Chet Baker - Like Someone In Love

sábado, 6 de julio de 2013

Fábula de Equis y Zeda (fragmento) - Gerardo Diego - España


Amor
Góngora 1927
Era el mes que aplicaba sus teorías
cada vez que un amor nacía en torno
cediendo dócil peso y calorías
cuándo por caridad ya para adorno
en beneficio de esos amadores
que hurtan siempre relámpagos y flores

Ella llevaba por vestido combo
un proyecto de arcángel en relieve
Del hombro al pie su línea exacta un rombo
que a armonizar con el clavel se atreve
A su paso en dos lunas o en dos frutos
se abrían los espacios absolutos

Amor amor obesidad hermana
soplo de fuelle hasta abombar las horas
y encontrarse al salir una mañana
que Dios es Dios sin colaboradoras
y que es azul la mano del grumete
 —amor amor amor— de seis a siete

Así con la mirada en lo improviso
barajando en la mano alas remotas
iba el galán ladrándole el aviso
de plumas blancas casi gaviotas
por las calles que huelen a pintura
siempre buscando a ella en cuadratura

Y vedla aquí equipando en jabón tierno
globos que nunca han visto las espumas
vedla extrayendo de su propio invierno
la nieve en tiras la pasión en sumas
y en margaritas que pacerá el chivo
su porvenir listado en subjuntivo

Desde el plano sincero del diedro
que se queja al girar su arista viva
contempla el amador nivel de cedro
la amada que en su hipótesis estriba
y acariciando el lomo del instante
disuelve sus dos manos en menguante

«A ti la bella entre las iniciales
la más genuina en tinta verde impresa
a ti imposible y lenta cuando sales
tangente cuando el céfiro regresa
a ti envío mi amada caravana
larga como el amor por la mañana

Si tus piernas que vencen los compases
silencioso el resorte de sus grados
si más difícil que los cuatro ases
telegrama en tu estela de venados
mis geometrías y mi sed desdeñas
no olvides canjear mis contraseñas

Luna en el humo tibio de aburridas
bien inflada de un gas que silba apenas
contempla mis rodillas doloridas
así no estallen tus mejillas llenas
contempla y dime si hay otro infortunio
comparable al desdén y al plenilunio

Y tú inicial del más esbelto cuello
que a tu tacto haces sólida la espera
no me abandones no Yo haré un camello
del viento que en tus pechos desaltera
y para perseguir tu fuga en chasis
yo te daré un desierto y un oasis

Yo extraeré para ti la presuntuosa
raíz de la columna vespertina
Yo en fiel teorema de volumen rosa
te expondré el caso de la mandolina
Yo peces te traeré —entre crisantemos—
tan diminutos que los dos lloremos

Para ti el fruto de dos suaves nalgas
que al abrirse dan paso a una moneda
Para ti el arrebato de las algas
y el alelí de sálvese el que pueda
y los gusanos de pasar el rato
príncipes del azar en campeonato

Príncipes del azar Así el tecleo
en ritmo y luz de mecanografía
hace olvidar tu nombre y mi deseo
tu nombre que una estrella ama y enfría
Príncipes del azar gusanos leves
para pasar el rato entre las nieves

Pero tú voladora no te obstines
Para cantar de ti dame tu huella
La cruzaré de cuerdas de violines
y he de esperar que el sol se ponga en ella
Yo inscribiré en tu rombo mi programa
conocido del mar desde que ama»

Y resumiendo el amador su dicho
recogió los suspiros redondeles
y abandonado al humo del capricho
se dejó resbalar por dos rieles
Una sesión de circo se iniciaba
en la constelación decimoctava
Gerardo Diego

    Compuesta mediante sextinas reales, la Fábula de Equis y Zeda, parodia de las fábulas mitológicas, constituye un buen ejemplo de poesía creacionista. La peculiar disposición tipográfica de algunas de las palabras, la libertad formal y el elevado nivel metafórico basado en la asociación de imágenes en un principio dispares y absurdas, son sus principales características. 
    El Creacionismo fue iniciado en París por el chileno Vicente Huidobro y seguido en diversos momentos por los poetas de la Generación del 27, entre ellos el santanderino Diego.

    La personalidad de Gerardo Diego es una pieza clave en la historia de la poesía contemporánea. Es el poeta vanguardista que, sistemáticamente, sorprende al lector, asombrado de sus piruetas, con la perfección clásica de sus versos no vanguardistas. Poeta, pues, de doble vertiente, atento al momento, cultivador de lo efímero, juguetón con las formas y los ritmos, y, al mismo tiempo, diestro en la estrofa clásica que utiliza como vaso en que deposita su mundo sentimental. GONZALO TORRENTE BALLESTER

10 comentarios:

finchu dijo...

Esto debe ser de su poesía más temprana, no?

Juan Nadie dijo...

Parece que sí, aunque ya era un consumado poeta clásico también. Alternaba las dos cosas.

marian dijo...

Estos poetas...
¿Cómo sabrán hacer estas cosas?.

Juan Nadie dijo...

Son poetas. Hacen cosas raras.

marian dijo...

Igual los que hacemos cosas raras somos los demás:)

Sirgatopardo dijo...

Unas más que otros...

marian dijo...

Depende para qué cosas, que te llamen rara o raro se convierte en un piropo.

Elías Guisado Villalgordo dijo...

¿Alguien sabe dónde leer / comprar el poema completo?

Juan Nadie dijo...

Pues, siento no poder ayudarte.

Pablo Rodríguez Cantos dijo...

Respuesta a Bayu.
¿Alguien sabe dónde leer / comprar el poema completo?


La única edición actual que conozco de este poema en tres partes (aquí aparece la segunda) se encuentra en el volumen I de las obras completas de Gerardo Diego:

Gerardo Diego, Obras completas. Poesía. Tomo I, Alfaguara 1989.

Es posible que encuentres el volumen en cualquier biblioteca universitaria o municipal de alguna ciudad. Suerte. Saludos.