Chet Baker - Like Someone In Love

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viernes, 11 de noviembre de 2011

Vientos - Tomás Segovia - España

El embarcadero de Chapultepec - Ramón GayaYa por el horizonte
se difunde la noche, agua sombría
que moja lo mojado de las nubes murales.
Yo con pasos ausentes recorro la penumbra,
bajo el ala del Tiempo que sobre mí extendida
ingrávida y pausada se desplaza.
Vientos turbios y equívocos disponen
todo el húmedo clima donde arraiga,
ofrecida a la lluvia su fresca carne pura,
como un fruto partido, el peso del destino.
(Este soplo me llega desde oscuras distancias,
cruzó mares que he visto,
arrastra los perfumes de tierras que he pisado,
llenó claras llanuras o bosques sofocantes
donde yo enmudecía y sangraba de amor.
Y en la mitad de este aterido viento,
donde errabundas gotas viajan ciegamente,
siento soplar de pronto un viento diferente,
abierto y luminoso.)
Oh viento tibio y firme, viento bueno
que plasmaba de pronto en aguda presencia
el campo de mi infancia donde una abeja zumba.
Los árboles se instalan noblemente,
los caminos recorren inamovibles huellas,
los sitios tienen nombres persuasivos
que los hacen carnales como el hueso a la fruta.
Y la luz brota desde todas partes,
luz increada y siempre fiel, que inunda
la llanura sin muros donde un niño,
de estatura menor que las yerbas del mundo,
todo él suspendido de dos intensos ojos
que inmóviles lo clavan
a la inasible rotación del día,
se ve sobrepasado por su propio silencio,
que ya secretamente se entiende con la vida.

(Y otra vez desemboco en la áspera tierra
del llovido presente
que palmo a palmo con mis plantas palpo,
andando entre desnudas ondas donde anida
esta memoria que en murmurios muere,
tropezando en la sombra a cada instante
con su imperio cambiante.)

Y este múltiple viento informulable,
como el mudo lenguaje de un destino,
recorre con su soplo las horas de mi vida.
Y dice que su afán secreto fue tan solo
entender aquel puro silencio con que un día
yo descifraba el Tiempo.

Tomás Segovia emprendió con sus padres el camino del exilio en 1939, primero a Casablanca, luego a París, y por último a México. Regresó a España en 1985, instalándose durante un tiempo en Madrid. Poco después, impulsado por su amigo el pintor y escritor murciano Ramón Gaya, se instala en Blanca, en la huerta murciana. Al cabo de unos años regresa a Madrid, donde es recordado como uno de los habituales del Café Comercial (Glorieta de Bilbao). Murió en México hace unos días. Descanse.

Ensayista, traductor y poeta, decía cosas como éstas:
· Siempre he estado al margen de los centros de decisión y de los hechos notorios, nunca me he codeado con las grandes figuras y me es imposible imaginar que mi testimonio tenga algún valor objetivo.
· Hay que estar dispuesto a rendirse a todo lo que valga la pena, a todo lo que se nos imponga como innegablemente verdadero. (Refiriéndose a las inmensas posibilidades de Internet)
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Tomás Segovia dejó entregado a sus editores españoles de Pre-Textos un nuevo libro de poemas. Será testamento póstumo. Un conjunto que se suma a la que ya es, desde hace años, una de las poéticas más singulares, abiertas y ricas del paisaje de las letras, confeccionada desde el margen luminoso de la soledad, de la inspiración, de la disidencia. ANTONIO LUCAS

Hay más poemas de Tomás Segovia en este blog.

lunes, 13 de octubre de 2008

Lluvia estival - Tomás Segovia - España-México

Lluvia
En la apartada noche ya sin nadie,
tibia, agitada, leve cae la lluvia,
sola para sí sola.

Íntima bailarina por la noche,
misteriosa, alocada,
gime allá, vuela, ahoga aquí una risa,
caprichosa musita, se interrumpe,
juguetona, inquietante,
viene y va, calla, desde lejos torna
con sonreídas lágrimas,
va a decir algo que en suspiro muere.

Y huyendo con susurros
y voces de sirena,
deja en el aire un mórbido perfume
de amor difunto en punzante recuerdo,

y en el alma el errático, incurable,
secreto amor de todas las derivas...

Modesto desahogo - Tomás Segovia - España-México

Tristeza
Estoy más triste que un zapato ahogado
estoy más triste que el polvo bajo los petates
estoy más triste que el sudor de los enfermos
estoy triste como un niño de visita
como una puta desmaquillada
como el primer autobús al alba
como los calzoncillos de los notarios
triste triste triste de sonreír como un bobo desde los rincones
de ver tallar las cartas en redondo saltándome siempre a mí
de todo lo que se dicen y se dan y se mordisquean en mis narices
estoy harto de quedarme con el saludo en la boca
de salir bien dibujado entre la muchedumbre
para que me borre siempre el estropajo de su roce
de no estar nunca en foco para ningunos ojos
de tener tan desdentada la mirada
de navegar tras la línea del horizonte
con mis banderitas cómicamente izadas
no puedo más de no ser nunca nadie
de que no me dejen jamás probarme otra careta que la de ninguno
de no irrumpir de no alterar el oleaje
de no curvar jamás un tren de ondas
de no desviar a mis corrales la palabra suelta
de que nunca me caiga a mí la lotería de un vuelco visceral
De no poblar ni el más vago sueño ocioso
De saber que ningún mal pensamiento tendrá ya más mi rostro.
Estoy hasta aquí de la avaricia de los privilegiados
de que quieran para ellos solos toda la juventud
todos los influjos en las cosas del mundo
todo el favoritismo de la puta alegría
toda la iniciativa de renuevo y capricho
de que se apropien sin escrúpulos la plusvalía de calor y encuentros
todo el capital de risa y de coloquio
que repartido con justicia
alcanzaría de sobra para alimentarnos a todos
a todos los hambrientos de carne de comunión
y sedientos de vino de comunión
a todos los que están tristes
como faldones arrugados que les cuelgan a los otros
en fin estoy jibosamente desolado
de haber envejecido sin seguro de vida
sin seguro de nombre
sin cavar mi guarida en el espeso ahorro
de no haber cobrado el billete cuando la vida se asomaba a mirarme
de haber tirado siempre deudas al cesto sin mirarlas
y lo que quiero decir es que estoy a fin de cuentas
terriblemente triste de que no me hayáis perdonado.


Tomás Segovia, poeta nacido en Valencia aunque formado en México, acaba de recibir el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca, el de mayor dotación económica de los premios de poesía de habla hispana.

El jurado del galardón ha definido a Segovia como un autor “de las dos orillas, ya que personaliza a esa generación de poetas que llegó a México por la Guerra Civil, se formó aquí y volvió a España para devolver toda esa riqueza al acervo cultural”

“En realidad, soy de todas las orillas, no solo de la mexicana y la española”
, dice el poeta, y añade: “Yo creo que si yo no fuera yo me olvidaría de este señor que soy”