¿Qué súbita llamada de aventura
te armó, señor, poeta y caballero?
Ya sin coraza fiel ni limpio acero
puedes cruzar la ilímite llanura.
Tal en la luz la desolada altura
ciñe en la noche el pávido lucero,
puebla de claridades tu sendero
la encendida razón de la locura.
Apenas hoy, desnuda, en la memoria
yace tu sombra. Apenas la ilusoria
brisa del tiempo fustigó tu ceño.
Sólo tu brazo, ciego en el vacío,
vela en su alucinado poderío
por la transida plenitud del sueño.
te armó, señor, poeta y caballero?
Ya sin coraza fiel ni limpio acero
puedes cruzar la ilímite llanura.
Tal en la luz la desolada altura
ciñe en la noche el pávido lucero,
puebla de claridades tu sendero
la encendida razón de la locura.
Apenas hoy, desnuda, en la memoria
yace tu sombra. Apenas la ilusoria
brisa del tiempo fustigó tu ceño.
Sólo tu brazo, ciego en el vacío,
vela en su alucinado poderío
por la transida plenitud del sueño.
1 comentario:
espléndido poema, no conocía al autor
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