-¡P'tas que me gustaría ser poeta!
-¡Hombre! En Chile todos son poetas. Es más original que sigas siendo cartero...
-¡Déme un ejemplo!
-“Me llamo mar, repite pegando en una piedra sin lograr convencerla. Entonces con siete lenguas verdes, de siete tigres verdes, de siete perros verdes, de siete mares verdes, la recorre, la besa, la humedece, y se golpea el pecho repitiendo su nombre”. –Hizo una pausa satisfecho-. ¿Qué te parece?...
-¿Cómo se lo explicaría? Cuando usted decía el poema las palabras iban de acá pa'llá.
-¡Como el mar, pues!
-Sí, pues, me movían igual que la mar...
-Te mareaste.
-¡Claro! Yo iba como un barco temblando en sus palabras.
Los párpados del poeta se despegaron lentamente.
-“Como un barco temblando en mis palabras”.
-¡Claro!
-¿Sabes que has hecho Mario?
-¿Qué?
-Una metáfora...
Contra los vidrios turbios de sal y polvo, soplaba una ráfaga que los hacía vibrar. Mario mantuvo la vista sobre una flor derramada contra el canto de un jarrón de greda, y reprodujo el texto...
-“Dolor e indignación asesinato presidente Allende...”
-Otro –dijo el vate sintiendo que subían sombras a sus ojos y que, como cataratas o galopes de fantasmas, buscaban trizar los cristales para ir a reunirse con ciertos cuerpos borrosos, que se venían levantando desde la arena... su casa frente al mar y la casa de agua que ahora levitaba tras esos vidrios que también eran agua, sus ojos que también eran la casa de las cosas, sus labios que eran la casa de las palabras y ya se dejaban mojar dichosamente por esa misma agua que un día había rajado el ataúd de su padre...
Mario lo abrazó desde atrás, y levantando las manos para cubrirle las pupilas alucinadas, le dijo:
-No se muera, poeta.
Ardiente paciencia (1985), que previamente había conocido una versión teatral (1984) y antes un guión para la radio (1983), fue llevada al cine por Michael Radford en 1995 con el título de Il Postino (El cartero y Pablo Neruda) y el éxito que todos conocemos.
Antonio Skármeta está feliz estos días: recibió como regalo de cumpleaños la guitarra con la que Toquinho compuso y grabó la famosísima canción Acuarela. Desde hace más de un año, prepara con el músico brasileño un álbum titulado en principio Obra de arte.
"Ante mi perplejidad, me extendió un certificado manuscrito que reza: 'Te regalo esta guitarra que ha sido mi compañera en mil espectáculos y con la cual yo hice y grabé tantas canciones, entre ellas, 'Acuarela'. Para tener un gesto semejante hacia él tendría que haber guardado en mis baúles mi primera máquina de escribir Underwood. O la acelerada Olivetti Lettera 22 de mi juventud que masacré poniendo en mis primeros cuentos más énfasis que los que la frágil damisela italiana era capaz de resistir. Finalmente tomé en mis brazos la guitarra de Toquinho, y en el jardín primaveral, las azaleas florecidas, profané sus cuerdas sintiendo cómo el rubor teñía mi rostro. Epidemia que por cierto conjuré con una botella de vino blanco chileno bien heladito.
Juro ante mis lectores y los admiradores de Toquinho no sacarla más de su estuche al menos que un día visite mi casa Eric Clapton".
Antonio Skármeta es autor, entre otros libros, de El baile de la victoria, Premio Planeta 2003, cuya versión cinematográfica está realizando Fernando Trueba y parece que está a punto de finalizar.
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