Mira, no pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestas tu mano en esta noche
de fin de año de lechuzas roncas?
No puedes, por razones técnicas. Entonces
la tramo en aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.
Así la tomo y la sostengo, como
si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos, el amor de los hombres.
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestas tu mano en esta noche
de fin de año de lechuzas roncas?
No puedes, por razones técnicas. Entonces
la tramo en aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.
Así la tomo y la sostengo, como
si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos, el amor de los hombres.
7 comentarios:
No hay nada que perdonar, al contrario, a mí también me gusta el poema. Gracias por incluirle en tu blog.
Si Anderea dice que hay que venir aqui, pues aqui se viene :)
Magnifica poesia, no la conocia, si a Cortazar pero no estas bellas palabras.
Me ha gustado tambien la coindencia de Eva Cassidy, a la cual le he dejado un espacio en mi ultima entrada :)
Fantastico!
Gracias
y
saludiños.
Yo es que soy tan simple ...
La vuelvo a leer y me parece tierna y marvillosa.
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