Chet Baker - Like Someone In Love

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sábado, 2 de mayo de 2015

Carpe Diem/ 9 - Memento mori/ 3 - Odas - Horacio - Roma


LIBRO I
Oda 9

    Ya ves cómo blanquea la alta nieve
en el Soracte; los cansados árboles
          bajo el peso sufren; el hielo
      áspero inmóviles tiene a los ríos.

    Aleja el frío echando generoso
leña al fuego y un vino de cuatro años
          con largueza, Taliarco, escancia
      de sabina ánfora y el resto déjalo

    a los dioses, que en cuanto aplacar quieran
la lucha de los vientos sobre el férvido
          piélago, los viejos cipreses
      y fresnos quietos quedarán ya.

    No te preguntes más por el futuro
y apunta en tu haber, mozo, cada día
          que te dé Fortuna y las danzas
      y amores dulces aun no desprecies

    mientras en tu vigor no haya morosas
canas. Ahora buscar debes el Campo
          y las plazas y la nocturna
      cita en que se oigan suaves susurros;

    ahora la grata risa que a la niña
delate en su rincón, ahora la prenda
          robada a la muñeca o dedo
      que se defiendan con pocas ganas.


LIBRO II
Oda 3

    Acuérdate de conservar ecuánime
tu alma en los trances arduos y templada,
          sin insolentes alegrías,
      en las venturas, Delio que debes

    morir, ya triste estés siempre o ya goces
en los días de fiesta, recostado
          sobre la yerba recoleta
      con un Falerno de vieja marca.

    ¿A qué otro fin el gran pino y el blanco
álamo de asociar gustan sus ramas
          benignas? ¿Por qué en el sinuoso
      arroyo activas saltan las linfas?

    Manda que allí perecederas flores
del amable rosal y vino aporten
          y ungüentos mientras lo permitan
      las circunstancias, la edad y el hilo

    negro de las tres Parcas. De los sotos
que compraste te irás y de la casa
          y la villa que el rubio Tíber
      baña. Te irás: tus herederos

    se harán con la riqueza acumulada.
Seas rico o retoño del viejo Ínaco
          o pobre y de ínfima ralea,
      sólo consigues una demora,

    víctima de Orco el despiadado. Todos
vamos allá: se agita en la urna el lote
          que pronto o tarde nos embarque
      con dirección al eterno exilio.
Traducción de Manuel Fernández-Galiano

sábado, 6 de noviembre de 2010

Carpe Diem/1 - Carpe Diem - Horacio - Roma

Reloj de sol de la Plaza de América - Sevilla
CARMINA I, XI

Tu ne quaesieris (scire nefas) quem mihi, quem tibi
finem di dederint, Leuconoe, nec Babylonios
temptaris numeros. Ut melius, quidquid erit, pati!
seu pluris hiemes, seu tribuit Iuppiter ultimam,
quae nunc oppositis debilitat pumicibus mare
Tyrrhenum: sapias, uina liques et spatio breui
spem longam reseces. Dum loquimur, fugerit inuida
aetas: carpe diem, quam minimum credula postero.


ODAS I, 11
Versión de Luis Alberto de Cuenca y Antonio Alvar

No pretendas saber, pues no está permitido,
el fin que a ti y a mi, Leucónoe,
nos tienen asignados los dioses,
ni consultes los números babilónicos.

Mejor será aceptar lo que venga,
ya sean muchos los inviernos que Júpiter
te conceda, o sea éste el último,
el que ahora hace que el mar Tirreno
rompa contra los opuestos escollos.

Sé prudente, filtra el vino
y adapta al breve espacio de tu vida
una esperanza larga.
Mientras hablamos, huye el tiempo envidioso.
Vive el día de hoy. Captúralo.
No te fíes del incierto mañana.


ODAS, I, 11
Versión de Manuel Fernández-Galiano

No investigues, pues no es lícito, Leucónoe, el fin que ni a mí
ni a ti los dioses destinen; a cálculos babilónicos
no te entregues. ¡Vale más sufrir lo que haya de ser!
Te otorgue Júpiter varios inviernos o sólo el de hoy,
que destroza al mar Tirreno contra las rocas, prudente
sé, filtra el vino y en nuestro breve vivir la esperanza
contén. Mientras hablo, el tiempo celoso habrá ya escapado:
goza del día y no jures que otro igual vendrá después.

Horacio

Esta es la oda que contiene la famosísima fórmula del carpe diem, que da nombre al tópico correspondiente. Dirigida a una tal Leucónoe (algo así como 'mente ingenua') a la que se exhorta a no tener en cuenta la ciencia astrológica de los babilonios, a despreocuparse del mañana y a cosechar (carpere) el día presente... VICENTE CRISTÓBAL LÓPEZ

Salvo el crepúsculo inicia con este poema una nueva serie: Carpe Diem (captura el día, aprovecha el día)

domingo, 19 de septiembre de 2010

Beatus ille/7 - Beatus ille - Epodo II - Horacio - Roma

HoracioBeatus ille qui procul negotiis,
ut prisca gens mortalium,
paterna rura bubus exercet suis
solutus omni faenore
neque excitatur classico miles truci
neque horret iratum mare
forumque vitat et superba civium
potentiorum limina.
ergo aut adulta vitium propagine
altas maritat populos
aut in reducta valle mugientium
prospectat errantis greges
inutilisque falce ramos amputans
feliciores inserit
aut pressa puris mella condit amphoris
aut tondet infirmas ovis.
vel cum decorum mitibus pomis caput
Autumnus agris extulit,
ut gaudet insitiva decerpens pira
certantem et uvam purpurae,
qua muneretur te, Priape, et te, pater
Silvane, tutor finium.
libet iacere modo sub antiqua ilice,
modo in tenaci gramine:
labuntur altis interim ripis aquae,
queruntur in Silvis aves
frondesque lymphis obstrepunt manantibus,
somnos quod invitet levis.
at cum tonantis annus hibernus Iovis
imbris nivisque conparat,
aut trudit acris hinc et hinc multa cane
apros in obstantis plagas
aut amite levi rara tendit retia
turdis edacibus dolos
pavidumque leporem et advenam laqueo gruem
iucunda captat praemia.
quis non malarum quas amor curas habet
haec inter obliviscitur?
quodsi pudica mulier in partem iuvet
domum atque dulcis liberos,
Sabina qualis aut perusta Solibus
pernicis uxor Apuli,
sacrum vetustis exstruat lignis focum
lassi Sub adventum viri
claudensque textis cratibus laetum pecus
distenta siccet ubera
et horna dulci vina promens dolio
dapes inemptas adparet:
non me Lucrina iuverint conchylia
magisve rhombus aut scari,
siquos Eois intonata fluctibus
hiems ad hoc vertat mare,
non Afra avis descendat in ventrem meum,
non attagen Ionicus
iucundior quam lecta de pinguissimis
oliva ramis arborum
aut herba lapathi prata amantis et gravi
malvae salubres corpori
vel agna festis caesa Terminalibus
vel haedus ereptus lupo.
has inter epulas ut iuvat pastas ovis
videre properantis domum,
videre fessos vomerem inversum boves
collo trahentis languido
positosque vernas, ditis examen domus,
circum renidentis Laris.
haec ubi locutus faenerator Alfius,
iam iam futurus rusticus,
omnem redegit idibus pecuniam,
quaerit kalendis ponere.
_____________________________

Dichoso el que de pleitos alejado,
cual los del tiempo antigo,
labra sus heredades no obligado
al logrero enemigo.

Ni el arma en los reales le despierta,
ni tiembla en la mar brava,
huye la plaza y la soberbia puerta
de la ambición esclava.

Su gusto es, o poner la vid crecida
al álamo ayuntada,
o contemplar cuál pace, desparcida
al valle, su vacada.

Ya poda el ramo inútil, ya engiere
en su vez el extraño,
o castra sus colmenas o, si quiere,
tresquila su rebaño.

Pues cuando el padre Otoño muestra fuera
la su frente galana,
¡con cuánto gozo coge la alta pera,
las uvas como grana,

y a ti, sacro Silvano, las presenta,
que guardas el ejido!
Debajo un roble antiguo ya se asienta,
ya en el prado florido.

El agua en las acequias corre, y cantan
los pájaros sin dueño.
Las fuentes al murmullo que levantan,
despiertan dulce sueño,

y ya que el año cubre campo y cerros
con nieve y con heladas,
o lanza el jabalí con muchos perros
en las redes paradas,

o los golosos tordos, o con liga,
o con red engañosa,
o la extranjera grulla en lazo obliga,
que es presa deleitosa.

Con esto, ¿quién del pecho no desprende
cuanto en amor se pasa?
¿Pues qué, si la mujer honesta atiende
los hijos y la casa?

Cual hace la sabina o calabresa,
de andar al sol tostada,
y ya que viene el dueño, enciende apriesa
la leña no mojada,

y ataja entre los zarzos los ganados,
y los ordeña luego,
y pone mil manjares no comprados,
y el vino como fuego.

Ni me serán los rombos más sabrosos,
ni las ostras, ni el mero,
si algunos con levantes furïosos
nos da el invierno fiero,

ni el pavo caerá por mi garganta,
ni el francolín greciano,
más dulce que la oliva, que quebranta
la labradora mano,

la malva, o la romaza enamorada
del vicioso prado;
la oveja en el disanto degollada,
el cordero quitado

al lobo, y, mientras como, ver corriendo
cuál las ovejas vienen,
ver del arar los bueyes, que volviendo
apenas se sostienen;

ver de esclavillos el hogar cercado,
enjambre de riqueza.
Ansí, dispuesto un cambio ya al arado,
loaba la pobreza.
Ayer puso a sus ditas todas cobro,
mas hoy ya torna al logro.


Versión de Fray Luis de León