han retoñado recientemente,
se han cambiado y renovado
de su estado marchito.
Cuando el haya prospera
con hechizos y letanías
las copas de los robles se enmarañan
y hay esperanza para los árboles.
He despojado al elecho,
con el que descubro todos los secretos,
el viejo Math Mathonwy
no sabía más que yo.
Con nueve clases de facultades
Dios me ha dotado:
soy fruto de frutos recogidos
de nueve clases de árboles:
ciruelo, membrillo, arándano, morera,
frambuesa, peral,
cerezo negro y blanco
con el serbo en mí participan.
Desde mi sede en Fefynedd,
una ciudad que es fuerte,
observé los árboles y las cosas verdes
que se apresuraban.
Los viajeros se asombraban,
los guerreros se espantaban
ante la renovación de conflictos
como los que causó Gwydion.
Bajo la raíz de la lengua
una lucha sumamente terrible,
y otra furiosa
detrás, en la cabeza.
Los alisos en la primera fila
iniciaron la refriega.
El sauce y el fresno silvestre
tardaron en ordenarse.
El acebo, verde oscuro,
tomó una actitud resuelta;
está armado con muchas puntas de lanza
que hieren la mano.
Con el pisotear del rápido roble
cielo y tierra resuenan;
"Recio Guardián de la Puerta"
es su nombre en todas las lenguas.
Grande era el árgoma en la batalla,
y la hiedra en su flor;
el avellano era el árbitro
en ese tiempo encantado.
Tosco y salvaje era el abeto
cruel el fresno,
no se desvía la medida de un pie,
golpea directamente en el corazón.
El abedul, aunque muy noble,
tardó en ordenarse:
pero no fue por cobardía,
sino por su gran tamaño.
El brezo consolaba
a la gente exánime.
Los álamos de larga resistencia
sufrían mucho en la lucha.
Algunos de ellos eran expulsados
del campo de batalla
a causa de los agujeros hechos en ellos
por la fuerza del enemigo.
Muy airada estaba la vid
cuyos secuaces son los olmos;
yo la elogio mucho ante
los gobernantes de los reinos.
Fuertes caudillos eran el endrino
con su fruto nocivo,
el espino blanco no amado
de naturaleza parecida,
la caña que persigue velozmente,
la retama con su cría,
y la hiniesta que no se comportó bien
hasta que la domaron.
El tejo que desparrama dotes
estaba malhumorado al margen de la lucha,
con el saúco lento para arder
entre fuegos que chamuscan,
y la bendita manzana silvestre
riendo de orgullo
desde el Gorchan de Maelderu'
junto a la roca.
Resguardados se quedan
el ligustro y la madreselva,
inexpertos en la batalla,
y el pino cortesano.
Pero yo, aunque menospreciado
porque no era grande,
combatí, árboles, en vuestra formación
en el campo de Goddeu Brig.
Traducción de Luis Echávarri,
del libro La diosa blanca. Una gramática histórica del mito poético, de Robert Graves (1948)
Basado en el ciclo mitológico galés, este poema es atribuido a Taliesin, figura legendaria que se remonta a los tiempos del rey Arturo. Taliesin narra el conflicto entre Gwydion, "El Hechicero", que invoca a los árboles y arbustos de Britania, y el ejército del "Otro Mundo", liderado por Peblig "El Fuerte", y en último término por su rey Arawn.
El objetivo de la batalla es obtener las tres criaturas del Otro Mundo:
- El Perro Blanco de orejas rojas puntiagudas, guardián del secreto.
- El Corzo, que esconde el secreto.
- El Frailecico, que disfraza el secreto.
10 comentarios:
La imaginación es infinita.
Desde luego. Estos druidas...
Emociona Taliesin. De esos bosques viene gran parte de todo, no?
Parece ser que sí. Hay un estupendo libro de Robert Graves, que aparece reseñado en el post, donde analiza con una paciencia bíblica las característica del mito poético. Una maravilla.
Está muy bien, pero tiene algo de yuyu.
No. ¿Por qué?
El "Recio Guardián de la Puerta" me ha recordado a "Cancerbero" o aquel de la película "Cazafantasmas".
Los árboles animados como los del "Señor de los anillos"...que me dan yuyu .
Más hechizos y letanías. Yuyu, yuyu.
Es que ves unas películas...
En los ochenta las veía casi todas. El "Señor de los anillos" la vi en la tele hará unos cuatro años y todavía no sé si vi la primera, la segunda o la tercera:)
La diosa blanca habla de la transmutación del hombre en poeta, es una transformación mística
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