A mi tocayo le debo el título de este libro y a Lester Young la libertad de alterarlo sin ofender la saga planetaria de Phileas Fogg, Esq. Una noche en que Lester llenaba de humo y lluvia la melodía de Three Little Words, sentí más que nunca lo que hace a los grandes del jazz, esa invención que sigue siendo fiel al tema que combate y transforma e irisa. ¿Quién olvidará jamás la entrada imperial de Charlie Parker en Lady, be good? Ahora Lester escogía el perfil, casi la ausencia del tema, evocándolo como quizá la antimateria evoca la materia, y yo pensé en Mallarmé y en Kid Azteca, un boxeador que conocí en Buenos Aires hacia los años cuarenta y que frente al caos santafesino del adversario de esa noche armaba una ausencia perfecta a base de imperceptibles esquives, dibujando una lección de huecos donde iban a deshilacharse las patéticas andanadas de ocho onzas. Sucede además que por el jazz salgo siempre a lo abierto, me libro del cangrejo de lo idéntico para ganar esponja y simultaneidad porosa, una participación que en esa noche de Lester era un ir y venir de pedazos de estrellas, de anagramas y palindromas que en algún momento me trajeron inexplicablemente el recuerdo de mi tocayo y de golpe fueron Passepartout y la bella Aouda, fue la vuelta al día en ochenta mundos porque a mí me funciona la analogía como a Lester el esquema melódico que lo lanzaba al reverso de la alfombra donde los mismos hilos y los mismos colores se tramaban de otra manera.
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De La vuelta al día en ochenta mundos
11 comentarios:
"...salgo siempre a lo abierto, me libro del cangrejo de lo idéntico para ganar esponja y simultaneidad porosa..."
Es que es cierto.
A quien no le gusta le parecerá que todo el jazz es "idéntico" :)
Craso error.
Cortázar lo ha definido muy bien: el jazz es el reverso de la alfombra, donde los mismos hilos de traman de otra manera que el anverso.
Una de las preposiciones "de" cámbiese, si no es mucha molestia, por "se".
Esta definición es genial, solo imaginada por un escritor que ha aprendido a improvisar como se hace en la música que describe.
- Cortázar?
- Claro.
Muchos críticos han dicho, y tienen razón y yo estoy de acuerdo, que la prosa de Cortázar tiene un componente jazzístico que le da una de sus características principales, que es la aparente espontaneidad y la improvisación, y el ver las cosas desde "el otro lado".
Pero no nos engañemos, no se escribe así espontáneamente, sino después de pulir mucho. Lo mismo el jazz.
Eso mismo habia dejado yo implicito, creo, o lo he intentado.
Qué se puede agregar? Queremos tanto a Julio...
Sí, Jose, ya me di cuenta. Eso me dió pie.
Queremos tanto a Julio... como a Glenda..., o más.
Su imaginación no tenía límites, como el jazz. El jazz no gusta a quienes son incapaces de absorber tanto mensaje musical y procesarlo con la rapidez mental suficiente. Esa es la razón por la que, como a mí el chino mandarín, les suena todo igual. Eso sin tener en cuenta sensibilidades...
Con lo bien que suena el chino mandarín. Yo lo entiendo perfectamente.
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