es un pequeño patio de 10 x 10 m
apenas visible entre el cemento de la ciudad.
En las afueras
nuevos bloques, campos de fútbol
y carreteras
preparan la ciudad para el siglo
y aquí,
en su viejo corazón,
una banda de chiquillos
intenta dar forma a Gershwin.
Summertime en sus pequeñas manos,
un tiempo de verano
que va cubriendo de belleza dodecafónica
la achicharrada calle,
los bloques de hormigón,
el humo tóxico de las chimeneas
y las nubes de polvo químico en suspensión.
Viejo sueño
utópico y repetido
este de llenar de belleza el mundo
desde pequeños.
A escasos metros
petardean motos,
se atascan coches
y se arrastra la gente envuelta en mil dolores.
Ojalá ellos, summertime,
lo consigan,
puedan con todo.
11 comentarios:
Qué maravilla esa versión de Ella y Louis que no nos cansaremos nunca de escuchar.
Ese sueño "de llenar de belleza el mundo" aunque utópico, si no del todo, siempre embellece algo.
¡Sesión de cine matinal! ¡Y gratis!
Te quejarás.
No, no, menos en el cine que se oye todo (y eso que ya no hay acomodadores como los de antes... que echaban unas broncas)
"Summertime en sus pequeñas manos,
un tiempo de verano
que va cubriendo de belleza dodecafónica
la achicharrada calle,
los bloques de hormigón,
el humo tóxico de las chimeneas
y las nubes de polvo químico en suspensión."
Cierto, qué buenos momentos deja la música en cualquier lado, hasta en el más feo.
Y que lo digas. ¿Qué haríamos sin la música? No puedo imaginarme un mundo sin música. Si está en todas partes.
El arte de combinar los sonidos de la realidad... Maravillosos versos jazzeros musicales para empezar un domingo tanguero como su cielo encapotado en el primer domingo frío del año.
Bueno, invierno, otoño, primavera, verano... ¿qué más da? La música.
Os noto pelín melómanos...
Del post, mejor no hablar.
Ese "mejor no hablar" no sé cómo tomarlo, pero melómanos sí, hasta el final.
(A muerte:)
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