Lugar, Sarajevo. Hagamos allí mentalmente una encuesta imaginaria. Vemos en la calle a un hombre de cincuenta y tantos años. Hacia 1980, ese hombre habría proclamado con orgullo y sin reservas: ¡Soy yugoslavo! Preguntando un poco después, habría concretado que vivía en la Republica Federal de Bosnia-Herzegovina y que venía, por cierto, de una familia de tradición musulmana.
Si lo hubiéramos vuelto a ver doce años después, en plena guerra, habría contestado de manera espontánea y enérgica: ¡Soy musulmán!. Es posible que se hubiera dejado crecer la barba reglamentaria. Habría añadido enseguida que era bosnio, y no habría puesto buena cara si le hubiésemos recordado que no hacía mucho afirmaba orgulloso que era yugoslavo.
Hoy, preguntado en la calle, nos diría en primer lugar que es bosnio, y después musulmán; justo en ese momento iba a la mezquita, añade, y quiere decir también que su país forma parte de Europa y que espera que algún día se integre a la Unión Europea. ¿Cómo querrá definirse nuestro personaje cuando lo volvamos a ver en ese mismo sitio dentro de veinte años? ¿Cuál de sus pertenencias pondrá en primer lugar? ¿Será europeo, musulmán, bosnio? ¿Otra cosa? ¿Balcánico tal vez?
El franco-libanés Amin Maalouf acaba de recibir hoy el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2010 porque, según el jurado presidido por el director de la Real Academia Española Víctor García de la Concha, ha logrado abordar con lucidez la complejidad de la condición humana... [su lenguaje] intenso y sugerente sitúa al lector en el gran mosaico mediteráneo de lenguas, culturas y religiones para construir un espacio simbólico de encuentro y entendimiento... Frente a la desesperanza, la resignación o el victimismo, su obra traza una línea propia hacia la tolerancia y la reconciliación, un puente que ahonda en las raíces comunes de los pueblos y las culturas.
Algunas opiniones de Amin Maalouf:
* El mundo asiste al retorno de las identidades, un mundo donde la democracia está a merced de la escalada de los conflictos... Lo que reprocho al mundo árabe es la indigencia de su conciencia moral; lo que reprocho a Occidente es su propensión a transformar su conciencia moral en herramienta de dominación.
* El futuro es construir juntos una civilización global a la que cada uno pueda contribuir y para ello hay que dar la prioridad a la cultura. Sólo se conoce a los otros gracias a la cultura. La paz civil se alcanza gracias a la cultura.
* Un día, estaba leyendo un libro sobre otro gran viajero, Ibn Batuta, y, en una nota a pie de página, vi que tal comentario de Ibn Batuta había sido confirmado por León el Africano. El nombre era raro, me llamó la atención. Así que busqué en un diccionario y leí que había nacido en la asediada Granada nazarí de Boabdil, que, tras la conquista de la ciudad por los Reyes Católicos, su familia había huido a Marruecos para no verse obligada a adoptar el cristianismo, que había sido un gran viajero y geógrafo y que había terminado en una corte papal. Ya no pude abandonarle. Leí todo lo que había sobre él, viajé a Granada y escribí esa novela.
* España me atrae por dos razones poderosas. Una es Al Andalus. Otra es que siempre he soñado con que Líbano se convirtiera en un país moderno, desarrollado, democrático. Tenía muchos elementos para conseguirlo, pero no ha podido ser. En cambio, España ha hecho un verdadero milagro en los últimos 30 años.
* La geografía, estar en el lado occidental del Mediterráneo, favorece hoy a España y perjudica a un Líbano que, en el lado oriental, sufre en carne propia la tragedia palestina y los otros tumores del Levante. El mundo entero, y no solo los habitantes de la zona, necesita una solución rápida y justa a los conflictos de Oriente Próximo, empezando por el palestino... Lo que ocurre allí envenena desde hace décadas todo el planeta. Y el mundo también necesita una Europa más unida y con mayor peso. Si Europa no se une, si no consigue una armoniosa integración de los inmigrantes, si no se alza como la gran referencia de la libertad, la ecología, la paz y la cultura, todo el mundo lo sufrirá. Europa es, debe ser, la voz de la razón.
* Los judíos sefardíes y los moriscos fueron grandes víctimas de una visión de uniformidad cultural y religiosa que entonces se impuso a la fuerza en España y que reaparece una y otra vez en la historia. Conozco muchas historias de moriscos expulsados de España que se instalaron en Marruecos y otros países mediterráneos. Siempre vivieron con la nostalgia de España, con el deseo de volver a casa.
1 comentario:
Disfruto tocando y pasando entre estas esculturas de Serra. Gracias, Juan.
Identidades asesinas. Una tragedia, un horror, una angustia irrespirable, el marasmo... La bestialidad, la degradación...
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