viernes, 30 de enero de 2015

La luna - Jaime Sabines - México


La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía.
Un pedazo de luna en el bolsillo
es mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que lo sepa nadie
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir.

Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.

miércoles, 28 de enero de 2015

Haikus/ 17 - José Juan Tablada - México


El saúz

Tierno saúz
casi oro, casi ámbar,
casi luz...


Hongo

Parece la sombrilla
este hongo policromo
de un sapo japonista.


Identidad

Lágrimas que vertía
la prostituta negra,
blancas..., ¡como las mías...!


Un mono

El pequeño mono me mira...
¡Quisiera decirme
algo que se le olvida!


La carta

Busco en vano en la carta
de adiós irremediable,
la huella de una lágrima...
José Juan Tablada

Tablada pasa por ser el introductor del haiku en la literatura hispana.

lunes, 26 de enero de 2015

Aguafuerte porteña - Roberto Arlt - Argentina


LA INUTILIDAD DE LOS LIBROS

Me escribe un lector:
"Me interesaría muchísimo que Vd. escribiera algunas notas sobre los libros que deberían leer los jóvenes, para que aprendan y se formen un concepto claro, amplio, de la existencia (no exceptuando, claro está, la experiencia propia de la vida)".


NO LE PIDE NADA EL CUERPO...

No le pide nada a usted el cuerpo, querido lector. Pero, ¿en dónde vive? ¿Cree usted acaso, por un minuto, que los libros le enseñarán a formarse "un concepto claro y amplio de la existencia"? Está equivocado, amigo; equivocado hasta decir basta. Lo que hacen los libros es desgraciarlo al hombre, créalo. No conozco un solo hombre feliz que lea. Y tengo amigos de todas las edades. Todos los individuos de existencia más o menos complicada que he conocido habían leído. Leído, desgraciadamente, mucho.
Si hubiera un libro que enseñara, fíjese bien, si hubiera un libro que enseñara a formarse un concepto claro y amplio de la existencia, ese libro estaría en todas las manos, en todas las escuelas, en todas las universidades; no habría hogar que, en estante de honor, no tuviera ese libro que usted pide. ¿Se da cuenta?
No se ha dado usted cuenta todavía de que si la gente lee, es porque espera encontrar la verdad en los libros. Y lo más que puede encontrarse en un libro es la verdad del autor, no la verdad de todos los hombres. Y esa verdad es relativa... esa verdad es tan chiquita... que es necesario leer muchos libros para aprender a despreciarlos.


LOS LIBROS Y LA VERDAD

Calcule usted que en Alemania se publican anualmente más o menos 10.000 libros, que abarcan todos los géneros de la especulación literaria; en París ocurre lo mismo; en Londres, ídem; en Nueva York, igual. 
Piense esto:
Si cada libro contuviera una verdad, una sola verdad nueva en la superficie de la tierra, el grado de civilización moral que habrían alcanzado los hombres sería incalculable. ¿No es así? Ahora bien, piense usted que los hombres de esas naciones cultas, Alemania, Inglaterra, Francia, están actualmente discutiendo la reducción de armamentos (no confundir con supresión). Ahora bien, sea un momento sensato usted. ¿Para qué sirve esa cultura de diez mil libros por nación, volcada anualmente sobre la cabeza de los habitantes de esas tierras? ¿Para qué sirve esa cultura, si en el año 1930, después de una guerra catastrófica como la de 1914, se discute un problema que debía causar espanto?
¿Para qué han servido los libros, puede decirme usted? Yo, con toda sinceridad, le declaro que ignoro para qué sirven los libros. Que ignoro para qué sirve la obra de un señor Ricardo Rojas, de un señor Leopoldo Lugones, de un señor Capdevilla, para circunscribirme a este país.


EL ESCRITOR COMO OPERARIO.

Si usted conociera los entretelones de la literatura, se daría cuenta de que el escritor es un señor que tiene el oficio de escribir, como otro de fabricar casas. Nada más. Lo que lo diferencia del fabricante de casas, es que los libros no son tan útiles como las casas, y después... después que el fabricante de casas no es tan vanidoso como el escritor.
En nuestros tiempos, el escritor se cree el centro del mundo. Macanea a gusto. Engaña a la opinión pública, consciente o inconscientemente. No revisa sus opiniones. Cree que lo que escribió es verdad por el hecho de haberlo escrito él. El es el centro del mundo. La gente que hasta experimenta dificultades para escribirle a la familia, cree que la mentalidad del escritor es superior a la de sus semejantes y está equivocada respecto a los libros y respecto a los autores. Todos nosotros, los que escribimos y firmamos, lo hacemos para ganarnos el puchero. Nada más. Y para ganarnos el puchero no vacilamos a veces en afirmar que lo blanco es negro y viceversa. Y, además, hasta a veces nos permitimos el cinismo de reírnos y de creernos genios...


DESORIENTADORES

La mayoría de los que escribimos, lo que hacemos es desorientar a la opinión pública. La gente busca la verdad y nosotros les damos verdades equivocadas. Lo blanco por lo negro. Es doloroso confesarlo, pero es así. Hay que escribir. En Europa los autores tienen su público; a ese público le dan un libro por un año. ¿Usted puede creer, de buena fe, que en un año se escribe un libro que contenga verdades? No, señor. No es posible. Para escribir un libro por año hay que macanear. Dorar la píldora. Llenar páginas de frases.
Es el oficio, "el métier". La gente recibe la mercadería y cree que es materia prima, cuando apenas se trata de una falsificación burda de otras falsificaciones, que también se inspiraron en falsificaciones. 


CONCEPTO CLARO

Si usted quiere formarse "un concepto claro" de la existencia, viva.
Piense. Obre. Sea sincero. No se engañe a sí mismo. Analice. Estúdiese. El día que se conozca a usted mismo perfectamente, acuérdese de lo que le digo: en ningún libro va a encontrar nada que lo sorprenda. Todo será viejo para usted. Usted leerá por curiosidad libros y libros y siempre llegará a esa fatal palabra terminal: "Pero sí esto lo había pensado yo, ya". Y ningún libro podrá enseñarle nada.
Salvo los que se han escrito sobre esta última guerra. Esos documentos trágicos vale la pena conocerlos. El resto es papel...
De Aguafuertes porteñas (Serie de artículos publicados en la prensa), 1933

sábado, 24 de enero de 2015

A la música - Arthur Rimbaud - Francia


    Jean Nicolas Arthur Rimbaud nació el 20 de octubre de 1854 en la pequeña y tranquila ciudad burguesa de Charleville. La familia ocupaba una casa de la calle llamada entonces de Napoleón. En la planta baja había una librería.
   La madre de Rimbaud -Vitalie Cuif- era hija de unos propietarios rurales y mujer muy severa y terriblemente intransigente. Había casado, muy enamorada, con Fréderic Rimbaud, oficial del Regimiento de Infantería nº 47, de guarnición en Mézières, la ciudad vecina. Se conocieron en un concierto que daba la banda del Regimiento, en la plaza de la estación. Ambiente y cuadro que, años más tarde, había de dar tema a nuestro poeta para una de sus primeras poesías:


A LA MUSIQUE
Place de la Gare, à Charleville.

Sur la place taillée en mesquines pelouses,
Square où tout est correct, les arbres et les fleurs,
Tous les bourgeois poussifs qu'étranglent les chaleurs
Portent, les jeudis soirs, leurs bêtises jalouses.

− L'orchestre militaire, au milieu du jardin,
Balance ses schakos dans la Valse des fifres:
− Autour, aux premiers rangs, parade le gandin;
Le notaire pend à ses breloques à chiffres.

Des rentiers à lorgnons soulignent tous les couacs:
Les gros bureaux bouffis traînent leurs grosses dames
Auprès desquelles vont, officieux cornacs,
Celles dont les volants ont des airs de réclames;

Sur les bancs verts, des clubs d'épiciers retraités
Qui tisonnent le sable avec leur canne à pomme,
Fort sérieusement discutent les traités,
Puis prisent en argent, et reprennent : "En somme !..."

Épatant sur son banc les rondeurs de ses reins,
Un bourgeois à boutons clairs, bedaine flamande,
Savoure son onnaing d'où le tabac par brins
Déborde − vous savez, c'est de la contrebande; −

Le long des gazons verts ricanent les voyous;
Et, rendus amoureux par le chant des trombones,
Très naïfs, et fumant des roses, les pioupious
Caressent les bébés pour enjôler les bonnes...

− Moi, je suis, débraillé comme un étudiant,
Sous les marronniers verts les alertes fillettes:
Elles le savent bien ; et tournent en riant,
Vers moi, leurs yeux tout pleins de choses indiscrètes.

Je ne dis pas un mot : je regarde toujours
La chair de leurs cous blancs brodés de mèches folles:
Je suis, sous le corsage et les frêles atours,
Le dos divin après la courbe des épaules.

J'ai bientôt déniché la bottine, le bas...
− Je reconstruis les corps, brûlé de belles fièvres.
Elles me trouvent drôle et se parlent tout bas...
− Et je sens les baisers qui me viennent aux lèvres...


A LA MÚSICA
Plaza de la Estación de Charleville.

A la plaza dispuesta con céspedes medrosos,
donde todo es correcto: los árboles, las flores,
asmáticos burgueses, que ahogan los calores,
traen todos los jueves sus rencillas, celosos.

La banda militar, en medio del jardín,
toca el Vals de los pífanos y el chacó balancea;
en las primeras filas, rebulle un zascandil,
y, presumiendo de dijes, el notario pasea.

Rentistas con monóculo, subrayan los gazapos;
los burócratas gordos, arrastran a sus esposas,
detrás de ellas van, cursis y presurosas,
damas de compañía, presumiendo de trapos.

Sobre los verdes bancos, drogueros retirados
que remueven la arena con su bastón de bola,
formalmente discuten los últimos tratados
y pinzan su rapé, meneando la chola.

Con su mórbida ijada del banco desbordando,
un dichoso burgués, de flamenca tripilla,
saborea el tabaco con su pipa de arcilla;
una brizna se escapa: ¡ah, es de contrabando!.

Rondan por la pradera, con su guasa, los pillos;
al son de los trombones y al olor a rosales,
los cándidos caloyos se sienten más mochales
y embelecan las amas, mimando a los chiquillos.

Yo ando desgarbado, como un estudiante;
y, bajo los castaños, las chicas pizpiretas
saben lo que yo espero; me miran un instante:
sus ojos están llenos de cosas indiscretas.

No digo una palabra, y miro y adivino
bordado el blanco cuello por los locos mechones,
sigo, bajo la blusa, los primorosos dones,
la curva de la espalda y su dorso divino.

Descubrí, un momento, la botina, la media;
ellas me encuentran raro, sonríen, tal vez duden...
reconstruye su cuerpo la fiebre que me asedia
y siento que los besos, a mis labios acuden.
Comentario y versión de J. F. Vidal-Jover

jueves, 22 de enero de 2015

Fragmentos de Recuerdo haber nacido / Soul - Rafael de Cózar - España


    YO también recuerdo haber nacido estando Saturno y Marte indiferentes, en la culminación de un 10 de abril y sin prejuicios astrológicos.
    Dicen que a punto estuve de morir y de llevarme conmigo a mi madre por la dificultad del parto, pero no creo recordar que mi padre publicase un edicto para mejorar la enseñanza profesional de las comadronas, ya que, por aquel entonces, no era corregidor de ninguna ciudad.
    Mis obras no se publicaron inmediatamente después de haber yo nacido, pues sería absurdo hacerlo, dándose el caso de que mi vida no gozaba aún de los actos suficientemente explosivos, escandalosos y románticos, dignos de mención en una biografía. Esperé entonces la edad de la tuberculosis y su mundo necesario que, en mi caso, ocurrió sobre los catorce años y pude marchar a un lejano rincón de la montaña, antigua abadía, por entonces convento de monjas y ahora seminario. En aquella sierra contemplé hacer los primeros tapices oscuros.
   Ya tenía parte de una infancia lo suficientemente extraña en algún sentido, cuando marché a Cuba en compañía de un curandero espiritista con el cual solía pasear las tardes de abril bajo la lluvia, recibiendo los primeros pasos de la sabiduría. Recuerdo mis extraños sueños de madrugada y esperaba siempre de él, alguna explicación más o menos ilógica para mí.
    Vienen las noches de fiebre donde llueven las calles sobre piedras de granito; de nuevo las cortinas transparentes que giran y giran, bailando continuamente hacia los lados, hablándome y conversando un coro de oscuridades, cortinas de soledad entretejida. Lloraba y llamaba a las gentes que observaran el sudor de barro en mi cara de niño. Les hablo de las cortinas que se mueven y ya no se mueven, les digo que bailan y ya no lo hacen, las cortinas traidoras, el velo de las cosas del mundo que, cuando ellos vienen, el velo se descorre, deja paso a la luz más cruel creada sobre el mundo.
    -Duerme. Las cortinas las quitamos hace tiempo, cuando naciste.
    Pero mi madre las tiene encarceladas y escapan y se vengan de mí bailando en los cristales donde llora la lluvia, esos días en que grito, sudo y tengo mucha fiebre.
    Años después de conocer al curandero, de hablar con labradores de la tierra, arquitectos de la arcilla estéril, cazadores de perdices revoloteando por las lomas, para volver luego con las piernas sangrantes por los espinos, perdiz fugitiva como el agua entre los dedos y las plumas fueron, pájaros en los nidos y vuelo hacia el aire seco de las alturas, los pulmones, que vivieran algunos años los pulmones.
    Por aquella época abandoné lo que tenía, mis posesiones, mis campos, mi lluvia de primavera caída sobre ningún sitio, abandoné aquel árbol que, cuando niño, recuerdo que planté, aquellos libros sangrantes y aquel canto de pastores que, en mis pueblos, había conocido.
    Era absolutamente necesario compenetrar mi vida con los hechos de los malditos poetas que pasaron hambre, su vida y sus obras. [...]

    Así fue mi juventud, sin publicar mis memorias, esperando que llegara el amor trágico que debía de completar mi biografía.
    Estando entonces en el mar, recibí de mi casa noticias de que nuestro médico me estaba destinando un pasaporte para el futuro y daba casi por terminada mi estancia en la tierra.
    Los médicos de pueblo a veces se equivocan, mas sólo sé que ya nunca pude escribir mis memorias y que la historia de mi vida se vino conmigo a la romántica sepultura. [...]


SOUL

LA levadura de ayer cobra de nuevo sentido,
venerable cadena del ser en la agonía,
los secos engranajes de los dedos y el latido de luz,
el éxtasis,
muda visión clavada en las cuerdas
donde la araña es una gota de muerte, la negra agarrotada,
tiembla un cuerpo de tinta entre las telas,
se tuercen las tablas, el alambre azul,
más allá de donde suenan los tambores
los dedos han quedado inertes sosteniendo la cúpula,
arrancan latigazos en las sombras dolientes de la noche
y la garganta estalla como un abanico cubierto de quejidos,
asciende el odio, jadeantes dientes, la lengua
duele a muchas horas pasadas en la siembra,
se levanta el látigo, el aliento,
desciende en silencio la humareda de polvo y carne,
surgen los machetes, ojos, torsos brillantes,
el látigo desciende, el látigo de la voz o la navaja
y los cantos que recuerdan demasiadas horas, Louis,
escucha la negra agarrotada el himno
escucha en las cuerdas donde se recorta el tabaco,
la trompeta arranca quejidos de metal al viento,
maíz a jirones en las nubes de sus pechos, tiemblan,
tiemblan azules, calientes, los músculos de ébano
la piel con que se cubren los tambores
y la tierra que trabajas que no ha de ser de otro
y como el agua de la lluvia hacerse ríos
y como el tornado que sopla de la selva un día
surgirá de nuevo el grito de las gargantas,
de las grietas endurecidas
de los muros de la casa de adobe
del volcán donde tú naciste de barro y mimbre una tarde.
Es así que habremos de levantar la historia en un futuro,
de nuevo construir sus muros con la mano y con el puño
sin fuego y sin coraza,
la espiga que sembramos ya crecida
sin látigos ni cuerdas, los ríos, las montañas
un trovador desnudo, de pueblo en pueblo,
nuestra casa, los maizales, el hacha en la herida
aunque los ríos se salgan de su cauce y la lluvia del otoño
borre las huellas,
una trompeta Soul de un modo diferente
el trovador del aire, de pueblo en pueblo,
hasta dolerle el alma.
Diciembre 75

El hombre que amó a Sharon Stone

Algunos de ustedes lo conocieron. Era pequeñito y leal, con patillas que se le juntaban con el bigote. Y pintor. Y narrador. Y un poeta magnífico, tan generoso que dejaba de lado su propia obra para estudiar y dar a conocer la de otros. Durante muchos años, con Juan Eslava Galán y conmigo, se estuvo sentando ante una botella de algo para hablar de literatura, de amistad o de mujeres, su tema favorito. De joven era capaz de levantarle un ligue a un colega en tres minutos con su labia simpática y su simpatía arrolladora. Y de mayor coqueteaba hasta con mi hija, el canalla. Con todo cuanto se movía. No en vano había estado casado o emparejado siete veces, siempre con extranjeras soberbias, que se le enamoraban como perras, hasta que al fin una española, Natalia, y una hija preciosa e inteligente le pusieron los puntos sobre las íes. Se llamaba Rafael de Cózar Sievert, Fito para los compadres, y murió en Bormujos, Sevilla, cuando se le pegó fuego a la casa, intentando salvar su biblioteca. Borgianamente fiel a sí mismo, hasta el final.

Era catedrático de Literatura, pero no se le notaba. Nacido en Tetuán, recastado en Cádiz, cuajado en Sevilla, estaba santificado con el don de la guasa permanente, el humor rápido, el disparate surrealista. En veinticinco años de amistad jamás lo vi malhumorado, ni lo oí hablar mal de nadie. Nunca tuvo un enemigo. No conocía la maldad, ni la envidia, ni la deslealtad. Tampoco conocía la vergüenza. Una vez, estando con Juan Eslava ante un millar de personas en el Teatro Español de Madrid, cuando comenté que yo había cumplido cincuenta y cinco, bebió un sorbo de su copa, me miró con cachondeo y dijo, en voz alta y clara: "Pues en el culo te la hinco". Era una autoridad en el estudio de la experimentación barroca, las vanguardias del siglo XX y el postismo español de la postguerra, sobre lo que trabajaba con un rigor y una seriedad prusianas; pero eso parecía importarle un carajo cuando estaba, que era casi siempre, con un pitillo en la boca, una copa en la mano y unos amigos alrededor. Cuando nos hizo la faena de palmar, lo lloramos un millar de hermanos y cinco mil camareros de bar.

Su entierro fue digno de él. Surrealista como si el propio Fito hubiera escrito el guión. Estábamos todos en el tanatorio donde no cabía un alma, con gente amontonada hasta en la calle para despedirlo, y por alguna razón que ignoro le hicieron un oficio religioso, a él, que siempre se proclamó "ateo por la gracia de Dios". Lo interpreté como el último chiste que nos brindaba a los compadres. Jesús Vigorra, el cuarto mosquetero, leyó unos versos de Fito que parecían anunciar su muerte en aquel diciembre: un hermoso balance de su vida. Y el páter estuvo magnífico, recordando sus charlas con el difunto en el bar de Bormujos. De vez en cuando, en mitad del responso, el cura no podía aguantar la risa. "Perdonen -decía- pero es que me estoy acordando de cuando me dijo...". Y así todo el rato. La familia alternaba las carcajadas con las lágrimas. Fito Cózar parecía estar allí sentado entre nosotros, con su copa y su cigarrito en la mano, cachondeándose de todo. Y el momento cumbre llegó cuando el páter, en mitad de un gorigori, inclinó el rostro hacia el altar, partiéndose otra vez de risa. "Perdónenme -dijo-, pero acabo de darme cuenta de que he traicionado a Rafael... Me hizo jurar un día de copas que cuando muriera, en vez de agua bendita en el hisopo, le pondría vino".

Se fue como un señor. Tras habérselo bebido, habérselo fumado, habérselo fumigado todo, haberse reído de todo, con mujeres guapas y amigos fieles llorando por él. En un momento determinado, entre la gente, en una mujer vestida de negro y con pamela, me pareció reconocer de lejos a Sharon Stone. No puedo afirmarlo, claro. Pero no me habría sorprendido que fuera ella, porque "Charon", como Fito la llamaba con mucha familiaridad, era su mujer fetiche. En aquellas noches interminables de humo y alcohol, en las que podía pasarse horas contando chistes, solía mencionarla mucho. Y siempre nos contaba el día glorioso, inolvidable, en que la conoció: "Yo, aquí donde me veis, estuve con Sharon Stone, y esa mujer marcó mi vida. Nunca pude olvidarla. La vi en Nueva York, en una fiesta, hablando con gente, y conseguí que me la presentaran. Yo iba que me temblaban las piernas de emoción. Me acercó a ella un amigo y dijo: 'Éste es el profesor Cózar'. Ella se volvió a mirarme durante tres segundos, dijo 'Nice to meet you' -encantada de saludarlo-, pasó de mí y siguió hablando con los otros. Y como os digo, esos tres segundos con Charon marcaron mi vida".

martes, 20 de enero de 2015

Poemas - Arnaldo Calveyra - Argentina


El viaje lo trajimos lo mejor que se pudo. De todas las mariposas de alfalfa que nos siguieron desde Mansilla, la última se rezagó en Desvío Clé. Nos acompañamos ese trecho, ella con el volar y yo con la mirada. Venía con las alas de amarillo adiós, y, de tanto agitarse contra el aire, ya no alegraba una mariposa sino que una fuente ardía. Y corrió todavía con las alas de echar el resto: una mirada también ardiendo paralela al no puedo más en el costado de tren que siguió.
La gallina que me diste la compartí con Rosa, ella me dio budín. En tren es casi lo que andar en mancarrón.
Los que tocaban guitarra cuando me despedías vinieron alegres hasta Buenos Aires.
Casi a mediodía entró el guarda con paso de "aquí van a suceder cosas", y hubo que ocultar a cuanta cotorra o pollo vivo inocente de Dios se estaba alimentando.
En el ferry fue tan lindo mirar el agua.
¿Y sabes?, no supe que estaba triste hasta que me pidieron que cantara.
De Cartas para que la alegría, 1959

Palabras a no dudarlo, palabras, no otra cosa. Palabras en lugares, las mismas en diferentes textos, palabras vueltas del revés desde la primera letra. A punto de poema. Halladas en ocasiones, en lindes de un olvido, en manos aún torpes de aprendices de sol y de sombra, ¿poesía qué, cuándo, poesía cómo?
Acentos tales. Palabras que quieren decirnos algo oculto desde siempre por las parcas de los sueños, escondido entre los pliegues.
De Apuntes para una reencarnación, 2000


    El poeta, dramaturgo y novelista argentino Arnaldo Calveyra, gran amigo de Julio Cortázar, falleció en París el 15 de enero de 2015 a los 85 años a consecuencia de un infarto. Descanse.

    Casi desconocido en Argentina hasta hace unos años, era sin embargo muy apreciado en Francia. Todos sus libros los escribió en español, pero fueron publicados primero en francés por la editorial Actes Sud. El Gobierno galo lo condecoró con la Ordre des Arts et des Lettres. Sólo comenzó a editarse en español hace unos 20 años.

    En el poema Canción del marinero inmigrante dejó escrito:

morir será
encender una lámpara
en la casa desconocida.

domingo, 18 de enero de 2015

Tiempo sin tiempo - Mario Benedetti - Uruguay


Preciso tiempo necesito ese tiempo
que otros dejan abandonado
porque les sobra o ya no saben
que hacer con él
tiempo
en blanco
en rojo
en verde
hasta en castaño oscuro
no me importa el color
cándido tiempo
que yo no puedo abrir
y cerrar
como una puerta

tiempo para mirar un árbol un farol
para andar por el filo del descanso
para pensar qué bien hoy es invierno
para morir un poco
y nacer enseguida
y para darme cuenta
y para darme cuerda
preciso tiempo el necesario para
chapotear unas horas en la vida
y para investigar por qué estoy triste
y acostumbrarme a mi esqueleto antiguo

tiempo para esconderme
en el canto de un gallo
y para reaparecer
en un relincho
y para estar al día
para estar a la noche
tiempo sin recato y sin reloj

vale decir preciso
o sea necesito
digamos me hace falta
tiempo sin tiempo.

viernes, 16 de enero de 2015

Nace el deseo - José Ángel Valente - España


Nace el deseo. Tiene
un tibio y fervoroso rumor de lluvia,
de aire recién cortado,
un rostro puro tal vez, una luz tierna
bajo la cual tanta noche se extrema.

Tú mirabas la vida,
correteabas por la casa,
alegrabas la luz. Había un árbol,
aquel amanecer,
la tarde, el año,
la risa en que era dulce descansar y morir,
la dicha sólo.

Ya tu niñez, tu nieve,
tu ternura colmadas.

Vino -de dónde, cuándo-
apenas un rumor, la forma tenue
que en tus sueños hablaba.
Y se adentró en tus ojos,
rodeó tus cabellos,
creció dulce en tu pecho,
ardió en tus labios.

Era -no, no era nadie-
apenas un rumor,
un signo pensativo,
una dulce derrota,
la retirada del jazmín,
de tu alegre y dilatada ternura.

Vino un día,
tú mirabas la vida,
estabas sola,
no sabías su nombre.
(Era tan leve su desnuda presencia.)
Y ardió en tus venas su oscura palidez,
su silencio,
su noche,
el destino imposible que anega nuestros labios,
cuando lluvia, aire apenas, invadida ternura,
el deseo comienza.
José Ángel Valente

    El poema que acaban de leer, inédito hasta ahora, está incluido en la Poesía completa de José Ángel Valente, editada por su albacea literario Andrés Sánchez Robayna.
    Valente compuso este haiku el 25 de mayo de 2000, dos meses antes de morir:
Cima del canto.
El ruiseñor y tú
ya sois lo mismo.

miércoles, 14 de enero de 2015

Literatura y ciencia/ 19 - El geólogo - William Ospina - Colombia


Aquí hubo un mar hace un millón de años.
El hombre no lo sabe, más la piedra se acuerda.
Pártela: hay un cangrejo en sus entrañas,
todo de piedra ya, forma magnífica
que se negó a ser polvo.
Ante el peñasco y el guijarro, piensa
que acaso fueron seres dolorosos,
sangre y pulmones palpitantes.
Entre la ciega roca
y el trémolo extasiado de la salamandra
tan sólo hay tiempo.

lunes, 12 de enero de 2015

Haikus/ 15 - Poema colectivo - Varios - Japón


Este poema, compuesto de haikus, lo escribieron conjuntamente Matsuo Bashō y sus amigos.

El aguacero invernal
incapaz de esconder a la luna
la deja escapar de su puño.  TOKOKU

Al caminar sobre el hielo
piso la luz
de mi linterna.  JUGO

Al alba, los cazadores
atan a sus flechas
blancas hojas de helechos.  YASUI

Abriendo de par en par
la puerta norte del Palacio:
¡la Primavera!   BASHŌ

Entre los rastrillos
y el estiércol de los caballos
humea, cálido, el aire.  KAKEI

Traducción de Octavio Paz, a partir de la versión inglesa de Donald Keene 
(Japanese Literature, Londres, 1953)

sábado, 10 de enero de 2015

Fragmento del Tao Te King - Lao Tsé - China


Treinta radios de rueda convergen en el eje,
del vacío depende el movimiento del carro.
Se recoge barro y se moldea,
del vacío depende la utilidad de la vasija.
Se instalan puertas y ventanas en los muros de una casa,
pero del vacío interior depende su utilidad.
Por ello lo que es sirve de posesión,
lo que no es depende de la utilidad.
Traducción de Benjamín Briggent

jueves, 8 de enero de 2015

Y, sin embargo, amor, a través de las lágrimas... - Roque Dalton - El Salvador


Y, sin embargo, amor, a través de las lágrimas,
yo sabía que al fin iba a quedarme
desnudo en la ribera de la risa.

Aquí,
hoy,
digo:
siempre recordaré tu desnudez entre mis manos,
tu olor a disfrutada madera de sándalo
clavada junto al sol de la mañana;
tu risa de muchacha,
o de arroyo,
o de pájaro;
tus manos largas y amantes
como un lirio traidor a tus antiguos colores;
tu voz,
tus ojos,
lo de abarcable en ti que entre mis pasos
pensaba sostener con las palabras.
Pero ya no habrá tiempo de llorar.
Ha terminado
la hora de la ceniza para mi corazón:

hace frío sin ti,
pero se vive.

martes, 6 de enero de 2015

Poesía para niños/ 10 - Quijotescas/ 26 - Don Quijote - Carmen Gil - España


Montado en flaco rocino,
con lanza y con armadura,
cabalga por la llanura,
más allá del quinto pino.

Va paseando errabundo,
decidido y muy sonriente;
quiere salvar a la gente
y arreglar un poco el mundo.

Todos llaman don Quijote
a un héroe tan atrevido,
que por flaco y escurrido,
más parece un monigote.

No hay duda de su nobleza,
pero con tanta lectura
y sus ganas de aventura,
ha perdido la cabeza.

Y a lomos de Rocinante
-según chismea un vecino-
ha confundido un molino
con un terrible gigante.

Suspira por Dulcinea,
una porquera forzuda,
berreona y bigotuda,
que tiene fama de fea.

Pero él la ve tan bonita...
Y a todos hace jurar
que es la labriega vulgar
una princesa exquisita.

Aunque el hidalgo cenceño1
pase por ser un lunático,
a mí me cae simpático
porque cabalga en un sueño.
1 Cenceño: flaco

domingo, 4 de enero de 2015

Los trovadores/ 7 - Baron, de mon dan covit - Peire Vidal - Occitania


    La antigua Vida de Peire Vidal y las razós que acompañan a dos de sus poesías nos ofrecen datos tan fantásticos y pintorescos que conviene manejarlos con sumo cuidado, aunque sin duda algunos de ellos proceden de murmuraciones que ya circularon durante la existencia del trovador. [...] Por otra parte, la aparición de personas llamadas Petrus Vitalis en documentos tolosanos contemporáneos al poeta de poco nos ayuda, pues, dada la escasa singularidad del nombre y del apellido, se podrían referir a individuos distintos del trovador. Esta penuria de datos se suple con creces gracias a las numerosas alusiones y referencias de toda índole que se acumulan en las cuarenta y cinco poesías de atribución segura que poseemos de Peire Vidal.
   Hay que dar por cierto, como afirma la Vida, que nació en Tolosa (Toulouse), ciudad de la que habla siempre con cierta emoción... [...]
    Ya en vida de Peire Vidal se divulgó su fama de fanfarrón... [...]

VIDA

Peire Vidal fue de Tolosa. Fue hijo de un peletero. Y cantaba mejor que nadie en el mundo. Y fue uno de los hombres más locos que han existido, pues se creía que era verdad todo lo que le placía y quería. Y trovaba con más facilidad que nadie en el mundo, y fue quien hizo más ricas melodías y dijo las mayores locuras de armas y de amor y en decir mal de los otros. Y es cierto que un caballero de San Gil le cortó la lengua porque daba a entender que era amante de su esposa. Y Uc dels Baus lo hizo curar y medicar. Y cuando estuvo curado se fue a ultramar. De allí trajo a una griega que le fue dada por esposa en Chipre. Y le fue dado a entender que era sobrina del emperador de Constantinopla y que por esta razón él debía poseer el imperio. Por lo que él invirtió todo cuanto pudo ganar en hacer una flota, pues se creía que iría a conquistar el imperio. Y llevaba armas imperiales y se hacía llamar emperador, y a la esposa, emperatriz. Y se enamoraba de todas las buenas damas que veía y a todas las requería de amor; y todas le decían que harían y dirían lo que él quisiera. Por lo que él se creía ser amante de todas y que todas morían por él. Y siempre llevaba ricos corceles y ricas armas, y [se sentaba] en trono imperial. Y se figuraba ser el mejor caballero del mundo y el más amado por damas.

    Las tres primeras estrofas de Baron, de mon dan covit son propias de cansó de amor y las tres últimas de gap ("fanfarronada"), lo que la convierte en una de las poesías más características y personales de Peire Vidal. Es anterior a 1192, año de la muerte de Barral, vizconde de Marsella, citado en el verso 29.


                        I
        Baron, de mon dan covit
        fa·l lauzengiers deslials,
        qu'en tal domna ai chauzit,
        ont es fis pretz naturals.
Et ieu am la de cor e ses bauzia
et sui totz sieus, quora qu'ihl sia mia,
qu'a sa beutat e sa valor pareis,
qu'en lieis amar honratz fora us reis,
per que·m tieng ric sol que·m deinh dire d'oc.

                       II
        Anc res tan no m'abellit
        cum sos adreitz cors lials,
        on son tug bon aip complit
        e totz bes senes totz mals.
E pus tot a quan tainh a drudaria,
ben sui astrucs, sol que mos cors lai sia;
e si mercçes, per que totz bos aips creis,
mi val ab lieis, be·us puesc dir ses totz neis,
qu'anc ab amor tant ajudar no·m poc.

                       III
        Chant e solatz vei fallit,
        cortz e dous e bos hostals,
        e domnei no vei grazit,
        si·lh domn'e·l drutz non es fals.
Aquel n'a mai que plus soven galia.
Non dirai plus, mas cum si vuelha sia.
Mas peza me quar ades non esteis
le premiers fals que comenset anceis:
e fora dreitz, qu'avol eixample moc.

                       IV
        Mon cor sent alegrezit,
        quar me cobrara·N Barrals.
        Ben aja selh que·m noirit,
        e Dieus!, quar ieu sui aitals,
que mil salut mi venon cascun dia
de Cataluenha e de Lombardia,
quar a totz jorns pueja mos pretz e creis;
que per un pauc no mor d'enveja·l Reis,
quar ab donas fas mon trep e mon joc.

                        V
        Ben es proat et auzit,
        cum ieu sui pros e cabals,
        e pus Dieus m'a enriquit,
        non tanh qu'ieu sia venals.
Cent domnas sai que cascuna·m volria
tener ab se, si aver me podía.
Mas ieu sui selh qu'anc no·m gabei ni·m feis
ni volgui trop parlar de mi meteis,
mas domnas bais e cavaliers derroc.

                       VI
        Mainht bon tornei ai partit
        pels colps qu'ieu fier tan mortals,
        qu'en luc non vau qu'om no crir:
        "So es En Peire Vidals,
selh qui manten domnei e drudaria
e fa que pros per amor de s'amia;
et ama mais batallas e torneis
que monjes patz, e sembla·l malaveis
trop sojornar et estar en un loc".

                       VII
Plus que non pot ses aigua viure·l peis,
non pot esser ses lauzengiers domneis,
per qu'amador compron trop car lur joc.
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I      Barones, el desleal maldiciente hace convite con mi daño, pues he escogido tal dama en la que el leal mérito es natural. Y yo la amo de corazón y sin engaño y soy completamente suyo, dondequiera que ella sea mía, porque su belleza y su valor se ostentan de modo que amándola sería honrado un rey, por lo que me considero rico sólo con que se digne decirme sí.

II      Nunca nada me gustó tanto como su perfecto cuerpo leal, en el que están cumplidas todas las buenas cualidades y todo bien sin mal alguno. Y pues en él está todo lo que pertenece a amor, soy bien afortunado, a condición de hallarme a su lado; y si la piedad, por quien aumenta toda buena cualidad, me auxilia con ella, os puedo decir sin ambages que jamás me pudo ayudar tanto en amor.

III     Veo a canto y solaz decaídos y que no se aprecian cortes, los dulces y buenos albergues y la galantería si la dama y el amante no son falsos. Quien con más asiduidad engaña, más consigue. No diré más, pero que ello sea como quiera. Pero me pesa que el primero que antaño empezó a ser falso no fuera extinguido inmediatamente: y hubiera sido justo, pues inició villano ejemplo.

IV     Siento alegrarse mi corazón porque Barral me recuperará. Bien hayan quien me crió y Dios, pues yo soy tal que cada día me llegan mil saludos de Cataluña y de Lombardía porque a diario asciende y crece mi mérito, [tanto] que por poco muere de envidia el Rey, pues con damas hago mis locuras y mis juegos.

V      Probado y reconocido está hasta qué punto yo soy noble y excelente, y pues Dios me ha enriquecido no es preciso que sea venal.. Sé de cien damas que cada una de ellas querría tenerme conmigo, si pudiera conseguirme. Pero yo soy aquel que jamás se envaneció ni presumió, ni quise hablar demasiado de mí mismo, pero beso a damas y derribo a caballeros.

VI     He dado fin a muchos buenos torneos con los golpes tan mortales con que acometo, y no puedo ir por ningún sitio sin que se grite: "Éste es Peire Vidal, el que mantiene la galantería y el cortejar y obra como noble por amor de su amiga; y ama más las batallas y los torneos que el monje la paz, y le parece una enfermedad reposar demasiado y estar [siempre] en el mismo sitio".

VII     Más que sin agua no puede vivir el pez, no puede existir galantería sin maldicientes; por ello los enamorados compran su juego demasiado caro.
Introducción y traducción literal de Martín de Riquer
Baron, de mon dan covit - Peire Vidal

viernes, 2 de enero de 2015

Canción de amiga - Ángel González - España


Nadie recuerda un invierno tan frío como este.

Las calles de la ciudad son láminas de hielo.
Las ramas de los árboles están envueltas en fundas de hielo.
Las estrellas tan altas son destellos de hielo.

Helado está también mi corazón,
Pero no fue en invierno.
Mi amiga,
Mi dulce amiga,
Aquella que me amaba,
Me dice que ha dejado de quererme.

No recuerdo un invierno tan frío como este.