una mujer desnuda -amor profano-
y una blanca doncella -amor divino-.
¿No recordáis el cuadro de Tiziano?
También en el nocturno chopiniano
se oye primero el cántico argentino
que nos dice las rosas del camino,
que al goce invita del amor profano.
El ave del amor borda su trino
escondida en el bíblico manzano,
y un cupidillo frívolo y pagano
apunta al cielo el chorro cristalino.
Es todo risas. Se respira un vano
perfume anacreóntico; y el vino
tiñe acaso el paisaje veneciano
como en una vendimia de Bassano
o en una bacanal del Aretino.
Un acorde litúrgico; imagino
que lo trenza algún órgano cristiano.
Es la aureola del amor divino
la que ilumina el corazón humano.
Renunciamiento, paz, quietud, lejano
son de plegarias místicas. El lino
de un cuento nazareno y peregrino
devana el dulce corazón del piano.
Y se piensa en el claustro; el vespertino
toque de Ángelus, trémulo y lontano,
un conventual jardín benedictino,
azucenas, cipreses, una mano
blanca en las sombras lentas adivino...
Pasa el encanto del amor divino.
Vuelve el triunfo del amor pagano.
Ya conoces los dos, mi buen hermano.
Pero tú no decides tu camino.
Es tan bello el amor a lo profano...
Es tan bello el amor a lo divino...
3 comentarios:
Poeta total, clásico y moderno (o modernísimo) de estilo inasible, capaz de florearse bien al borde en los extremos. Sólo los capos como Gerardo Diego.
Me entero que su Cervantes lo unió a Borges. Tal vez estaban más unidos que por un Premio, no?
Este Nocturno de Chopin, la lectura del poema de Gerardo Diego y la lluvia incesante de este día de Navidad son una síntesis.
Yo creo que Diego y Borges estaban más unidos que por ese premio. Los dos estuvieron en su día en las vanguardias, aunque no por mucho tiempo.
Diego es maestro vanguardista o clásico, pero siempre original, y con una musicalidad extraordinaria.
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