I. Soneto de la locura
Es rica, mi pobre casa, en quimeras
y voy sin destino lidiando espantos,
mi nombre ha de romper obscuras eras,
tal cual Pentapolín, rey Garamanta.
Ronda mi mente un tropel de batallas
jamás vistas en tierra, mar o infierno.
Si de la cocina escapa olor de ajo
me huele a aroma de la gloria eterna.
Doncellas a salvar, mil en la Tierra
y yo y mi rocín, chispa, grito,
fin a entuertos, héroe de seda y fierro,
y no duermo, angustiado, y ceno nubes
con la obsesión de que al fin la bendita
Edad de Oro de las alturas baje.
Traducción de Edmundo Font
1 comentario:
Qué textos tan tristes, tan desolados, los que incluyen en el enlace de su nombre: José y Los hombros soportan el mundo.
Buena noche.
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