Como en el poema que comienza Sovint sospir, dona, per vós de luny, aunque destinado a otra dama y referido a una experiencia diferente, el poeta, "rico de amor y pobre de ventura", habla de la tristeza por la separación que ha supuesto su partida y de las consecuencias e inútiles paliativos (el recuerdo, la imaginación, el sueño) de la ausencia, que sólo podrá remediarse con el reencuentro.
Enyorament, anuig, dol e desir
m'an dat asaut des que·m partí de vós,
tant fort que ja res no·m pot abellir,
e tot quant vey plasent m'és anujós.
Tant m'à fet mal lo vostre departir,
que m'entrenyor com no us vey com solia,
e per gran dol sovint lans mant sospir,
sí qu·ay pazós que desir no m'aucia.
Ha, cors gentil, quant de vós me partí
he us vi sus alt al vostre mirador,
morir cugey, tan greu dolor sentí:
axí·m destreny de son poder amor!
Mas com forsat heu forcí mon voler
e pris comjat de vós, gauig de ma vida,
planyent, plorant ez ab greu desesper,
maldint lo jorn de ma trista partida.
Si bé dellay visquei ab desplaser
per los gelós que us n'avien lunyat,
mas sols quant heu vos podia vezer,
encontinent tot l'àls m'er·oblidat;
mas are·m veig de tot plaser absent,
carguat d'amor e paubre de ventura,
no vasent vós, que us ham tan finamente,
e per açò morray si gayre·m dura.
Cant me recort en lo departiment
e pens en vós, me sembla que us vey clar:
en aycell punt me corr·un sentiment
per tot lo cors que·m fa los ulls plorar.
Puix vau al cor e fau-li dir cridant
ab agres veus: "Ay, hon est, ma senyora?
Hon est, mon bé? Perqu·eu muyr desitant
pel no veser." Tan forment vos enyora!
Enquer vos vey la nuyt en somiant,
de què·l meu cors pren un pauch de repòs,
e·l jorn aprés vau tot joyós pensant
com suy stats ab vostre donós cors;
per què us sopley vos vaja·l cor en me
un·or·al jorn per bona conexença,
car cant plus vau plus vos ham, per ma fe,
e plus m'entench en vostra benvolença.
Ha, cors gentil, quant de vós me partí
he us vi sus alt al vostre mirador,
morir cugey, tan greu dolor sentí:
axí·m destreny de son poder amor!
Mas com forsat heu forcí mon voler
e pris comjat de vós, gauig de ma vida,
planyent, plorant ez ab greu desesper,
maldint lo jorn de ma trista partida.
Si bé dellay visquei ab desplaser
per los gelós que us n'avien lunyat,
mas sols quant heu vos podia vezer,
encontinent tot l'àls m'er·oblidat;
mas are·m veig de tot plaser absent,
carguat d'amor e paubre de ventura,
no vasent vós, que us ham tan finamente,
e per açò morray si gayre·m dura.
Cant me recort en lo departiment
e pens en vós, me sembla que us vey clar:
en aycell punt me corr·un sentiment
per tot lo cors que·m fa los ulls plorar.
Puix vau al cor e fau-li dir cridant
ab agres veus: "Ay, hon est, ma senyora?
Hon est, mon bé? Perqu·eu muyr desitant
pel no veser." Tan forment vos enyora!
Enquer vos vey la nuyt en somiant,
de què·l meu cors pren un pauch de repòs,
e·l jorn aprés vau tot joyós pensant
com suy stats ab vostre donós cors;
per què us sopley vos vaja·l cor en me
un·or·al jorn per bona conexença,
car cant plus vau plus vos ham, per ma fe,
e plus m'entench en vostra benvolença.
Tornada
Na Ysabel, tant havets sobre me,
que, com no us vey, visch en fort penitença;
mas al pus tost e pus breu que poré
iray veser la vostra continença.
Tornada
Car lo meu cors és tant irat ab me
e tant felló per vostra departença,
que·m vol ausir e diu que, per sa fe,
tro us haja vist no m'haurà benvolença.
________________________________________
La tristeza, el dolor y la nostalgia,
desde que me marché, me han asaltado
con tal fuerza, que ya nada me place
y todo lo que es bello me fastidia.
Tanto mal me ha causado la partida,
que me entristezco porque ya no os veo;
a causa del dolor siempre suspiro
y temo que el deseo me dé muerte.
Cuando me despedí, gentil criatura,
y os vi allá arriba en vuestro mirador,
estuve a punto de morir de pena:
así con su poder amor me rinde.
Mas, forzado, forcé mi voluntad
y me partí de vos, luz de mi vida;
lloré desesperado, maldiciendo
el día de mi triste despedida.
Si bien antes viví con gran tristeza
por los celosos que nos alejaban,
al menos os veía y me olvidaba
al momento de todo lo demás.
Pero ahora no conozco la alegría,
rico de amor y pobre de ventura,
porque no os veo a vos, a quien adoro,
y, de seguir así, moriré pronto.
Cuando recuerdo la partida y pienso
en vos, parece que muy claro os veo;
en ese punto me recorre el cuerpo
un sentimiento tal, que rompo en llanto;
después va al corazón y éste con fuerza
le grita: "¿Dónde estás, señora mía?
¿Dónde, mi bien? Que muero de deseo
porque no os veo". ¡Así es como os añora!
También os veo por la noche en sueños,
y así mi corazón reposa un poco,
y todo el día siguiente voy contento
imaginando que con vos he estado.
Por eso os ruego que penséis en mí,
por agradecimiento, una hora al día;
a fe que cada vez os amo más
y puedo aspirar más a vuestro amor.
Cuando me despedí, gentil criatura,
y os vi allá arriba en vuestro mirador,
estuve a punto de morir de pena:
así con su poder amor me rinde.
Mas, forzado, forcé mi voluntad
y me partí de vos, luz de mi vida;
lloré desesperado, maldiciendo
el día de mi triste despedida.
Si bien antes viví con gran tristeza
por los celosos que nos alejaban,
al menos os veía y me olvidaba
al momento de todo lo demás.
Pero ahora no conozco la alegría,
rico de amor y pobre de ventura,
porque no os veo a vos, a quien adoro,
y, de seguir así, moriré pronto.
Cuando recuerdo la partida y pienso
en vos, parece que muy claro os veo;
en ese punto me recorre el cuerpo
un sentimiento tal, que rompo en llanto;
después va al corazón y éste con fuerza
le grita: "¿Dónde estás, señora mía?
¿Dónde, mi bien? Que muero de deseo
porque no os veo". ¡Así es como os añora!
También os veo por la noche en sueños,
y así mi corazón reposa un poco,
y todo el día siguiente voy contento
imaginando que con vos he estado.
Por eso os ruego que penséis en mí,
por agradecimiento, una hora al día;
a fe que cada vez os amo más
y puedo aspirar más a vuestro amor.
Tornada
Doña Isabel, tanto podéis en mí,
que, si no os veo, vivo en penitencia;
pero lo antes que pueda acudiré
a ver cuál es vuestra disposición.
Tornada
Tan enfadado está mi corazón
conmigo, y tan airado en la partida,
que me quiere matar y, a fe, me dice
que no me querrá bien hasta que os vea.
Comentario y traducción de José María Micó
5 comentarios:
"Vivo en penitencia..." Su amor devociona. Cree con sólo verla y luego en sueños o con recuerdos alienta su fe, su imaginación. Su amor por ella es su religión.
Así eran estos adoradores del "amor cortés".
Enamorados del amor pues.
¡Ay! Se acabó el desasosiego:) Es el último ¿no? Le echaremos de menos:(
Pues no, aún quedan dos, que saldrán seguidos. Seguiremos colgados de un suspiro, ay!
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