ese puente que puede desplomarse con sus podridas vigas.
Salga ya del cuadro y dese a caminar por los pasillos del
museo, salga del museo y camine entre los hombres.
¿No le aburre el mismo gesto crispado, el mismo dolor al
óleo, fijo, indefinido en el tiempo del pintor? ¿No es un
castigo su grito congelado a través de las edades?
Hombre o mujer, endriago o fantasma, su seco grito no
logrará agrietar las paredes del museo. No llene de esos
cantos –atronadores e inaudibles– mis oídos.
De La farmacia del ángel, 1995
4 comentarios:
Sí que es un "atronador e inaudible" grito a la condición humana que pone en duda quién será capaz de hacer callar ese silencio que aturde haciendo ondular el paisaje.
Excelente Roca pintando el espíritu que llevó a Munch a pintar su obra.
"silencio atronador e inaudible que aturde haciendo ondular el paisaje."
Qué bárbaro!
Vaya rapapolvo poético. Está genial, tan genial como la pintura de Munch.
La verdad es que la pintura, de tan conocida y admirada, satura ya un poco, aparte del agobio que supone la pintura en sí.
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