me recuerda y todos me conocen.
Caminaré por esta otra donde me
ignoran y ninguna sabe nada de mí.
atravesaré aquel callejón oscuro y
tal vez el ojo que me sigue sólo vea
la sombra que la escasa luz de ese
poste fija en la esquina pensando
a dónde ir. Estaré allí esperando
nada o esperando todo. Acaso sea
la calle contigua la que me lleve a
ese otro lugar distinto a donde iba
y no llegué. La vida no se detiene
a esperar a nadie. Sólo puede mirarme
de reojo mientras paso, pero no es
su ojo lo que anhelo, lo que persigo
es el olvido que no aparece mientras
sigo, aunque lo presienta caminando
adelante distraído o sospeche ya que
no existe porque no me ha visto.
De Nadie y Ninguno, 2015
3 comentarios:
"La vida no se detiene
a esperar a nadie..."
Es por eso que conviene saber adonde ir.
No estoy seguro de que alguien sepa adonde va, aunque lo crea así. En realidad, tiendo a creer que la vida te lleva por donde quiere, pero ¿qué sabe Nadie?
Con mayúscula.
Este poema da para mucho más que una primera (única) lectura.
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