Chet Baker - Like Someone In Love

martes, 31 de diciembre de 2013

Literatura y jazz/ 4 - Por los barrios del mundo viene sonando un lento saxofón - Félix Grande - España

Charlie Parker Story
Mientras que William Faulkner
halla los agrios del lenguaje,
hoza en Yoknapatawpha
levantándola hirviéndola
cuida la construcción feroz
de una nueva novela y cuida
su innegable talento epilepsíaco;
mientras que William Faulkner
irrumpe en el conflicto negro
con un relincho ambiguo, ahíto
de tradición, desprecio al Norte,
discurso estéril e insensato orgullo,
los negros, muchos negros,
algunos negros, inflamados de
la horrible historia del Mississippi,
con la memoria chorreando
por el sudor del algodón
y varios siglos de negros abuelos
retumbando a sus pies bajo el tiempo y la tierra,
cantan, vense impelidos
a seguir componiendo
música entre paréntesis:
negro spirituals. 


Mucho de lo que vimos
es vida entre paréntesis.
Blancos segando arroz en Tarragona
con el agua a los muslos,
las sanguijuelas de los arrozales
alimentándose de ellos.
Periódicos occidentales
informando de blancos muertos
en el frente, o de hambre,
o bajo un viejo caserón derruido.
Blancos en paro. Blancos en exilio.
Blancos dando betún
sobre sus cartucheras.
Blancos bebiendo el vino
de la derrota disfrazada.
Blancos buscando
la propia estimación en los burdeles.
Blancos meditativos, ingresando,
amargura sobre amargura,
en el cinismo, esa
sublimación para los faltos de recursos.

Del Sena al Plata,
del Támesis al Rin,
un rumor blanco busca desperdicios
y hurga en la realidad hostil
y en su razón, dispersa e inarmónica
de parietal a parietal.
Siglos también de abuelos blancos
entre jornadas de trabajo tensas,
fruta difícil, carne retorcida,
el barro insomne de las botas
de los soldados, el capote
de campaña, la emisora que menciona
el Mississippi blanco,
el blanco linchamiento con bala,
la actividad enfebrecida
del ginecólogo oficiando
sobre el mantel que el tirón de la guerra
arrojará en el suelo
quebrando su momentáneo contenido;
los tugurios en donde
blancos desconcertados
se pliegan y se venden, borrachos
de vino y blancura injuriada,
siglos también de abuelos blancos
con sus ingenuos hospitales,
su herencia pavorosa, sus bolsillos
llenos de migas o sus sienes
llameantes de lucidez o de torsión,
hacen pensar en una música
con paréntesis, con incisos,
con bárbaros interrogantes,
con desconcierto, con corcheas de ojos,
mordentes de sarcasmo,
calderones de confusión,
accelerados de vasto gruñido:
blanco spirituals


(Tú lo sabes, James Baldwin:
no es sólo tu color.
Esa es la lenta trampa
que quisieran hacer reinar.
Tú lo sabes, James Baldwin:
te necesitan negro para odiarte,
para sobrevivir bajo su miedo
mediante el odio. Pero,
tú lo sabes, James Baldwin:
también te necesitan
desclasado, desocupado, disponible
para usarte los brazos
a bajo precio.* Extiendes
tu mirada en los barrios de Europa,
oteas los indios sudamericanos,
te achicharras sobre la India,
te sumes en las periferias
de las ciudades industriales
y ves hermanos de otras razas
discriminados, repudiados
en la otra piel del hombre: el sueldo,
en la otra piel del hombre: la cultura,
en la otra piel del hombre:
la libertad.
Tienes hermanos de otras razas,
todo sudor es familiar,
toda miseria lleva
escupitajos en la piel.)


De Charlie Parker a Edith Piaf
un diluvio de negro spirituals
y de blanco spirituals llueve
sobre la civilización;
llueve piaf; llueve parker, llueven
Manolo Caracol, Louis Armstrong empapa
Discépolo, John Coltrane, Billie Holliday.
Es un agua que se introduce
por las fisuras de los Parlamentos,
por las rendijas de los programas,
por los agujeros de la ONU,
empapada la estrategia, moja
a la inmortalidad y la encoge,
hincha las oscuras maderas
de los ataúdes y congela
todo el grandioso fuego de vivir.
Llueve toda la tarde, llueve
toda la noche: y tras la ventana
en que repiquetea la lluvia
ese diluvio es observado
por un blanco o un negro
mientras que suena un saxofón
                                                               y llueve.


* Entre 1915 y 1918 emigraron hacia las industrias del norte de los Estados Unidos medio millón de negros del Sur de los Estados Unidos. Para evitar la desbandada que tanto había jurado desear, el K.K.K. de los Estados Unidos desencadenó una campaña de terror. Tan pintoresca fraternidad dio como resultado setenta y siete negros linchados y catorce quemados en público, once de ellos vivos. (Ver "Los viajeros de la libertad", pág.10 - Edit. Fontanella, Barcelona 1963)


Félix Grande


Charlie Parker: Saxo alto 
Coleman Hawkins: Saxo tenor 
Hank Jones: Piano 
Ray Brown: Contrabajo 
Buddy Rich: Batería
1950
    
Este poema ya estaba en Salvo el crepúsculo. Lo hemos recuperado para la serie.

sábado, 28 de diciembre de 2013

Poesía para niños/ 8 - Pegasos, lindos pegasos - Antonio Machado - España


Pegasos, lindos pegasos,
caballitos de madera...

Yo conocí siendo niño,
la alegría de dar vueltas
sobre un corcel colorado,
en una noche de fiesta.

En el aire polvoriento
chispeaban las candelas,
y la noche azul ardía
toda sembrada de estrellas.

¡Alegrías infantiles
que cuestan una moneda
de cobre, lindos pegasos,
caballitos de madera!

miércoles, 25 de diciembre de 2013

El cant dels ocells - Anónimo - Cataluña - España


   El "Canto de los pájaros" (Cant dels ocells) es una canción anónima, popular y  navideña que gira en torno al nacimiento de Jesús. Muchos la creen original de Pau Casals, pero Pau lo que hizo fue adaptarla al violonchelo y darla a conocer al mundo, que no es poco.
   Durante la guerra de sucesión española fue el himno de los partidarios del archiduque Carlos de Austria.
  Actualmente se suele utilizar para honrar a los difuntos ilustres, tanto en el ámbito político como en los campos de fútbol.
  Se han hecho de ella multitud de versiones, con algunas variaciones en la letra. Traemos aquí unas pocas.


¡Feliz Navidad!

Letra tradicional

En veure despuntar 
el major lluminar 
en la nit més ditxosa,
els ocellets cantant 
a festejar-lo van 
amb sa veu melindrosa.

L'àliga imperial 
pels aires va voltant,
cantant amb melodia,
dient: 'Jesús és nat 
per treure'ns de pecat 
i dar-nos l'Alegria'.

Respon-li lo pardal: 
'Esta nit és Nadal, 
és nit de gran contento'.
El verdum i el lluer diuen, 
cantant també: 
'Oh, que alegria sento!'

Cantava el passerell: 
'Oh, que formós 
i que bell 
és l'Infant de Maria!'.
I lo alegre tord: 
'Vençuda n'és la mort, 
ja neix la Vida mia'.

Cantava el rossinyol: 
'Hermós és com un sol, 
brillant com una estrella'.
La cotxa i lo bitxac 
festegen el manyac 
i sa Mare donzella.

La garsa, griva i gaig diuen: 
'Ja ve lo maig'. 
Respon la cadernera:
'Tot arbre reverdeix, 
tota planta floreix, 
com si tot fos primavera'.

___________________________________

Al ver despuntar 
el mayor resplandor 
en la noche más dichosa
los pajaritos cantando
a festejarlo van
con su melosa voz

El águila imperial 
va por los aires, 
cantando con melodía,
diciendo: Jesús ha nacido 
para librarnos del pecado 
y darnos la Alegría

Le responde el gorrión: 
Esta noche es Navidad, 
es noche de gran contento.
El verderón y el lúngano dicen, 
cantando también: 
¡Oh, qué alegría siento!

Cantaba el pardillo: 
¡Oh, qué hermoso 
y qué bello 
es el Hijo de María!
Y el tordo alegre: 
Vencida ha sido la muerte, 
ya nace mi Vida

Cantaba el ruiseñor: 
Es hermoso como un sol, 
brillante como una estrella.
El colirrojo y la tarabilla 
celebran la criatura 
y a su Madre doncella

La garza, el zorzal y el arrendajo dicen: 
Ya viene el mayo. 
Responde el jilguero:
Todo árbol reverdece, 
toda planta florece, 
como si todo fuese primavera

Pau Casals

Hesperion XXI - Jordi Savall

Lluis Llach

María del Mar Bonet

Iñaki Etxepare y Tensy Krismant - Piano y Violoncello

Tete Montoliu
Presentación en vídeo de Juan Nadie

domingo, 22 de diciembre de 2013

Literatura y jazz/ 3 - Maduz - José María Álvarez - España

Billie Holiday - 'The Tiffany Club' - Los Ángeles, 1951
Prefiero a lo que miro lo que creo
FRANCISCO DE QUEVEDO

Es dichoso vivir en estos climas que permiten
relaciones normales

MONTESQUIEU
Suavemente (si
                     lo considero
con ecuanimidad, acaso
sin rescoldos de pasión, es más,
sin interés; pero al fin y al cabo, suavemente)

                                                                te
miro,
mientras un norteamericano de origen africano
(obsérvese cómo venero la solidaridad y el pensamiento liso)
toca al fondo del bar, en piano blanco,
una pieza -y esto es lo importante-
cuya letra en tiempos menos lisos
fue «Easy living» y la cantaba Billie Holiday.

Lo importante -repito- es el recuerdo
que este arreglo trivial me trae de lo que era
vida,
       y cómo los decorados, y la escena,
mudan por la memoria hacia horas que yacen
agazapadas en el alma.

La situación es siempre parecida:
                                               Un rostro
de mujer -no necesariamente joven-
                                                   al final
del punto de mira de mi vaso,
unos ojos que miran de pronto, cómplices, animales,
como puestas de sol, unos labios
-que ya han dejado su carmín en cigarrillos-
húmedos,
el movimiento de una melena que roza una nuca.

Noches y noches, rostros,
mientras hilas la Nada
y sientes la ginebra calentar tu alma,
y a veces, por un instante,
notas que tienes en la mano
el secreto del mundo.

Todo eso junto eleva esta anodina
escena, y a quien seas,
a depurado Arte.
                        Desde luego
si decides seguirme mientras me siento tan activo
gracias al «Easy living» original y a las llamitas
de esos otros momentos,
casi me atrevo a prometerte
una experiencia interesante
-como muy poco, diferente-
y en ningún caso, espero, que vulgar.

Aunque seguramente a ti te da lo mismo,
a mí, no.
Easy Living (Ralph Rainger & Leo Robin) - Billie Holiday

    Esta entrada ya había aparecido en Salvo el crepúsculo, pero la hemos recuperado para añadirla a la nueva serie.

jueves, 19 de diciembre de 2013

Literatura y jazz/ 2 - Versos per a la Billie (Versos para Billie) - Joan Margarit - España


Abraça'm -demanaves.
Embraceable you, diu
la teva veu, alhora
estripada i lluent.
Abraça'm: i et faltava
un any per al final.
Sento els vasos com dringuen
i els morts que t'aplaudeixen:
clavegueres de venes
arrosseguen l'espessa
melodía d'un saxo.
És aquella veu negra que fregava
els blancs graons de marbre,
o cridava en un esbronc
d'algun bordell de Harlem.
La veu que, com la pluja,
rentava el sutge als vidres
d'una presó de dones.
La veu dels estranys fruits penjats dels arbres
en l'immens Sud del món.

_______________________________

Abrázame -pedías.
Embraceable you, dice
tu voz, que a la vez suena
desgarrada y brillante.
Abrázame: quedaba,
para el final, un año.
Los vasos entrechocan
y los muertos te aplauden:
venas como cloacas
arrastran una espesa
melodía de saxo.
Es aquella voz negra
que fregó los peldaños
de mármol blanco,
o gritó en una bronca
de algún burdel de Harlem.
La voz como la lluvia
que limpiaba en la cárcel de mujeres
la suciedad de los cristales.
La voz de extraños frutos
colgados de los árboles
en el gran Sur del mundo.
Traducción del autor
Billie Holiday - Embraceable you (George & Ira Gershwin)  (Versión de 1957)
Harry Edison - Trompeta
Ben Webster - Saxo tenor
Jimmy Rowles - Piano
Barney Kessel - Guitarra
Red Mitchell - Contrabajo
Larry Bunker - Batería

lunes, 16 de diciembre de 2013

Literatura y jazz/ 1 - Strange fruit - Abel Meeropol (Lewis Allan) - Estados Unidos


    El 7 de agosto de 1930, dos afroamericanos -Thomas Shipp y Abram Smith- fueron linchados en Indiana. Se les acusaba de haber asesinado a un hombre blanco y violado a su novia. Fueron arrestados por la policía, pero un grupo de 15.000 personas irrumpió en la comisaría y sacó a golpes a los dos hombres para lincharlos. Un tercer hombre, implicado en el supuesto asesinato y amigo de los ejecutados, pudo sobrevivir y años mas tarde declaró que sus amigos habían intentado robar a un hombre blanco, que después las autoridades encontraron muerto de un disparo. James Cameron, que así se llamaba el superviviente, se convertiría más tarde en el fundador y director del Museo del Holocausto Negro de América, en Milwaukee (Wisconsin), dedicado a los linchamientos raciales de EE.UU.
    Por aquel entonces, el racismo en Estados Unidos era aún un fenómeno cotidiano. Según las estimaciones del Tuskegee Institute, entre 1889 y 1940 se lincharon 2.833 personas, 90% de las cuales pertenecían a los estados del sur y cuatro quintos eran afroamericanos (alrededor de 2.270 personas). No era necesario que la causa fuera un crimen. En 1939 se produjeron tres linchamientos y una encuesta realizada en el sur mostró que seis de cada diez blancos aprobaban esa práctica.
    La fotografía del linchamiento de Thomas Shipp y Abram Smith inspiró al profesor, poeta y compositor judío-americano Abel Meeropol para componer -bajo el seudónimo de Lewis Allan- un poema, que en principio se llamó Bitter Fruits, y que bajo el título de Strange fruit se convirtió en un gran éxito en la voz de Billie Holiday, que lo grabó en 1939. Holiday, que ya era muy conocida, se convertiría así en una de las imágenes y las voces de la lucha por la igualdad y en contra de la segregación racial. La expresión "Strange Fruit" quedó como símbolo de los linchamientos. En 1999, la revista Time nombró a Strange Fruit la "canción del siglo". Figura en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. Se ha grabado decenas de veces -tanto cantada como en versión instrumental-, pero hoy traemos aquí, naturalmente, la versión de Billie.

Strange fruit

Southern trees bear strange fruit,
Blood on the leaves and blood at the root,
Black bodies swinging in the southern breeze,
Strange fruit hanging from the poplar trees.

Pastoral scene of the gallant south,
The bulging eyes and the twisted mouth,
Scent of magnolias, sweet and fresh,
Then the sudden smell of burning flesh.

Here is fruit for the crows to pluck,
For the rain to gather, for the wind to suck,
For the sun to rot, for the trees to drop,
Here is a strange and bitter crop.

_____________________________

Fruta rara

Árboles sureños cargan extraños frutos,
Sangre en las hojas y sangre en la raíz,
Cuerpos negros se balancean en la brisa sureña
Extraños frutos penden de los álamos.

Escena pastoral del galante sur,
Los ojos saltones, la boca torcida,
El aroma de las magnolias, dulce y fresco,
Y de pronto el olor de la carne quemada.

Aquí está el fruto que arrancarán los cuervos,
Para que reciba la lluvia, para que chupe el viento,
Para que el sol lo madure, para que los árboles lo suelten,
Esta es una extraña y amarga cosecha.
Strange Fruit - Billie Holiday, acompañada al piano por Mal Waldron

viernes, 13 de diciembre de 2013

Fábulas/ 6 - El asno y su amo - Tomás de Iriarte - España


    "Siempre acostumbra a hacer el vulgo necio
de lo bueno y lo malo igual aprecio.
Yo le doy lo peor, que es lo que alaba."

    De este modo sus yerros disculpaba
un escritor de farsas indecentes;
y un taimado poeta que lo oía,
le respondió en los términos siguientes:
"Al humilde Jumento
su dueño daba paja, y le decía:
Toma, pues que con esto estás contento."
Díjolo tantas veces, que ya un día
se enfadó el Asno, y replicó: "Yo tomo
lo que me quieres dar; pero, hombre injusto,
¿piensas que sólo de la paja gusto?
Dame grano y verás si me lo como".

    Sepa quien para el público trabaja,
que tal vez a la plebe culpa en vano;
pues si en dándole paja, come paja,
siempre que le dan grano, come grano.

Dedicada especialmente -entre otros sujetos- a los programadores de televisión.

martes, 10 de diciembre de 2013

Invictus - William Ernest Henley - Inglaterra / Fragmentos de Elogio de Nelson Mandela - Mario Vargas Llosa - Perú


    Estos son los versos que ayudaron al preso número 46664, Nelson Mandela, a soportar más de 27 años de cárcel:

Out of the night that covers me,
Black as the pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be,
For my unconquerable soul.

In the fell clutch of circumstance,
I have winced but not cried aloud.
Under the bludgeonings of chance,
My head is bloodied but unbowed.

Beyond this place of wrath and tears,
Looms but the horror of the shade.
And yet the menace of the years,
Finds, and shall find me, unafraid.

It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll,
I am the master of my fate,
I am the captain of my soul.
_________________________

Fuera de la noche que me cubre, 
Negra como el abismo de polo a polo, 
Agradezco a cualquier dios que pudiera existir 
Por mi alma inconquistable. 

En las feroces garras de las circunstancias 
Ni me he lamentado ni he dado gritos. 
Bajo los golpes del azar 
Mi cabeza sangra, pero no se inclina. 

Más allá de este lugar de ira y lágrimas 
Es inminente el Horror de la sombra, 
Y sin embargo la amenaza de los años 
Me encuentra y me encontrará sin miedo.

No importa cuán estrecha sea la puerta, 
Cuán cargada de castigos la sentencia. 
Soy el amo de mi destino: 
Soy el capitán de mi alma. 
Traducción de Juan Carlos Villavicencio

Invictus - Clint Eastwood, 2009


Fragmentos de Elogio de Nelson Mandela

    ... Por una vez podremos estar seguros de que todos los elogios que lluevan sobre su tumba serán justos, pues el estadista sudafricano transformó la historia de su país de una manera que nadie creía concebible y demostró, con su inteligencia, destreza, honestidad y valentía, que en el campo de la política a veces los milagros son posibles. 
    Todo aquello se gestó, antes que en la historia, en la soledad de una conciencia, en la desolada prisión de Robben Island, donde Mandela llegó en 1964, a cumplir una pena de trabajos forzados a perpetuidad. Las condiciones en que el régimen del apartheid tenía a sus prisioneros políticos en aquella isla rodeada de remolinos y tiburones, frente a Ciudad del Cabo, eran atroces. Una celda tan minúscula que parecía un nicho o el cubil de una fiera, una estera de paja, un potaje de maíz tres veces al día, mudez obligatoria, media hora de visitas cada seis meses y el derecho de recibir y escribir sólo dos cartas por año, en las que no debía mencionarse nunca la política ni la actualidad. En ese aislamiento, ascetismo y soledad transcurrieron los primeros nueve años de los veintisiete que pasó Mandela en Robben Island.
    En vez de suicidarse o enloquecerse, como muchos compañeros de prisión, en esos nueve años Mandela meditó, revisó sus propias ideas e ideales, hizo una autocrítica radical de sus convicciones y alcanzó aquella serenidad y sabiduría que a partir de entonces guiarían todas sus iniciativas políticas. Aunque nunca había compartido las tesis de los resistentes que proponían una “África para los africanos” y querían echar al mar a todos los blancos de la Unión Sudafricana, en su partido, el African National Congress, Mandela, al igual que Sisulu y Tambo, los dirigentes más moderados, estaba convencido de que el régimen racista y totalitario sólo sería derrotado mediante acciones armadas, sabotajes y otras formas de violencia, y para ello formó un grupo de comandos activistas llamado Umkhonto we Sizwe, que enviaba a adiestrarse a jóvenes militantes a Cuba, China Popular, Corea del Norte y Alemania Oriental.
    En la soledad de la cárcel revisó sus ideas e hizo una autocrítica radical de sus convicciones.
    Debió de tomarle mucho tiempo —meses, años— convencerse de que toda esa concepción de la lucha contra la opresión y el racismo en África del Sur era errónea e ineficaz y que había que renunciar a la violencia y optar por métodos pacíficos, es decir, buscar una negociación con los dirigentes de la minoría blanca —un 12% del país que explotaba y discriminaba de manera inicua al 88% restante—, a la que había que persuadir de que permaneciera en el país porque la convivencia entre las dos comunidades era posible y necesaria, cuando Sudáfrica fuera una democracia gobernada por la mayoría negra.
    En aquella época, fines de los años sesenta y comienzos de los setenta, pensar semejante cosa era un juego mental desprovisto de toda realidad. La brutalidad irracional con que se reprimía a la mayoría negra y los esporádicos actos de terror con que los resistentes respondían a la violencia del Estado, habían creado un clima de rencor y odio que presagiaba para el país, tarde o temprano, un desenlace cataclísmico. La libertad sólo podría significar la desaparición o el exilio para la minoría blanca, en especial los afrikáners, los verdaderos dueños del poder. Maravilla pensar que Mandela, perfectamente consciente de las vertiginosas dificultades que encontraría en el camino que se había trazado, lo emprendiera, y, más todavía, que perseverara en él sin sucumbir a la desmoralización un solo momento, y veinte años más tarde, consiguiera aquel sueño imposible: una transición pacífica del apartheid a la libertad, y que el grueso de la comunidad blanca permaneciera en un país junto a los millones de negros y mulatos sudafricanos que, persuadidos por su ejemplo y sus razones, habían olvidado los agravios y crímenes del pasado y perdonado. [...]
    Como la gota persistente que horada la piedra, fue abriendo puertas en esa ciudadela de desconfianza
    Hay que recordar que quien se echó sobre los hombros esta soberbia empresa era un prisionero político, que, hasta el año 1973, en que se atenuaron las condiciones de carcelería en Robben Island, vivía poco menos que confinado en una minúscula celda y con apenas unos pocos minutos al día para cambiar palabras con los otros presos, casi privado de toda comunicación con el mundo exterior. Y, sin embargo, su tenacidad y su paciencia hicieron posible lo imposible. Mientras, desde la prisión ya menos inflexible de los años setenta, estudiaba y se recibía de abogado, sus ideas fueron rompiendo poco a poco las muy legítimas prevenciones que existían entre los negros y mulatos sudafricanos y siendo aceptadas sus tesis de que la lucha pacífica en pos de una negociación sería más eficaz y más pronta para alcanzar la liberación.
    Pero fue todavía mucho más difícil convencer de todo aquello a la minoría que detentaba el poder y se creía con el derecho divino a ejercerlo con exclusividad y para siempre. Estos eran los supuestos de la filosofía del apartheid que había sido proclamada por su progenitor intelectual, el sociólogo Hendrik Verwoerd, en la Universidad de Stellenbosch, en 1948 y adoptada de modo casi unánime por los blancos en las elecciones de ese mismo año. ¿Cómo convencerlos de que estaban equivocados, que debían renunciar no sólo a semejantes ideas sino también al poder y resignarse a vivir en una sociedad gobernada por la mayoría negra? El esfuerzo duró muchos años pero, al final, como la gota persistente que horada la piedra, Mandela fue abriendo puertas en esa ciudadela de desconfianza y temor, y el mundo entero descubrió un día, estupefacto, que el líder del Congreso Nacional Africano salía a ratos de su prisión para ir a tomar civilizadamente el té de las cinco con quienes serían los dos últimos mandatarios del apartheid: Botha y De Klerk. [...]
   Mandela es el mejor ejemplo que tenemos —uno de los muy escasos en nuestros días— de que la política no es sólo ese quehacer sucio y mediocre que cree tanta gente, que sirve a los pillos para enriquecerse y a los vagos para sobrevivir sin hacer nada, sino una actividad que puede también mejorar la vida, reemplazar el fanatismo por la tolerancia, el odio por la solidaridad, la injusticia por la justicia, el egoísmo por el bien común, y que hay políticos, como el estadista sudafricano, que dejan su país, el mundo, mucho mejor de como lo encontraron.
Mario Vargas Llosa - EL PAÍS, 30 de junio de 2013

domingo, 8 de diciembre de 2013

Canciones - Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana - España


- IV -

Recuérdate de mi vida

   Recuérdate de mi vida,
pues que viste
mi partir e despedida
ser tan triste.

   Recuérdate que padesco
e padescí
las penas que non meresco,
desque oí
la respuesta non debida
que me diste,  
por lo cual mi despedida
fue tan triste.

   Pero non cuides, señora,
que por esto
te fui nin te sea agora
menos presto,
que de llaga non fengida
me feriste,
así que mi despedida
fue tan triste.


- VIII -

Si tú deseas a mí

   Si tú deseas a mí,
yo non lo sé,
pero yo deseo a ti
en buena fe,

   e non a ninguna más,  
así lo ten:
nin es nin será jamás
otra mi bien.
En tan buen hora te vi
e te fablé  
que del todo te me di
en buena fe.

   Yo soy tuyo, non lo dubdes
sin fallir1
e, non pienses ál2 nin cuides,3  
sin mentir.
Después que te conoscí,
me cativé
e seso e saber perdí
en buena fe.  

   A ti amo e amaré
toda sazón4
e siempre te serviré
con grand razón,
pues la mejor escogí  
de cuantas sé,
e non finjo nin fengí
en buena fe.
1 Fallir: desfallecer. 
2 Ál: otra cosa.
3 Cuides: te preocupes. 
4 Toda sazón: en todo tiempo, siempre.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Fragmento de los Proverbios o Centiloquio - Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana - España


De amiçiçia1

A quien puedas corregir
       e consejar,
o te pueda amonestar,
       debes seguir:
piensa mucho en elegir
       tal amistat,
que te recuerde honestat2
       e buen vivir.

Al amigo te requiero
       e castigo3
que lo guardes, como amigo
       verdadero:
non te digo al lisongero,
       que en dulçura
da presente de amargura,
       falaguero.4

Si tovieres tu secreto
       abscondido,5
piensa que serás avido6
       por discreto:
yo me soy visto subjeto
       por fablar,
e nunca por el callar
       fuy correcto.

Pero non pienses que digo
       que te celes7
nin te reguardes nin veles
       de tu amigo;
ca sería el tal castigo
       deshonesto,
e tornarlo pronto e presto
       enemigo.

Mas en tales cosas piensa
       que mostrar
las puedes e revelar
       sin ofensa
de la tu fama, e defensa8
       tu sentido
de querer lo non devido
       que te ofensa.9



1 Amiçiçia: amistad.
2 Honestat, onestat: honestidad.
3 Castigar: aconsejar.
4 Falaguero: lisonjero, halagüeño, engañador.
5 Abscondido: escondido, encubierto.
6 Avido: tenido.
7 Te celes: te ocultes.
8 Defensar: defender, tomar bajo la guarda y protección.
9 Ofensar: ofender.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Dame, Amor, besos sin cuento... - Cristóbal de Castillejo - España / Da mi basia mille... (Carmina V) - Catulo - Roma


    Dame, Amor, besos sin cuento,
asida de mis cabellos,
y mil y ciento tras ellos,
y tras ellos mil y ciento,
y después
de muchos millares, tres;
y porque nadie lo sienta,
desbaratemos la cuenta
y contemos al revés.

    Es recreación de los últimos versos de un célebre poema de Catulo dedicado a Lesbia:

Carmina V
… Da mi basia mille, deinde centum,
dein mille altera, dein secunda centum,
deinde usque altera mille, deinde centum.
dein, cum milia multa fecerimus,
conturbabimus illa, ne sciamus,
aut ne quis malus inuidere possit
cum tantum sciat esse bassiorum.