aquel viento nudoso que viene de los bosques,
aquel viento hecho hazaña
que envanece los nombres de cristal
que llevarán los aires conquistados.
Si arrecio en las planicies,
apagaré la luz con que me buscas.
Cuido de alborear si no me llaman cierzo,
y silbo en las vasijas de antiguos mercaderes.
Carnal, me mundanizo en las ciudades.
Frías las manos de vivir a solas,
me alejo de los cuerpos,
porque sin calma es cárcel toda huida.
Si ondeo en los arroyos,
no tendrá el cielo dónde desnudarse.
Cuando mi voz es nieve, pronuncio la quietud,
la escarcha que termina lo que empezó una rama,
los copos destilados en las ubres.
No cruzo los portales,
permanezco en el hielo por no llevar lo blanco
a los hogares con blasón de luto.
Si doy frío al espino,
lastimaré las manos de los muertos.
Y nazco alrededor de cuantos caminantes
convoca el desamparo, reverbero en sus ojos,
candente para mí y a ellos grato,
zanja de enero, fuego
que desciende a la mina de su llama
para que vivan otros en mi calcinación.
Si prendo en los viñedos,
dormirá el humo ebrio por los puentes.
Yo soy los elementos, la inusual bonanza,
la garza que no sabe volver de los mistrales,
el animal que lame la sequía,
embarrancado mar,
trópico y polo de un país ignoto
donde el día no es cierto, por más que yo amanezca.
7 comentarios:
Se florea con el lenguaje, lo inventa también por momentos, y le sale tan natural.
Me encanta también el Marino argento (cantábrico por adopción) y minimal, sí, "pinta paisajes como marinas".
Ramón Andrés, aunque creo que poco conocido por la gente en general, pasa por ser un sabio, un tipo que puede hablar y escribir sobre cualquier cosa (y de hecho, lo hace) sin decir tonterías, sino todo lo contrario, abriendo puertas. Un renacentista. Como poeta es realmente único.
A Marino me lo descubriste tú, cosa que te agradezco.
Y yo te agradezco el discazo de Tomatito y Camilo que has subido: versiones del gran Egberto, de Satie, Piazzolla, Luis Bonfa... un placer realmente, placer es la palabra.
Fantástico disco, ¿eh? Me lo encontré el otro día por ahí.
Delicado sutil apto para leer a Ramón Andrés, por ejemplo.
...Y también a Juan Goytisolo de quien no dijimos palabra, tal vez porque todas son hoy de él.
No hemos dicho nada de Goytisolo porque se nos amontona el trabajo, pero lo diremos porque lo merece.
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