te encontrará a ti.
En esos bares
en los que siempre cenas solo,
en la obsesión por contemplar un día
la aurora boreal, en las horas
de fiebre cuando desde el escalofrío
de la sábana mirabas
cobijarse de la lluvia
a los inflados gorriones. Incluso
mientras, indiferente, escéptico,
oficias a un dios desconocido.
Donde estés
-entre el tedio o la frivolidad
fugitiva- allí
donde quiera que te escondas,
la isla encuentra al náufrago.
2 comentarios:
Lo Paradojal. Por un lado propone una lógica contraria: no busques y encontrarás, y por el otro postula: porque somos esencialmente náufragos tenemos una isla buscándonos sin cesar. Genial.
Y nos encuentra, seguro. Lo que no quiere decir necesariamente que no tengamos que seguir buscando la isla... o lo que sea.
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