Chet Baker - Like Someone In Love

sábado, 21 de octubre de 2017

Literatura fantástica/ 6 - Fragmentos de Historia verdadera (El viaje a la Luna) - Luciano de Samosata - Siria-Antigua Grecia


Al igual que los atletas y quienes tratan de mantenerse en forma no sólo cuidan de su estado físico y entrenamiento, sino también de su oportuna relajación -por entender que es la parte principal de su preparación-, asimismo interesa a los intelectuales, a mi parecer, tras una prolongada lectura de los autores más serios, relajar su mente y hacerla más vigorosa para su esfuerzo futuro.
Resultaría acorde con ellos el descanso si tomaran contacto con aquellas lecturas que no sólo ofrecen pura evasión, fruto del ingenio y humor, sino las que presentan un contenido no ajeno a las Musas, como creo que ellos estimarán en el caso de esta obra; no sólo les atraerá lo novedoso del argumento, ni lo gracioso de su plan, ni el hecho de que contamos mentiras de todos los colores de modo convincente y verosímil, sino además el que cada historia apunta, no exenta de comicidad, a alguno de los antiguos poetas, historiadores y filósofos, que escribieron muchos relatos prodigiosos y legendarios; los habría citado por su nombre, si no se desprendieran, en tu caso, de la lectura. [...]

Hacia el mediodía, cuando ya no se divisaba la isla, sobrevino de repente un tifón que hizo girar la nave y, elevándola por el aire unos trescientos estadios, ya no la dejó descender al mar, sino que, hallándose en las alturas, sopló viento sobre su velamen y la arrastraba a vela hinchada.
Por siete días y otras tantas noches viajamos por el aire, y al octavo divisamos un gran país en el aire, como una isla, luminoso, redondo y resplandeciente de luz en abundancia. Nos dirigimos a él y, tras anclar, desembarcamos, y observando descubrimos que la región se hallaba habitada y cultivada. Durante el día nada divisábamos desde allí, pero al hacerse de noche empezaron a aparecérsenos muchas otras islas próximas -unas mayores, otras más pequeñas- de color semejante al del fuego. Vimos también otro país abajo, con ciudades, ríos, mares, bosques y montañas, y dedujimos que era la Tierra.
Decidimos seguir avanzando, pero fuimos detenidos al encontrar a los que ellos llaman "cabalgabuitres"1. Los cabalgabuitres son hombres que cabalgan sobre buitres enormes, y utilizan dichas aves como caballos. Los buitres son enormes y suelen tener tres cabezas; puede inferirse su tamaño del hecho siguiente: cualquiera de sus plumas es mayor y más robusta que el mástil de un gran navío mercante2. Dichos cabalgabuitres tienen como misión sobrevolar el país y conducir ante el rey a cualquier extranjero que encuentren; por ello, nos detuvieron y condujeron ante él. Éste, después de observarnos y deducirlo de nuestros vestidos, dijo: "Vosotros sois griegos, ¿verdad, extranjeros?" Al confirmárselo nosotros, preguntó: "¿Y cómo habéis llegado hasta aquí, tras atravesar un gran trecho por el aire?" Nosotros le explicamos todo. Entonces comenzó él a contarnos su propia historia: era también un ser humano, llamado Endimión, que había sido raptado de nuestro país mientras dormía y, una vez allí, llegó a ser rey del territorio. Decía que aquel país era la Luna que vemos desde abajo3. Nos exhortó a confiar y no temer peligro alguno, ofreciéndonos cuanto necesitáramos.
"Si triunfo -añadió- en la guerra que ahora mantengo contra los habitantes del Sol, viviréis muy felices a mi lado". Nosotros le preguntamos quiénes eran los enemigos y la causa del conflicto. "Faetonte -contestó--, el rey de los habitantes del Sol (pues aquél también está habitado, como la Luna), desde mucho tiempo atrás nos hace la guerra. Comenzó por el siguiente motivo. En cierta ocasión reuní a los más pobres de mi reino, con el proyecto de establecer una colonia en la Estrella de la Mañana4, que se hallaba desierta e inhabitada. Celoso Faetonte, impidió la colonización, saliendo al paso a medio camino al frente de sus cabalgahormigas5. Entonces fuimos vencidos (pues no estábamos a su altura en preparación) y nos retiramos; pero ahora deseo reanudar la guerra y fundar la colonia. Si lo deseáis, podéis participar conmigo en la expedición, y os proporcionaré a cada uno de vosotros un buitre real y el armamento necesario. Mañana partiremos". "De acuerdo -dije yo-, puesto que es tu designio."
Desde entonces permanecimos con él en calidad de huéspedes, y con la aurora nos levantamos a ocupar nuestros puestos, pues los atalayas señalaban que el enemigo estaba cerca. Integraban nuestro ejército cien mil soldados, sin contar los porteadores, los ingenieros, la infantería y los aliados extranjeros. De ellos, ochenta mil eran cabalgabuitres, y veinte mil, jinetes sobre plumaverdes6 -se trata también de un ave descomunal, que, en vez de plumas, está cubierta enteramente de hortalizas, y sus alas son en extremo semejantes a las hojas de lechuga-. A continuación estaban alineados los lanzamijos7 y los ajoguerreros8. Habían venido también aliados del rey de la Osa Mayor9 treinta mil pulgarqueros10 y cincuenta mil voladores11. De éstos, los pulgarqueros cabalgan sobre pulgas enormes, de las que reciben el nombre; el tamaño de dichas pulgas equivale al de doce elefantes. Los voladores son de infantería, pero se deslizan por el aire sin alas, y su técnica de deslizamiento es la siguiente: remangan sus túnicas talares, inclinándolas al viento como velas, y se deslizan al igual que las embarcaciones. Por lo general, ellos intervienen en las batallas como peltastas. Se decía que iban a llegar también, de las estrellas de sobre Capadocia, setenta mil gorrionbellotas12 y cinco mil cabalgagrullas13. A ésos no los vi, por lo que no me he atrevido a escribir sobre sus características, ya que se contaban de ellos portentos increíbles14. [...]

Entretanto, durante mi estancia en la Luna, observé muchas rarezas y curiosidades, que quiero relatar. En primer lugar, no nacen de mujeres, sino de hombres: se casan con hombres, y ni siquiera conocen la palabra "mujer". Hasta los veinticinco años actúan como esposas y, a partir de esa edad, como maridos. Y no quedan embarazados en el vientre, sino en la pantorrilla. A partir de la concepción, comienza a engordar la pierna; transcurrido el tiempo, dan un corte y extraen el feto muerto, pero lo exponen al viento con la boca abierta y le hacen vivir. A mi parecer, es de aquí de donde llegó hasta los griegos el término "pierna del vientre"15, porque allí se alberga el feto, en vez de en el vientre.
Pero voy a referirme a algo aún más sorprendente. Existe allí un linaje de hombres, los llamados "arbóreos"16, que nacen del modo siguiente. Cortan el testículo derecho de un hombre y lo plantan en la tierra; de él brota un corpulento árbol de carne, semejante a un falo17: tiene ramas y hojas y su fruto son las bellotas, del tamaño de un codo; cuando están ya maduras, las recolectan y extraen de su interior a los hombres.
Además, sus partes pudendas son artificiales. Algunos las tienen de marfil, pero los pobres las usan de madera, y con ellas se unen y fecundan a su pareja.
Tras la vejez, el hombre no muere, sino que, como el humo, se disuelve y convierte en aire. Su alimento es para todos el mismo: encienden fuego y asan ranas sobre el rescoldo -pues las ranas son muy abundantes allí, y vuelan-; una vez asadas, se sientan en círculo, como en torno a una mesa, aspiran el humo que asciende y se dan el festín18. Así es su comida. La bebida consiste para ellos en aire exprimido en copa, destilando un líquido como el rocío. [...]
Se considera hermoso en el lugar al hombre calvo y pelón; los melenudos, en cambio, son despreciados. Mas a los cometas19, por el contrario, los consideran hermosos por su cabellera: había allí algunos forasteros que nos hablaron de ellos. Otro detalle: tienen barbas, que crecen tímidamente sobre sus rodillas, y carecen de uñas en los pies, pues todos son solípedos. Sobre las nalgas de cada uno crece una col de gran tamaño, a guisa de cola, siempre exuberante, sin ajarse cuando caen de espaldas.
De sus narices fluye una miel muy agria y, cuando trabajan o hacen ejercicio, sudan leche por todo su cuerpo, lo que les permite elaborar queso, extendiendo sobre éste una capa de miel. De las cebollas elaboran un aceite muy denso y aromático, como perfume. Tienen muchas vides productoras de agua, pues los granos de los racimos son como el granizo y, a mi parecer, cuando sopla viento y agita dichas vides, es cuando cae sobre nosotros el granizo, al desgranarse los racimos. Usan sus vientres como alforjas, colocando en ellos los objetos de uso corriente, pues pueden abrirlos y cerrarlos. No parecen encerrar intestinos en ellos: tan sólo una espesa cabellera interior, lo que les permite albergar a los recién nacidos cuando hace frío.
El vestido de los ricos es de vidrio maleable20, y el de los pobres de hilado de bronce, pues abunda el bronce en aquellas regiones y lo trabajan reblandeciéndolo en agua, como la lana. En cuanto a las características de sus ojos, dudo en hablar de ello, por temor de que me juzguen mentiroso, dado lo increíble del relato. Ello no obstante, lo expondré. Tienen los ojos desmontables, y quien lo desea puede quitárselos y guardarlos hasta que necesite ver; entonces se los coloca y ve. Muchos, al perder los propios, los piden prestados a otros y ven. Los ricos suelen tener muchos en reserva. Tienen por orejas hojas de plátano, excepto los hombres-bellota; únicamente ellos las tienen de madera21.
Vi también otra maravilla en el palacio real. Un enorme espejo está situado sobre un pozo no muy profundo. Quien desciende al pozo oye todo cuanto se dice entre nosotros, en la Tierra; y si mira al espejo ve todas las ciudades y todos los pueblos, como si se alzara sobre ellos22. Yo vi, a la sazón, a mi familia y a todo mi pueblo, pero no puedo decir con certeza si ellos también me vieron. Quien no crea que ello es así, si alguna vez va por allí en persona, sabrá que digo la verdad. [...]
Traducción y notas de Andrés Espinosa Alarcón
Luciano de Samosata

1 Griego Hippógypoi. En pro de la intelección y expresividad, optamos por traducir estos nombres de seres fantásticos en lugar de transcribirlos.
2 Cf. Odisea IX 322 ss.11 
3 Antonio Diógenes parece ser la fuente de inspiración (Focio, lila). Cf. el Icaromenipo de Luciano.
4 Griego Heōsphóros, literalmente "Portadora de la aurora".
5 Griego Hippomyrmēkes. El término está atestiguado en ARISTÓTELES (Historia de los animales VIII 28).
6 Griego Lachanópteroi = "Alas de lechuga".
7 Griego Kenchrobóloi
8 Griego Skorodomáchoi = "Luchadores con ajos".
9 Griego Árktos.
10 Griego Psyllotoxótai.
11 Griego Anemodrómoi = "Corredores por el aire". 
12 Griego Strouthobálanoi.
13 Griego Hippogéranoi.
14 Tópico presente en HERÓDOTO, TUCÍDIDES y otros historiadores.
15 Gastroknémía. Significa "pantorrilla", parte gruesa de la pierna, en forma panzuda, pero preferimos dar en el texto la traducción etimológica del compuesto antecitado, sobre el cual Luciano deja correr su imaginación.
16 Griego Dendritai.
17 Representación plástica del miembro viril con fines mágicos y de culto religioso a la fecundidad.
18 Cf. HERÓDOTO, I 202, IV 75; ESTRABÓN, XV 1 57.
19 Cometa (griego komētés) significa etimológicamente "melenudo".
20 ¿Se trata de una parodia de HERÓDOTO, VII 65, donde se habla de vestidos de madera?
21 Como corresponde a su phýsis o peculiar naturaleza.
22 Topos o lugar común.

2 comentarios:

carlos perrotti dijo...

Un diferente, Luciano de Samosata.

"Escribo, por tanto, acerca de lo que ni vi, ni comprobé, ni supe por otros y, es más, acerca de lo que no existe en absoluto ni tiene fundamento para existir. Por lo tanto, los que me lean no deben creerme en absoluto."

Hasta califica a su imaginería como mentira. Lo leía y recordaba que "hay otros mundos pero están en éste" como dice Paul Éluard, y también me daba cuenta que Luciano inventó también la visión surreal, la que fue su óptica de las cosas y seguramente su ideología acerca de los asuntos filosóficos mundanos.

"Tienen los ojos desmontables, y quien lo desea puede quitárselos y guardarlos hasta que necesite ver; entonces se los coloca y ve. Muchos, al perder los propios, los piden prestados a otros y ven."

Qué se puede agregar? Un portento, Luciano de Samosata, un diferente a todo el resto.

Juan Nadie dijo...

Genial, Luciano de Samosata, que pasa por ser el iniciador de esas historias absurdas, y como tú dices hasta surrealistas, que tanto influyeron en escritores como Swift, Cyrano de Bergerac, Quevedo ("Los Sueños"), Rabelais... y hasta Voltaire ("Micromegas") y Cervantes ("El coloquio de los perros")...