motores que nos vuelven locos,
amantes que acaban odiándose,
ese pescado que en el mercado
mira fijamente hacia atrás adentrándose en nuestras mentes,
flores podridas, moscas atrapadas en telarañas,
motines, rugidos de leones enjaulados,
payasos enamorados de billetes,
naciones que trasladan a la gente como peones de ajedrez,
ladrones a la luz del día con maravillosas
esposas y vinos por la noche,
las cárceles atestadas,
el tópico de los parados,
hierba moribunda, fuegos insignificantes,
hombres suficientemente viejos como para amar la tumba.
Estas y otras cosas
demuestran que la vida gira sobre un eje podrido.
Pero nos han dejado un poco de música
y un póster clavado en el rincón,
un vaso de whisky, una corbata azul,
un delgado volumen de poemas de Rimbaud,
un caballo que corre como si el diablo le estuviera
retorciendo la cola
sobre la hierba azul y el griterío
y después, de nuevo, el amor
como un coche que dobla la esquina
puntual,
la ciudad a la espera
el vino y las flores
el agua corriendo a través del lago
y verano e invierno y verano y verano
y de nuevo invierno.
Versión de Cecilia Ceriani y Txaro Santoro
9 comentarios:
Bukowski en estado puro. Una de mis debilidades.
Por cierto, parece que se hubiese reencarnado en uno más a la cola del paro de la España actual.
Talmente.
Que majo el Bukowski, a este le ha plagiado Sabina en innumerables ocasiones.
este si sabia de lo que hablaba.
Mira, no la había visto de esa manera, Finchu, pero seguro que sí.
Y tanto que sabía de lo que hablaba, Jose. A pesar de su alcoholismo, o quizá por él. Siempre se dijo que los borrachos y los locos dicen la verdad.
Sabía de lo que hablaba y lo escribía mejor.
Pero en algo no estoy de acuerdo, los borrachos y los locos dicen "su verdad" no la verdad exactamente, aunque a veces coincida una con la otra.
payasos enamorados de billetes. Me quedo con este verso.
Entre otros.
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