As viudas dos vivos e as viudas dos mortos
¡Pra a Habana!
I
Vendéronlle os bois,
vendéronlle as vacas,
o pote do caldo
i a manta da cama.
Vendéronlle o carro
i as leiras que tiña;
deixárono sóio
coa roupa vestida.
"María, eu son mozo,
pedir non me é dado;
eu vou polo mundo
pra ver de ganalo.
Galicia está probe,
i á Habana me vou...
¡Adiós, adiós, prendas
do meu corazón!"
II
Cando ninguén os mira,
vense rostros nubrados e sombrisos,
homes que erran cal sombras voltexantes
por veigas e campíos.
Un, enriba dun cómaro
séntase caviloso e pensativo;
outro, ó pe dun carballo queda imóvil,
coa vista levantada hacia o infinito.
Algún, cabo da fonte recrinado,
parés que escoita atento o murmurío
da auga que cai, e eisala xordamente
tristísimos sospiros.
¡Van a deixala patria...!
Forzoso, mais supremo sacrificio.
A miseria está negra en torno deles,
¡ai!, ¡i adiante está o abismo...!
III
O mar castiga bravamente as penas,
e contra as bandas do vapor se rompen
as irritadas ondas
do Cántabro salobre.
Chilan as gaviotas
¡alá lonxe...!, ¡moi lonxe!,
na prácida ribeira solitaria
que convida ó descanso i ós amores.
De humanos seres a compauta línea
que brila ó sol adiántase e retórcese,
mais preto e lentamente as curvas sigue
do murallón antigo do Parrote.
O corazón apértase de angustia,
óiense risas, xuramentos se oien,
i as blasfemias se axuntan cos sospiros...
¿Ónde van eses homes?
Dentro dun mes, no simiterio imenso
da Habana, ou nos seus bosques,
ide a ver qué foi deles...
¡No eterno olvido para sempre dormen!
¡Probes nais que os criaron,
i as que os agardan amorosas, probes!
IV
"¡Ánimo, compañeiros!
Toda a terra é dos homes.
Aquel que non veu nunca máis que a propria,
a iñorancia o consome.
¡Ánimo! ¡A quen se muda Diolo axuda!
¡I anque ora vamos de Galicia lonxe,
verés desque tornemos
o que medrano os robres!
Mañán é o día grande, ¡á mar, amigos!
¡Mañán, Dios nos acoche!"
¡No sembrante a alegría,
no corazón o esforzo,
i a campana armoniosa da esperanza,
lonxe, tocando a morto!
V
Éste vaise i aquél vaise,
e todos, todos se van.
Galicia, sin homes quedas
que te poidan traballar.
Tes, en cambio, orfos e orfas
e campos de soledad,
e nais que non teñen fillos
e fillos que non tén pais.
E tes corazóns que sufren
longas ausencias mortás,
viudas de vivos e mortos
que ninguén consolará.
*
Tecín soia a miña tea,
sembréi soia o meu nabal,
soia vou por leña ó monte,
soia a vexo arder no lar.
Nin na fonte nin no prado,
así morra coa carrax,
el non ha de virme a erguer,
el xa non me pousará.
¡Qué tristeza! O vento soa,
canta o grilo ó seu compás...;
ferve o pote..., mais, meu caldo,
soíña te hei de cear.
Cala, rula, os teus arrulos
ganas de morrer me dan;
cala, grilo, que si cantas
sinto negras soidás.
O meu homiño perdéuse,
ninguén sabe en ónde vai...
Anduriña que pasache
con el as ondas do mar;
anduriña, voa, voa,
ven e dime en ónde está.
Vivir para ver
Marcháchete un día
ti, aquel que eu quería;
fuxiste da terra
que tanta alegría
i encantos encerra.
Dixeches: "María,
máis dose que as meles,
máis linda que as frores,
paloma sin feles,
non chores, non chores,
que ausencia envivece,
non mata, ni esquece
os doces amores
que a dicha axuntóu.
¡Eu voume...!, mais si ora
delor nos ofrece
fertuna traidora,
jamás te olvidara
quen tanto te adora
quen tanto te amara.
¡Adiós, miña vida!
No peito escondida
te levo, antretanto
non torno te a ver.
¡Ti espera!, pois xuro
por Dios sacrosanto,
que si non morrer,
aquí hei de volver".
Morrer, non morreche...
i anque eu esperara...,
¡qué ben que compriche,
palabra que diche,
amor que tiveche!
Que os anos pasaron,
as frores mucharon,
os negros cabelos
en brancos tornaron;
e nunca máis, nunca,
¡poder dun querer!,
qixeches volver...
Vivir para ver.
Tan sóio
Os dous, da terra lonxe
andamos e sufrimos, ¡ai de min!
Mais ti tan sóio te recordas dela,
i eu, dela e máis de ti.
Ambos errantes polo mundo andamos
i as nosas forzas acabando van.
Mais ¡ai!, ti nela atoparás descanso,
i eu tan sóio na morte o hei de atopar.
Las viudas de los vivos y las viudas de los muertos
¡Para la Habana!1
I
Vendiéronle los bueyes,
vendiéronle las vacas,
el pote del caldo
y la manta de la cama.
Vendiéronle el carro
y las tierras que tenía;
dejáronlo sólo
con la ropa vestida.
"María, yo soy mozo,
pedir no me es dado;
yo iré por el mundo
para ver de ganarlo.
Galicia está pobre,
y a la Habana me voy...
¡Adiós, adiós, prendas
de mi corazón!"
II
Cuando nadie los mira,
se ven rostros nublados y sombríos,
hombres que vagan cual sombras errantes
por vegas y campos.
Uno, sobre un cerro
se sienta caviloso y pensativo;
otro, al pie de un roble queda inmóvil,
con la vista levantada hacia el infinito.
Alguno, junto a la fuente reclinado,
parece que escucha atento el murmullo
del agua que cae, y exhala sordamente
tristísimos suspiros,
¡Van a dejar la patria...!
Forzoso, mas supremo sacrificio.
La miseria está negra en torno de ellos,
¡ay!, ¡y delante está el abismo...!
III
El mar castiga bravamente las peñas,
y contra las bandas del vapor se rompen
las irritadas olas
del Cantábrico salobre.
Chillan las gaviotas
¡allá lejos...!, ¡muy lejos!,
en la plácida ribera solitaria
que convida al descanso y a los amores.
De humanos seres la compacta línea
que brilla al sol avanza y se retuerce,
mas cerca y lentamente las curvas sigue
del murallón antiguo del Parrote2.
El corazón oprímese de angustia,
óyense risas, juramentos se oyen,
y las blasfemias se juntan con los suspìros...
¿Dónde van esos hombres?
Dentro de un mes, en el cementerio inmenso
de La Habana, o en sus bosques,
id a ver qué fue de ellos...
¡En el eterno olvido para siempre duermen!
¡Pobres madres que los criaron,
y las que los aguardan amorosas, pobres!
IV
"¡Ánimo compañeros!
Toda la tierra es de los hombres.
A aquel que no vio nunca más que la propia,
la ignorancia lo consume.
¡Ánimo! ¡A quien se muda Dios lo ayuda!
¡Y aunque ahora vamos de Galicia lejos,
veréis cuando volvamos
lo que crecieron los robles!
Mañana es el día grande, ¡a la mar, amigos!
¡Mañana, Dios nos acoge!"
¡En el semblante la alegría,
en el corazón el esfuerzo,
y la campana armoniosa de la esperanza,
lejos, tocando a muerto!
V
Éste se va y aquél se va,
y todos, todos se van.
Galicia, sin hombres quedas
que te puedan trabajar.
Tienes, en cambio, huérfanos y huérfanas
y campos de soledad,
y madres que no tienen hijos
e hijos que no tienen padres.
Y tienes corazones que sufren
largas ausencias mortales,
viudas de vivos y muertos
que nadie consolará.
*
Tejí yo sola mi tela,
sembré sola mi nabal,
sola voy por leña al monte,
sola la veo arder en el lar.
Ni en la fuente ni en el prado,
así muera yo con rabia,
él no ha de venir a levantarme,
él ya no me tumbará.
¡Qué tristeza! El viento suena,
canta el grillo a su compás...;
hierve el pote..., mas, caldo mío,
solita te he de cenar.
Calla, tórtola, tus arrullos
ganas de morir me dan;
calla, grillo, que si cantas
siento negra soledad.
Mi marido perdióse,
nadie sabe dónde va...
Golondrina que pasaste
con él las olas del mar;
golondrina, vuela, vuela,
ven y dime dónde está.
Vivir para ver3
Te marchaste un día
tú, a quien yo quería;
huiste de la tierra
que tanta alegría
y encantos encierra.
Dijiste: "María,
más dulce que las mieles,
más linda que las flores,
mariposa sin hieles,
no llores, no llores,
que la ausencia aviva,
no mata, ni olvida
los dulces amores
que la dicha unió.
¡Me voy...!, mas si ahora
dolor nos ofrece
fortuna traidora,
jamás te olvidara
quien tanto te adora
quien tanto te amara.
¡Adiós, vida mía!
En el pecho escondida
te llevo, entretanto
no te vuelva a ver.
¿Tú espera!, pues juro
por Dios sacrosanto,
que si no muero,
aquí he de volver".
Morir, no moriste...
y aunque yo esperara...,
¡qué bien que cumpliste,
palabra que diste,
amor que tuviste!
Que los años pasaron,
las flores se ajaron,
los negros cabellos
en blancos tornaron;
y nunca más, nunca,
¡poder de un querer!,
quisiste volver...
Vivir para ver.
Tan sólo
Los dos, de la tierra lejos
andamos y sufrimos, ¡ay de mí!
Mas tú tan sólo te acuerdas de ella,
y yo, de ella y además de ti.
Ambos errantes por el mundo andamos
y nuestras fuerzas acabando van.
Mas, ¡ay!, tú en ella encontrarás descanso,
y yo tan sólo en la muerte lo he de hallar.
Versión castellana y notas de María Asensio
1 Rosalía agrupa en este quinto libro de Follas novas su poesía de carácter social, con el tema central de la emigración. En este primer poema retrata varias escenas sobre los gallegos que emigran a Cuba: los jóvenes matrimonios que se separan al marchar él, el sacrificio que supone abandonar la tierra y los suyos, las largas hileras de hombres esperando a embarcar, el ánimo que hay que sacar para afrontarlo y la soledad en que quedan mujeres y niños.
2 Dentro de las instalaciones del puerto marítimo de A Coruña se encuentra el astillero construido en el siglo XVI en el Parrote.
3 Rosalía parte de esta expresión popular para desarrollar el tema de la viuda en vida a lo largo del poema y cerrarlo repitiendo el título a modo de estribillo. El poema es una clara denuncia de la dependencia de la mujer con respecto al marido, haciendo ver que si la emigración es dolorosa para el hombre que emigra, lo es aún más para la mujer, que pierde para siempre su libertad.
Poeta con varios poetas dentro, escritora de expresión rica en rexistros, musa polifacética, espírito torturado, voz reveladora en tantas ocasións, xa na antesala da morte publica o libro "En las orillas del Sar", que é un tratado de desolación. Ninguén ata estas datas se asomara, en ningunha das linguas hispánicas a territorios tan graves do espírito humano. XESÚS ALONSO MONTERO
6 comentarios:
¡Ánimo compañeros!
Toda la tierra es de los hombres.
A aquel que no vio nunca más que la propia,
la ignorancia lo consume.
Gran verdad por cierto.
¿También Castilla, Rosalía?.
De Ángel González, sólo dos, ejem, ejem.
Sí, es bastante imperdonable. Pondré más, no te preocupes.
Bueno, tanto como imperdonable, no.
No es que le admire como poeta nada más, es que me siento identificada con él, ¿por qué?, pues exacta exactamente no lo sé, aunque lo intuyo.
Es un poeta práctico (que llamo yo), cosas mías.
Vale, pues tú a lo tuyo, habrá más poemas de Ángel González.
Ea, que se vea.
Publicar un comentario