bombas sobre Londres,
naves que se hundieron en un fulgor de espuma,
los ojos de una griega,
la toma de Damasco y ver el mar,
el sueño y la barbarie,
la luz en las estepas de los tártaros,
el humo de las pampas,
zarzas que arden,
la dama que murió sobre una barca buscando a Lanzarote
y un voluntario caído en el Jarama
son episodios que siempre repetimos
porque creemos dignos de contar.
Pero no sólo es trágico el destino por énfasis o sangre.
Cuando se vuelve competente por unas pocas horas,
incluso el que nos toca a veces nos sorprende,
aunque después de un tiempo, su referencia apenas
insista vanamente en las palabras que se escriben,
expuestas a un lento deterioro
ausente de piedad.
14 comentarios:
Incluso el destino tiene que vérselas con las palabras. Amarga verdad.
No recuerdo quién decía, y no voy a mirarlo ahora: "Nunca es amarga la verdad, lo que tiene es remedio". O algo así.
Vaya, lo he mirado, me ha podido la curiosidad. ¿Quién iba a ser? El Nano Joan Manuel, aunque el decía: "Nunca es triste la verdad, lo que tiene es remedio"
Siria, sus refugiados...
Sí, eso sí es triste. Y debería tener remedio.
"... aunque después de un tiempo, su referencia apenas
insista vanamente en las palabras que se escriben,
expuestas a un lento deterioro
ausente de piedad."
Tienes una vista muy aguda.
Más... Jorge Fondebrider:)
Las guerras son un negocio y se hacen por negocio. La de Siria se acabará cuando se cree una nueva en otro lugar. Caldo de cultivo y excusas van a encontrar fácilmente, es el negocio redondo.
Si no que se lo pregunten a los que venden armas a quienes luego dicen estar enfrentados.
Más claro no se puede decir (y con pocas palabras).
Igual habría que preguntarles qué países no venden esas armas y acabaríamos antes, porque son más los que están en el negocio que los que no.
De la OTAN y de la ONU hablamos otro día...
O nunca.
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