apsu (las aguas dulces) y Tiamat (las aguas saladas). Algunos especialistas consideran que fueron genios protectores, de aspecto más o menos serpentiforme, dado que llegaron a ser procreados en un medio acuoso.
3 Anshar (en sumerio, 'Todo el cielo') era la personificación del mundo celeste. En razón a su nombre fue creído un principio masculino. Kishar (en sumerio, 'Toda la tierra') era la personificación del mundo terrestre, pareja femenina de Anshar. Anu fue el dios del cielo, hijo, según el poema, de Anshar y de Kishar. Tal divinidad fue la más importante del panteón sumerio-acadio. En época babilónica fue desplazado por Marduk. Los dioses Anu, Enlil y Ea formaron la tríada cósmica suprema de la antigua Mesopotamia.
4 Ea estableció su residencia o morada sobre el principio cósmico Apsu, a la que, por dicho abismo primordial, le dio el nombre de apsu. Se creyó que se hallaba situada en la ciudad de Eridu (Tell Abu Saharain). Damkina ('Señora de la tierra y del cielo') era la esposa de Ea, y por lo tanto la madre de Marduk.
5 Marduk fue el principal dios del panteón babilónico, con una personalidad teológica compleja. Fue concebido y dado a luz en el apsu (o más exactamente, E-apsu), residencia de Ea, su padre.
6 En el poema no se determina el número de moradas o estaciones (manzazu), lugares en los cuales se "movían" los astros -esto es, los dioses-, que habitaban en el palacio preparado por Marduk. Las constelaciones babilónicas (lumashu), según E. Weidner, fueron siete: Shugi (Perseus), Ukadua (Cygnus-Cepheus), Sipazianna (Orion), Kaksisa (Sirius),  Entenabarsig (Centaurus), Nashru (Aquila) y Pabilsag (Sagitarius). Las secciones del año eran los doce meses, junto con los períodos intercalares. La relación de estrellas (kakkabu) sumaba un total de 36 (tres cada mes). El calendario mesopotámico era lunar; un año estaba formado por doces meses de 29-30 días cada uno. Sus meses se denominaban: missanu (marzo-abril), ajaru, simanu, duzu, abu, ululu, tashritu, arkhasamnu, kislimu, tebetu, shabatu y addaru (febrero-marzo). Como intercalares existieron un segundo ululu y un segundo addaru.
7 La estrella Nebiru constituía la clave de la bóveda celeste, el centro sobre el que se movía todo. Venía a ser una especie de estrella polar. Algunos piensan que Nebiru fue la estrella alfa de Casiopea. Otras la identifican con el planeta Júpiter. Las puertas, situadas al este y al oeste, son las puertas cósmicas por las que pasaba el Sol (Shamash) al amanecer y al atardecer. Numerosos cilindro-sellos representan al dios Sol saliendo por una de ellas.
8 Debe conectarse la referencia al hígado de Tiamat con la práctica de la hepatoscopia, relacionada con la astrología y la mántica. Para los antiguos mesopotámicos el astro principal era Nanna, la Luna. Tanto la palabra que la designaba (Nanna o Sin) como la imagen de su representación (un toro o un disco) eran de género masculino.
9 Estos versos aluden a las fases de la Luna. Shamash es el nombre acadio del dios Sol, titular de la justicia. Shamash es citado después de la luna (Sin), porque para los mesopotámicos la luna, base de su calendario, era más importante que el sol.
10 El día del oscurecimiento era el 28 o 29 de cada mes y coincidía con la luna nueva. Los babilónicos confundían la astrología con la astronomía. Las acciones terrestres estaban ligadas al movimiento de los astros. Por ello los presagios relacionados con el dios Luna fueron muy importantes. 

lunes, 27 de julio de 2015

Senza Flash - Adam Zagajewski - Polonia


Senza flash!  "Sin flash!"
(exclamación que se oye a menudo en las galerías italianas)

Sin llama, sin noches de insomnio, sin ardor,
sin lágrimas, sin grandes pasiones, sin convencimiento.
Viviremos así: senza flash.

Queda y pausadamente, dócilmente, entre sueños,
las manos manchadas con la tinta negra de los diarios,
las caras grasientas de crema: senza flash.

Turistas sonrientes, camisas impecables,
Herr Lange y Miss Fee, Monsieur et Madame Rien
entrarán en el museo: senza flash.

Se detendrán ante el cuadro de Piero della Francesca, donde
Cristo, casi enajenado, surge de la tumba,
resucitado, libre: senza flash.

Quizás ocurra entonces algún hecho imprevisto:
se agite el corazón bajo el tejido suave,
se haga el silencio, destelle el flash.
Versión de Elzbieta Bortkiewicz

sábado, 25 de julio de 2015

Literatura y ciencia/ 18 - ILEANA: la Galaxia de Andrómeda... - Ernesto Cardenal - Nicaragua

Galaxia de Andrómeda
ILEANA: la Galaxia de Andrómeda,
a 700.000 años luz,
que se puede mirar a simple vista en una noche clara,
está más cerca que tú.
Otros ojos solitarios estarán mirándome desde Andrómeda,
en la noche de ellos. Yo a ti no te veo.
Ileana: la distancia es tiempo, y el tiempo vuela.
A 200 millones de millas por hora el universo
se está expandiendo hacia la Nada.
Y tú estás lejos de mí como a millones de años.

jueves, 23 de julio de 2015

S'i' 'l dissi mai / Canto 206 - Petrarca - Italia


S'i' 'l dissi mai, ch'i' vegna in odio a quella
del cui amor vivo, e senza 'l qual morrei;
s'i' 'l dissi, che miei dì sian pochi, e rei,
e di vil signoria l'anima ancella;
s'i' 'l dissi, contra me s'arme ogni stella,
e dal mio lato sia
paura e gelosia,
e la nemica mia
più feroce vèr' me sempre e più bella.

S'i' 'l dissi, Amor l'aurate sue quadrella
spenda in me tutte, e l'impiombate in lei;
s'i' 'l dissi, cielo e terra, uomini e dèi
mi sian contrarî, et essa ogni or più fella;
s'i' 'l dissi, chi con sua cieca facella
dritto a morte m'invia,
pur come suol si stia,
né mai più dolce o pia
vèr' me si mostri, in atto od in favella.

S'i' 'l dissi mai, di quel ch'i men vorrei,
piena trovi quest'aspra e breve via;
s'i' 'l dissi, il fero ardor, che mi desvia,
cresca in me, quanto il fier ghiaccio in costei;
s'i' 'l dissi, unqua non veggian li occhi mei
sol chiaro, o sua sorella,
né donna, né donzella,
ma terribil procella,
qual Faraone in perseguir li ebrei.

S'i' 'l dissi, co i sospir, quant'io mai fêi,
sia pietà per me morta, e cortesía;
s'i' 'l dissi, il dir s'innaspri, che s'udia
si dolce allor che vinto mi rendei;
s'i' 'l dissi, io spiaccia a quella ch'i' tôrrei,
sol, chiuso in fosca cella,
dal dì che la mamella
lasciai, fin che si svella
da me l'alma, adorar: forse e 'l farei.

Ma s'io no 'l dissi, chi sì dolce apria
meo cor a speme ne l'età novella,
regga 'ncor questa stanca nacivella
col governo di sua pietà natia,
né diventi altra, ma pur qual solìa
quando più non potei,
che me stesso perdei,
né più perder devrei.
Mal fa, chi tanta fé sì tosto oblia.

I' no 'l dissi già mai, né dir porìa,
per oro, o per cittadi, o per castella.
Vinca 'l ver dunque, e si rimanga in sella,
e vinta a terra caggia la bugia.
Tu sai in me il tutto, Amor: s'ella ne spia,
dinne quel cher dir dêi.
I' beato direi,
tre volte, e quattro, e sei,
chi, devendo languir si morì pria.

Per Rachel ho servito, e non per Lia;
né con altra saprei
viver; e sosterrei,
quando 'l ciel ne rappella,
girmen, con ella,          in sul carro de Elia.
______________________________

Si jamás dije tal, que me odie aquella1
de cuyo amor yo vivo, sin el cual moriría;
si lo dije, sean míseros y contados mis días,
y sea de vil señoría el alma sierva;
si lo dije, que se arme en contra mía toda estrella
y pónganse a mi lado
miedo y celos,
y que sea mi enemiga
contra mí más feroz siempre y más bella.

Amor, si dije tal, tus saetas de oro
sean todas para mí, y las de plomo para ella;
si lo dije, hombres y dioses, cielo y tierra
enemigos míos sean, y ella cada vez más cruel;
si lo dije, que aquella persona cuya oculta faz
me envía recto a la muerte
mantenga su actitud habitual,
y que nunca más dulce o piadosa
respecto a mí se muestre, en gesto o voz.

Si jamás dije tal, que todo cuanto menos quiero
llene este camino mío áspero y breve;
si lo dije, el fiero ardor que me desvía
crezca en mí, y en ella el fiero hielo;
si lo dije, nunca vean los ojos míos
el sol brillante, o su hermana,
ni mujer, ni muchacha,
sino terrible tormenta,
cual Faraón al perseguir a los hebreos.

Si lo dije, por más que yo suspire
no haya para mí compasión ni cortesía;
si lo dije, vuélvase áspero el hablar que oía
tan dulce cuando vencido me rendí;
si lo dije, que yo le repugne a aquella que quisiera,
aún solo y encerrado en celda oscura,
desde el día en que dejé el pecho materno
hasta cuando se aparte
de mí el alma, adorar: tal vez lo haría.

Mas si yo no dije, aquella que tan dulcemente abría
mi corazón a la esperanza en la edad tierna,
guíe aún esta cansada navecilla
con el timón de su originaria piedad,
y que no cambie hacia mí, mas sea cual solía
cuando hacer más no pude,
que a mí mismo me perdí;
y más ya perder no debería.
Mal hace aquella que tanta fidelidad tan pronto olvida.

Y jamás dije tal, ni decirlo podría
por oro, o por ciudades o castillos.
Triunfe, por tanto, la verdad, y en arzón se mantenga,
y batida caiga a tierra la mentira.
Tú de mí sabes todo, Amor: si ella indaga,
di de mí todo aquello que decir debes.
Yo feliz diría,
innumerables veces,
quién, debiendo sufrir, antes se muere.

Por Raquel he servido, y no por Lia;
y con otra no sabría
vivir; me atrevería,
cuando el cielo me llame,
a irme, con ella,             en el carro de Elías.
Traducción y nota de Atilio Pentimalli
Petrarca
1 Había llegado a oídos de Laura un maligno comentario, según el cual Petrarca ocultaba bajo el nombre "Laura" la figura de otra mujer. Ante el desdén de la dama, el poeta protesta su inocencia.

martes, 21 de julio de 2015

Tant són li mals que·m fay soffrir / Dança e escondit - Jordi de Sant Jordi - España


    En la poesía trovadoresca clásica existía un género menor, el escondit, caracterizado por contener una excusación o justificación del enamorado con motivo de la acusación malintencionada de algún lausengier. Más que por los textos clásicos conservados (que se reducen a uno de Bertran de Born), el género es conocido por las indicaciones de las Leys d'Amors y por las muestras de su perduración en otras literaturas románicas, entre las que destaca la canción "S'i' 'l dissi mai" de Petrarca. Este poema es, pues, un escondit, pero, como sucede a menudo en la breve obra de Jordi de Sant Jordi, introduce innovaciones formales y matices temáticos: su métrica y su estructura no son las canónicas de una cançó, como pedía la costumbre, sino las más ligeras de una dança, y, por otra parte, la protesta de amor sincero está motivada por la incredulidad de la dama, sin la intromisión acusadora de terceros.

Tant són li mals que·m fay soffrir
com no·m cresets, dompne valén,
que de cert vos am leyalmén,
que·l cor del cors me vol sortir.

La jorn qu·yeu vi vostre cors gay,
al prim que·m mis en vos amar,
mon cor no poch, certes, lunyar
de vós un punt per altre may;
donchs, cresatz me qu·àls no desir,
ne tench nulh autre penssamén,
mas sol qu·yeu puscha finamén
a vós amar e cartenir.

Si no us dich ver, que prech a Dieu
que de tals crims si·acusatz,
d'on prenda mort apedregatz
per mans d'un malestruch jusieu,
sí que planguts de mon martir
no sia pas per nulha gen,
ans me maldiguen cruselmén
e·n me fas vinguen scupir.

Si no us dich ver, qu·ans de ma fi
ab ira fort me desesper,
a l'arm·e·l cors ab Luciffer
dimonis mil porten prop si;
e mays no·m pusquen sabollir,
ans per tostemps haja turmén,
e no trop amich ne parén
que·m vulhen bé, sinó mal dir.

Tornada

Castells d'onor, prech Déu m'asir
e tot li san, si coralmén
no us suy fis e leyal servén,
que us vulh amar ses deffalhir.
_______________________________

Tan fuerte es el dolor que me atormenta
cuando vos no creéis, valiosa dama,
que es muy cierto que os amo lealmente,
que se me sale el corazón del cuerpo.

En el día en que vi vuestra belleza,
desde el instante en el que empecé a amaros,
mi corazón no pudo ya alejarse
de vos ni un punto por ninguna otra.
Creed, pues, que no tengo otro deseo
ni albergo ningún otro pensamiento
que solamente el de poder amaros
y adoraros con toda cortesía.

Si no digo verdad, a Dios le ruego
ser acusado de tan graves crímenes,
que merezca morir apedreado
a manos de un judío malhadado,
para que nadie, viendo mi martirio,
quiera soltar por mí ninguna lágrima,
sino que, en cambio, todos cruelmente
me maldigan y escupan en mi cara.

Si no digo verdad, que una gran ira
antes de fallecer me desespere,
y que el alma y el cuerpo juntamente
con Lucifer me lleven mil demonios,
para que nunca puedan enterrarme
y que padezca eterno sufrimiento,
y que no encuentre amigos ni parientes
que quieran hacer más que maldecirme.

Tornada

Castillo honroso, pido a Dios y a todos
los santos que me odien si no soy
de corazón leal sirviente vuestro:
sin desfallecimiento quiero amaros.
Comentario y traducción de José María Micó

domingo, 19 de julio de 2015

Literatura fantástica/ 4 - Literatura satírica y burlesca/ 38 - Fragmentos de Micromegas. Historia filosófica - Voltaire - Francia


Capítulo primero
Viaje de un habitante del mundo 
de la estrella Sirio al planeta de Saturno

    En uno de esos planetas que giran alrededor de la estrella llamada Sirio había un joven de mucho ingenio a quien tuve el honor de conocer durante el último viaje que hizo a nuestro pequeño hormiguero; se llamaba Micromegas, nombre que conviene mucho a todos los grandes. Tenía ocho leguas de alto; por ocho leguas entiendo veinticuatro mil pasos geométricos de cinco pies cada uno.
    Algunos algebristas, gentes siempre útiles al público, tomarán de inmediato la pluma y llegarán a la conclusión de que si el señor Micromegas, habitante del país de Sirio, tiene de la cabeza a los pies veinticuatro mil pasos, que hacen cientoveinticinco mil pies de rey, y nosotros, ciudadanos de la Tierra, apenas tenemos más de cinco pies, mientras que si nuestro globo tiene nueve mil leguas de perímetro, llegarán a la conclusión, digo, de que es absolutamente necesario que el globo que lo ha producido tenga exactamente veintiún millones seiscientas mil veces más circunferencia que nuestra pequeña Tierra. Nada es más sencillo ni más habitual en la naturaleza. Los Estados de algunos soberanos de Alemania o de Italia, que pueden recorrerse en media hora, no son, comparados con el Imperio de Turquía, de Moscovia o de la China, más que una debilísima imagen de las prodigiosas diferencias que la naturaleza ha puesto en todos los seres.
    Por ser la talla de Su Excelencia de la altura que he dicho, todos nuestros escultores y todos nuestros pintores admitirán sin esfuerzo que su cintura puede tener cincuenta mil pies de rey de contorno; lo cual es una bonita proporción. [...]
   Nuestro viajero conocía maravillosamente las leyes de la gravitación y todas las fuerzas atractivas y repulsivas. Las utilizaba de manera tan apropiada que, unas veces con la ayuda de un rayo de sol, otras gracias a la comodidad de un cometa, iba de globo en globo, él y los suyos, como un pájaro salta de rama en rama. Recorrió la Vía Láctea en poco tiempo [...] Micromegas, tras haber dado sus buenas vueltas, llegó al globo de Saturno. Por acostumbrado que estuviese a ver cosas nuevas, al principio, contemplando la pequeñez del globo y de sus habitantes, no pudo dejar de sonreír con esa sonrisa de superioridad que a veces se les escapa a los más sabios. Porque, a la postre, Saturno no es apenas más que novecientas veces mayor que la Tierra, y los ciudadanos de ese país son enanos que sólo tienen mil toesas de alto aproximadamente. [...] Trabó estrecha amistad con el secretario de la Academia de Saturno, hombre de mucho ingenio, que en verdad no había inventado nada pero que daba muy buena cuenta de las invenciones de los demás, y hacía pasablemente pequeños versos y grandes cálculos. [...]


Capítulo VII
Conversación con los hombres

    "Oh, átomos inteligentes, en quienes el Ser eterno se ha complacido en manifestar su destreza y poder, sin duda debéis gustar de alegrías muy puras en vuestro globo; porque, teniendo tan poca materia y pareciendo todo espíritu, debéis pasar vuestra vida amando y pensando, que es la verdadera vida de los espíritus. No he visto en ninguna parte la verdadera felicidad, pero sin duda está aquí." A estas palabras todos los filósofos movieron la cabeza; y uno de ellos, más sincero que los demás, confesó de buena fe que, si se exceptúa un pequeño número de habitantes muy poco considerados, todo el resto es una reunión de locos, de malvados y de infortunados. "tenemos más materia de la que necesitamos para hacer mucho mal, dijo, si el mal viene de la materia, y demasiado espíritu si el mal viene del espíritu. ¿Sabéis, por ejemplo, que en el momento en que os hablo hay cien mil locos de nuestra especie, cubiertos con sombreros, que matan a otros cien mil animales cubiertos con turbantes, o que son matados por éstos, y que por casi toda la Tierra se hace así desde tiempo inmemorial?" El siriano se estremeció y preguntó cuál podía ser el motivo de esas horribles querellas entre animales tan frágiles: "Se trata, dijo el filósofo, de algunos montones de barro del tamaño de vuestro talón. No es que ninguno de esos millones de hombres que se hacen degollar pretenda un comino sobre esos montones de barro. Sólo se trata de saber si pertenecerá a cierto hombre que se llama Sultán, o a otro que se llama, no sé por qué, César. Ninguno de estos dos ha visto ni verá nunca el pequeño rincón de la tierra de que se trata, y casi ninguno de esos animales que se degüellan mutuamente ha visto nunca al animal por el que se degüellan.
    "- ¡Ah, desdichados!, exclamó el siriano indignado, ¿puede concebirse ese exceso de rabia obligada? Me dan ganas de dar tres pasos y aplastar de tres pisadas todo ese hormiguero de asesinos ridículos.
    - No os toméis la molestia, le respondieron; bastante trabajan ellos en su ruina. Sabed que al cabo de diez años no queda nunca la centésima parte de esos miserables; sabed que, aunque no saquen la espada, el hambre, la fatiga y la intemperancia dominan a casi todos. Además, no es a ellos a quienes hay que castigar, sino a esos bárbaros sedentarios que, desde el fondo de su gabinete, ordenan, mientras hacen su digestión, la matanza de un millón de hombres, y que luego van a dar las gracias solemnemente a Dios".
    El viajero se sintió movido a piedad por la pequeña raza humana, en la que descubría tan sorprendentes contrastes. "Puesto que vosotros sois del pequeño número de sabios, dijo a aquellos señores, y aparentemente no matáis a nadie por dinero, decidme, por favor, ¡En qué os ocupáis? - Disecamos moscas, dijo el filósofo, medimos líneas, reunimos números, estamos de acuerdo en dos o tres puntos que entendemos, y disputamos sobre dos o tres mil que no entendemos." [...]
Traducción de Mauro Armiño

Serendipia imitando a Jonathan Swift

Jonathan Swift, contemporáneo de Voltaire, publica Los Viajes de Gulliver en 1726, haciendo alusión a dos supuestas lunas que orbitaban Marte, dando sus distancias al planeta y sus períodos de rotación con gran precisión para la época. Hay que tener en cuenta que Jonathan Swiftt escribió la novela un siglo y medio antes del descubrimiento oficial de las dos lunas de Marte, Fobos y Deimos (Asaph Hall las descubre en 1877).

Voltaire, gran lector y admirador de Swift, escribe en su novela Micromegas (1752) haciendo mención a los dos satélites del planeta Marte:
"...Al salir de Júpiter atravesaron un espacio de cerca de cien millones de leguas, y costearon el planeta Marte, el cual, como todos saben es cinco veces más pequeño que nuestro glóbulo, y vieron dos lunas que sirven a este planeta y no han podido descubrir nuestros astrónomos".

Aunque siempre se ha querido ver en esto una suerte de misterio conspirativo, en ambos casos los dos autores parece que se estaban haciendo eco de una idea muy corriente en los ambientes intelectuales de la época, surgida de las primeras opiniones del astrónomo Johannes Kepler (previas a que enunciara sus famosas tres leyes), basadas a su vez en una teoría misticista relacionada con los sólidos perfectos. La precisión de los datos, en ambos casos, se debe a los cálculos mecánicos realizados a principios del s.XVIII con base en la ley de la Gravitación Universal, referidos a cuál sería el período de rotación y distancia a Marte de un supuesto cuerpo orbitante en torno a dicho planeta. Se trata por tanto de una serendipia, puesto que la óptica disponible durante la vida de ambos autores no permitía ver esos cuerpos celestes tan pequeños y que se separan tan poco de la esfera de Marte.

Debido a estas coincidencias, los dos mayores cráteres de Deimos (de unos 3 km. de diámetro cada uno) fueron bautizados como "Swift" y "Voltaire". (Wikipedia)

viernes, 17 de julio de 2015

Literatura fantástica/3 - Fragmento de Alicia en el país de las maravillas - Lewis Carroll - Inglaterra


X. LA CUADRILLA DE LA LANGOSTA

La Falsa Tortuga suspiró profundamente y se limpió los ojos con el dorso de una aleta. Miró a Alicia y trató de hablar, pero durante uno o dos minutos los sollozos ahogaron su voz.
-Igual que si se le hubiera atragantado un hueso, dijo el Grifo; y se puso a sacudirla y a darle golpes en la espalda.
Al final, la Falsa Tortuga recobró la voz y, con lágrimas en las mejillas, prosiguió:
-Puede que no hayas vivido mucho en el fondo del mar...
-No -dijo Alicia.
-... y que nunca te hayan presentado a una langosta...
-Una vez la probé... -empezó a decir Alicia, pero en seguida se contuvo, y añadió-: No, nunca.
-... ¡así que no te imaginas qué cosa más perfecta es una Cuadrilla de Langostas!
-Realmente no. ¿Qué tipo de baile es? -preguntó Alicia.
-Bueno -comenzó el Grifo-, primero formas en fila a lo largo de la orilla...
-¡Dos líneas! -exclamó la Falsa Tortuga-. Focas, tortugas, salmones, etc.; entonces, una vez limpia la pista de medusas...
-Lo cual normalmente lleva su tiempo -interrumpió el Grifo.
-... avanzas dos pasos.
-¡Cada cual con una langosta de pareja! -gritó el Grifo.
-Por supuesto -dijo la Falsa Tortuga-: avanzas dos pasos con la pareja...
-... cambias de langosta y te retiras en el mismo orden -continuó el Grifo.
-Luego -agregó la Falsa Tortuga-, ya sabes, lanzas las...
-¡Las langostas! -vociferó el Grifo, dando un brinco.
-... a alta mar, lo más lejos posible...
-¡Nadas tras ellas! -chilló el Grifo.
-¡Das un salto mortal en pleno mar! -gritó la Falsa Tortuga, haciendo salvajes cabriolas.
-¡Nuevo cambio de langosta! -chilló el Grifo.
-A tierra otra vez y... Aquí concluye la primera figura -dijo la Falsa Tortuga, bajando súbitamente la voz. Y ambas bestias, que hasta el momento habían estado saltando como locas, se volvieron a sentar, apacibles y muy contristadas, mirando a Alicia.
-Debe de ser un baile muy hermoso -dijo tímidamente la niña.
-¿Quieres verlo un poco en la práctica? -dijo la Falsa Tortuga.
-Me gustaría mucho -dijo Alicia.
-¡Pues intentemos la primera figura! -dijo la Falsa Tortuga al Grifo-. Se puede hacer sin langostas, ¿no? ¿Quién cantará?
-Canta  -dijo el Grifo. Yo no recuerdo la letra.
Y, con aire solemne, se pusieron a bailar y a dar más y más vueltas alrededor de Alicia, pisándole los pies cada vez que pasaban cerca y marcando el compás con sus patas delanteras, mientras la Falsa Tortuga cantaba con voz triste y lenta la canción:

Apúrate, caracol -le instaba una pescadilla-,
que nos persigue un delfín: la cola casi me pisa.
¡Con qué ansia las langostas y las tortugas avanzan!
En la grava aguardan todas. ¿Quieres unirte a la danza?
¡Que sí, que no, que sí, que no,
la danza sí!
¡Que no, que sí, que no, que sí,
la danza no!

¡De veras no te imaginas qué delicioso será
cuando nos alcen y arrojen con las langostas al mar!
Y el caracol dice: "Gracias"; mas al mar aún no se lanza:
"¡Es muy lejos, es muy lejos! No quiero unirme a la danza."
¡Que sí, que no, que sí, que no,
la danza sí!
¡Que no, que sí, que no, que sí,
la danza no!

Ya sabes que hay otra orilla al otro lado del mar:
más te alejas de Inglaterra, más cerca de Francia estás
-al caracol dijo ella (le brillaban las escamas)-;
no palidezcas, querido, trata de unirte a la danza.
¡Que sí, que no, que sí, que no,
la danza sí!
¡Que no, que sí, que no, que sí,
la danza no!

-Gracias, es un baile interesantísimo -comentó Alicia, encantada de que por fin hubiera terminado-; y también me ha gustado esa curiosa canción sobre la pescadilla.
-¡Ah!, hablando de pescadillas -dijo la Falsa Tortuga-, ellas... Tú naturalmente ¿las has visto?
-Sí -dijo Alicia-, las he visto a menudo en la comi... -y se contuvo a tiempo.
-No sé dónde queda Lacomí -dijo la Falsa Tortuga-; pero si tan a menudo las has visto, sin duda sabrás cómo son.
-Creo que sí -contestó pensativamente Alicia-. Tienen la cola en la boca... y están cubiertas de pan rallado.
-Te equivocas en cuanto al pan rallado -dijo la Falsa Tortuga-: el mar se lo llevaría todo. Pero sí tienen la cola en la boca, y la razón es... -Entonces la Falsa Tortuga bostezó y cerró los ojos-. Cuéntale la razón y todo eso -le dijo al Grifo.
-La razón es -dijo el Grifo- que querían ir a bailar con las langostas. Y se lanzaron a alta mar. Y tenían que caer a gran distancia. Y se sujetaban la cola con la boca. Y no pudieron soltarla nunca más. Eso es todo.
-Gracias -dijo Alicia-, es muy interesante. Nunca había oído tantas cosas sobre las pescadillas.
-Aún te puedo contar muchas más, si quieres -dijo el Grifo-. ¿Sabes por qué las llaman pescadillas?
-Nunca se me ha ocurrido pensarlo -dijo Alicia-. ¿Por qué?
-El nombre tiene que ver con escasez y con antigüedad -replicó el Grifo en tono muy solemne.
Alicia se quedó muy intrigada:
-¡Con escasez y con antigüedad! -repitió, incrédula.
-Bueno -dijo el Grifo-. ¿Tú sabes que las pescadillas son muy delgadas?
-Naturalmente -contestó Alicia.
-Pues en eso se diferencian del llamado pez gordo, que es una variedad muy acaudalada.
-La distinción no es ninguna maravilla -se atrevió a observar Alicia.
-No -dijo el Grifo-, es más bien un motivo de contínuas pesadillas económicas. Y así, no han podido sobrepasar la primera fase de crecimiento. El problema, por lo demás, es tan antiguo como la lengua; de modo que su nombre viene también marcado como peç-cedilla. Ahora ya lo sabes.
-¿Y de qué están hechas? -preguntó Alicia.
-Pues de escamillas por fuera y pacotilla por dentro -replicó no sin impaciencia el Grifo-: cualquier renacuajo te lo diría.
-De ser yo la pescadilla -dijo Alicia, que aún seguía pensando en la canción-, le habría dicho al delfín: "¡Retírate, por favor! ¡No te queremos con nosotros!"
-Estaban obligadas a llevarlo -dijo la Falsa Tortuga-. No hay pez sensato que vaya a lugar alguno sin un delfín.
-¿Es cierto? -preguntó Alicia con voz de gran sorpresa.
-Claro que sí -dijo la Falsa Tortuga-. Si un pez viniera a decirme que se iba de viaje, le preguntaría: "¿Con qué delfín?"
-¿No querrá decir más bien "Con qué fin"? - dijo Alicia.
-Quiero decir lo que digo y digo lo que quiero decir - contestó ofendida la Falsa Tortuga. [...]
Traducción de Luis Maristany

miércoles, 15 de julio de 2015

La lira - Anacreonte - Antigua Grecia


Quiero ensalzar cantando a los Atridas,
quiero cantar a Cadmo,
mas de mi lira los sonoros nervios
tan sólo amores dicen.

Otra lira pulsar en otro tono
quise, con nuevas cuerdas
y al pretender cantar al fuerte Heracles,
tan sólo amores respondió mi lira.

Héroes, dejad de enardecer mi mente,
porque mi lira, sólo amores canta.

lunes, 13 de julio de 2015

Fragmentos de la Bhagavad-Gita - Anónimo - India


Zribhagavad-Gita, Brahmavidya Yogazastram Zrikrischnarjunasmvadas ("Venerable poema sagrado, ciencia del Ser Supremo. Coloquio entre el venerable Krishna y Arjuna")

CAPÍTULO II

    El muy venerable1 contestó:
[...] El apego a los objetos sensibles nace en el hombre mientras en ellos medita; del apego se origina el deseo; del deseo se engendra la pasión desordenada; la pasión desordenada es causa del error; el error perturba la memoria; perturbada la memoria, se destruye la razón; destruida la razón, perece el hombre. Pero quien bien dispuesto, dominados los sentidos por la razón y exentos de amor y odio, se dirige a los objetos de los sentidos, logra la paz de su espíritu. En esta paz está la ruina de todas sus desgracias, porque el entendimiento de aquel cuya razón está tranquila, pronto se adhiere firmemente a un solo objeto2. [...]


CAPÍTULO IX

    El muy venerable prosiguió:
[...] Yo soy el poder del sacrificio, el mismo sacrificio, la ofrenda que se ofrece a los manes, la medicina, el himno, la manteca del sacrificio, el fuego, el incienso, el padre, la madre, el sostenedor y el abuelo de este mundo, la ciencia espiritual, el objeto que purifica, la sílaba ¡Om!3, el Rig4, el Sama5 y el Yajur-Veda6, el camino, el sostenedor, el señor, el testigo, la habitación, el refugio, el amigo, el origen, la disolución, el lugar, el receptáculo y la semilla indestructible. Yo doy el calor al mundo; yo contengo y esparzo la lluvia; soy la muerte y la inmortalidad, el ser y el no ser, oh Arjuna. Los que conocen los tres Vedas, los que beben el soma7, los que purgan sus pecados honrándome con sacrificios, imploran de mí la consecución del paraíso. [...]


CAPÍTULO XII

    El muy venerable contestó:
[...] La ciencia es mejor que la asiduidad; la contemplación vale más que la ciencia; el desinterés en el fruto de la acción es superior a la contemplación; el resultado inmediato del desinterés es la emancipación final. Quien, exento de odio, amante y compasivo con todas las criaturas, humilde, desinteresado, de ánimo constante en el placer y el dolor, sufrido, contento, siempre devoto, teniendo dominio sobre sí y resuelto, ha depositado en mí su corazón y su pensamiento y me adora, es amado por mí. [...]
Traducción de José Alemany Bolufer

1 Krishna. Literalmente, el negro. El más conocido y popular de los dioses de la India. Se le considera como el 8º avatar de Vishnú. Es uno de los protagonistas del poema.
2 El Ser Supremo.
3 Om o Aum. Palabra sagrada hindú. Se compone de tres caracteres: A, U, M (el signo sánscrito transcrito en los idiomas occidentales por AU está compuesto por la letra A modificada por el signo de la O). Su rico simbolismo no es fácil de resumir, por lo que nos limitamos a indicar que se utiliza ampliamente como invocación, ayuda a la meditación, o para encabezar mantrams y oraciones.
4 Rig-Veda. Veda de las estrofas. Es el más antiguo de los cuatro vedas y el más importante de los samhitas o recopilaciones de mantrams. Está formado por 1.028 himnos, que comprenden unos 10.417 versos.
5 Sama-Veda. Trecero de los Vedas, formado de cantos solemnes destinados a acompañar el ritual sacrificial del Soma. Es totalmente métrico y comprende 1.549 versos. Los dioses que celebra son principalmente Soma, Agni e Indra.
6 Veda. Literalmente, cvonocimiento divino. Escrituras sagradas que se considera contienen el fundamento del hinduísmo. Los Vedas contienen himnos escritos en una forma muy antigua del sánscrito, son: Rig-Veda, Yajur-Veda, Sama-Veda y Atharva- Veda. Su conjunto forma el Veda.
7 El soma es el narcótico divino de la antigua India. Diferente a la mayoría de los alucinógenos, considerados mediadores con lo divino, el soma fue reconocido como un dios por sí mismo. En este aspecto, el soma es similar a la ambrosía griega: es lo que los dioses beben, y es lo que los hace dioses. Se desconoce de dónde procede esta droga, pero podría ser de especies como la asclepia ácida, el cáñamo, la efedra o algún hongo psicodélico como la amanita muscaria.

    Podemos traducir la Bhagavad-Gita por el Canto del Dios o por el Canto del Bienaventurado. Data del segundo o del tercer siglo antes de nuestra era. El nombre del autor es desconocido; los hindúes atribuyen sus obras a una divinidad, a una secta, a un personaje de la fábula o simplemente al Tiempo, hipótesis que parece atendible pero que alarma a los eruditos. El poema consta de setecientos versos y ha sido interpolado en el Mahabharata, que consta de doscientos doce mil. Se enfrentan dos ejércitos; Arjuna, el héroe, vacila antes de entrar en la batalla porque teme matar a sus parientes, a sus amigos y a sus maestros, que militan en el opuesto bando. El auriga de su carro le insta a cumplir con el deber que su casta le impone. Declara que el universo es ilusorio y que la guerra también lo es. El alma es inmortal; transmigra a otros seres muerta la carne. La derrota o la victoria no importan; lo esencial es cumplir con su deber y lograr el Nirvana. Se revela después como Krishna, que es uno de los mil nombres de Vishnu. Un pasaje de este poema que afirma la identidad de los contrarios ha sido imitado por Emerson y por Charles Baudelaire. Es curioso que una apología de la guerra nos llegue de la India. En la Bhagavad-Gita confluyen las seis escuelas de la filosofía hindú. (JORGE LUIS BORGES para la edición de Hyspamérica Ediciones, S. A., Ediciones Orbis, S. A., 1986)

sábado, 11 de julio de 2015

Poetas de al-Andalus/Sefarad/ 18 - Dejad de prender fuego... - Abu Muhammad Ali Ibn Hazm - al-Andalus


Conocido sobre todo por "El collar de la paloma", considerado el libro de amor más bello de la literatura árabe, Ibn Hazm de Córdoba fue visir del califa Abderramán V, y a consecuencia de intrigas palaciegas estuvo en la cárcel en varias ocasiones y sufrió destierro. Abandonó la actividad política para dedicarse a sus estudios de teología y derecho. Tras la crisis del califato, hubo de exiliarse en diferentes taifas de Al Andalus: por ejemplo en Sevilla, invitado por Al Mutadid o en Mallorca. La quema pública de sus libros en Sevilla le inspiró este poema:


دعـوني من إحراقِ رَقٍّ وكـاغدٍ
وقولوا بعلمٍ كي يرى الناسُ من يدري
فإن تحرقوا القرطاسَ لا تحرقوا الذي
تضمّنه القرطاسُ، بـل هو في صدري
يـسيرُ معي حيث استقلّت ركائبي
وينـزل إن أنـزل ويُدفنُ فـي قبري

Dejad de prender fuego a pergaminos y papeles,
y mostrad vuestra ciencia para que se vea quién es el que sabe.
Y es que aunque queméis el papel
nunca quemaréis lo que contiene,
puesto que en mi interior lo llevo,
viaja siempre conmigo cuando cabalgo,
conmigo duerme cuando descanso,
y en mi tumba será enterrado luego.
Traducción de José Miguel Puerta Vilchez 

jueves, 9 de julio de 2015

El Golem - Jorge Luis Borges - Argentina


Si (como afirma el griego en el Cratilo)
el nombre es arquetipo de la cosa
en las letras de 'rosa' está la rosa
y todo el Nilo en la palabra 'Nilo'.

Y, hecho de consonantes y vocales,
habrá un terrible Nombre, que la esencia
cifre de Dios y que la Omnipotencia
guarde en letras y sílabas cabales.

Adán y las estrellas lo supieron
en el Jardín. La herrumbre del pecado
(dicen los cabalistas) lo ha borrado
y las generaciones lo perdieron.

Los artificios y el candor del hombre
no tienen fin. Sabemos que hubo un día
en que el pueblo de Dios buscaba el Nombre
en las vigilias de la judería.

No a la manera de otras que una vaga
sombra insinúan en la vaga historia,
aún está verde y viva la memoria
de Judá León, que era rabino en Praga.

Sediento de saber lo que Dios sabe,
Judá León se dio a permutaciones
de letras y a complejas variaciones
y al fin pronunció el Nombre que es la Clave,

la Puerta, el Eco, el Huésped y el Palacio,
sobre un muñeco que con torpes manos
labró, para enseñarle los arcanos
de las Letras, del Tiempo y del Espacio.

El simulacro alzó los soñolientos
párpados y vio formas y colores
que no entendió, perdidos en rumores
y ensayó temerosos movimientos.

Gradualmente se vio (como nosotros)
aprisionado en esta red sonora
de Antes, Después, Ayer, Mientras, Ahora,
Derecha, Izquierda, Yo, Tú, Aquellos, Otros.

(El cabalista que ofició de numen
a la vasta criatura apodó Golem;
estas verdades las refiere Scholem
en un docto lugar de su volumen.)

El rabí le explicaba el universo
"esto es mi pie; esto el tuyo, esto la soga."
y logró, al cabo de años, que el perverso
barriera bien o mal la sinagoga.

Tal vez hubo un error en la grafía
o en la articulación del Sacro Nombre;
a pesar de tan alta hechicería,
no aprendió a hablar el aprendiz de hombre.

Sus ojos, menos de hombre que de perro
y harto menos de perro que de cosa,
seguían al rabí por la dudosa
penumbra de las piezas del encierro.

Algo anormal y tosco hubo en el Golem,
ya que a su paso el gato del rabino
se escondía. (Ese gato no está en Scholem
pero, a través del tiempo, lo adivino.)

Elevando a su Dios manos filiales,
las devociones de su Dios copiaba
o, estúpido y sonriente, se ahuecaba
en cóncavas zalemas orientales.

El rabí lo miraba con ternura
y con algún horror. '¿Cómo' (se dijo)
'pude engendrar este penoso hijo
y la inacción dejé, que es la cordura?'

'¿Por qué di en agregar a la infinita
serie un símbolo más? ¿Por qué a la vana
madeja que en lo eterno se devana,
di otra causa, otro efecto y otra cuita?'

En la hora de angustia y de luz vaga,
en su Golem los ojos detenía.
¿Quién nos dirá las cosas que sentía
Dios, al mirar a su rabino en Praga?
Jorge Luis Borges

Sobre El Golem, ese homúnculo judío creado a partir del nombre secreto de Dios, escribió Gustav Meyrink una novela. Veamos lo que dice Borges:

Los discípulos de Paracelso acometieron la creación de un homúnculo por obra de la alquimia; los cabalistas, por obra del secreto nombre de Dios, pronunciado con sabia lentitud sobre una figura de barro. Ese hijo de una palabra recibió el apodo de Golem, que vale por el polvo, que es la materia de que Adán fue creado. Arnim y Hoffmann conocieron esa leyenda. En el año 1915, el austriaco Gustav Meyrink la renovó para la escritura de una novela. Harta de sonoras noticias militares, Alemania acogió con gratitud sus fabulosas páginas, que le permitían olvidar el presente. Meyrink hizo del Golem una figura que aparece cada treinta y tres años en la inaccesible ventana de un cuarto circular que no tiene puertas, en el ghetto de Praga. Esa figura es a la vez el otro yo del narrador y un símbolo incorpóreo de las generaciones de la secular judería. [...] Como en el caso de Lewis Carroll, la ficción está hecha de sueños que encierran otros sueños. (del prólogo de JORGE LUIS BORGES para la edición de El Golem de Gustav Meyrink de Hyspamérica Ediciones, S. A. - Ediciones Orbis, S. A., 1986)

martes, 7 de julio de 2015

Fragmentos de Un día en la vida de Iván Denisovich - Alexandr Solzhenitsin - Rusia


[...] Shujov jamás se había quedado dormido después del toque de diana; se levantaba siempre puntual. Hasta el momento de partir disponían de hora y media, tiempo que podían utilizar libremente, y quien conoce la vida del campo de concentración aprovecha todas las ocasiones para realizar alguna labor remunerativa: coser a alguien una funda para las manoplas utilizando un viejo forro; acercarle al jefe de la brigada las botas de fieltro secas al pie de la cama, para que no tenga que dar vueltas descalzo buscándolas entre el montón; o recorrer uno por uno los almacenes y mirar a quién se podía hacer un favor, como barrer el suelo o traerle cualquier cosa; o recoger en el comedor las escudillas apiladas sobre las mesas y llevarlas al fregadero, con la esperanza de encontrar alguna sobra. No obstante eran muchos los que deseaban realizar aquel trabajo y no te dejaban en paz; y si en la escudilla quedaba algún resto de comida, no te resistías a pasarle la lengua. Pero a Shujov se le habían quedado grabadas en la memoria las palabras de su primer brigada, Kuziomin, un viejo lobo de los campos de concentración que desde 1943 contaba ya con doce años de experiencia en ellos, y que en una ocasión, sentado en un claro del bosque al calor de una hoguera junto a un grupo de prisioneros traídos del frente para completar su brigada, dijo: "Aquí, muchachos, impera la ley de la taiga. Pero también aquí viven hombres. En el campo sucumben aquellos que lamen los platos, los que intentan triquiñuelas con la enfermedad y los soplones. [...]

O le controlaban a uno por las mañanas para ver si alguien lleva un traje de civil bajo las ropas de penado. Todas las ropas civiles se las quedan ellos cuando uno cae en este pozo, y prometen devolverlas después de la expiación de la pena. Es decir, nunca, porque en este campo nadie ha vivido lo bastante para verlo. [...]

Cuando hacía menos frío, en la columna hablaban todos, tanto si gustaba como si no. Pero hoy todos se habían replegado en sí mismos, todos se ocultaban tras la espalda del que iba delante y se sumergían en sus propios pensamientos.
Pero tampoco los pensamientos de los detenidos se movían libremente: ¿No hallará alguien, por casualidad, tu ración dentro del colchón? ¿Te darán de baja, por la tarde en la enfermería? ¿Arrestarán o no al capitán? ¿Y cómo había conseguido César su caliente ropa interior? Seguro que ha sobornado a alguien de los del guardarropa privado. Si no, ¿cómo...?
Como Shujov había desayunado sin la ración de pan y comido todo frío, no se sentía satisfecho y, para que el estómago no empezara a pellizcarle ni a pedirle comida, dejó de preocuparse del campo y empezó a pensar en la carta que pronto iba a escribir a casa. [...]

El nuevo año 1951 había empezado, y Shujov tenía derecho a escribir dos cartas. La última la había enviado en julio, y en octubre había recibido la contestación. En Ust-Ishma había empezado otra clase de orden, allí uno podía, al menos, escribir cada mes. Pero ¿qué podía escribir? En aquel entonces, Shujov tampoco escribía más a menudo que ahora... [...]

Escribir ahora es lo mismo que arrojar piedrecillas en un lago profundo y dormido. Lo que cayó quedó en el fondo sin que se obtenga ninguna respuesta. Al fin y al cabo, no puedes escribir en qué brigada trabajas ni la clase de brigadier que es Andrei Prokofievich Tiurin. Con Kilgas, el letón, tiene uno más de que hablar que con los de casa. [...]

Cuando había tormenta de nieve el temor no era de salir a trabajar, sino simplemente de traspasar la puerta del barracón. Pues si del barracón de los dormitorios al del comedor no han tendido un cable, uno se pierde. Si un preso se hiela en la nieve, mal rayo lo parta. Mas, ¿y si se escapa? Ya sucedió. Durante las tormentas, la nieve es como polvillo y se adensa durante la nevisca como si alguien la apisonara. Precisamente durante una de esas tormentas, al quedar la alambrada cubierta de nieve, se largaron algunos. Claro que no llegaron muy lejos... [...]

Shujov se sentía satisfecho cuando todos los dedos le señalaban: "A ése le falta poco para salir". Pero en su fuero interno no estaba muy seguro. Los que cumplían la condena durante la guerra fueron retenidos "en reserva" hasta 1946. El que estaba condenado a tres años, por ejemplo, se quedaba encerrado cinco años más. Es una ley muy elástica. Pasan los diez años, y pueden caerte otros diez, o el destierro. [...]

Según la acusación, Shujov estaba condenado por alta traición. Él había confesado y declaró que se dejó coger prisionero con intención de traicionar a su país, y que fue puesto en libertad para cumplir una misión del servicio secreto alemán. Cuál fuese esa misión, no pudo precisarlo Shujov ni el juez de instrucción. Una misión, pues, quedó en los papeles.
Los del servicio de contraespionaje le pegaron muchas veces. Shujov llegó a una sencilla conclusión: si no firmas te darán el pijama de madera; si firmas, al menos conseguirás vivir otro poco. Firmó. [...]

Desde diana hasta el toque de queda, así eran los días de su condena, en número de tres mil seiscientos cincuenta y tres.
Tres días de más: por los años bisiestos...
Traducción de J. A. Mercado, J. A. Bravo y M. A. Chao
Alexandr Solzhenitsin

Quien lea ahora, por vez primera, Un día en la vida de Iván Denisovich queda perplejo. ¿Es posible que este breve relato provocara al aparecer, en 1962, semejante conmoción? Un cuarto de siglo después nadie ignora la realidad del gulag y los genocidios de la era de Stalin, que el propio Nikita Jruschev denunció en el XXII Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética. Pero en 1962, innumerables progresistas del mundo entero se resistían todavía a aceptar aquel brutal desmentido a la quimera del paraíso socialista. El discurso de Jruschev era negado, atribuido a maniobras del imperialismo y sus agentes. En estas circunstancias, A. Tvardovski, con autorización del propio Jruschev, publicó en Novy Mir el texto que daría a conocer al mundo a Solzhenitsin y marcaría el inicio de su carrera literaria.
El efecto del libro fue explosivo. ¿Quién podía, ahora, negar la evidencia? El hombre que testimoniaba lo hacía en la propia Unión Soviética y a partir de la experiencia, pues el universo concentracionario que describía lo había padecido en persona y por causas tan crueles y estúpidas como las que sepultan en el gulag al oscuro campesino Iván Denisovich Shujov de la novela. El famoso deshielo jruscheviano duró poco pero sus efectos no se extinguirían, al menos en lo que se refiere a la destrucción de una cierta visión ingenua, mítica, del primer estado marxista-leninista de la historia. Y acaso ningún texto, ni siquiera el discurso de Jruschev en el XXII Congreso del PCUS, simboliza de manera tan vívida aquel violento trizarse del sueño comunista, como esta pequeña novela. MARIO VARGAS LLOSA

domingo, 5 de julio de 2015

Fragmentos de Un viaje - H. G. Adler - Chequia


Nadie os preguntó, otros lo decidieron. Os amontonaron, sin que nadie dijera una palabra amable. Muchos de vosotros tratabais de encontrar un sentido, y entonces erais vosotros quienes queríais preguntar. Sin embargo, no había nadie que diera respuesta. "Pero ¿por qué? Un ratito aún... un día... unos años... Tenemos apego a la vida." Pero no había sino silencio, sólo hablaba el miedo, y ése era imposible oírlo. [...]

Quedaron prohibidos los caminos, acortaron el día y prolongaron la noche, pero también se prohibió la noche, y se prohibió asimismo el día. Se prohibieron las tiendas, los médicos, los hospitales, los vehículos y los lugares de descanso, prohibido, prohibido. Se prohibieron las lavanderías, se prohibieron las librerías. Se prohibió la música, se prohibió el baile. Los zapatos, prohibidos. Bañarse, prohibido. Y como aún quedaba dinero, lo prohibieron. Se prohibió lo que había y lo que podía llegar a haber. Se anunció lo siguiente: "¡Lo que puedes comprar está prohibido para ti, pero no puedes comprar nada!". Cuando las personas ya no podían comprar nada, querían vender, porque esperaban poder ir tirando con lo que sacaban de la venta de sus cosas, sin embargo les dijeron: "¡Lo que quieres vender está prohibido para ti, pero no puedes vender nada!".  [...]

La dirección de Ruhenthal había dispuesto lo siguiente: mucho a los jóvenes, para que vivan; poco a los viejos, para que mueran. Así reina un orden sensato en Ruhenthal. La sabiduría humana viene en ayuda de las leyes de la naturaleza al acelerar la obra de ésta. ¡Muere, doctor, muere, no se te necesita! El pan es escaso, de la blanda masa sólo forman para los viejos unas píldoras pequeñas y duras, no hacen daño a la digestión. También la justicia, que actúa con excesiva lentitud, se ve protegida por sabias intervenciones, el monótono avance del acontecer ya no queda abandonado a sí mismo. El Estado estrecha en sus brazos al hombre y debilita las fatigadas piernas. ¡Muere, doctor, muere y acuéstate en la paja podrida! El género humano ha obtenido por doquier una victoria que ya casi nadie niega. La era de los inventos está consumada, muere, muere, el Estado te ha puesto el sinapismo. La destrucción y la conservación de la tierra ha sido puesta en manos de los hombres, la compresa está bien colocada, el Estado es tres veces santo, querido Leopold. Muere porque el fonendoscopio está roto y tu oído falla. [...]

Traducción de Carmen Gauger

Sobre la familia Lustig recae el mandamiento final, la sentencia definitiva y excluyente: "No habitarás". Ciudadanos sencillos, con sus temores, sus esperanzas, su apego a seguir viviendo, se ven abocados a disposiciones monstruosas en una sociedad que se pervierte hasta hacer imposible la vida. Son ya seres prohibidos. Ellos, los Lustig, como tantos y tantos otros, fueron amontonados y obligados a emprender un viaje a un horror innominado, inconmensurable, con siniestras paradas en Ruhenthal (trasunto del campo de exterminio de Theresienstadt). El mal había llegado sigilosamente para imponerse en un mundo ya sin derechos y en el que la bondad es sólo un recuerdo innombrable.

Escrita entre 1950 y 1951, y publicada por primera vez en 1962, Un viaje es el libro más estremecedor de H. G. Adler, su obra cumbre. El autor, víctima él mismo de la barbarie nazi, compuso una obra demoledora sobre el Holocausto, la primera novela que afrontó la despiadada verdad del exterminio.
En un mundo absurdo en el que ya nada sigue siendo como fue, la voz narradora elige "la imagen del viaje", el viaje como destino e imagen atemporal del camino de los prohibidos, de los proscritos por decreto a abandonar este mundo.
Elias Canetti fue el primero que reconoció el carácter innovador y modélico de esta obra: "Será el libro clásico de este género de 'viaje', de toda pérdida de raíces y de todo exterminio, quienquiera que sea la persona a quien eso le ocurra". (Contraportada de la edición de Círculo de Lectores, S. A., 2009 - Galaxia Gutemberg)

viernes, 3 de julio de 2015

Dylan revisited/ 9 - Blues hablados de la Tercera Guerra Mundial - Bob Dylan - Estados Unidos


    Esta serie se dio por finalizada hace mucho tiempo, pero a ver quién le dice a Dylan que se haga a un lado. Estos días va a andar por aquí, por cierto.

TALKIN'  WORLD WAR III BLUES

Some time ago a crazy dream came to me,
I dreamt I was walkin' into World War Three,
I went to the doctor the very next day
To see what kinda words he could say.
He said it was a bad dream.
I wouldn't worry 'bout it none, though,
they were my own dreams and they're only in my head.
 
I said, "Hold it, Doc, a World War passed through my brain."
He said, "Nurse, get your pad, this boy's insane,"
He grabbed my arm, I said "Ouch!"
As I landed on the psychiatric couch,
He said, "Tell me about it.".
 
Well, the whole thing started at 3 o'clock fast,
It was all over by quarter past.
I was down in the sewer with some little lover
When I peeked out from a manhole cover
Wondering who turned the lights on
 
Well, I got up and walked around
And up and down the lonesome town.
I stood a-wondering which way to go,
I lit a cigarette on a parking meter
And walked on down the road.
It was a normal day.
 
Well, I rung the fallout shelter bell
And I leaned my head and I gave a yell,
"Give me a string bean, I'm a hungry man."
A shotgun fired and away I ran.
I don't blame them too much though,
I know I look funny.
 
Down at the corner by a hot-dog stand
I seen a man, I said, "Howdy friend,
I guess there's just us two."
He screamed a bit and away he flew.
Thought I was a Communist.
 
Well, I spied a girl and before she could leave,
"Let's go and play Adam and Eve."
I took her by the hand and my heart it was thumpin'
When she said, "Hey man, you crazy or sumpin',
You see what happened last tim they started."
 
Well, I seen a Cadillac window uptown
And there was nobody aroun',
I got into the driver's seat
And I drove 42nd Street
In my Cadillac.
Good car to drive after a war.
 
Well, I remember seein' some ad,
So I turned on my Conelrad.
But I didn't pay my Con Ed bill,
So the radio didn't work so well.
Turned on my player-
It was Rock-A-Day, Johnny singin',
"Tell Your Ma, Tell Your Pa,
Our Loves Are Gonna Grow Ooh-wah, Ooh-wah."
 
I was feelin' kinda lonesome and blue,
I needed somebody to talk to.
So I called up the operator of time
Just to hear a voice of some kind.
"When you hear the beep
It will be three o'clock,"
She said that for over an hour
And I hung it up.
 
Well, the doctor interrupted me just about then,
Sayin, "Hey I've been havin' the same old dreams,
But mine was a little different you see.
I dreamt that the only person left after the war was me.
I didn't see you around."
 
Well, now time passed and now it seems
Everybody's having them dreams.
Everybody sees themselves walkin' around with no one else.
Half of the people can be part right all of the time,
Some of the people can be all right part of the time.
But all the people can't be all right all the time
I think Abraham Lincoln said that.
"I'll let you be in my dreams if I can be in yours,"
I said that.


BLUES HABLADO DE LA TERCERA GUERRA MUNDIAL

Hace algún tiempo tuve un sueño demencial. 
Soñé que andaba metido en la Tercera Guerra Mundial. 
Al día siguiente fui al psiquiatra 
A ver qué podía decirme. 
Me dijo que había sido un mal sueño, 
que no debería preocuparme, porque 
No eran más que mis propios sueños y sólo estaban en mi 
            cabeza. 

Le dije: "Oiga, doctor, una guerra mundial pasó por mi cabeza"
Él dijo: "Enfermera, coja su libreta, este muchacho está loco".
Me estrujó el brazo y grité: "¡ay!" 
Cuando me tumbé en el sillón psiquiátrico 
Me dijo: "Cuéntemelo".

Todo empezó a las tres de la madrugada, 
Y terminó un cuarto de hora después. 
Me encontraba en el interior de una alcantarilla con una chica 
            cualquiera 
Cuando miré disimuladamente por una boca de acceso 
Preguntándome quién habría dado las luces.

Salí de allí y eché a andar 
Por la solitaria ciudad. 
Paré un momento preguntándome que camino tomaría. 
Encendí un cigarrillo junto a un parquímetro 
Y eché a andar calle abajo. 
Era un día como otro cualquiera.

Llamé al timbre de un refugio antiatómico,
Incliné la cabeza y grité:
"Denme unas judías verdes, estoy hambriento".
Un fusil disparó, así que salí corriendo.
Aunque no les culpo demasiado,
Sé que tengo una pinta rara.

En la esquina, junto a un puesto de perritos calientes,
Vi a un hombre y dije: "Qué tal, amigo,
Creo que estamos solos".
Dio un pequeño grito y se alejó volando.
Pensó que yo era un comunista.

Vi a una muchacha, y antes de que se largara dije:
"Juguemos a Adán y Eva".
La cogí de la mano y mi corazón latía fuertemente
Cuando ella dijo: "Oye, guapo, ¿estás loco o qué?
Acuérdate de lo que ocurrió la última vez que jugaron a eso".

Vi la ventanilla de un Cadillac en la parte norte de la ciudad
Y no había nadie por allí.
Me acomodé en el asiento del conductor
Y conduje calle 42 abajo
En mi Cadillac.
Buen coche para conducir después de una guerra.

Recuerdo que vi un aviso,
De modo que conecté el Conelrad.1
Pero como no había pagado el recibo de la luz,
Aquel aparato no funcionaba muy bien.
Encendí el tocadiscos,
Era Rock-A-Day, y Johnny cantaba:
"Dile a tu mamá, dile a tu papá,
que nuestro amor crecerá, du-dua".

Me sentí solo y abatido,
Necesitaba a alguien con quien hablar
Así que llamé a la información horaria
Por oir una voz cualquiera.
"Al oir la tercera señal
Serán las tres en punto."
Ella estuvo diciendo eso una hora
Y yo colgué.

El doctor me interrumpió por entonces
Diciendo: "Yo también he tenido esos mismos sueños,
Aunque los míos fueron algo diferentes.
En mi sueño yo era la única persona viva después de la guerra.
Usted no aparecía por ningún lado."

El tiempo ha pasado y ahora parece
Que todo el mundo tiene los mismos sueños.
Todos se ven caminando solos sin nadie a su lado.
La mitad de la gente puede tener parte de razón todo el tiempo,
Algunas personas pueden tener toda la razón algún tiempo,
Pero todo el mundo no puede tener toda la razón todo el tiempo.
Creo que eso lo dijo Abraham Lincoln.
"Te dejaré estar en mis sueños si yo puedo estar en los tuyos."
Esto lo he dicho yo.
De The Freewheelin' Bob Dylan, 1963
Traducción y nota de Carlos Álvarez
Bob Dylan

1 CON-EL-RAD (Control of Electromagnetic Radiation). Sistema electrónico para modificar la longitud de onda de las estaciones de radio para evitar su posible uso por la aviación enemiga. USA (1951-1963).

miércoles, 1 de julio de 2015

Literatura y jazz/ 51 - Nuevo fragmento de Concierto barroco - Alejo Carpentier - Cuba


Y sonará la trompeta...
CORINTIOS, I, 52
viii

[...] Una gran tristeza se cernía, aquella noche, sobre la ciudad enferma y socavada. Pero Filomeno no estaba triste. Nunca estaba triste. Esta noche, dentro de media hora, sería el Concierto -el tan esperado concierto de quien hacía vibrar la trompeta como el Dios de Zacarías, el Señor de Isaías, o como lo reclamaba el coro del más jubiloso salmo de las Escrituras. Y como tenía muchas tareas que cumplir todavía dondequiera que una música se definiera en valores de ritmo fue, con paso ligero, hacia la sala de conciertos cuyos carteles anunciaban que, dentro de un momento, empezaría a sonar el cobre impar de Louis Armstrong. Y parecíale a Filomeno que, al fin y al cabo, lo único vivo, actual, proyectado, asaeteado hacia el futuro, que para él quedaba en esta ciudad lacustre, era el ritmo, los ritmos, a la vez elementales y pitagóricos, presentes acá abajo, inexistentes en otros lugares donde los hombres habían comprobado -muy recientemente, por cierto- que las esferas no tenían más músicas que las de sus propias esferas, monótono contrapunto de geometrías rotatorias, ya que los atribulados habitantes de esta Tierra, al haberse encaramado a la luna divinizada del Egipto, de Súmer y de Babilonia, sólo habían hallado en ella un basurero sideral de piedras inservibles, un rastro rocalloso y polvoriento, anunciadores de otros rastros mayores, puestos en órbitas más lejanas, ya mostrados en imágenes reveladas y reveladoras de que, en fin de cuentas, la Tierra esta, bastante jodida a ratos, no era ni tan mierda ni tan indigna de agradecimiento como decían algunos -que era, dijérase lo que se dijera, la Casa más habitable del Sistema- y que el Hombre que conocíamos, muy maldito y fregado en su género, sin más gentes con quienes medirse en su ruleta de mecánicas solares (acaso Elegido por ello, nada demostraba lo contrario) no tenía mejor tarea que entenderse con sus asuntos personales. Que buscaba la solución de sus problemas en los Hierros de Ogún o en los caminos de Eleguá, en el Arca de la Alianza o en la Expulsión de los Mercaderes, en el gran bazar platónico de las Ideas y artículos de consumo o en la apuesta famosa de Pascal & Co. Aseguradores, en la Palabra o en la Tea -eso, era cosa suya. Filomeno, por lo pronto, se las entendía con la música terrenal -que a él, la música de las esferas, lo tenía sin cuidado. Presentó su ticket a la entrada del teatro, lo condujo a su butaca una acomodadora de nalgas extraordinarias -el negro lo veía todo con singular percepción de lo inmediato y palpable- y apareció en truenos, grandes truenos que lo eran de aplausos y exultación, el prodigioso Louis. Y, embocando la trompeta, atacó, como él sólo sabía hacerlo, la melodía de Go down Moses, antes de pasar a la de Jonah and the Whale, alzada por el pabellón de cobre hacia los cielos del teatro donde volaban, inmovilizados en un tránsito de su vuelo, los rosados ministriles de una angélica canturia, debida, acaso, a los claros pinceles de Tiépolo. Y la Biblia volvió a hacerse ritmo y habitar entre nosotros con Ezekiel Saw De Wheel, antes de desembocar en un Hallelujah, Hallelujah, que evocó, para Filomeno, de repente, la persona de Aquel -el Jorge Federico de aquella noche- que descansaba, bajo una abarrocada estatua de Roubiliac, en el gran Club de los Mármoles de la Abadía de Westminster, junto al Purcell que tanto sabía, también, de místicas y triunfales trompetas. Y concertábanse ya en nueva ejecución, tras del virtuoso, los instrumentos reunidos en el escenario: saxofones, clarinetes, contrabajo, guitarra eléctrica, tambores cubanos, maracas (¿no serían, acaso, aquellas "tipinaguas" mentadas alguna vez por el poeta Balboa?), címbalos, maderas chocadas en mano a mano que sonaban a martillos de platería, cajas destimbradas, escobillas de flecos, címbalos y triángulos-sistros, y el piano de tapa levantada que ni se acordaba de haberse llamado, en otros tiempos, algo así como "un clave bien temperado". -"El profeta Daniel, ése que tanto había aprendido en Caldea, habló de una orquesta de cobres, salterio, cítara, arpas y sambucas, que mucho debió parecerse a ésta", pensó Filomeno... Pero ahora reventaban todos, tras de la trompeta de Louis Armstrong en un enérgico strike-up de deslumbrantes variaciones sobre el tema de I Can't Give You Anything But Love, Baby -nuevo concierto barroco al que, por inesperado portento, vinieron a mezclarse, caídas de una claraboya, las horas dadas por los moros de la torre del Orologio.
La Habana-París, 1974
I Can't Give You Anything But LoveLouis Armstrong, 1942