En la naturaleça hay toda especie de seres y plantas cuya utilidad o malignidad no se puede medir, avía dicho el ançiano. E yo me pregunté con cierto estupor si la naturaleça, como dijo el ançiano, en su mesma sabiduría, no regulava a su manera salvaje el equilibrio de la fauna humana, lo mesmo que la flora infinita y el infinito mundo animal en sus más diversas espeçies. Por esta manera, en el mundo primitivo, e con el rasero implacable de los canívales, las raças humanas que viven en la Edad de Oro de esas islas no corren el riesgo de propagarse exçesivamente destruyendo el equilibrio natural del que hablava el ançiano. E me pregunto también con algún repeluzno, si no seremos nosotros, los "hombres llegados del çielo", los canívales que venimos a despellejar e devorar a los gentiles. Destruidos los unos, otros nos destruirán a nosotros, por ley de naturaleça.
Roa Bastos define su Vigilia del Almirante como "un relato de ficción impura, o mixta, oscilante entre la realidad de la fábula y la fábula de la historia. [...] Una obra -según sus propias palabras- heterodoxa, ahistórica, acaso antihistórica, antimaniquea, lejos de la parodia y el pastiche, del anatema y de la hagiografía". Sea como fuere, pocos acontecimientos históricos como el descubrimiento de América ofrecen a los creadores literarios más motivos de inspiración. El viaje de las tres carabelas al otro lado del Atlántico es, sobre todo, una metáfora incomparable.
Se trata de una historia no oficial del descubrimiento de América, que tal vez se inicia con un marino enigmático al que la historia robó su nombre y que ha necesitado quinientos años para nacer como mito. Fue tal vez ese enigmático Piloto -así le identifica Roa Bastos- quien propició que Colón se lanzase años después a su magna aventura.
[...] La Vigilia del Almirante es la historia adivinada del misterioso Piloto, buen navegante y mal cartógrafo, pero también la historia de Cristóbal Colón. Una obra en la que, según el escritor paraguayo, "tanto las coincidencias como las discordancias, los anacronismos, inexactitudes y transgresiones con relación a los textos canónicos son deliberados, pero no arbitrarios ni caprichosos". JAVIER TOMEO
3 comentarios:
Los maestros escritores de las crónicas indianas.
Todo un acierto el que has tenido escogiendo este texto y en perfecta sintonía con el magnífico sueño de Rousseau.
Por algo nos gusta tanto venir a tu blog.
Un abrazo.
Muchas gracias, sois muy amables, pero ya no sé cómo decir que el blog me lo dan hecho los escritores.
Si escoges textos de grandes literatos, es imposible que te equivoques.
Insisto, gracias, y seguid viniendo por aquí.
Un abrazo.
Prefiero este Roussseau a aquél Ernst.
Un placer.
Publicar un comentario