A determinada edad
pero imprecisa fecha,
he descubierto en mí
-como, un día, al mirarnos en el espejo, percibimos
una peca, muy diminuta, muy subrepticia
pero constante- una extraña
compasión. No se trata de un ángel
vestido de penumbras, de una palabra apasionada
y ruborosa, de un acuciante clarinete
que se abre paso entre la cuerda como un gato entre petunias:
no es una congoja
ni la esponjosa sensación del pecho cuando encontramos a
un amigo;
pero algo más cotidiano, quizá más displicente,
un comunicativo interés por los hombres, que no es curiosidad,
tal vez no es simpatía, no, desde luego, adhesión,
sí una sorpresa, al comprobar que un grupo
de hombres es tan sedante como alameda rumorosa,
tan excitante como los truenos, tan sencillo como el río.
Entro en los bares y ya no es sed lo que allí me conduce,
ni un dejarme arrastrar, ni una imaginación novelesca
lo que me distrae.
Ya no espectador, sino una somnolienta prolongación
de los murmullos,
uno más entre todos, porque no diferente.
Viejas palabras gastadas,
atropellados lugares comunes,
cordialidad, cifra de céfiros,
adquieren irisaciones atractivas, y la pana
de las chaquetas es tan acariciadora como el musgo,
fértiles las corbatas como las rosas, novísima
una dentadura intacta, como el amanecer.
Y como arrullado y como sumergido
en imprecisa blandura tibia,
y como somnoliento, bebo y charlo
con éste o con aquél, sin elección, sin otro
compromiso
que el pasar este rato que llenará mi vida
con no sé qué soñada página de mi historia
social; no con intimidad, pero con cierta
familiaridad risueña que me indica
que sé vivir y tengo compañeros.
El poeta granadino Antonio Carvajal, considerado como uno de los poetas mayores de la actual poesía española y uno de los exponentes de la Generación del 68 -José-Miguel Ullán, Jorge Urrutia, Manuel Vázquez Montalbán, Félix de Azúa, Pere Gimferrer, Leopoldo María Panero, Antonio Colinas, Jaime Siles, Jenaro Talens, Luis Alberto de Cuenca, Luis Antonio de Villena, etc.- ha sido distinguido estos días con el Premio Nacional de Poesía, otorgado por el Ministerio de Cultura, por su obra Un girasol flotante. Enhorabuena.
7 comentarios:
En resumirlas cuentas, hay que dejar de visitar con tanta frecuencia los bares y tabernas.
Eso sí, muy poéticamente.......
Pues yo creo que viene a decir lo contrario, fíjate.
Era por sí colaba,....... pero os agarráis a un clavo ardiendo.
Pues enhorabuena;
y ha ido a celebrarlo a esos lugares.
Has hecho bien.
Ha ido él, el premiado, a celebrarlo; lo peor de los bares es ese murmullo tan alto de la gente más la música, que tienes que gritar para poder hablar.
Lo siento, es que últimamente estoy desaprendiendo a leer.
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