Chet Baker - Like Someone In Love

viernes, 17 de julio de 2015

Literatura fantástica/3 - Fragmento de Alicia en el país de las maravillas - Lewis Carroll - Inglaterra


X. LA CUADRILLA DE LA LANGOSTA

La Falsa Tortuga suspiró profundamente y se limpió los ojos con el dorso de una aleta. Miró a Alicia y trató de hablar, pero durante uno o dos minutos los sollozos ahogaron su voz.
-Igual que si se le hubiera atragantado un hueso, dijo el Grifo; y se puso a sacudirla y a darle golpes en la espalda.
Al final, la Falsa Tortuga recobró la voz y, con lágrimas en las mejillas, prosiguió:
-Puede que no hayas vivido mucho en el fondo del mar...
-No -dijo Alicia.
-... y que nunca te hayan presentado a una langosta...
-Una vez la probé... -empezó a decir Alicia, pero en seguida se contuvo, y añadió-: No, nunca.
-... ¡así que no te imaginas qué cosa más perfecta es una Cuadrilla de Langostas!
-Realmente no. ¿Qué tipo de baile es? -preguntó Alicia.
-Bueno -comenzó el Grifo-, primero formas en fila a lo largo de la orilla...
-¡Dos líneas! -exclamó la Falsa Tortuga-. Focas, tortugas, salmones, etc.; entonces, una vez limpia la pista de medusas...
-Lo cual normalmente lleva su tiempo -interrumpió el Grifo.
-... avanzas dos pasos.
-¡Cada cual con una langosta de pareja! -gritó el Grifo.
-Por supuesto -dijo la Falsa Tortuga-: avanzas dos pasos con la pareja...
-... cambias de langosta y te retiras en el mismo orden -continuó el Grifo.
-Luego -agregó la Falsa Tortuga-, ya sabes, lanzas las...
-¡Las langostas! -vociferó el Grifo, dando un brinco.
-... a alta mar, lo más lejos posible...
-¡Nadas tras ellas! -chilló el Grifo.
-¡Das un salto mortal en pleno mar! -gritó la Falsa Tortuga, haciendo salvajes cabriolas.
-¡Nuevo cambio de langosta! -chilló el Grifo.
-A tierra otra vez y... Aquí concluye la primera figura -dijo la Falsa Tortuga, bajando súbitamente la voz. Y ambas bestias, que hasta el momento habían estado saltando como locas, se volvieron a sentar, apacibles y muy contristadas, mirando a Alicia.
-Debe de ser un baile muy hermoso -dijo tímidamente la niña.
-¿Quieres verlo un poco en la práctica? -dijo la Falsa Tortuga.
-Me gustaría mucho -dijo Alicia.
-¡Pues intentemos la primera figura! -dijo la Falsa Tortuga al Grifo-. Se puede hacer sin langostas, ¿no? ¿Quién cantará?
-Canta  -dijo el Grifo. Yo no recuerdo la letra.
Y, con aire solemne, se pusieron a bailar y a dar más y más vueltas alrededor de Alicia, pisándole los pies cada vez que pasaban cerca y marcando el compás con sus patas delanteras, mientras la Falsa Tortuga cantaba con voz triste y lenta la canción:

Apúrate, caracol -le instaba una pescadilla-,
que nos persigue un delfín: la cola casi me pisa.
¡Con qué ansia las langostas y las tortugas avanzan!
En la grava aguardan todas. ¿Quieres unirte a la danza?
¡Que sí, que no, que sí, que no,
la danza sí!
¡Que no, que sí, que no, que sí,
la danza no!

¡De veras no te imaginas qué delicioso será
cuando nos alcen y arrojen con las langostas al mar!
Y el caracol dice: "Gracias"; mas al mar aún no se lanza:
"¡Es muy lejos, es muy lejos! No quiero unirme a la danza."
¡Que sí, que no, que sí, que no,
la danza sí!
¡Que no, que sí, que no, que sí,
la danza no!

Ya sabes que hay otra orilla al otro lado del mar:
más te alejas de Inglaterra, más cerca de Francia estás
-al caracol dijo ella (le brillaban las escamas)-;
no palidezcas, querido, trata de unirte a la danza.
¡Que sí, que no, que sí, que no,
la danza sí!
¡Que no, que sí, que no, que sí,
la danza no!

-Gracias, es un baile interesantísimo -comentó Alicia, encantada de que por fin hubiera terminado-; y también me ha gustado esa curiosa canción sobre la pescadilla.
-¡Ah!, hablando de pescadillas -dijo la Falsa Tortuga-, ellas... Tú naturalmente ¿las has visto?
-Sí -dijo Alicia-, las he visto a menudo en la comi... -y se contuvo a tiempo.
-No sé dónde queda Lacomí -dijo la Falsa Tortuga-; pero si tan a menudo las has visto, sin duda sabrás cómo son.
-Creo que sí -contestó pensativamente Alicia-. Tienen la cola en la boca... y están cubiertas de pan rallado.
-Te equivocas en cuanto al pan rallado -dijo la Falsa Tortuga-: el mar se lo llevaría todo. Pero sí tienen la cola en la boca, y la razón es... -Entonces la Falsa Tortuga bostezó y cerró los ojos-. Cuéntale la razón y todo eso -le dijo al Grifo.
-La razón es -dijo el Grifo- que querían ir a bailar con las langostas. Y se lanzaron a alta mar. Y tenían que caer a gran distancia. Y se sujetaban la cola con la boca. Y no pudieron soltarla nunca más. Eso es todo.
-Gracias -dijo Alicia-, es muy interesante. Nunca había oído tantas cosas sobre las pescadillas.
-Aún te puedo contar muchas más, si quieres -dijo el Grifo-. ¿Sabes por qué las llaman pescadillas?
-Nunca se me ha ocurrido pensarlo -dijo Alicia-. ¿Por qué?
-El nombre tiene que ver con escasez y con antigüedad -replicó el Grifo en tono muy solemne.
Alicia se quedó muy intrigada:
-¡Con escasez y con antigüedad! -repitió, incrédula.
-Bueno -dijo el Grifo-. ¿Tú sabes que las pescadillas son muy delgadas?
-Naturalmente -contestó Alicia.
-Pues en eso se diferencian del llamado pez gordo, que es una variedad muy acaudalada.
-La distinción no es ninguna maravilla -se atrevió a observar Alicia.
-No -dijo el Grifo-, es más bien un motivo de contínuas pesadillas económicas. Y así, no han podido sobrepasar la primera fase de crecimiento. El problema, por lo demás, es tan antiguo como la lengua; de modo que su nombre viene también marcado como peç-cedilla. Ahora ya lo sabes.
-¿Y de qué están hechas? -preguntó Alicia.
-Pues de escamillas por fuera y pacotilla por dentro -replicó no sin impaciencia el Grifo-: cualquier renacuajo te lo diría.
-De ser yo la pescadilla -dijo Alicia, que aún seguía pensando en la canción-, le habría dicho al delfín: "¡Retírate, por favor! ¡No te queremos con nosotros!"
-Estaban obligadas a llevarlo -dijo la Falsa Tortuga-. No hay pez sensato que vaya a lugar alguno sin un delfín.
-¿Es cierto? -preguntó Alicia con voz de gran sorpresa.
-Claro que sí -dijo la Falsa Tortuga-. Si un pez viniera a decirme que se iba de viaje, le preguntaría: "¿Con qué delfín?"
-¿No querrá decir más bien "Con qué fin"? - dijo Alicia.
-Quiero decir lo que digo y digo lo que quiero decir - contestó ofendida la Falsa Tortuga. [...]
Traducción de Luis Maristany

4 comentarios:

carlos perrotti dijo...

Detrás de su formato o fachada de obra para niños, Alicia en el país... resulta a cada lectura más y más sorprendente, imaginativa, demencial o exagero?, con toques de humor y de absurdo y de crítica a la moral y educación victorianas, una novela imprescindible de realismo fantástico surreal que no puede ser etiquetada. Monumental Lewis Carroll.

Juan Nadie dijo...

No me atrevería a añadir nada más, excepto quizás que "Alicia..." y su secuela "Alicia, a través del espejo", por no hablar de la "Caza del Snark" son algunos de los mejores ejemplos de la literatura del "nonsense", tan querida por los británicos.

La anécdota que más me gusta sobre la obra de Carroll es la de la reina Victoria, que la he contado alguna vez. Lewis Carroll era un buen matemático (básicamente lógica matemática) y cuando la reina Victoria leyó "Alicia en el país de las maravillas" quedó tan encantada que ordenó que le enviasen todo lo escribiera Carroll. La primera obra que recibió fue un tratado de matemáticas, pobre.

carlos perrotti dijo...

Nonsense o no tanto. Algo así decía Bioy, no?...

No conocía la anécdota. Genial. Y digna de Lewis Carroll.

Juan Nadie dijo...

Pues yo lo que no conocía era lo de Bioy, pero puedo estar de acuerdo, "no tanto".