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martes, 26 de abril de 2016

Literatura satírica y burlesca/ 39 - Entremés* del Retablo de las maravillas - Miguel de Cervantes Saavedra - España


Salen CHANFALLA1 y la CHIRINOS2

CHANFALLA.- No se te pasen de la memoria, Chirinos, mis advertimientos, principalmente los que te he dado para este nuevo embuste, que ha de salir tan a luz como el pasado del llovista3.

CHIRINOS.- Chanfalla ilustre, lo que en mí fuere tenlo como de molde; que tanta memoria tengo como entendimiento, a quien se junta una voluntad4 de acertar a satisfacerte, que excede a las demás potencias. Pero dime: ¿de qué sirve este Rabelín que hemos tomado? Nosotros dos solos, ¿no pudiéramos salir con esta empresa?

CHANFALLA.- Habíamosle menester como el pan de la boca, para tocar en los espacios que tardaren en salir las figuras del Retablo5 de las Maravillas.

CHIRINOS.- Maravilla será si no nos apedrean por solo el Rabelín; porque tan desventurada criaturilla no la he visto en todos los días de mi vida.

(Entra el RABELÍN6)

RABELÍN.- ¿Hase de hacer algo en este pueblo, señor autor7? Que ya me muero porque vuesa merced vea que no me tomó a carga cerrada8.

CHIRINOS.- Cuatro cuerpos de los vuestros no harán un tercio, cuanto más una carga9; si no sois más gran músico que grande, medrados estamos.

RABELÍN.- Ello dirá; que en verdad que me han escrito para entrar en una compañía de partes10, por chico que soy.

CHANFALLA.- Si os han de dar la parte a medida del cuerpo, casi será invisible.
Chirinos, poco a poco, estamos ya en el pueblo, y éstos que aquí vienen deben de ser, como lo son sin duda, el Gobernador y los Alcaldes. Salgámosles al encuentro, y date un filo a la lengua en la piedra de la adulación; pero no despuntes de aguda.

(Salen el GOBERNADOR y BENITO REPOLLO, alcalde, JUAN CASTRADO, regidor, y PEDRO CAPACHO, escribano)

CHANFALLA.- Beso a vuesas mercedes las manos: ¿quién de vuesas mercedes es el Gobernador deste pueblo?

GOBERNADOR.- Yo soy el Gobernador; ¿qué es lo que queréis, buen hombre?

CHANFALLA.- A tener yo dos onzas de entendimiento, hubiera echado de ver que esa peripatética11 y anchurosa presencia no podía ser de otro que del dignísimo Gobernador deste honrado pueblo; que, con venirlo a ser de las Algarrobillas, lo deseche12 vuesa merced.

CHIRINOS.- En vida de la señora y de los señoritos, si es que el señor Gobernador los tiene.

CAPACHO.- No es casado el señor Gobernador.

CHIRINOS.- Para cuando lo sea; que no se perderá nada.

GOBERNADOR.- Y bien, ¿qué es lo que queréis, hombre honrado?

CHIRINOS.- Honrados días viva vuesa merced, que así nos honra; en fin, la encina da bellotas; el pero, peras; la parra, uvas, y el honrado, honra13, sin poder hacer otra cosa.

BENITO.- Sentencia ciceronianca14, sin quitar ni poner un punto.

CAPACHO.- Ciceroniana quiso decir el señor alcalde Benito Repollo.

BENITO.- Siempre quiero decir lo que es mejor, sino que las más veces no acierto; en fin, buen hombre, ¿qué queréis?

CHANFALLA.- Yo, señores míos, soy Montiel15, el que trae el Retablo de las maravillas. Hanme enviado a llamar de la Corte los señores cofrades de los hospitales, porque no hay autor de comedias en ella, y perecen los hospitales16, y con mi ida se remediará todo.

GOBERNADOR.- Y ¿qué quiere decir Retablo de las maravillas?

CHANFALLA.- Por las maravillosas cosas que en él se enseñan y muestran, viene a ser llamado Retablo de las maravillas; el cual fabricó y compuso el sabio Tontonelo17 debajo de tales paralelos, rumbos, astros y estrellas, con tales puntos, caracteres y observaciones, que ninguno puede ver las cosas que en él se muestran, que tenga alguna raza de confeso18, o no sea habido y procreado de sus padres de legítimo matrimonio; y el que fuere contagiado destas dos tan usadas enfermedades, despídase de ver las cosas, jamás vistas ni oídas, de mi retablo.

BENITO.- Ahora echo de ver que cada día se ven en el mundo cosas nuevas. Y ¿que se llamaba Tontonelo el sabio que el retablo compuso?

CHIRINOS.- Tontonelo se llamaba, nacido en la ciudad de Tontonela; hombre de quien hay fama que le llegaba la barba a la cintura.

BENITO.- Por la mayor parte, los hombres de grandes barbas son sabiondos.

GOBERNADOR.- Señor regidor Juan Castrado19, yo determino, debajo de su buen parecer, que esta noche se despose la señora Teresa Castrada, su hija, de quien yo soy padrino, y, en regocijo de la fiesta, quiero que el señor Montiel muestre en vuestra casa su Retablo.

JUAN.- Eso tengo yo por servir al señor Gobernador, con cuyo parecer me convengo, entablo y arrimo, aunque haya otra cosa en contrario.

CHIRINOS.- La cosa que hay en contrario es que, si no se nos paga primero nuestro trabajo, así verán las figuras como por el cerro de Úbeda20. ¿Y vuesas mercedes, señores justicias, tienen conciencia y alma en esos cuerpos? ¡Bueno sería que entrase esta noche todo el pueblo en casa del señor Juan Castrado, o como es su gracia21, y viese lo contenido en el tal Retablo, y mañana, cuando quisiésemos mostralle al pueblo, no hubiese ánima que le viese! No, señores; no, señores: ante omnia nos han de pagar lo que fuere justo.

BENITO.- Señora autora, aquí no os ha de pagar ninguna Antona, ni ningún Antoño22; el señor regidor Juan Castrado os pagará más que honradamente, y si no, el Concejo. ¡Bien conocéis el lugar, por cierto! Aquí, hermana, no aguardamos a que ninguna Antona pague por nosotros.

CAPACHO.- ¡Pecador de mí, señor Benito Repollo, y qué lejos da del blanco! No dice la señora autora que pague ninguna Antona, sino que le paguen adelantado y ante todas cosas, que eso quiere decir ante omnia.

BENITO.- Mirad, escribano Pedro Capacho23, haced vos que me hablen a derechas, que yo entenderé a pie llano; vos, que sois leído y escribido, podéis entender esas algarabías de allende, que yo no.

JUAN.- Ahora bien, ¿contentarse ha el señor autor con que yo le dé adelantados media docena de ducados? Y más, que se tendrá cuidado que no entre gente del pueblo esta noche en mi casa.

CHANFALLA.- Soy contento; porque yo me fío de la diligencia de vuesa merced y de su buen término.

JUAN.- Pues véngase conmigo. Recibirá el dinero, y verá mi casa, y la comodidad que hay en ella para mostrar ese retablo.

CHANFALLA.- Vamos; y no se les pase de las mientes las calidades que han de tener los que se atrevieren a mirar el maravilloso retablo.

BENITO.- A mi cargo queda eso, y séle decir que, por mi parte, puedo ir seguro a juicio, pues tengo el padre alcalde; cuatro dedos de enjundia de cristiano viejo rancioso tengo sobre los cuatro costados de mi linaje: ¡miren si veré el tal retablo!

CAPACHO.- Todos le pensamos ver, señor Benito Repollo.

JUAN.- No nacimos acá en las malvas24, señor Pedro Capacho.

GOBERNADOR.- Todo será menester, según voy viendo, señores Alcalde, Regidor y Escribano.

JUAN.- Vamos, autor, y manos a la obra; que Juan Castrado me llamo, hijo de Antón Castrado y de Juana Macha; y no digo más en abono y seguro que podré ponerme cara a cara y a pie quedo delante del referido retablo.

CHIRINOS.- ¡Dios lo haga!

(Éntranse JUAN CASTRADO y CHANFALLA)

GOBERNADOR.- Señora autora, ¿qué poetas se usan ahora en la Corte de fama y rumbo, especialmente de los llamados cómicos? Porque yo tengo mis puntas y collar25 de poeta, y pícome de la farándula y carátula26. Veinte y dos comedias tengo, todas nuevas, que se veen las unas a las otras27, y estoy aguardando coyuntura para ir a la Corte y enriquecer con ellas media docena de autores.

CHIRINOS.- A lo que vuesa merced, señor Gobernador, me pregunta de los poetas, no le sabré responder; porque hay tantos, que quitan el sol, y todos piensan que son famosos. Los poetas cómicos son los ordinarios28 y que siempre se usan, y así no hay para qué nombrallos. Pero dígame vuesa merced, por su vida: ¿cómo es su buena gracia? ¿cómo se llama?

GOBERNADOR.- A mí, señora autora, me llaman el licenciado Gomecillos29.

CHIRINOS.- ¡Válame Dios! ¿Y que vuesa merced es el señor licenciado Gomecillos, el que compuso aquellas coplas tan famosas de Lucifer estaba malo30 y tómale mal de fuera?

GOBERNADOR.- Malas lenguas hubo que me quisieron ahijar esas coplas, y así fueron mías como del Gran Turco31. Las que yo compuse, y no lo quiero negar, fueron aquellas que trataron del Diluvio de Sevilla32; que, puesto que33 los poetas son ladrones unos de otros, nunca me precié de hurtar nada a nadie: con mis versos me ayude Dios, y hurte el que quisiere.
 
(Vuelve CHANFALLA)

CHANFALLA.- Señores, vuesas mercedes vengan, que todo está a punto, y no falta más que comenzar.

CHIRINOS.- ¿Está ya el dinero in corbona?34

CHANFALLA.- Y aun entre las telas del corazón.

CHIRINOS.- Pues doyte por aviso, Chanfalla, que el Gobernador es poeta.

CHANFALLA.- ¿Poeta? ¡Cuerpo del mundo! Pues dale por engañado, porque todos los de humor semejante son hechos a la mazacona35; gente descuidada, crédula y no nada maliciosa.

BENITO.- Vamos, autor; que me saltan los pies por ver esas maravillas.

(Éntranse todos)

(Salen JUANA CASTRADA y TERESA REPOLLA36, labradoras: la una como desposada, que es la CASTRADA)


CASTRADA.- Aquí te puedes sentar, Teresa Repolla amiga, que tendremos el retablo enfrente; y, pues sabes las condiciones que han de tener los miradores del retablo, no te descuides, que sería una gran desgracia.

TERESA.- Ya sabes, Juana Castrada, que soy tu prima, y no digo más. ¡Tan cierto tuviera yo el cielo como tengo cierto ver todo aquello que el retablo mostrare! ¡Por el siglo de mi madre37, que me sacase los mismos ojos de mi cara, si alguna desgracia me aconteciese! ¡Bonita soy yo para eso!

CASTRADA.- Sosiégate, prima; que toda la gente viene.

(Entran el GOBERNADOR, BENITO REPOLLO, JUAN CASTRADO, PEDRO CAPACHO, EL AUTOR y LA AUTORA, y EL MÚSICO, y otra gente del pueblo, y un SOBRINO de Benito, que ha de ser aquel gentilhombre que baila)

CHANFALLA.- Siéntense todos. El retablo ha de estar detrás deste repostero38, y la autora también, y aquí el músico.

BENITO.- ¿Músico es éste? Métanle también detrás del repostero; que, a trueco de no velle, daré por bien empleado el no oílle.

CHANFALLA.- No tiene vuesa merced razón, señor alcalde Repollo, de descontentarse del músico, que en verdad que es muy buen cristiano y hidalgo de solar conocido.

GOBERNADOR.- ¡Calidades son bien necesarias para ser buen músico!

BENITO.- De solar, bien podrá ser; mas de sonar, abrenuncio39.

RABELÍN.- ¡Eso se merece el bellaco que se viene a sonar delante de...!

BENITO.- ¡Pues, por Dios, que hemos visto aquí sonar a otros músicos tan...!

GOBERNADOR.- Quédese esta razón en el de del señor Rabel y en el tan del Alcalde, que si no será proceder en infinito; y el señor Montiel comience su obra.

BENITO.- Poca balumba40 trae este autor para tan gran retablo.

JUAN.- Todo debe de ser de maravillas.

CHANFALLA.- ¡Atención, señores, que comienzo!

¡Oh tú, quienquiera que fuiste, que fabricaste este retablo con tan maravilloso artificio, que alcanzó renombre de las Maravillas por la virtud que en él se encierra, te conjuro, apremio y mando que luego incontinente41 muestres a estos señores algunas de las tus maravillosas maravillas, para que se regocijen y tomen placer sin escándalo alguno! Ea, que ya veo que has otorgado mi petición, pues por aquella parte asoma la figura del valentísimo Sansón, abrazado con las colunas del templo, para derriballe por el suelo y tomar venganza de sus enemigos. ¡Tente, valeroso caballero; tente, por la gracia de Dios Padre! ¡No hagas tal desaguisado, porque no cojas debajo y hagas tortilla a tanta y tan noble gente como aquí se ha juntado!

BENITO.- ¡Téngase, cuerpo de tal, conmigo! ¡Bueno sería que, en lugar de habernos venido a holgar, quedásemos aquí hechos plasta! ¡Téngase, señor Sansón, pesia a mis males, que se lo ruegan buenos!

CAPACHO.- ¿Veisle vos, Castrado?

JUAN.- Pues, ¿no le había de ver? ¿Tengo yo los ojos en el colodrillo?

GOBERNADOR.- (Aparte.)  Milagroso caso es éste: así veo yo a Sansón ahora, como el Gran Turco; pues en verdad que me tengo por legítimo y cristiano viejo.

CHIRINOS.- ¡Guárdate, hombre, que sale el mesmo toro que mató al ganapán en Salamanca!42 ¡Échate, hombre; échate, hombre; Dios te libre, Dios te libre!

CHANFALLA.- ¡Échense todos, échense todos! ¡Hucho ho!43, ¡hucho ho!, ¡hucho ho!

(Échanse todos y alborótanse)

BENITO.- El diablo lleva en el cuerpo el torillo; sus partes tiene de hosco y de bragado44; si no me tiendo, me lleva de vuelo.

JUAN.- Señor autor, haga, si puede, que no salgan figuras que nos alboroten; y no lo digo por mí, sino por estas mochachas, que no les ha quedado gota de sangre en el cuerpo, de la ferocidad del toro.

CASTRADA.- Y ¡cómo, padre! No pienso volver en mí en tres días; ya me vi en sus cuernos45, que los tiene agudos como una lesna46.

JUAN.- No fueras tú mi hija, y no lo vieras.

GOBERNADOR.- (Aparte)  Basta: que todos ven lo que yo no veo; pero al fin habré de decir que lo veo, por la negra honrilla.

CHIRINOS.- Esa manada de ratones que allá va deciende por línea recta de aquellos que se criaron en el Arca de Noé47; dellos48 son blancos, dellos albarazados49, dellos jaspeados y dellos azules; y, finalmente, todos son ratones.

CASTRADA.- ¡Jesús!, ¡Ay de mí! ¡Ténganme, que me arrojaré por aquella ventana! ¿Ratones? ¡Desdichada! Amiga, apriétate las faldas, y mira no te muerdan; ¡y monta que son pocos! ¡Por el siglo de mi abuela, que pasan de milenta!50

REPOLLA.- Yo sí soy la desdichada, porque se me entran sin reparo ninguno; un ratón morenico me tiene asida de una rodilla. ¡Socorro venga del cielo, pues en la tierra me falta!

BENITO.- Aun bien que tengo gregüescos51: que no hay ratón que se me entre, por pequeño que sea.

CHANFALLA.- Esta agua, que con tanta priesa se deja descolgar de las nubes, es de la fuente que da origen y principio al río Jordán52. Toda mujer a quien tocare en el rostro, se le volverá como de plata bruñida, y a los hombres se les volverán las barbas como de oro.

CASTRADA.- ¿Oyes, amiga? Descubre el rostro, pues ves lo que te importa. ¡Oh, qué licor tan sabroso! Cúbrase, padre, no se moje.

JUAN.- Todos nos cubrimos, hija.

BENITO.- Por las espaldas me ha calado el agua hasta la canal maestra.

CAPACHO.- Yo estoy más seco que un esparto.

GOBERNADOR.- (Aparte)  ¿Qué diablos puede ser esto, que aún no me ha tocado una gota, donde todos se ahogan? Mas ¿si viniera yo a ser bastardo entre tantos legítimos?

BENITO.- Quítenme de allí aquel músico; si no, voto a Dios que me vaya sin ver más figura. ¡Válgate el diablo por músico aduendado, y qué hace de menudear53 sin cítola54 y sin son!

RABELÍN.- Señor alcalde, no tome conmigo la hincha; que yo toco como Dios ha sido servido de enseñarme.

BENITO.- ¿Dios te había de enseñar, sabandija? ¡Métete tras la manta; si no, por Dios que te arroje este banco!

RABELÍN.- El diablo creo que me ha traído a este pueblo.

CAPACHO.- Fresca es el agua del santo río Jordán; y, aunque me cubrí lo que pude, todavía me alcanzó un poco en los bigotes, y apostaré que los tengo rubios como un oro.

BENITO.- Y aun peor cincuenta veces.

CHIRINOS.- Allá van hasta dos docenas de leones rampantes y de osos colmeneros55; todo viviente se guarde; que, aunque fantásticos, no dejarán de dar alguna pesadumbre, y aun de hacer las fuerzas de Hércules con espadas desenvainadas.

JUAN.- Ea, señor autor, ¡cuerpo de nosla!56 ¿Y agora nos quiere llenar la casa de osos y de leones?

BENITO.- ¡Mirad qué ruiseñores y calandrias nos envía Tontonelo, sino leones y dragones! Señor autor, o salgan figuras más apacibles, o aquí nos contentamos con las vistas; y Dios le guíe, y no pare más en el pueblo un momento.

CASTRADA.- Señor Benito Repollo, deje salir ese oso y leones, siquiera por nosotras, y recebiremos mucho contento.

JUAN.- Pues, hija, ¿de antes te espantabas de los ratones, y agora pides osos y leones?

CASTRADA.- Todo lo nuevo aplace, señor padre.

CHIRINOS.- Esa doncella, que agora se muestra tan galana y tan compuesta, es la llamada Herodías, cuyo baile alcanzó en premio la cabeza del Precursor de la vida57. Si hay quien la ayude a bailar, verán maravillas.

BENITO.- ¡Ésta sí, cuerpo del mundo, que es figura hermosa, apacible y reluciente! ¡Hideputa, y cómo que se vuelve la mochacha! Sobrino Repollo, tú que sabes de achaque de castañetas, ayúdala, y será la fiesta de cuatro capas58.

SOBRINO.- Que me place, tío Benito Repollo.

(Tocan la zarabanda)

CAPACHO.- ¡Toma mi abuelo, si es antiguo el baile de la zarabanda y de la chacona!59

BENITO.- Ea, sobrino, ténselas tiesas a esa bellaca jodía60; pero, si ésta es jodía, ¿cómo vee estas maravillas?

CHANFALLA.- Todas las reglas tienen excepción, señor Alcalde.

(Suena una trompeta, o corneta dentro del teatro, y entra UN FURRIER61 de compañías)

FURRIER.- ¿Quién es aquí el señor Gobernador?

GOBERNADOR.- Yo soy. ¿Qué manda vuesa merced?

FURRIER.- Que luego al punto mande hacer alojamiento para treinta hombres de armas62 que llegarán aquí dentro de media hora, y aun antes, que ya suena la trompeta; y adiós.

(Vase)

BENITO.- Yo apostaré que los envía el sabio Tontonelo.

CHANFALLA.- No hay tal; que ésta es una compañía de caballos que estaba alojada dos leguas de aquí.

BENITO.- Ahora yo conozco bien a Tontonelo, y sé que vos y él sois unos grandísimos bellacos, no perdonando al músico; y mirad que os mando que mandéis a Tontonelo no tenga atrevimiento de enviar estos hombres de armas, que le haré dar docientos azotes en las espaldas, que se vean unos a otros63.

CHANFALLA.- ¡Digo, señor Alcalde, que no los envía Tontonelo!

BENITO.- Digo que los envía Tontonelo, como ha enviado las otras sabandijas que yo he visto.

CAPACHO.- Todos las habemos visto, señor Benito Repollo.

BENITO.- No digo yo que no, señor Pedro Capacho.
No toques más, músico de entre sueños, que te romperé la cabeza.

(Vuelve el FURRIER)

FURRIER.- Ea, ¿está ya hecho el alojamiento? Que ya están los caballos en el pueblo.

BENITO.- ¿Que todavía ha salido con la suya Tontonelo? ¡Pues yo os voto a tal, autor de humos y de embelecos, que me lo habéis de pagar!

CHANFALLA.- Séanme testigos que me amenaza el Alcalde.

CHIRINOS.- Séanme testigos que dice el Alcalde que lo que manda Su Majestad lo manda el sabio Tontonelo.

BENITO.- Atontoneleada te vean mis ojos, plega a Dios todopoderoso.

GOBERNADOR.- Yo para mí tengo que verdaderamente estos hombres de armas no deben de ser de burlas.

FURRIER.- ¿De burlas habían de ser, señor Gobernador? ¿Está en su seso?

JUAN.- Bien pudieran ser atontonelados: como esas cosas habemos visto aquí. Por vida del autor, que haga salir otra vez a la doncella Herodías, porque vea este señor lo que nunca ha visto; quizá con esto le cohecharemos para que se vaya presto del lugar.

CHANFALLA.- Eso en buen hora, y veisla aquí a do vuelve, y hace de señas a su bailador a que de nuevo la ayude.

SOBRINO.- Por mí no quedará, por cierto.

BENITO.- Eso sí, sobrino; cánsala, cánsala; vueltas y más vueltas; ¡vive Dios, que es un azogue la muchacha! ¡Al hoyo, al hoyo! ¡A ello, a ello!

FURRIER.- ¿Está loca esta gente? ¿Qué diablos de doncella es ésta, y qué baile, y qué Tontonelo?

CAPACHO.- Luego, ¿no vee la doncella herodiana el señor furrier?

FURRIER.- ¿Qué diablos de doncella tengo de ver?

CAPACHO.- Basta: ¡de ex illis es!64

GOBERNADOR.- ¡De ex illis es; de ex illis es!

JUAN.- ¡Dellos es, dellos el señor furrier; dellos es!

FURRIER.- ¡Soy de la mala puta que los parió; y, por Dios vivo, que si echo mano a la espada, que los haga salir por las ventanas, que no por la puerta!

CAPACHO.- Basta: ¡de ex illis es!

BENITO.- Basta: ¡dellos es, pues no vee nada!

FURRIER.- ¡Canalla barretina65: si otra vez me dicen que soy dellos, no les dejaré hueso sano!

BENITO.- Nunca los confesos ni bastardos fueron valientes; y por eso no podemos dejar de decir: ¡dellos es, dellos es!

FURRIER.- ¡Cuerpo de Dios con los villanos! ¡Esperad!

(Mete mano a la espada y acuchíllase con todos; y el ALCALDE aporrea al RABELLEJO66; y la CHERRINOS descuelga la manta y dice:)

CHIRINOS.- El diablo ha sido la trompeta y la venida de los hombres de armas; parece que los llamaron con campanilla.

CHANFALLA.- El suceso ha sido extraordinario; la virtud del retablo se queda en su punto67, y mañana lo podemos mostrar al pueblo; y nosotros mismos podemos cantar el triunfo desta batalla, diciendo: ¡vivan Chirinos y Chanfalla!
FIN
Miguel de Cervantes Saavedra

En sus inicios, el entremés era una pequeña pieza teatral, relacionada con la pieza principal, que servía como descanso o interludio cómico, aunque con el tiempo se hizo autónoma. Cervantes firmó en su vida ocho entremeses. Y digo bien firmó, porque desde el primer cuarto del siglo XVI y hasta la llegada de Cervantes, ningún autor firmaba ya sus entremeses, se consideraban obras de poco valor. Incluso Lope de Vega publicó a principios del siglo XVII una colección de comedias donde aparecen cinco entremeses "anónimos".  (N. de J. N.)
1 Chanfalla: no existe como apelativo en español. Según Maurico Molho, se trata de "una construcción fundada en la interpretación asociativa de varias palabras, todas ellas comportando la representación de algo basto".
2 Chirinos: en la edición príncipe, Cherinos. Se relaciona con el apelativo chirinola o cherinola, o sea, "cuento enredado, caso de devaneo o suceso que hace andar al retortero, y causa inquietud y desasosiego"; En germanía significa "junta de ladrones y rufianes".
3 El pasado del llovista: embuste de origen folklórico ("Conciértense y lloverá") registrado por Luis Galindo, Sentencias filosóficas y verdades morales que otros llaman proverbios o adagios castellanos.
4 Memoria... entendimiento... voluntad: las tres potencias del alma.
5 Retablo: aquí espectáculo teatral de títeres o marionetas. En su acepción original se refería a un conjunto de imágenes o tablas que representaban escenas de la Historia Sagrada. Parece que por analogía se extendió el nombre de "retablo" a la "caja de títeres" que se usaba para representar "alguna historia sagrada" (Covarrubias).
6 Rabelín: referencia jocosa al niño cómplice cuyo oficio es -según Chanfalla- "tocar en los espacios que tardaren en salir las figuras del Retablo de las Maravillas". Rabel es instrumento pastoril construido a modo de laúd pero era también una manera de referirse al trasero cuando se hablaba con los muchachos. Puesto que en las representaciones teatrales se usaban guitarras o vihuelas en vez de rabeles, Rabelín vendría a ser "equivalencia jocosa de Culín, apodo chistoso... de un niño intruso, que viene a inmiscuirse... entre el hombre y la mujer" (Molho).
7 Autor: hoy día, empresario.
8 A carga cerrada: lo que se compra o toma sin saber si es bueno o malo.
9 Cuatro cuerpos... no harán un tercio, cuanto más una carga: burlándose de la diminuta estatura del muchacho y tomando como punto de partida la previa intervención de Rabelín ("que no me tomó a carga cerrada"), Chirinos le dice de modo jocoso que es tan pequeño de cuerpo que ni bastarían cuatro cuerpos como el suyo para alcanzar la tercera parte ("un tercio") de una carga. Tercio y carga pertenecen también al léxico militar: se refieren respectivamente a "regimiento" y "ataque" de infantería.
10 Compañía de partes: es decir, compañía teatral en donde los actores ("partes") que la componían se repartían proporcionalmente las ganancias que quedaban después de haberse deducido: 1) los gastos de cada representación y, 2) la ración diaria que le correspondía a cada uno para su mantenimiento. En las compañías que no eran "de partes" el autor o empresario daba a cada representante ración y sueldos fijos y no compartía con ellos las demás ganancias.
11 Peripatética: Adjetivo derivado del nombre de los filósofos, discípulos de Aristóteles, que enseñaban paseándose. La intención chistosa se refuerza si se tiene en cuenta que peripatético llaman "en estilo familiar... al ridículo y extravagante en sus dictámenes o máximas".
12 Con venirlo a ser de las Algarrobillas, los deseche: alusión no del todo clara que se presta a diferentes lecturas. Una posible lectura es ésta: incluso si llegara usted a ser nombrado Gobernador de las Algarrobillas no lo acepte; otra, propuesta por Herrero, es la siguiente: "Ojalá vuestra merced deje el gobierno de este pueblo para ocupar el de Algarrobillas." Las Algarrobillas era un lugar en la actual provincia de Cáceres, famoso en la época por sus jamones, carne prohibida a los judíos.
13 La encina da bellotas;... y el honrado, honra: referencia burlesca al distorsionado tema de la "honra" en la España de 1600. Aunque rústicos y no pertenecientes al estamento noble, los labradores se creían "honrados" por ser cristianos viejos, es decir, de sangre o genealogía no conversa.
14 Ciceronianca: este tipo de distorsión lingüística por parte de ciertos rústicos o rufianes es un recurso cómico muy usado por Cervantes.
15 Soy Montiel: Chanfalla se presenta ante su público -el de los aldeanos del Retablo- como si fuera descendiente de brujos y hechiceros. Cfr. El coloquio de los perros donde el mismo Berganza es emparentado con Montiela, hechicera de Montilla.
16 No hay autor de comedias... y perecen los hospitales: parece que "en el año de 1610 padecieron los corrales de Madrid grande esterilidad de autores, o de maestros de hacer comedias, pues murieron cuatro de ellos..." (Casiano Pellicer). Las compañías piadosas, que mantenían a varios establecimientos hospitalarios con parte de los ingresos de los corrales, intentaron presentar títeres en los teatros.
17 El sabio Tontonelo: alusión paródica al tipo de mago encantador, manipulador de objetos "mágicos", tan importante en los libros de caballerías.
18 Raza de confeso: o sea, sangre de judío convertido al catolicismo.
19 Juan Castrado: hijo de Antón Castrado y de Juana Macha y padre de Juana Castrada. La ilegitimidad tanto del padre como de la hija queda, irónicamente, establecida.
20 Así verán las figuras como por el cerro de Úbeda: es decir, no las verán.
21 Gracia: nombre.
22 Ante omnia... Antona... Antoño: Chirinos pide dinero por adelantado (ante omnia, ante todo) y el rústico Repollo lo malentiende, identificándolo con unos apelativos ("Antona", "Antoño").
23 Escribano Pedro Capacho: El radical cap es del verbo cap-ar, que adosado a otro 'aumentativo' produce cap-ón, lo que de hecho es nuestro cap-acho.
24 No nacimos acá en las malvas: No nacimos pobres y de bajo linaje.
25 Tengo mis puntas y collar: equivale a "tengo algo de".
26 Pícome de la farándula y carátula: equivale a "soy aficionado al mundo del teatro". Farándula es una pequeña compañía de cómicos; carátula quiere decir comedia o máscara, por alusión a la mascariila con que se cubrían el rostro los representantes en el teatro clásico.
27 Que se veen las unas a las otras: escritas al mismo tiempo y sin interrupción. Bien contadas, una tras otra.
28 Los poetas cómicos son los ordinarios: alusión quejumbrosa al acaparamiento del teatro por Lope, Tirso, etc.
29 El licenciado Gomecillos: como son los apelativos Juan Castrado y Pedro Capacho se proyecta en el de Gomecillos una imagen de disminución.
30 El que compuso aquellas coplas... de Lucifer estaba malo...; posible alusión a un tal Francisco Gómez de Quevedo.
31 Así fueron mías como del Gran Turco: no fueron mías en absoluto. Esta manera de recalcar una negación se utiliza también más abajo. el Gran Turco era el sultán de Constantinopla.
32 Diluvio de Sevilla: la avenida del Guadalquivir (19 de diciembre de 1603) fue objeto de dos Relaciones en verso, por Tomás de Mesa y Blas de las Casas, y de otro poema anónimo: Romance del río de Sevilla.
33 Puesto que: aunque. (N. de J. N.)
34 In corbona: en la bolsa de las ofrendas.
35 A la mazacona: al azar, a la buena de Dios.
36 Castrada... Repolla: feminización de los apellidos de sus respectivos padres. Era común entre las clases bajas.
37 Por el siglo de mi madre: por vida de mi madre, que ojalá dure un siglo.
38 Repostero: especie de tapiz o paño lujoso. Aquí, sin embargo, se trata de una simple manta, lo que implica un engaño más de los aldeanos.
39 Abrenuncio: yo renuncio.
40 Poca balumba: equivale a "poco bulto".
41 Incontinente: de inmediato, al punto.
42 El mesmo toro que mató al ganapán de Salamanca: alusión histórica al "torino salmantino de ocho años que mató al ganapán de Monleón" (Molho).
43 ¡Hucho ho!: esclamación usada en le época para incitar o espantar a los toros.
44 Partes... de hosco y de bragado: es decir, moreno ("hosco") y de color distinto en la entrepierna ("bragado"), cualidades que se asociaban con los toros bravos.
45 Me vi en sus cuernos: es decir, resulté cogida por el toro. Pero Juan Castrado interpreta "vi" literalmente: "no fueras tú mi hija y no lo vieras".
46 Lesna: lezna; instrumento agudo usado por los zapateros para agujerear y coser.
47 Manada de ratones... arca de Noé: alusión sumamente burlesca a la genealogía, verdadera obsesión de la España de 1600.
48 Dellos: equivale a "algunos de ellos"
49 Albarazados: aquí, con manchas de color negro y rojo.
50 Milenta: mil. Vulgarismo formado por analogía con las decenas (cuarenta, cincuenta, etc.).
51 Gregüescos: calzones anchos que llegan hasta las rodillas.
52 Agua... de la fuente que da origen... al río Jordán: alusión irónica al río bíblico cuyas aguas tenían fama de rejuvenecer a quien se lavase con ellas.
53 Menudear: aquí, "tocar" a menudo y repetidamente.
54 Sin cítola: sin cítara; es decir, sin instrumento musical.
55 Leones rampantes... osos colmeneros: Chirinos da rienda suelta a su imaginación, sacando al Retablo de las maravillas nada menos que unas figuras "fantásticas" de la heráldica. Sin embargo, aunque pertenezcan al código del blasón implican también una representación de tipo sexual. Se ha sugerido además que Cervantes no sólo se burla de los prejuicios de limpieza de los villanos sino que satiriza también a los nobles que hacen alarde de sus blasones.
56 ¡Cuerpo de nosla!: juramento eufemístico por "Cuerpo de Cristo" o "Cuerpo de Dios".
57 Herodías, cuyo baile alcanzó... la cabeza del Precursor de la vida. Chirinos saca al Retablo a Herodías, a pesar de que fue su hija Salomé quien bailó ante su tío y padrastro, Herodes Antipas. Pidió en premio la cabeza de San Juan Bautista.
58 Fiesta de cuatro capas: fiesta muy solemne y de gran esplendor. La expresión "de cuatro capas" tiene su origen en las solemnidades litúrgicas, en las cuales el número de clérigos ("prebendados") con capas pluviales que ayudaban a celebrar la misa, determinaba la solemnidad de la fiesta.
59 La zarabanda y... la chacona: bailes populares considerados inmorales en la época.
60 Jodía: judía; también podría sugerir "jodida", lo que sería, probablemente, una alusión maliciosa al adulterio de Herodías con Herodes Antipas, hermano de su ex-esposo Filipo.
61 Furrier: furriel; Es decir, el que se encargaba de la administración de una compañía de soldados. Tenía a su cargo la distribución de comida (pan y cebada) y la provisión de los alojamientos.
62 Mande hacer alojamiento para treinta hombres de armas: el furriel quiere que el Gobernador se encargue de alojar a treinta soldados de caballería. Siguiendo las costumbres de la época, los soldados se alojarían en las casas particulares de los aldeanos que no fuesen hidalgos. De ahí que Juan Castrado sugiera que el furriel sea sobornado con el baile erótico de la doncella Herodías, "porque vea este señor lo que nunca ha visto; quizá con esto le cohecharemos para que se vaya presto del lugar". La frontera entre la realidad "fantástica" del Retablo que trae Montiel y la realidad "diaria" se ha borrado totalmente, aunque existan las dudas del Gobernador, que los soldados "no deben ser de burlas".
63 Que se vean unos a otros: sin interrupción.
64 Ex illis es: de ellos eres. Palabras aplicadas a San Pedro por la sirvienta de Caifás, cuando el discípulo negaba a Cristo. Tanto Capacho aquí, como después el Gobernador, Juan Castrado y Benito Repollo, le acusan al furriel de judío. Irónicamente los aldeanos hablan como los judíos que acusaron a San Pedro.
65 Canalla barretina: es decir, canalla villanesca y judía. La barretina era una especie de gorra que en esta época iba asociada especialmente con los campesinos y los hebreos.
66 Rabellejo: diminutivo despectivo de rabel.
67 Queda en su punto: no ha cambiado.
Notas de Nicholas Spadaccini.

El teatro de Cervantes

El teatro de Cervantes no resiste comparación con la desmesura de Shakespeare. Pero Cervantes es un gran autor, una ocasión perdida. Conviene recordarlo, pues se le reconoce a regañadientes. La culpa del fracaso de Cervantes la tiene Lope, autor prolífico que estrenaba todo lo que escribía. El teórico del "Nuevo Arte de hacer comedias", el poeta popular que despreciaba al pueblo, se quedó con "el cetro de la monarquía cómica". No engañó a nadie y dejó muy claro que si el vulgo paga, justo es hablarle en necio para darle gusto. Me interesan más las comedias y, sobre todo, los entremeses de Cervantes que todo Lope. Pero Lope era buena gente y no le tengo manía. Un amador tan caudaloso como él no puede ser malo, aunque colaborara con la Santa Inquisición. De lo que sí estoy convencido es de que al teatro español mejor le hubiera ido de seguir las sendas de Cervantes y no las de Lope. Si el público necesitaba divertimento ¿qué mejor que los entremeses cervantinos? Nunca, ni siquiera en las situaciones más jocosas, desaparece en Cervantes la conciencia crítica, el desdén por el poder y la tolerancia asentada en la justicia. Pero el genio de Lope quedó ahí por los siglos de los siglos. Y su espíritu popular y enredador es el que llena los teatros. Hoy sería Lope un magnífico empresario que jamás pondría en cartel entremeses como El retablo de las maravillasLa guardia cuidadosa, ni comedias como La entretenida o la genialidad de Pedro de Urdemalas. Si las comedias y entremeses de Cervantes fueron la ocasión perdida para un gran teatro crítico español, Numancia fue la ocasión perdida de un gran teatro trágico, insurgente y subversivo de raíz popular, porque Fuenteovejuna, de Lope, no lo es; el pueblo es un apéndice sumiso. De ser Cervantes, yo hubiera matado a Lope, que alcanzó la gloria como autor dramático y como poeta, las cumbres que le fueron vedadas.

8 comentarios:

carlos perrotti dijo...

"Nunca, ni siquiera en las situaciones más jocosas, desaparece en Cervantes la conciencia crítica" dice Villán, y es cierto, ahí lo capto ("los poetas son ladrones unos de otros") pero me pierdo bastante todo lo que percibo. No me da la cabeza. Como dice el tango.

Juan Nadie dijo...

El Retablo de las maravillas es, como su título indica, una auténtica maravilla. Pura "picaresca" española: una compañía de cómicos que estafa a los espectadores haciéndolos creer que quien no vea lo que ocurre en escena (en realidad no ocurre nada) es porque no es "cristiano viejo", es decir que desciende de judíos conversos, una auténtica obsesión de la época. Naturalmente los espectadores (excepto el furriel) están dispuestos a jurar que ven lo que les va narrando el pícaro de Chanfalla.
Todos los escritores de la época hablan de esta obsesión de "cristiano viejo", para criticarla, claro.
En sus tiempos la obra se entedería perfectamente, porque todo el mundo sabría de que hablaba, pero hoy no vienen nada mal las anotaciones.

marian dijo...

¿Se inspiraría Andersen en este "Retablo de las maravillas" para "El traje nuevo del emperador"?

Qué habilidad la de Cervantes para retratar a cada uno según su papel, es que hasta en los nombres ponía la puntilla.

Juan Nadie dijo...

Quizá, Marian, no lo sé, aunque creo que lo de mostrar cosas que no existen y que por interés, o por salvar la cara, la gente está obligada a creer, viene de mucho más atrás. (atractivo asunto para "investigar").

Cervantes conocía a la gente, lo hemos dicho tantas veces...

marian dijo...

¡Nos vemos en el caverna!

marian dijo...

(en la)

marian dijo...

Es que primero he pensado en el Neolítico, pero me da que habría que viajar más atrás para investigar.

Juan Nadie dijo...

Al comienzo de los tiempos, pero bueno, yo pensaba en algo más cercano: de dónde viene ese tópico histórico-literario de hacer ver lo que no existe.