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jueves, 10 de noviembre de 2016

Mensaje de Walt Whitman - Antonio Lucas - España


Al hilo de lo que está ocurriendo estos días en Estados Unidos.

Walt Whitman fue quizá el más sonoro de los poetas que dio de sí EEUU. El que mejor letra le dio a las bondades de un país que aún estaba por hacer. Fue a finales del siglo XIX. Hay muchos poetas más en EEUU desde Whitman, pero él encarna la condición total del hombre que entiende la pluralidad del resto de hombres. Dicen que en su escritura fijó la pulsión de la democracia americana, pero tan sólo es que no se dejó vencer por ideales de imperio ni cualquier otra idiotez. Walt Whitman es de esos tipos que en su tiempo siempre llegan a destiempo. 

Si lo lees ahora tiene algo de Cristo clonado con la barba frondosa y sombrero de segador. Podría pasar por un anónimo de los que pasean por las calles el cartel de Compro Oro. Un viejo enamorado que tuvo por confín los montes y la certeza de que el mejor gobierno es el que deja a la gente en paz

Consideró sagrado el cuerpo humano. Así, en bruto. Ni alma ni escurrajas. El ser en su esqueleto, cantándose y celebrándose a sí mismo. El gozo de los cuerpos juntos. Y fue de esta manera contorneando una idea de América que ya no existe del mismo modo. (Ni existió nunca). "No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,/ sin haber sido feliz, sin aumentar tus sueños./ No te dejes vencer por el desaliento./ No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,/ que es casi un deber./ No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario"

Del otro lado de los predicadores y los guerreros de la Guerra de Secesión estaba Walt Whitman. Un hombre sin religión, un poeta sin armas, de dimensión sideral. Hizo de la existencia un caminar, porque a ese ritmo es cuando se entiende mejor lo que sucede. Todo se arregla caminando, que le decía a César Antonio Molina su abuelo gallego. Y así lo hizo aquel poderoso vagabundo, optimista y rodante, deslumbrado y honesto. Andando fundó una lírica de la democracia. Whitman es un creador universal. EEUU no es más lo que canta en Hojas de hierba, sino lo que vemos. O a lo mejor es todo lo que vemos como un delirio de Hojas de hierba.

Whitman tampoco es un milagrero. Ni un populista. Son conceptos cansados de ahora mismo. Tan sólo parece un patriarca necesario que conserva la autoridad de quien ayudó a cambiar el rumbo de la literatura anglosajona y fue consciente de que con más libertad se escribe mejor. Mientras en Europa se agotaba un cierto romanticismo de taller, Whitman propuso un entusiasmo incesante alrededor de los otros. Porque hablar del mundo es, en su caso, un hablar desde lo más adentro de sus glóbulos rojos, de sus arterias, de sus cartílagos. Como ciudadano ambulante se metaforizó en todo aquello que la Naturaleza le fue mostrando. No explicaba revoluciones, sino que contaba hombres, pasos, días. La América de ahora nada tiene que ver con la de Whitman. Porque casi nada de lo suyo se parece a lo nuestro. Como debe ser. Sin embargo, mantiene vivo el fondo de su mensaje. La democracia. La libertad. Esa forma de entender al otro con tan respetable interrogación. Tal forma de creer en lo que se ve con ese brillo posible de querer o de amistad. Nadie nos había hablado así jamás.
Antonio Lucas - El Mundo, 09/11/2016

4 comentarios:

carlos perrotti dijo...

Vos sabés que hace días que estoy releyendo a Whitman y pensando en su obra, y en el espíritu que lo alentó, a él y a Thoreau y a los de esa estirpe y a los que vinieron después. Creo que queda claro a quienes me refiero.

Luego de tan magnífico artículo de Antonio Lucas y a propósito de todo esto de Trump refrendo que tal vez ese espíritu esté reavivándose (deseo o convicción?) o debiera reavivarse, confuso al principio y torpe como todo despertar, quiero creer, e iluso como suelo ser deseo que los gringos estén retomando aquel espíritu y provoquen un cambio que por su influencia alcanzará hasta los confines de todo lo conocido y de lo que ya estamos hartos, cambio que tal vez sea cruento y ojalá que no tanto pero que ponga en marcha "algo" para comenzar a salir del abismo en el que ya estamos... No en vano espero también las palabras de Bobby recibiendo su Nobel los primeros días de diciembre y echando "su nueva luz de siempre" sobre "esta América (todo el mundo es uno) que ya nada tiene que ver con la de Whitman ni con la de nuestros mejores sueños.

carlos perrotti dijo...

...No ayer, pero sí, hoy me siento esperanzado.

Juan Nadie dijo...

Uf, no sé muy bien. Creo que Trump es un peligro para la democracia, no sólo de su país, sino del mundo, no en vano Estados Unidos es el Imperio y nosotros no somos más que provincias de ese imperio.
Todos los populismos de Europa y de otras partes están ahora mismo encantados, incluído Podemos, aunque pretenda hacer creer lo contrario.
El peligro de los populismos es que enfrentan a la gente, y hablan con las tripas, no con la razón.

Sin embargo..., estamos hablando de los Estados Unidos de América.
Nada más llegar al poder, Donald Trump ha aparcado los insultos y los malos modos y asegura que gobernará para todos. Es que no le queda otra. Los hasta ayer opositores se han apresurado, como siempre por otra parte, en ofrecerse a ayudar al presidente a sacar adelante un proyecto común. Eso no ocurriría en España ni en tu país ni soñando. No por nada la democracia estadounidense es la más avanzada del mundo, diga lo que diga el antiamericanismo crónico.
Aparte de que la democracia americana tiene mecanismos suficientemente engrasados para que no cualquier loco (y este lo es) pueda ponerla en peligro.
Tienen el Tribunal Supremo, que puede echar abajo, y de hecho lo hace a menudo, iniciativas del ejecutivo que no tienen un pase. Hay leyes del Gobierno Federal que los estados federados pueden tumbar. Hay otra ley, no recuerdo cómo se llama, que no permite embarcarse en una guerra exterior así como así, etc.

Al final, a lo mejor no es tan catastrófico. Acuérdate de Ronald Reagan, que pasaba por fascista de manual, y al final quedó como uno de los mejores presidentes de los Estados Unidos de las últimas épocas. No es el caso, claro, pero... la esperanza es lo último que se pierde.

Juan Nadie dijo...

Además de que cuentan, en casos extremos, con el "Impeachment", acordémonos de lo que le ocurrió a Nixon por listo.