"C'est un pauvre fou qui remplit son jardin de pierres"1
Si usted nunca repartió cartas en un radio de 32 kilómetros a la redonda, si no las llevó en un viejo saco de cuero junto con encomiendas, impresos, prospectos, telegramas, giros postales y facturas, si no caminó con la cabeza gacha para sorprender las piedras escondidas entre las hierbas de los senderos rurales, si además del saco de cuero usted no llevó nunca una carretilla de hierro en su recorrido, si al distribuir el correo no levantó una piedra de buen aspecto para ponerla en la carretilla y sucesivamente fue levantando otras piedras meritorias hasta colmar la carretilla, si no volvió a su casa con la carretilla llena de piedras y las volcó junto a una construcción bastante adelantada, si no preparó argamasa y se puso a levantar un muro de la construcción hasta que la oscuridad le impidió seguir trabajando, si no hizo todo eso o le cuesta creer de alguien que haya podido hacerlo durante veinticinco años, lamento decirle que no comprenderá jamás a los piantados, que es usted irremisiblemente cuerdo, y que le estrecho la mano inclinándome con el gesto con que se saluda al esposo de la difunta en el peristilo del cementerio, no sin antes dejar constancia de que el epígrafe supra procede de la autobiografía del Facteur Cheval, que lo cita como la opinión de sus vecinos de Hauterives antes de seguir imperturbable con su carretilla y volcar diariamente cuarenta y ocho kilos en el centro mismo de mi corazón.
Los piantados y los idos
La palabra piantado es una de las contribuciones culturales del Río de la Plata; los lectores al norte del paralelo 32 tomarán nota de que viene de "piantare", en italiano mandarse mudar2, acepción ilustrada por un rotundo tango donde también se oye el ruido de rotas cadenas: Pianté de la noria... ¡se fue mi mujer!
Nótese que el que se va está ido, voz que castizamente significa chiflado; al importar e imponer a los piantados en detrimento de los idos, reiteramos los argentinos una de nuestras más caras aspiraciones que, como todo el mundo sabe, consiste en sustituir una palabra española por otra italiana siempre que sea posible y sobre todo si no lo es. Yo, por ejemplo, de muy chico era un ido, pero hacia los doce años alguien me trató de piantado y la familia adoptó el neologismo con arreglo al sano principio precedente. Desde luego el interior del país está menos expuesto a estas sustituciones terminológicas, y es justo decir que si la capital se enorgullece de un meritorio porcentaje de piantados, en cambio nuestras provincias continúan repletas de idos; la querella linguística no tiene importancia frente a la esperanza de que la suma de idos y piantados alcance algún día a contrarrestar la influencia de los cuerdos, con los cuales nos está yendo hasta ahora como usted sabe.
La diferencia entre un loco y un piantado está en que el loco tiende a creerse cuerdo mientras que el piantado, sin reflexionar sistemáticamente en la cosa, siente que los cuerdos son demasiado almácigo simétrico y reloj suizo, el dos después del uno y antes del tres, con lo cual sin abrir juicio, porque un piantado no es nunca un bien pensante o una buena conciencia o un juez de turno, este sujeto continúa su camino por abajo de la vereda y más bien a contrapelo, y así sucede que mientras todo el mundo frena el auto cuando ve la luz roja, él aprieta el acelerador y Dios te libre. [...]
Nótese que el que se va está ido, voz que castizamente significa chiflado; al importar e imponer a los piantados en detrimento de los idos, reiteramos los argentinos una de nuestras más caras aspiraciones que, como todo el mundo sabe, consiste en sustituir una palabra española por otra italiana siempre que sea posible y sobre todo si no lo es. Yo, por ejemplo, de muy chico era un ido, pero hacia los doce años alguien me trató de piantado y la familia adoptó el neologismo con arreglo al sano principio precedente. Desde luego el interior del país está menos expuesto a estas sustituciones terminológicas, y es justo decir que si la capital se enorgullece de un meritorio porcentaje de piantados, en cambio nuestras provincias continúan repletas de idos; la querella linguística no tiene importancia frente a la esperanza de que la suma de idos y piantados alcance algún día a contrarrestar la influencia de los cuerdos, con los cuales nos está yendo hasta ahora como usted sabe.
La diferencia entre un loco y un piantado está en que el loco tiende a creerse cuerdo mientras que el piantado, sin reflexionar sistemáticamente en la cosa, siente que los cuerdos son demasiado almácigo simétrico y reloj suizo, el dos después del uno y antes del tres, con lo cual sin abrir juicio, porque un piantado no es nunca un bien pensante o una buena conciencia o un juez de turno, este sujeto continúa su camino por abajo de la vereda y más bien a contrapelo, y así sucede que mientras todo el mundo frena el auto cuando ve la luz roja, él aprieta el acelerador y Dios te libre. [...]
De La vuelta al día en ochenta mundos
1 "Es un pobre loco que llena su jardín de piedras". (N. de J. N.)
2 En argentino, irse. (N. de J. N.)
14 comentarios:
Inevitable redondear la lectura de esta maravilla escuchando la Balada para un Loco de Piazzolla y Ferrer con unos buenos mates y a dormir.
Esa es una buena idea.
Tan buena que te la voy a "fusilar"... con tu permiso.
La locura (esa clase de locura) todo lo cura.
Si no tuviera unos cuantos, podría hacer de este tango mi tango favorito.
Este tipo de locura es el que hace que el mundo siga dando vueltas y no se pasme de pronto.
Encontrar un tango favorito es complicado. Creo que volveré a echar a andar la serie de tangos en La Taberna.
Esa es una verdad tan grande... En todos los órdenes, cómo decirlo, lo favorito excluye aspectos, valores e ingredientes propios de otras obras que te deleitan. Ninguna obra te llena de tal manera como para prescindir de otras. Los favoritos a lo sumo son momentáneos como la felicidad y la pena y el placer y...
Es una forma de hablar, Carlos. Para mí sí hay obras que te llenan sin por eso prescindir de otras que no te llenan pero te dicen algo, y pueden seguir llegando nuevas que te llenen, porque eso no se elige ni hay un tope.
Sí, claro, por eso digo que es una cuestión de momento. Incluso he tenido favoritos de los que hoy me avergûenzo. Si te contara. Otros permanecen inalterables, pero es una cuestión como más dinámica esto del gusto o el favoritismo. Bah, como en todos los órdenes, qué sé yo.
Habéis dicho todo a excepción de quién de los tres es el más pianta@...
Averigua. Seguramente, el cuarto en discordia (o en concordia).
Uy, qué difícil averiguarlo. Posiblemente nos llevaríamos sorpresas:)
Yo lo tengo clarísimo, es....
Exacto. Yo también pienso lo mismo.
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