Chet Baker - Like Someone In Love

martes, 26 de mayo de 2009

Doble filo - José Miguel Ullán - España

Agrafismo 79 - José Miguel Ullán
La aurora rumorosa al niño apenas
de la baraja destronado impide
palidecer por esas manos llenas
del halo oval (ceniza ayer) y arenas

donde la hora boreal divide
blanco de azul y vendaval de venas
al par que el labio con su luz se mide:


-Tu cicatriz, el tacto y la manera
de reflejar en la madera el corte
no dicen lo que dice, aunque cayera
este al oeste tras la pejiguera
de la doblez de ser mundana y norte,
una mirada - que la tuya, ay, fuera
si el retrato quedárase en la corte.

-Pero queda por ver, al ver tan dura
señal de no trocar la vista en ojos,
pues no hay durar de claridad segura,
qué chispas de esperanza me asegura
dicha empedrada, mas jamás rastrojos,
cuando del humo la corriente oscura
ascienda en busca, a mi pesar, de enojos.

quisiste comenzar de otra memoria
casi invisible tenedor así
así
(nada de nada)
muertos bajo la diestra del limón
cerróse cual conviene el instrumento
que a todo vaticinio satisface gota a gota

de otro pulpo de un casi
así empezaba aquel comienzo
entre aire y ceja por atajos remos
entre bandadas de caballos
y luego
de desposada iniquidad
otra hora otra espada

obediente al metal
a la alianza
otra orilla mentida donde nunca
pero ahora quién da
pobre rodilla un día
como alivio (me digo) como espejo
que no ve que no va

obediente al cristal
entre comienzo y fin sin lago
volveremos (me dices) a jugar
el lazo peligroso está tendido
como fuera de ti
aprisionado en otro invierno
cortaremos el hilo de la aguja

apunta a ciegas el mortal testigo
tan diestramente al encumbrado intento
nada quiere temer
no despertar salvo en el otro brazo
mas libre de rencor
el recuerdo del pan
en soledad de decisión dorada

que nada ve y que va (más azúcar / más luz)
de no decir si el corazón cual río
temer quisiera
acaso preso de ese mismo empeño
partir quisieras
breve y probado
por el nudo del susto aún más cortable

mira cómo empeora la esforzada ceguera aquí
en la farsa invencible y a deshora
las viñas miraremos otras danzas
así quienes hacen racimos del apodo
coronada de tinta o de sospecha se hielan
pendientes de una sola palabra trasquilada
de bronce o de cordero [afila los sentidos

la risa sustentada allí
cara a cara las viñas miraremos
unas y otras se hielan
quienes concurren a la seña
pese a las lanas gimen
otra punta otra daga
afila las espuelas]

así quisiste comenzar a desbarrar
ni a tiros y contra el blanco
contra el éxtasis sacado a concurso
contra las fuentes contra los senderos
y contra todo aquello que se larga sin ruido
contra los trepadores envidiosos
contra la corte y confección fisgando

contra los árboles que no se mueven
contra el silencio su vivito gemelo
contra los ácidos cristales coleantes
contra el chupete
contra las flores que miran al cielo
porque contemplan otras sombras fijas
la manera incruenta de almidonar otro poema

quisimos convertir la vida en una descansada porfía
quisimos fortalecer la imagen desde la barrera
quisimos desmentir que las abubillas roncan además
quisimos elogiar el color por los colmillos
quisimos asimismo cortar zas por lo insano
quisimos buscar agua en el parchís
queremos comprobar que el secreto es la llave

pero la mesa estaba servida
pero la mesa estaba servida
pero la mesa estaba servida
pero la mesa estaba servida
pero la mesa estaba servida
pero la mesa estaba servida
aunque la mesa esté servida

Y no sabiendo jamás
lo que el doble filo es,
bese a la silla sus pies;
que no hay más
aquí que allí.

Un dibujo de abril para María Zambrano - José Miguel Ullán - España

Agrafismo 38 - José Miguel Ullán
Avant l'aurore, dans la forêt triangulare
Alfred Jarry

La exactitud vivida de lo que contemplamos
en la blanca mirada del agua
no nos deja ser el destino
-pero nos da, sin levantar la mano,
la mansa sensación de ir acercándonos
al felino escondite de aquel encuentro:

Menos borroso que una hermandad,
ventana.
Y más anónimo que un lirio,
espejo

Un manantial, una hermandad republicana (alguien
tenía que decirlo), un lirio
-y la voz temblorosa
(«la poesía va contra la justicia»)
de la primera luz,
al despertar perdida
en la corazonada discontinua del bosque.

domingo, 24 de mayo de 2009

Fragmento de Relato de un náufrago: Los tiburones llegan a las cinco - Gabriel García Márquez - Colombia

El náufrago - Asensio Julià
Fue el primer animal que vi, casi treinta horas después de estar en la balsa. La aleta de un tiburón infunde terror porque uno conoce la voracidad de la fiera. Pero realmente nada parece más inofensivo que la aleta de un tiburón. No parece algo que formara parte de un animal, y menos de una fiera. Es verde y áspera, como la corteza de un árbol. Cuando la vi pasar orillando la borda, tuve la sensación de que tenía un sabor fresco y un poco amargo, como el de una corteza vegetal. Eran más de las cinco. El mar estaba sereno al atardecer. Otros tiburones se acercaron a la balsa, pacientemente, y estuvieron merodeando hasta cuando anocheció por completo. Ya no había luces, pero los sentía rondar en la oscuridad, rasgando la superficie tranquila con el filo de sus aletas.
Desde ese momento no volví a sentarme en la borda después de las cinco de la tarde, Mañana, pasado mañana y aun dentro de cuatro días, tendría suficiente experiencia para saber que los tiburones son unos animales puntuales: llegarían un poco después de las cinco y desaparecerían con la oscuridad.
Al atardecer, el agua transparente ofrece un hermoso espectáculo. Peces de todos los colores se acercaban a la balsa. Enormes peces amarillos y verdes; peces rayados de azul y rojo, redondos, diminutos, acompañaban la balsa hasta el anochecer. A veces había un relámpago metálico, un chorro de agua sanguinolenta saltaba por la borda y los pedazos de un pez destrozado por el tiburón flotaban un segundo junto a la balsa. Entonces una incalculable cantidad de peces menores se precipitaban sobre los desperdicios. En aquel momento yo habría vendido el alma por el pedazo más pequeño de las sobras del tiburón...

El 28 de Febrero de 1955 se conoció la noticia de que ocho miembros de la tripulación de un destructor de la Marina de Guerra de Colombia habían caído al agua y desaparecido a causa de una tormenta en el Caribe. De ellos sólo sobrevivió Luis Alejandro Velasco, después de diez días a la deriva en una balsa sin comida ni bebida.
El entonces joven reportero Gabriel García Márquez publicó por entregas en el diario El Espectador de Bogotá la historia que el propio náufrago le fue contando. Con estos artículos acabó componiendo un libro cuyo título completo es uno de los más largos de la Historia de la Literatura: Relato de un náufrago que estuvo diez días a la deriva en una balsa sin comer ni beber, que fue proclamado héroe de la patria, besado por las reinas de la belleza y hecho rico por la publicidad, y luego aborrecido por el gobierno y olvidado para siempre.

lunes, 18 de mayo de 2009

Papel mojado - Mario Benedetti - Tania Libertad - Joan Manuel Serrat - Uruguay - Perú - España


Tania Libertad canta con Joan Manuel Serrat la cancion Papel Mojado del disco La Vida, ese paréntesis, letra de Mario Benedetti y música de Victor Merino.

Mario Benedetti - Uruguay


Mario Benedetti acaba de fallecer en su casa de Montevideo a la edad de 88 años. Descanse.

martes, 12 de mayo de 2009

Ecuación de primer grado con una incógnita - José Emilio Pacheco - México

The Singing Fish - Joan Miró En el último río de la ciudad, por error
o incongruencia fantasmagórica, vi
de repente un pez casi muerto. Boqueaba
envenenado por el agua inmunda, letal
como el aire nuestro. Qué frenesí
el de sus labios redondos,
el cero móvil de su boca.
Tal vez la nada
o la palabra inexpresable,
la última voz
de la naturaleza en el valle.
Para él no había salvación
sino escoger entre dos formas de asfixia.
Y no me deja en paz la doble agonía,
el suplicio del agua y su habitante.
Su mirada doliente en mí,
su voluntad de ser escuchado,
su irrevocable sentencia.
Nunca sabré lo que intentaba decirme
el pez sin voz que sólo hablaba el idioma
omnipotente de nuestra madre la muerte.

A quien pueda interesar - José Emilio Pacheco - México

El puente roto y el sueño - Salvador Dalí 1945
Que otros hagan aún
el gran poema
los libros unitarios
las rotundas
obras que sean espejo
de armonía

A mí sólo me importa
el testimonio
del momento que pasa
las palabras
que dicta en su fluir
el tiempo en vuelo

La poesía que busco
es como un diario
en donde no hay proyecto ni medida
José Emilio Pacheco

José Emilio Pacheco acaba de obtener el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en su decimoctava edición.
El premio reconoce cada año el conjunto de la obra de un autor vivo cuyo valor constituya un aporte relevante al patrimonio cultural iberoamericano.
El jurado estaba formado por el presidente de Patrimonio Nacional, Yago Pico de Coaña; el rector de la Universidad de Salamanca, José Ramón Alonso; el director de la Real Academia Española (RAE), Víctor García de la Concha; los escritores Pablo García Baena, José Saramago, Luis Antonio de Villena, Jaime Siles, José Manuel Caballero Bonald, José Miguel Santiago Castelo y Carmen Posadas; Pilar Martín-Laborda, vocal asesora de programas culturales del patrimonio nacional, Anunciada Fernández de Córdova, embajadora de España en la República de Eslovenia, Milagros del Corral, directora de la Biblioteca Nacional, Genoveva Iriarte, directora del Instituto Caro y Cuervo, las hispanistas Petra Serien, Marie-Claire Zimmermann y Susana Regazzoni, José Manuel Mendes, director del Instituto del Libro Portugués y Javier Sanjosé Lera y Mª Angeles Pérez López, del Departamento de Lengua y Literatura de la Universidad de Salamanca.

Jaime Siles, miembro del jurado: "Pacheco es el único poeta posterior a Octavio Paz que ha creado un universo auténticamente propio, trabajando prácticamente todos los tonos del lenguaje, el poema confidencial, el irónico, el de lo cotidiano… El premio no lo descubre, simplemente le ratifica".

Luis Antonio de Villena, miembro también del jurado y amigo del galardonado dice que "el lenguaje de Pacheco parece coloquial, pero está profundamente elaborado" y destaca "el tono satírico en muchos de sus poemas". "Es un hombre de un caos vitalísimo y caótico, de un caos creativo excepcional".

"No lo sé, nunca me veo como lector de mi propio trabajo -asegura Pacheco-, creo que tendería a congelar mi trabajo, a perder mi libertad. Uno escribe lo que se le ocurre y unas veces sale bien y otras, la mayoría, sale muy mal. Admiro mucho a la gente que puede hablar con aplomo de su obra y de sus propósitos, yo no lo sé hacer, prefiero escribir y que el lector juzgue y dicte sin que yo le imponga interpretaciones".

Pacheco, novelista, cuentista, prosista, ensayista y traductor, confeso admirador de Juan Gelman, Gonzalo Rojas o Antonio Gamoneda, publicará este año dos libros. El primero, titulado La edad de las tinieblas, estará compuesto por poemas en prosa. "Esa obra será extraña para la literatura mexicana, porque en la historia literaria del país hay pocos libros que sólo sean de poemas en prosa". El segundo llevará por título Como la lluvia, en referencia a un poema encontrado en las ruinas de Pompeya. Se trata de un texto "muy largo" (de unas 150 páginas), compuesto por "toda clases de versos, haikus, epigramas, poemas rimados y sin rima".