no era la infancia,
sino sólo lo más parecido a ella.
Alguna vez yo tuve dioses,
amorfos o transparentes pero en todo caso intangibles;
no eran dioses, pero así yo lo creía.
Alguna vez yo tuve verdades,
plurales más que totales
y hasta susceptibles de ser envueltas en papel de regalo;
no eran verdades,
pero hubiera dado cualquier cosa porque lo fueran.
Alguna vez yo tuve pensamientos,
tambaleantes y torpes como todos los pensamientos;
no eran pensamientos,
pero sólo por su aparentemente notable dominio sobre las cosas
me dejé dominar por ellos.
Alguna vez yo tuve esperanzas,
vanas e intrascendentes,
tan ingenuas que rayaban en lo verídico y hasta en lo realizable;
no eran esperanzas, y yo siempre lo supe,
pero no pude evitar estremecerme
cuando comprobé que todo en cuanto una vez creí
eran solamente epítetos y redundancias
dentro de la misma espiral.
2 comentarios:
Alguna vez, como esta vez, alguna vez, seguramente muchas más de lo que la modestia de su anáfora le permite referir, este inspirador poeta está atiborrado de lucidez.
Sí señor. Habrá más cosas de él en breve.
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