flotando muerta en una pequeña poza pálido-sucia.
Los labios de uno están torcidos
en un jeroglífico de silencio.
La cara de otro es como un brillante sapo.
Otra cara confronta una pregunta
que se le clava como súbitas garras.
A su lado está una cara como un espejo
en que un niño tieso cuelga...
Soldados muertos en una agonizante luna nueva,
cuyas caras formulan una frase gravemente burlona.
Traducción de José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal
2 comentarios:
La sensibilidad no se agota, aflora en las trincheras... Siempre me pregunté cómo será hacer poesía en circunstancias como esa, o en un bombardeo o en un terremoto, hacer poesía en el medio de lo cruento: aquí está prueba, la sensibilidad se las arregla para dar siempre una visión nueva... como esa luna agonizante de los últimos versos gravemente burlones de este poema.
La sensibilidad de los seres sensibles no es que no se agote, sino que yo creo que se potencia en situaciones límite, y no sé si habrá una situación más al límite que una guerra. Del tipo que sea, todas son absurdas.
¡Ese último verso!
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