No me extraña que odiase los bastones, fuesen blancos o negros; los bastones sirven para quienes necesitan apoyarse, Borges no lo necesitaba. Ciegos en la literatura (que no en la inteligencia) no hay más que dos: Homero (fuese quien fuese ese tipo o ese colectivo) y Borges.
Hombre, ya sabemos que hay unos pocos más, algunos con vocación de ciegos, como Demócrito de Abdera, que se arrancó los ojos (vaya friki) para que la realidad no le perturbase sus ensoñaciones, peeo yo ya me entiendo.
Cada poema es único. En cada obra late, con mayor o menor grado, toda la poesía. Cada lector busca algo en el poema. Y no es insólito que lo encuentre: ya lo llevaba dentro.
4 comentarios:
Es cierto. JLB odiaba los bastones blancos. Además, qué es eso de culpar de todos los ciegos de ser Borges...
No me extraña que odiase los bastones, fuesen blancos o negros; los bastones sirven para quienes necesitan apoyarse, Borges no lo necesitaba. Ciegos en la literatura (que no en la inteligencia) no hay más que dos: Homero (fuese quien fuese ese tipo o ese colectivo) y Borges.
Hombre, ya sabemos que hay unos pocos más, algunos con vocación de ciegos, como Demócrito de Abdera, que se arrancó los ojos (vaya friki) para que la realidad no le perturbase sus ensoñaciones, peeo yo ya me entiendo.
Milton fue otro... Y Joyce de a ratos, creo.
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