Chet Baker - Like Someone In Love

Mostrando entradas con la etiqueta Seamus Heaney. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Seamus Heaney. Mostrar todas las entradas

sábado, 19 de noviembre de 2016

Desde la República de la Conciencia - Seamus Heaney - Irlanda


I

Cuando aterricé en la república de la conciencia
y los motores se callaron, era tal el silencio
que pude escuchar el canto de un pájaro por encima de la pista.
El funcionario de inmigración, un hombre viejo,
extrajo una billetera de su abrigo tejido a mano
para mostrarme una fotografía de mi abuelo.
La mujer de la aduana me hizo declarar
las palabras de nuestros tradicionales rezos
contra el mal de ojo y de nuestros remedios para la mudez.
No hubo ningún portero. Ningún intérprete. Ni un taxi.
Uno llevaba su propio bulto y muy pronto desaparecían
los síntomas del recién adquirido privilegio.

II

Allá la neblina es un agüero temido, mas los rayos
anuncian la bonanza universal y los padres, durante la                                                                                    [tempestad,
cuelgan a sus infantes en los árboles.
Su mineral precioso es la sal. Y ponen conchas marinas contra el                                                                                 [oído
a la hora de los nacimientos y de los entierros.
Todos los pigmentos y tintas tienen por base el agua del mar.
Su símbolo sagrado es una barca estilizada.
La vela es una oreja y una pluma inclinada, el mástil.
El casco tiene forma de boca, la quilla es un ojo abierto.
Al asumir sus cargos, los funcionarios públicos
deben jurar su defensa de la ley no escrita, llorar
de vergüenza por atreverse a ocupar sus puestos
y afirmar su convicción de que la vida nació
de sal en las lágrimas derramadas por el Dios-del-cielo
cuando soñó que su soledad era infinita.

III

Regresé de aquella república frugal
con los dos brazos de igual tamaño, pues la aduanera insistía
que uno mismo representa el límite de los recursos permitidos.
El viejo se levantó, me miró a la cara y declaró
que en eso consistía el reconocimiento oficial
de que ahora disfrutaba de la doble nacionalidad.
Quiso por lo tanto que yo, al llegar a casa,
me considerara un representante de ellos
y que, usando mi propia lengua, hablara en su nombre.
Tenían embajadas, dijo, en todas partes, pero que cada una                                                                                 [operaba
independiente
y ningún embajador sería retirado jamás.

domingo, 1 de septiembre de 2013

El metro / Arrancando zarzamoras - Seamus Heaney - Irlanda

Metro- Ernest Descals

Ahí estábamos corriendo por los túneles abovedados,
tú deprisa delante, con tu abrigo de estreno
y yo, yo entonces como un dios velocísimo ganándote
terreno antes de que te convirtieras en un junco

o alguna nueva flor blanca salpicada de rojo
mientras el abrigo batía salvajemente y botón tras botón
saltaban y caían, dejando un rastro
entre el metro y el Albert Hall.

De luna de miel, luneando, ya tarde para el Baile de Promoción,
nuestros ecos mueren en ese corredor y ahora
vengo como lo hizo Hansel sobre las piedras iluminadas por la luna
recorriendo el sendero de nuevo, recogiendo botones

para acabar en una estación con corrientes de aire y luz de
                                                                          [lámparas
cuando los trenes ya se han ido, las vías húmedas
desnudas y tensas como yo, todo atención
por si tus pasos me siguen, pero antes muerto que mirar atrás.
 Versión de Vicente Forés y Jenaro Talens


Blackberry-Picking

Late August, given heavy rain and sun
For a full week, the blackberries would ripen.
At first, just one, a glossy purple clot
Among others, red, green, hard as a knot.
You ate that first one and its flesh was sweet
Like thickened wine: summer's blood was in it
Leaving stains upon the tongue and lust for
Picking. Then red ones inked up and that hunger
Sent us out with milk cans, pea tins, jam-pots
Where briars scratched and wet grass bleached our boots.
Round hayfields, cornfields and potato-drills
We trekked and picked until the cans were full
Until the tinkling bottom had been covered
With green ones, and on top big dark blobs burned
Like a plate of eyes. Our hands were peppered
With thorn pricks, our palms sticky as Bluebeard's.
We hoarded the fresh berries in the byre.
But when the bath was filled we found a fur,
A rat-grey fungus, glutting on our cache.
The juice was stinking too. Once off the bush
The fruit fermented, the sweet flesh would turn sour.
I always felt like crying. It wasn't fair
That all the lovely canfuls smelt of rot.
Each year I hoped they'd keep, knew they would not.


Arrancando zarzamoras

A fines de agosto con fuerte sol y lluvias
la semana entera, las zarzamoras maduraban.
Primero solo una, un coágulo púrpura y lustroso,
entre otras, rojas, verdes, duras como un nudo.
Uno probaba la primera y su pulpa era dulce.
Como vino espeso: había en ella sangre de estío
y dejaba manchas en la lengua y ganas
de seguir arrancando. Luego las rojas bien entintadas y esa
                                                                            [hambre
que nos empujaba afuera con tarros de leche, latas de guisantes,
                                                            [potes de mermelada
donde los arbustos nos arañaban y el pasto húmedo nos desteñía
                                                                          [las botas.
Rodeando campos de heno, campos de maíz, cultivos de papas,
hacíamos la larga caminata y recolectábamos los frutos hasta
                                                                 [llenar los tarros,
hasta que el fondo tintineante se cubría
con las drupas verdes y encima grandes gotas oscuras ardían
como una fuente de ojos. Nuestras manos enrojecidas
por los pinchazos de las espinas, las palmas pegajosas como las de
                                                                        [Barba Azul.
Almacenábamos las zarzamoras frescas en el establo.
Pero cuando la tina se llenaba, encontrábamos algo como un
                                                                              [pellejo,
un hongo de de color gris ratón devorándose nuestro tesoro
                                                                         [escondido.
El jugo hedía también. Una vez recogido,
el fruto fermentaba, la pulpa se volvía agria.
Siempre me sentía como a punto de llorar. Era injusto
que las delicias en los recipientes repletos olieran a podrido.
Cada año abrigaba la esperanza de que se conservaran bien, pero
                                                                     [sabía que no.
Versión de Adam Gai

    Seamus Heaney, considerado la voz poética de Irlanda, premio Nobel de Literatura en 1995, acaba de fallecer en Dublín a los 74 años. Descanse.