descubro que he elegido
la más curiosa de las profesiones humanas,
salvo que todas, a su modo, lo son.
Como los alquimistas
que buscaron la piedra filosofal
en el azogue fugitivo,
haré que las comunes palabras
–naipes marcados del tahúr, moneda de la plebe–
rindan la magia que fue suya
cuando Thor era el numen y el estrépito,
el trueno y la plegaria.
En el dialecto de hoy
diré a mi vez las cosas eternas;
trataré de no ser indigno
del gran eco de Byron.
Este polvo que soy será invulnerable.
Si una mujer comparte mi amor
mi verso rozará la décima esfera de los cielos concéntricos;
si una mujer desdeña mi amor
haré de mi tristeza una música,
un alto río que siga resonando en el tiempo.
Viviré de olvidarme.
Seré la cara que entreveo y que olvido,
seré Judas que acepta
la divina misión de ser traidor,
seré Calibán en la ciénaga,
seré un soldado mercenario que muere
sin temor y sin fe,
seré Polícrates que ve con espanto
el anillo devuelto por el destino,
seré el amigo que me odia.
El persa me dará el ruiseñor y Roma la espada.
Máscaras, agonías, resurrecciones,
destejerán y tejerán mi suerte
y alguna vez seré Robert Browning.
De La rosa profunda, 1975
2 comentarios:
Más allá del enorme poema me doy cuenta que Borges es de esos escritores que no sólo escribieron para siempre sino que pareciera que escriben recién...
"Viviré de olvidarme..." He leído tantas veces el poema que este verso me parece escrito recién, con todas las posibilidades futuras de permanecer.
Todo texto de Borges parece escrito recién, por eso se convirtió en un clásico antes de morir. Escritor clásico e intemporal: el que dice cosas que transcienden su época y sirven para todos los tiempos y lugares.
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