-Hay una realidad más allá de nosotros. Toda verdad humana sólo deriva de ella.
-Ah, no diga usted eso. Yo sólo puedo hablar de lo que he percibido.
-Señor Tagore, escúcheme: la suma de los ángulos interiores de un triángulo sería igual a dos rectos aunque no hubiese humanos.
-¿Y quién puede probar semejante supuesto?
-La razón, pues sus leyes imperan para todos. Budistas, musulmanes, pielesrojas, albinos... nadie puede evadir los axiomas del mundo.
-Sólo porque aquí hay hombres son verdad esas cosas.
-¿Afirma usted entonces que si no hubiera humanos, el Apolo de Belvedere dejaría de ser bello?
-Sí señor, eso digo.
-Pues yo pienso otra cosa. Aunque todos muriéramos, y el sueño de la especie se borrara, fuera de nuestras mentes persistiría el mundo, y el mármol, ya invisible, guardaría su belleza.
-Entonces, señor Einstein, usted es mucho más religioso que yo.
11 comentarios:
Brillante es poco... Del mismo modo que el mármol sería invisible porque nadie lo ve, existe un universo de todo lo invisible, está allí, sólo que nadie lo puede ver, o algunos a veces lo logran y tienen que vérselas con la cerrazón.
Me encanta la filosofía. Gran debate este que viene hace siglos no? A mí me cuesta imaginar otra realidad fuera de nuestra conciencia. Quién le daría valor? Me cuesta creer que las cosas existan fuera de nosotros, si no somos nosotros quienes podemos nombrarlas, no?
Está excelente el diálogo.
Será que seré atea entonces?
Pues yo creo que las cosas pueden existir al margen de nosotros, pero ¡ay!, ¿quién las explicaría si no estuviésemos? Estarían ahí para nada. Un poco triste.
No pasaría nada, sería temporal, pues el Apolo de Belvedere tomaría vida e iría a buscar a la Venus de Milo y todo empezaría de nuevo en una renovada mitología.
(William Ospina es tremendo.)
¡Qué bueno, Marian! Jamás se me hubiera ocurrido.
Mientras que nos quede imaginación...
Imaginación de la buena.
Ya solo faltaría una serpiente que pasaba por allí (para empezar el lío;)
Chapeau, Marian, un sioux o un hopi te llamaría "Mirada Impensada". Siempre una vuelta de tuerca, otra angulación.
Gracias, rostros pálidos.
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