la vida a manos de la propia vida,
del tiempo, que a sus partos homicida1,
en mies de siglos las edades pace2.
Nace la vida, y con la vida nace
del cadáver la fábrica temida.
¿Qué teme, pues, el hombre en la partida,
si vivo estriba en lo que muerto yace?
Lo que pasó ya falta; lo futuro
aún no se vive; lo que está presente,
no está, porque es su esencia el movimiento.
Lo que se ignora es sólo lo seguro;
este mundo, república de viento,
que tiene por monarca un accidente.
Notas de David López del Castillo
1 Alusión a Saturno, personificación mitológica del tiempo, que devoraba a sus hijos recién nacidos. 2 El tiempo, convertido en pastor, apacienta las edades como si fueran ganados en el pasto de los años (mies de siglos).