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martes, 9 de diciembre de 2014

Fábulas/ 19 - El Camaleón que finalmente no sabía de qué color ponerse - Augusto Monterroso - Guatemala


    En un país muy remoto, en plena Selva, se presentó hace muchos años un tiempo malo en el que el Camaleón, a quien le había dado por la política, entró en un estado de total desconcierto, pues los otros animales, asesorados por la Zorra, se habían enterado de sus artimañas y empezaron a contrarrestarlas llevando día y noche en los bolsillos juegos de diversos vidrios de colores para combatir su ambigüedad e hipocresía, de manera que cuando él estaba morado y por cualquier circunstancia del momento necesitaba volverse, digamos, azul, sacaban rápidamente un cristal rojo a través del cual lo veían, y para ellos continuaba siendo el mismo Camaleón morado, aunque se condujera como Camaleón azul; y cuando estaba rojo y por motivaciones especiales se volvía anaranjado, usaban el cristal correspondiente y lo seguían viendo tal cual.
    Esto sólo en cuanto a los colores primarios, pues el método se generalizó tanto que con el tiempo no había ya quien no llevara consigo un equipo completo de cristales para aquellos casos en que el mañoso se tornaba simplemente grisáceo, o verdiazul, o de cualquier color más o menos indefinido, para dar el cual eran necesarias tres, cuatro o cinco superposiciones de cristales.
    Pero lo bueno fue que el Camaleón, considerando que todos eran de su condición, adoptó también el sistema.
    Entonces era cosa de verlos a todos en las calles sacando y alternando cristales a medida que cambiaban de colores, según el clima político o las opiniones políticas prevalecientes ese día de la semana o a esa hora del día o de la noche.
    Como es fácil comprender, esto se convirtió en una especie de peligrosa confusión de las lenguas; pero pronto los más listos se dieron cuenta de que aquello sería la ruina general si no se reglamentaba de alguna manera, a menos de que todos estuvieran dispuestos a ser cegados y perdidos definitivamente por los dioses, y restablecieron el orden.
    Además de lo estatuido por el Reglamento que se redactó con ese fin, el derecho consuetudinario fijó por su parte reglas de refinada urbanidad, según las cuales, si alguno carecía de un vidrio de determinado color urgente para disfrazarse o para descubrir el verdadero color de alguien, podía recurrir inclusive a sus propios enemigos para que se lo prestaran, de acuerdo con su necesidad del momento, como sucedía entre las naciones más civilizadas.
    Sólo el León que por entonces era el Presidente de la Selva se reía de unos y de otros, aunque a veces socarronamente jugaba también un poco a lo suyo, por divertirse.
    De esa época viene el dicho de que

todo Camaleón es según el color
del cristal con que se mira.
Augusto Monterroso

Dedicado a PI y a unos cuantos más.

12 comentarios:

carlos perrotti dijo...

Un Monterroso de pura cepa.

Juan Nadie dijo...

Es genial el amigo Monterroso.

marian dijo...

Un lío claramente contado, se entiende de maravilla.

marian dijo...

PI, PI... no caigo:)

marian dijo...

Estamos tan acostumbrados a los toreros de salón que vienen unos maletillas y causan sensación. Yo estoy convencida que serán absorbidos por el sistema o se acomodarán en otro salón. Por ahora, solo han conseguido cierta "revolución" mediática, que igual es suficiente.

Juan Nadie dijo...

"Toreros de salón" y "maletillas": genial.
Es que en el fondo quieren ser absorbidos por el sistema: ¿Pues no dicen ahora que su modelo no es Venezuela, ni Cuba, como decían antesdeayer, sino los países nórdicos europeos? ¿Qué tendrá que ver una cosa con otra?

Así que no caes en lo de PI, eh? Sí, mujer, 3,141592... :-)

marian dijo...

Al "numerito" ha sido tentandor hacerle un chiste, malo, por supuesto.
No les sigo, me voy enterando por lo que veo por ahí o por aquí:)

Juan Nadie dijo...

Mejor no les sigas, no, eso que ahorras en psicólogos y/o psiquiatras.

marian dijo...

Creo que algun@s estamos vacunados para ciertas cosas (aunque siempre se está en riesgo de algo:)
Esto es como el juego de la oca, pero de Marx, K a Marx, G y tiro porque quiero que me toque.
¿Cómo era eso de los principios de Marx, G?

Juan Nadie dijo...

"Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros", o algo así.
El humor ácido y certero del hermano Groucho.

marian dijo...

Esos mismos. ¿Adónde conducirán tantos bandazos? Parece que van haciendo un programa que depende de lo que se van encontrando, esto nos puede perjudicar, esto beneficiar... cristales de mil colores. Monterroso estuvo fino.

Juan Nadie dijo...

Y no lo escribió hoy, pero parece que todos los tiempos son similares.