la vergüenza era sólo artesanal
la mecha se encendía con un fósforo
y uno escribía cartas como bulas
antes los besos iban a tu boca
hoy obedecen a una tecla send
mi corazón se acurruca en su software
y el mouse sale a buscar el disparate
cuando me enamoraba de una venus
mis sentimientos no eran informáticos
pero ahora debo pedir permiso
hasta para escribir con el news gothic
te urjo amor que cambies de formato
prefiero recibirte en times new roman
mas nada es comparable a aquel desnudo
que era tu signo en tiempos de la remington.
2 comentarios:
Ahí ha quedado la Remington. Todavía resuenan sus ecos, su metálico fragor, en la memoria... Mirá si no semeja un templo o la maqueta para el edificio que algún arquitecto debiera dedicarle a un Ministerio de la Escritura. Seguro que el Windows no merecerá más que una próxima siempre mejorada versión ad infinitum de su fría invisible perfecta y completísima impecabilidad...
Templo dedicado al Ministerio de la Escritura! Qué peligro!
La Escritura ya es un templo de por sí, no necesita ser divinizada.
El Windows y toda la parafernalia de Internet es otra cosa muy diferente, incluso opuesta. Pero (siempre hay un pero) sirve, entre otras muchas cosas, para divulgar.
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