Lo cambiador
Pus que tan bé sabetz de cambiar
e conexets moneda com s'ic val,
assats tenits ben covinent cabal,
si dura tant la taula d'esmarçar;
perroquians no us falran per bon hús,
mas eu no crey gassanyets ab me pus:
ja no matrets vostres diners menuts
ab mos florins de pes ben conaguts.
Florí de pes, ducar, doble, scut
e mitg florí, croat, malla, diner,
masclats arreu en lo vostre carner,
que may comtar no volets per manut;
e crey que u faytz per franquessa de cor:
mas jur-vos Déu que, per aqueixa por,
ja no matrets vostres diners menuts
ab mos florins de pes ben conaguts.
Un bon florí say que val per tot loch
d'aycest pays honze sous ho lo pes,
e datz-lo vós per hun diner jaqués,
e no curats si val molt més ho poch.
Cert, ara fetz lo guany de Na Peix-frit,
però no cur de vostre bon pertit:
ja no matrets vostres diners menuts
ab mos florins de pes ben conaguts.
Un fin ducat ço que val hom bé u sab,
e d'un escut e doble, qu·és d'or fi,
cambi fetz vós ab croat melorquí
ez ab diner maluyrés e de cap.
Qui us tramatés en Flandes per esmerç,
no cregatz, Déu, qu·eu hi volgués lo terç:
ja no matrets vostres diners menuts
ab mos florins de pes ben conaguts.
Mas, pus le toch dels matals fer sabets
prou destrament, ques autre bé no us say,
ez avets fayt dels bons lo bon assay,
e com etz tals que·l millor no·n triets?
No us pensets vós que us ho dia per me,
qu·ayçest traüt no us vull far, per ma fe:
ja no matrets vostres diners menuts
ab mos florins de pes ben conaguts.
Tornada
En camjador, tant sotz de bona fe,
que tot és hu a vós lo mal e·l bé:
ja no matrets vostres diners menuts
ab mos florins de pes ben conaguts.
El cambista
Puesto que sois tan hábil en los cambios
y sabéis el valor de las monedas,
poseéis un caudal muy conveniente,
mientras dure el negocio de los trueques;
no os faltarán clientes de provecho,
pero conmigo no ganaréis nada.
Ya no mezclaréis vuestra calderilla
con mis florines de valor probado.
El buen florín, doblón, ducado, escudo
y el mal florín, vellón, cruzado y chavo
mezcláis sin ton ni son en vuestro cofre
y no queréis contarlo por menudo.
Quizá es que sois de corazón magnánimo,
pero os juro por Dios que, con tal miedo,
Ya no mezclaréis vuestra calderilla
con mis florines de valor probado.
Yo sé que un buen florín en estas tierras
vale siempre once sueldos, o su peso,
y vos lo dais por un vellón jaqués,
sin pensar en si vale más o menos.
Vuestra ganancia es la de Mari Andrés,
pero vuestro interés no me preocupa.
Ya no mezclaréis vuestra calderilla
con mis florines de valor probado.
Se sabe lo que vale un buen ducado,
un escudo, un doblón, que es de oro fino:
lo cambiáis por cruzado mallorquín,
por vellón melgorés, o el de la efigie.
Si alguien os manda a negociar a Flandes,
yo no querré invertir, por Dios, ni un tercio.
Ya no mezclaréis vuestra calderilla
con mis florines de valor probado.
Pero, como sabéis tasar metales
-la única cualidad que yo os conozco-
y aquilatado habéis los que son buenos
y, por ser como sois, no escogeréis
el mejor, no penséis que por mi hablo,
que a fe que no he de haceros tal tributo.
Ya no mezclaréis vuestra calderilla
con mis florines de valor probado.
Vuelta
Sois de tan buena fe, señor cambista,
que el bien y el mal son para vos lo mismo.
Ya no mezclaréis vuestra calderilla
con mis florines de valor probado.
Traducción de José María Micó
Jordi de Sant Jordi
Jordi de Sant Jordi
Sátira contra un banquero o cambista que, sin preocuparse del valor de las monedas que malbarata, no tiene más interés que el acto mismo del trueque. El displicente estribillo, las ironías sobre la magnanimidad o la buena fe del personaje y otras circunstancias relativas a la recepción del poema muestran que en realidad se trata, bajo el disfraz metafórico de Lo cambiador, de un maldit contra una mujer promiscua con la que el poeta ya no quiere tratos.
Los grandes poetas suelen ser poetas de transición. A veces, apegados sin escapatoria a una tradición imponente, el talento les fuerza a abrir puertas que ni siquiera ven, pero las abren y las cruzan cambiando para siempre el paisaje de toda una cultura. Esto vale para Jordi de Sant Jordi, que en cierto modo fue el último de los trovadores y que, por los resquicios que él mismo contribuyó a crear, introdujo detalles de una lengua que ya no era la de los provenzales y proyectó destellos de una nueva sensibilidad, usando formas y ritmos innovadores...
Jordi de Sant Jordi nació en Valencia a finales del siglo XIV. Hijo de un esclavo morisco que tal vez había servido como juglar, compuso y cantó sus versos en la corte barcelonesa de la reina Margarita de Prades y en la valenciana e itinerante de Alfonso el Magnánimo, a quien acompañó en sus primeros intentos de expansión por el Mediterráneo. Según el testimonio del Marqués de Santillana, que lo conoció muy de cerca, fue, además de poeta apreciado, "caballero prudente" y "músico excelente". Murió en 1424, antes de los treinta años y sin dejar más descendencia que la de sus versos. (De Poesía de Jordi de Sant Jordi - DVD Ediciones, S. L. / Editorial Barcino, S. A., 2009 - Traducción y prólogo de José María Micó)
6 comentarios:
Conste en acta, este era un crack.
Y tanto. Es sorprendente que a principios del XV se pudiese escribir así.
Y que no lo quemasen vivo, claro que se metía con los prestamistas judios, no con la innombrable...
Yo creo que lo de los prestamistas judíos (y más valencianos) lo tenía asumido. Cuando décadas más tarde Cristóbal Colón le comió el coco a Isabel la Católica para emprender la aventura de lo que luego sería América, ésta tuvo que pedirle dinero a Luis de Santángel, un financiero (prestamista, llámalo como quieras) judío valenciano.
Esto debieron pensar algunos países de otros cuando lo del euro.
Aunque al final la pela es la pela.
Yo me pregunto qué pensarán los de las "preferentes" si les da por leer este poema. Que no les dará, me juego lo que quieras.
Publicar un comentario