respiramos, es cierto, y el cielo está apacible;
pero ya no creemos que la vida sea posible,
ya no tenemos la impresión de ser humanos.
La infancia se ha acabado, se han repartido las cartas;
a fuerza de costumbre y de renuncia,
hemos ahogado los gritos de la pasión;
nos encaminamos hacia el fin de la partida.
El polvo se arremolina sobre el suelo gris, moviente;
un golpe de viento surge y purifica el espacio.
Hemos querido vivir, quedan trazas de ello;
nuestros cuerpos aletargados se suspenden a la espera.
2 comentarios:
Me encanta el Houellebecq poeta. Crudo, nítido, nada feliz. Da todo por perdido, se deja alumbrar por la amargura, pero es sincero, es así, él es así. Y tiene todo el derecho de postularlo.
"Respiramos es cierto, pero... Nos encaminamos hacia el fin de la partida, pero..." Es Houellebecq. Depende como te encuentre lo entiendes o te lo hace creer.
Houellebecq, aunque lo conozco poco, me resulta bastante deprimente, pero como tú dices tiene todo el derecho a serlo y a pregonarlo.
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