Chet Baker - Like Someone In Love

sábado, 20 de marzo de 2010

Circe - Claribel Alegría - Nicaragua-El Salvador

Circe intenta seducir a Ulises - Edmund DulacCirce es mi nombre
me llaman bruja
y maga
y hechicera.
Amo el mar
la furia del mar
contra las rocas
y sus acantilados
tenebrosos.
Nunca amé a un mortal
ni siquiera a Ulises
pude amar.
Me gusta lo fugaz:
la chispa
y no la hoguera
el encuentro fortuito
sin adioses.
Fui siempre fiel a mi destino
me impulsaba
jugaba con los hombres
caían aturdidos
en mis redes
los convertía en bestias
los volvía a su forma
y seguían amándome
y tejían guirnaldas para mí.
Me cansé de mi juego
era pueril
los expulsé a todos
de una vez
me quedé sin esclavas
ni efebos
sin bestias
sola
en mi isla sepulcral
yo sola frente al mar
con los alisios
condenada a mí misma
y a la paz.
Mis recuerdos son tersos
tengo dura y vacía
la mirada
mirada de gaviota
y de albatros.
Quizá si hubiese amado
algún dardo heriría mi memoria.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Magnífica poetisa, Juan, la que nos has presentado. Gracias.

Sin embargo, no sé si en esta ocasión es fiel a la mitología. Copio de Wikipedia:

Casi al final de su Teogonía (1011f) Hesíodo cuenta que Circe tuvo tres hijos de Odiseo: Agrio (por lo demás desconocido), Latino y Telégono, quien gobernó a los tirsenos, es decir los etruscos. Poetas posteriores sólo suelen mencionar a este último como hijo de Odiseo y Circe. Cuando se hizo adulto, cuentan, Circe le envió a buscar a su padre, quien había regresado mucho tiempo atrás a su hogar, pero al llegar Telégono le mató por accidente, llevando su cuerpo de vuelta a Eea junto con su viuda Penélope y su hijo Telémaco. Circe les hizo inmortales y desposó a Telémaco, mientras Telégono se casó con Penélope.

Buena fiesta.

Juan Nadie dijo...

No es muy fiel a la mitología, no, pero a los poetas hay que permitirles estas licencias. De todas maneras ya dice "ni a Ulises pude amar".

Anónimo dijo...

Parece difícil que una diosa tenga tres hijos de un humano a quien no ama.

Da la impresión de que Claribel Alegría respeta la mitología sólo para condenar definitivamente a Circe, en su todopoderosa poesía, al mismo dolor que ella tuvo por la muerte de su propio marido.