Chet Baker - Like Someone In Love

lunes, 31 de diciembre de 2012

Oda al primer día del año - Pablo Neruda - Chile


Lo distinguimos
como
si fuera
un caballito
diferente de todos
los caballos.
Adornamos
su frente
con una cinta,
le ponemos
al cuello cascabeles colorados,
y a medianoche
vamos a recibirlo
como si fuera
explorador que baja de una estrella.

Como el pan se parece
al pan de ayer,
como un anillo a todos los anillos:
los días
parpadean
claros, tintineante, fugitivos,
y se recuestan en la noche oscura.

Veo el último
día
de este
año
en un ferrocarril, hacia las lluvias
del distante archipiélago morado,
y el hombre
de la máquina,
complicada como un reloj del cielo,
agachando los ojos
a la infinita
pauta de los rieles,
a las brillantes manivelas,
a los veloces vínculos del fuego.

Oh conductor de trenes
desbocados
hacia estaciones
negras de la noche.
Este final
del año
sin mujer y sin hijos,
no es igual al de ayer, al de mañana?
Desde las vías
y las maestranzas
el primer día, la primera aurora
de un año que comienza
tiene el mismo oxidado
color de tren de hierro:
y saludan
los seres del camino,
las vacas, las aldeas,
en el vapor del alba,
sin saber
que se trata
de la puerta del año,
de un día
sacudido
por campanas,
adornado con plumas y claveles,

La tierra
no lo
sabe:
recibirá
este día
dorado, gris, celeste,
lo extenderá en colinas,
lo mojará con
flechas
de
transparente
lluvia,
y luego
lo enrollará
en su tubo,
lo guardará en la sombra.

Así es, pero
pequeña
puerta de la esperanza,
nuevo día del año,
aunque seas igual
como los panes
a todo pan,
te vamos a vivir de otra manera,
te vamos a comer, a florecer,
a esperar.
Te pondremos
como una torta
en nuestra vida,
te encenderemos
como candelabro,
te beberemos
como
si fueras un topacio.

Día
del año
nuevo,
día eléctrico, fresco,
todas
las hojas salen verdes
del
tronco de tu tiempo.

Corónanos
con
agua,
con jazmines
abiertos,
con todos los aromas
desplegados,
sí,
aunque
sólo
seas
un día,
un pobre
día humano,
tu aureola
palpita
sobre tantos
cansados
corazones,
y eres,
oh día
nuevo,
oh nube venidera,
pan nunca visto,
torre
permanente!

viernes, 28 de diciembre de 2012

Poesía para niños/ 5 - El idioma castellano - Pablo Perellada, "Melitón González" - España


Señores: un servidor,
Pedro Pérez Paticola,
cual la academia española
"Limpia, fija y da esplendor".
Pero yo lo hago mejor
y no por ganas de hablar
pues les voy a demostrar
que es preciso meter mano
al idioma castellano,
donde hay mucho que arreglar.

¿Me quieren decir por qué
en tamaño y esencia,
hay esa gran diferencia
entre un buque y un buqué?
¿Por el acento? Pues yo,
por esa insignificancia,
no concibo la distancia
de presidio a presidió
ni de tomas a Tomás,
ni de topo al que topó
de un paleto a un paletó,
ni de colas a Colás.

Mas dejemos el acento,
que convierte como ves,
las ingles en inglés,
y pasemos a otro cuento.

¿A ustedes no les asombra
que diciendo rico y rica,
majo y maja, chico y chica,
no digamos hombre y hombra?
Y la frase tan oída
del marido y la mujer,
¿por qué no tiene que ser
el marido y la marida?
Por eso, no encuentro mal
si alguna dice cuala,
como decimos Pascuala,
femenino de Pascual.

El sexo a hablar nos obliga
a cada cual como digo:
si es hombre, me voy contigo;
si es mujer me voy contiga.

¿Puede darse en general,
al pasar de masculino
a su nombre femenino
nada más irracional?
La hembra del cazo es caza,
la del velo es una vela,
la del suelo es una suela
y la del plazo, una plaza;
la del correo, correa;
la del mus, musa; del can, cana;
del mes, mesa; del pan, pana
y del jaleo, jalea.

¿Por qué llamamos tortero
al que elabora una torta
y al sastre, que ternos corta
no le llamamos ternero?
¿Por qué, las Josefas son
por Pepitas conocidas,
como si fuesen salidas
de las tripas de un melón?
Por qué, el de Cuenca no es un cuenco,
bodoque el que va de boda,
y a los que los árboles podan
no se les llama podencos?

Cometa está mal escrito
y es nombre que no me peta;
¿Hay en el cielo cometa
que cometa algún delito?
¿Y no habrá quien no conciba
que llamarle firmamento
al cielo, es un esperpento?
¿Quién va a firmar allá arriba?
¿Es posible que persona
alguna acepte el criterio
de que llamen monasterio
donde no hay ninguna mona?
¿Y no es tremenda gansada
en los teatros, que sea
denominada "platea"
donde no platea nada?

Si el que bebe es bebedor
y el sitio es bebedero,
a lo que hoy es comedor
hay que llamarle comedero.
Comedor será quien coma,
como bebedor quien bebe;
de esta manera se debe
modificar el idioma.

¿A vuestro oído no admira,
lo mismo que yo lo admiro
que quien descerraja un tiro,
dispara, pero no tira?
Este verbo y otros mil
en nuestro idioma son barro;
tira, el que tira de un carro,
no el que dispara un fusil.
De largo sacan largueza
en lugar de larguedad,
y de corto, cortedad
en vez de sacar corteza.
De igual manera me aquejo
de ver que un libro es un tomo;
será tomo, si lo tomo,
y si no lo tomo, un dejo.

Si se le llama mirón
al que está mirando mucho,
cuando mucho ladre un chucho
se llamará ladrón.
Porque la sílaba "on"
indica aumento, y extraño
que a un ramo de gran tamaño
no se le llame Ramón.

Y, por la misma razón,
si los que estáis escuchando
un gran rato estáis pasando,
estáis pasando un ratón.
Y sobra para quedar
convencido el más profano,
que el idioma castellano
tiene mucho que arreglar.

Conque basta ya de historias,
y, si al terminar me dais
dos palmadas no temáis
porque os llame palmatorias.

martes, 25 de diciembre de 2012

Castilla - Manuel Machado - España


El ciego sol se estrella
en las duras aristas de las armas,
llaga de luz los petos y espaldares
y flamea en las puntas de las lanzas.

El ciego sol, la sed y la fatiga...
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos,
-polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga.

 Cerrado está el mesón a piedra y lodo.
 Nadie responde... Al pomo de la espada
 y al cuento de las picas el postigo
 va a ceder. ¡Quema el sol, el aire abrasa!

A los terribles golpes,
de eco ronco, una voz pura, de plata
y de cristal responde... Hay un niña
muy débil y muy blanca,
en el umbral. Es toda
ojos azules y en los ojos lágrimas.
Oro pálido nimba
su carita curiosa y asustada.

 “¡Buen Cid!, pasad. El rey nos dará muerte,
arruinará la casa
y sembrará de sal el pobre campo
que mi padre trabaja...
Idos. El Cielo os colme de venturas...
En nuestro mal, ¡oh Cid!, no ganáis nada.”

Calla la niña y llora sin gemido...
Un sollozo infantil cruza la escuadra
de feroces guerreros,
y una voz inflexible grita: “¡En marcha!”.

El ciego sol, la sed y la fatiga...
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
-polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga.

sábado, 22 de diciembre de 2012

Cazador de crepúsculos - Julio Cortázar - Argentina


Si yo fuera cineasta me dedicaría a cazar crepúsculos. Todo lo tengo estudiado menos el capital necesario para la safari, porque un crepúsculo no se deja cazar así nomás, quiero decir que a veces empieza poquita cosa y justo cuando se lo abandona le salen todas las plumas, o inversamente es un despilfarro cromático y de golpe se nos queda como un loro enjabonado, y en los dos casos se supone una cámara con buena película de color, gastos de viaje y pernoctaciones previas, vigilancia del cielo y elección del horizonte más propicio, cosas nada baratas. De todas maneras creo que si fuera cineasta me las arreglaría para cazar crepúsculos, en realidad un solo crepúsculo, pero para llegar al crepúsculo definitivo tendría que filmar cuarenta o cincuenta, porque si fuera cineasta tendría las mismas exigencias que con la palabra, las mujeres o la geopolítica.
No es así y me consuelo imaginando el crepúsculo ya cazado, durmiendo en su larguísima espiral enlatada. Mi plan: no solamente la caza, sino la restitución del crepúsculo a mis semejantes que poco saben de ellos, quiero decir la gente de la ciudad que ve ponerse el sol, si lo ve, detrás del edificio de correos, de los departamentos de enfrente o en un subhorizonte de antenas de televisión y faroles de alumbrado. La película sería muda, o con una banda sonora que registrara solamente los sonidos contemporáneos del crepúsculo filmado, probablemente algún ladrido de perro o zumbidos de moscardones, con suerte una campanita de oveja o un golpe de ola si el crepúsculo fuera marino.
Por experiencia y reloj pulsera sé que un buen crepúsculo no va más allá de veinte minutos entre el clímax y el anticlímax, dos cosas que eliminaría para dejar tan sólo su lento juego interno, su calidoscopio de imperceptibles mutaciones; se tendría así una película de ésas que llaman documentales y que se pasan antes de Brigitte Bardot mientras la gente se va acomodando y mira la pantalla como si todavía estuviera en el ómnibus o en el subte. Mi película tendría una leyenda impresa (acaso una voz off) dentro de estas líneas: "Lo que va a verse es el crepúsculo del 7 de junio de 1976, filmado en X con película M y con cámara fija, sin interrupción durante Z minutos. El público queda informado de que fuera del crepúsculo no sucede absolutamente nada, por lo cual se le aconseja proceder como si estuviera en su casa y hacer lo que se le dé la santa gana; por ejemplo, mirar el crepúsculo, darle la espalda, hablar con los demás, pasearse, etc. Lamentamos no poder sugerirle que fume, cosa siempre tan hermosa a la hora del crepúsculo, pero las condiciones medievales de las salas cinematográficas requieren, como se sabe, la prohibición de este excelente hábito. En cambio no está vedado tomarse un buen trago del frasquito de bolsillo que el distribuidor de la película vende en el foyer".
Imposible predecir el destino de mi película; la gente va al cine para olvidarse de sí misma, y un crepúsculo tiende precisamente a lo contrario, es la hora en que acaso nos vemos un poco más al desnudo, a mí en todo caso me pasa, y es penoso y útil; tal vez que otros también aprovechen, nunca se sabe.
De Un tal Lucas

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Ciudad sin sueño - Federico García Lorca - España

Perspectiva humana con autorretrato - Federico García Lorca
(Nocturno del Brooklyn Bridge)
No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Las criaturas de la luna huelen y rondan sus cabañas.
Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan
y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas
al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.

No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Hay un muerto en el cementerio más lejano
que se queja tres años
porque tiene un paisaje seco en la rodilla
y el niño que enterraron esta mañana lloraba tanto
que hubo necesidad de llamar a los perros para que callase.

No es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
Nos caemos por las escaleras para comer la tierra húmeda
o subimos al filo de la nieve con el coro de las dalias muertas.
Pero no hay olvido, ni sueño:
carne viva. Los besos atan las bocas
en una maraña de venas recientes
y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso
y al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros.

Un día
los caballos vivirán en las tabernas
y las hormigas furiosas
atacarán los cielos amarillos que se refugian en los ojos de las vacas.

Otro día
veremos la resurrección de las mariposas disecadas
y aún andando por un paisaje de esponjas grises y barcos mudos
veremos brillar nuestro anillo y manar rosas de nuestra lengua.
¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta
A los que guardan todavía huellas de zarpa y aguacero!
Aquel muchacho que llora porque no sabe la invención del puente
o aquel muerto que ya no tiene más que la cabeza y un zapato,
hay que llevarlos al muro donde iguanas y sierpes esperan,
donde espera la dentadura del oso,
donde espera la mano momificada del niño
y la piel del camello se eriza con un violento escalofrío azul.

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Pero si alguien cierra los ojos,
¡azotadlo, hijos míos, azotadlo!
Haya un panorama de ojos abiertos
y amargas llagas encendidas.
No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.

Ya lo he dicho.
No duerme nadie.
Pero si alguien tiene por la noche exceso de musgo en las sienes,
abrid los escotillones para que vea bajo la luna
las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros.
De Poeta en Nueva York - III Calles y sueños

Ciudad sin sueño - Enrique Morente (Omega, 1996)
Música de Enrique Morente y Lagartija Nick

domingo, 16 de diciembre de 2012

Beatus ille/ 11 - A la salida de la cárcel - Fray Luis de León - España


Aquí la envidia y mentira
me tuvieron encerrado.
Dichoso el humilde estado
del sabio que se retira
de aqueste mundo malvado,
y con pobre mesa y casa
en el campo deleitoso
con sólo Dios se compasa
y a solas su vida pasa,
ni envidiado ni envidioso.

El tema literario de la vida retirada tomó cuerpo y forma real en una célebre décima (o, mejor, doble quintilla) de contenida y epigramática expresión. Se dijo, y el tiempo, dado a las leyendas, lo ha ido repitiendo, que fray Luis la dejó escrita en la pared de su celda. FRANCISCO RICO

jueves, 13 de diciembre de 2012

Todos ustedes parecen felices... - Ángel González - España


...Y sonríen, a veces, cuando hablan.
Y se dicen , incluso,
palabras
de amor. Pero
se aman
de dos en dos
para
odiar de mil
en mil. Y guardan
toneladas de asco
por cada
milímetro de dicha.
Y parecen -nada
más que parecen- felices,
y hablan
con el fin de ocultar esa amargura
inevitable, y cuántas
veces no lo consiguen, como
no puedo yo ocultarla
por más tiempo; esta
desesperante, estéril, larga
ciega desolación por cualquier cosa
que -hacia donde no sé-, lenta, me arrastra.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Fragmentos de La soga al cuello - Joseph Conrad - Polonia-Gran Bretaña


... Pero no se puede embalsar la vida como si fuera un arroyo mezquino. Crece, desborda, fluye sobre las penurias de un hombre, hasta que un día las aguas se cierran sobre un dolor, como el mar sobre un cadáver, sin importarle cuánto amor se ha ido al fondo...

... mala suerte. La suya había sido maravillosa, pero a lo largo de la vida había comprobado que muchos hombres buenos (marinos y de los otros) se hundían bajo el peso de la pura mala suerte, y había aprendido a reconocer los síntomas fatales...

... Ya había perdido algo de sí mismo: algo de su honestidad y de su orgullo, arrojados a un fantasma hambriento para mantenerlo vivo...

... No. En general, los hombres no eran malos: sólo desdichados o tontos...

... los hombres blancos: hombres arbitrarios y obstinados, que perseguían inflexiblemente sus incomprensibles propósitos, hombres de voz ajena y misteriosa, empujados por sentimientos inexplicables, dirigidos por razones ocultas...

... Había en ellos, como en la vida, la fascinación de la esperanza, la excitación de un misterio a medias revelado, la nostalgia de un deseo a medias satisfecho...

... ya que los hombres se hacen daño mutuamente sólo por ignorancia...

... En un hombre reducido a una posición tan humilde, la llamativa dignidad de sus modales sólo podía expresar algo esencialmente noble en su naturaleza. Porque la serenidad de su temperamento no era, evidentemente, producto del éxito, tenía un aire de profunda sabiduría...

... un hombre jamás estaba a salvo de la voracidad de la especie, a menos que se encontrara en el fondo de un abismo de miseria...

... Había una gran variedad de penas y de problemas, pero no había un lugar donde no lo alcanzaran a uno...

Traducción de Vladi Kociancich

Joseph Conrad, autor de la inolvidable novela El corazón de las tinieblas, origen de la película Apocalypse Now (Francis Ford Coppola), siempre tuvo problemas para hablar correctamente el inglés (nació en Ucrania, cuando Ucrania era polaca), pero ha quedado como uno de los máximos exponentes de la lengua inglesa escrita. 
En todas sus novelas, y son muchas, podemos encontrar frases redondas como sentencias. Frases que adquieren la aureola de clásicas e intemporales, como corresponde a un gran literato y, al mismo tiempo, a un gran moralista.

viernes, 7 de diciembre de 2012

A callarse - Pablo Neruda - Chile


Ahora contaremos doce
y nos quedamos todos quietos.

Por una vez sobre la tierra
no hablemos en ningún idioma,
por un segundo detengámonos,
no movamos tanto los brazos.

Sería un minuto fragante,
sin prisa, sin locomotoras,
todos estaríamos juntos
en una inquietud instantánea.

Los pescadores del mar frío
no harían daño a las ballenas
y el trabajador de la sal
miraría sus manos rotas.

Los que preparan guerras verdes,
guerras de gas, guerras de fuego,
victorias sin sobrevivientes,
se pondrían un traje puro
y andarían con sus hermanos
por la sombra, sin hacer nada.

No se confunda lo que quiero
con la inacción definitiva:
la vida es solo lo que se hace,
no quiero nada con la muerte.

Si no pudimos ser unánimes
moviendo tanto nuestras vidas,
tal vez no hacer nada una vez,
tal vez un gran silencio pueda
interrumpir esta tristeza,
este no entendernos jamás
y amenazarnos con la muerte,
tal vez la tierra nos enseñe
cuando todo parece muerto
y luego todo estaba vivo.

Ahora contaré hasta doce
y tú te callas y me voy.

Recitado de Ismael Serrano, con la música de Volveré temprano

martes, 4 de diciembre de 2012

Música de fondo - José Manuel Caballero Bonald - España


Llega el momento de decir la palabra
y se la deja fluir, se la ayuda
a resbalar entre los labios,
anclada ya en sus límites de tiempo.
La palabra se funda a ella misma, suena
allá en el corazón del que la habla
y trepa poco a poco hasta nacer
y antes es nada y sólo una verdad
la hace constancia de algo irrepetible.

Súbitamente esa palabra aumenta
el hallazgo caudal de la memoria,
boga sobre los hombres que la escuchan,
gira anhelante entre vislumbres
y se alza más y más y se perfila, pule
sus bordes balbucidos, se nivela entre sueños.

Después inicia su holocausto.
Función de amor o de vileza,
la palabra se gasta en los oídos,
puebla sus márgenes de brozas,
se torna vana, amago de un aliento,
oscuridad final y sin sentido.
Está cayendo ya hecha pedazos.
Rescoldos sumergidos, restos
de rescates sin fondo, flota y flota
sobre las intenciones proferidas,
entre el silencio de las conjeturas.

Es nada la palabra que se dijo
(no importa que se escriba para
querer salvarla), es nada y lo fue todo:
la música del mundo y su apariencia.
José Manuel Caballero Bonald

       El poeta y escritor gaditano José Manuel Caballero Bonald (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1926) ha sido galardonado con el Premio Cervantes, concedido por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, en su edición 2012.
      Caballero Bonald es licenciado en Filosofía y Letras, poeta, novelista y ensayista. Durante diez años ejerció la docencia en la Universidad Nacional de Colombia, donde impartió clase de Humanidades y de Literatura Española e Hispanoamericana. Es encuadrable dentro de la generación del 50, quizá la penúltima generación poética realmente importante de la poesía española, a la que pertenecen Claudio Rodríguez, Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral, Josep María Castellet, José Agustín Goytisolo, Ángel González, Francisco Brines...

      Además de Darío Villanueva como presidente, el jurado del Premio Cervantes ha estado compuesto por Arístides Martínez Ortega, a propuesta de la Academia Panameña de la Lengua; Rosa Navarro Durán a propuesta de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE); Malena Mijares a propuesta de la Unión de Universidades de América Latina (UDUAL); Montserrat Iglesias Santos, a propuesta del Director del Instituto Cervantes; Valentí Puig i Mas, a propuesta del Ministro de Educación, Cultura y Deporte; Fernando González Urbaneja, a propuesta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE); Ernesto Carmona a propuesta de la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP); y Patrizia Botta Annoscia, a propuesta de la Asociación Internacional de Hispanistas.
Asimismo ha formado parte del jurado Ana María Matute (premiada en la edición 2010). Nicanor Parra (Premio Cervantes 2011) ha excusado su asistencia.
Como secretarias del jurado han actuado la directora General de Política e Industrias Culturales y del Libro, Teresa Lizaranzu, y la subdirectora General de Promoción del Libro, la Lectura y las Letras, Mónica Fernández Muñoz.

Enhorabuena, poeta.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Fragmento de Mecha quemándose - Carlos Martínez Rivas - Guatemala-Nicaragua


Mecha quemándose
Suite

IV
MUNDO

Dios hizo el agua
El Diablo la echó en el vino

Dios hizo la ventana
abierta para el hombre
interior
El Diablo la puerta
cerrada para el de afuera

Dios hizo el pan
El Diablo su precio

Dios hizo las mejores
palabras ocultas
El Diablo las que sobran

Dios nos hizo juntos
El Diablo nos falsificó
separados

Dios te hizo una
El Diablo otra

Yo te esperaba
Pasaste sin mirarme.
Te escribí entonces un epigrama
como una ortiga.
Pero ¡ay!, tú no lo leerás,
Tú nunca lees versos, mi niña!