Giuseppe Verdi escribió Nabucco en 1842 con libreto de Temistocle Solera inspirándose en el Salmo 137, Super flumina Babylonis. La ópera canta la historia del exilio del pueblo hebreo en Babilonia tras la pérdida del Primer Templo de Jerusalén. El Coro del Tercer Acto, Va, pensiero -también conocido como Coro de los Esclavos-, se convirtió enseguida en un himno para los nacionalistas italianos que buscaban la unidad y la soberanía frente al Imperio Austro-Húngaro. Hay que recordar que en la primera mitad del siglo XIX Austria dominaba completamente el norte de Italia: a los patriotas italianos les costó muy poco identificarse con el sufrimiento de los hebreos bajo el yugo caldeo.
Muchos años después, a punto de morir, Verdi dispuso que sus funerales fuesen privados y sin ostentación alguna. Pero el músico ya era una gloria nacional y no pudo evitar que una multitud acudiese a ellos. El gran director de orquesta Arturo Toscanini y un coro de 800 almas despidieron a Verdi entonando, justamente, su Va, Pensiero.
Disfruten de una de las páginas musicales más sublimes que se hayan escrito nunca.
Va, pensiero, sull'ali dorate;
va, ti posa sui clivi, sui colli,ove olezzano tepide e molli
l'aure dolci del suolo natal!
Del Giordano le rive saluta,
di Sionne le torri atterrate...
Oh mia patria sì bella e perduta!
Oh membranza sì cara e fatal!
Arpa d'or dei fatidici vati,
perché muta dal salice pendi?
Le memorie nel petto raccendi,
ci favella del tempo che fu!
O simile di Solima ai fati
traggi un suono di crudo lamento,
o t'ispiri il Signore un concento
che ne infonda al patire virtù.
***
¡Vuela, pensamiento, con alas doradas
pósate sobre las praderas y montañas,
donde derrama su fragancia
el suave aire de nuestra tierra natal!
¡Saluda a las riberas del Jordán
y a las torres estremecidas de Sión!
¡Oh, mi patria tan bella y perdida!
¡Oh, recuerdo tan querido y fatal!
Arpa dorada de los profetas,
¿por qué cuelgas silenciosa de los sauces?
Aviva nuestros recuerdos queridos
y háblanos del tiempo que fue.
Canta en dulces lamentos
el destino de Jerusalén,
o que te inspire el Señor una melodía
que infunda valor a nuestro padecimiento.
8 comentarios:
Efectivamente, al menos para mí, una de las páginas musicales más sublimes de la historia.
Punto y pelota.
Dan ganas de apoyar la esclavitud, para que canten así...
Hombre, tampoco es eso, pero sí, una música emocionante, un milagro de la música.
Reconozco que es una maravilla y que el coro en algunos momentos me pone la piel de gallina, pero nunca me gustó especialmente. (Nadie es perfecto:)
Para gustos.
Efectivamente, tú lo has dicho: Nadie es perfecto :-) (Es una broma ¿eh?, no empecemos)
Nos aburriríamos mucho si fuésemos perfectos:)
Excelso.
Estoy de acuerdo con Carlos: música excelsa.
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