lunes, 31 de diciembre de 2007

Happy New Year - Julio Cortázar - Argentina

Manos
Mira, no pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestas tu mano en esta noche
de fin de año de lechuzas roncas?
No puedes, por razones técnicas. Entonces
la tramo en aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.
Así la tomo y la sostengo, como
si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos, el amor de los hombres.

domingo, 30 de diciembre de 2007

Ya no quedan esperanzas de - Julio Cortázar - Argentina

Unplugged
El living de casa es muy grande, pero de ahí a pensar que Roberto

Hay pocos muebles y eso deja mucho espacio para moverse cuando los parientes y los amigos vienen a tomar una

Yo en el sillón al lado de la lámpara y mi mujer casi siempre en la silla baja cerca de la

Mesas no hay más que una, larga y angosta, que usamos para

Se puede circular cómodamente, mirar los estantes de la biblioteca y sentarse en la banqueta adosada a la

Creo que Roberto iba precisamente a sentarse cuando en mitad del living

Serían las veintidós o las veintidós y diez, Pablo y los Mounier dicen una cosa y mi mujer

Serían las veintidós y cinco para no

Lo que importa es que precisamente en ese momento Roberto iba a decirle algo a la señora de Cinamomo, como si

Había sacado un cigarrillo y se lo estaba poniendo en la boca cuando encalló y

Todos oímos el golpe y mi mujer levantó la vista del tejido y miró a Roberto como si no pudiera

Los Mounier que estaban sentados en el suelo cerca de la chimenea

Yo que tenía en la mano la copa de

Un golpe sordo y Roberto encallado y mirándose los pies como si fuera algo tan

Mi mujer siempre había dicho que ahí en el medio del living podía

Pablo no, Pablo estaba seguro de que nunca

Por mi parte no me gusta meterme, aunque debo decir que Roberto hubiera podido muy bien

Reconozco con todo que sin previo aviso es comprensible que un hombre

Debía ser muy raro con el cigarrillo en la boca, porque se lo sacó y lo sostuvo entre dos dedos mientras

La señora de Cinamomo no parecía haber encontrado nada más inteligente que hacer señas con

Los Mounier desde el suelo podían ver mejor y cambiaban impresiones en voz

Parecía ser el pie izquierdo porque Roberto se echaba hacia atrás apoyándose en

-Habría que -dijo mi mujer después de

-Esperá un poco si -aconsejé yo que por principio

A veces todo parece tan grave y al final

-Quién sabe la profundidad que puede haber en esa parte del -dijo Pablo, como si todos nosotros no

A mí siempre me ha fascinado la palabra toesas, desde

-Tire el cigarrillo, porque -sugirieron los Mounier mostrando

Y también balizas, escollera, bajamar, galerna, mesana y

Probablemente por miedo a un incendio que no haría más que

No eran todavía las diez y media y Roberto podía confiar en

Pero a nadie se le iba a ocurrir acercársele con la bandeja del café, máxime cuando ya

-Fragor, como si -dijo Pablo, que de todos modos era el menos

Desde donde estaban, los Mounier podían juzgar el avance de

Yo creo que gritó una o dos veces, pero en esos casos es difícil

-Habría que echarle un cabo -dije yo que en esos casos- o tal vez si la alcanzáramos el mango de una

Parece tan simple, pero en un living

-Cualquier cosa para -dijo la señora de Cinamomo, mientras- porque lo importante es hacer algo a fin de que
Dijo eso, exactamente, como si nosotros

Ya para entonces los Mounier estaban seguros de que los dos pies

-No creo que funcionen, se ve que -dijo Pablo, que de todos nosotros era el más

Pensé que hablaba de las bombas de achicar, porque en efecto la

Al final se había decidido a tirar el cigarrillo, probablemente para poder

Se lo veía como un bastoncillo blanco que oscilaba y

En esos casos se piensa en una gaviota, nunca en el alción que es

-Si ha tenido tiempo de transmitir la latitud a -dijo Pablo, como si

Yo pensaba en dos palabras: mensaje inalámbrico, que en estos tiempos ya no

A mi mujer le parecía que las rodillas

A mí también, pero para qué alarmar cuando todavía

Tal vez telefoneando, pero si había que explicar que

A los Mounier se les había ocurrido alcanzarle una silla aunque debía parecerles un poco

Con los Mounier nos conocíamos, pero no había tanta confianza como para

-Le llega a la cintura, y eso que -dijo Pablo, con esa manera de

Mi mujer clavó las agujas en el ovillo y me miró, tal vez para que yo

No era tan fácil, en primer lugar había que comprender las

Todos disimulábamos para no afligir más a Roberto, aunque

Además no era cosa de que escuchara la sirvienta, porque ya se sabe que los de fuera no

Desgraciadamente los aullidos eran cada vez más

-Son los albatros, me acuerdo de una vez en -decía la señora de Cinamomo y señalaba hacia

Unos de los Mounier empezó a hacer movimientos natatorios sin darse cuenta de que

El otro, más consciente de

Yo aprecié el gesto, porque en una casa de gente educada

-Uno se pregunta si no valdría más que de una vez por todas -dijo mi mujer mirando a

Expresaba el sentimiento unánime de

Pablo fue a cerrar mejor la ventana y las puertas, porque si

Aunque se notaba que cada vez

La palabra sería borborigmo

No es una bella palabra, aunque la sinceridad obliga a una

-Se diría una medusa que empieza a -murmuró la señora de Cinamomo que siempre

Un poco, sí, porque el pelo

Como finísimos dedos abriéndose y cerrándose con

Mi mujer salió llevando la taza de café sobrante, y a todos nos pareció

Son esos gestos que uno agradece sin palabras, porque

Al fin y al cabo en una casa como la nuestra en que

Nadie podrá decir que no se hace lo posible para

El más difícil aún: un poema a base de sobreentendidos

lunes, 24 de diciembre de 2007

Borges y yo - Jorge Luis Borges - Argentina

Escher
Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas. Yo camino por Buenos Aires y me demoro, acaso ya mecánicamente, para mirar el arco de un zaguán y la puerta cancel; de Borges tengo noticias por el correo y veo su nombre en una terna de profesores o en un diccionario biográfico. Me gustan los relojes de arena, los mapas, la tipografía del siglo XVII, las etimologías, el sabor del café y la prosa de Stevenson; el otro comparte esas preferencias, pero de un modo vanidoso que las convierte en atributos de un actor. Sería exagerado afirmar que nuestra relación es hostil; yo vivo, yo me dejo vivir para que Borges pueda tramar su literatura y esa literatura me justifica. Nada me cuesta confesar que ha logrado ciertas páginas válidas, pero esas páginas no me pueden salvar, quizá porque lo bueno ya no es de nadie, ni siquiera del otro, sino del lenguaje o la tradición. Por lo demás, yo estoy destinado a perderme, definitivamente, y sólo algún instante de mí podrá sobrevivir en el otro. Poco a poco voy cediéndole todo, aunque me consta su perversa costumbre de falsear y magnificar. Spinoza entendió que todas las cosas quieren perseverar en su ser; la piedra eternamente quiere ser piedra y el tigre un tigre. Yo he de quedar en Borges, no en mí (si es que alguien soy), pero me reconozco menos en sus libros que en muchos otros o que en el laborioso rasgueo de una guitarra. Hace años yo traté de librarme de él y pasé de las mitologías del arrabal a los juegos con el tiempo y con lo infinito, pero esos juegos son de Borges ahora y tendré que idear otras cosas. Así mi vida es una fuga y todo lo pierdo y todo es del olvido, o del otro.

No sé cuál de los dos escribe esta página.

domingo, 23 de diciembre de 2007

Quizá la más querida - Julio Cortázar - Argentina

Fiesta porteña - Fabrizia Braga Navarro
Me diste la intemperie,
la leve sombra de tu mano
pasando por mi cara.
Me diste el frío, la distancia,
el amargo café de medianoche
entre mesas vacías.

Siempre empezó a llover
en la mitad de la película,
la flor que te llevé tenía
una araña esperando entre los pétalos.

Creo que lo sabías
y que favoreciste la desgracia.
Siempre olvidé el paraguas
antes de ir a buscarte,
el restaurante estaba lleno
y voceaban la guerra en las esquinas.

Fui una letra de tango
para tu indiferente melodía.

sábado, 22 de diciembre de 2007

Poema - Henjō - Japón

Naturaleza
Las yerbas han crecido tanto
que ni siquiera podeis ver ya
el camino que lleva a mi casa:
porque he esperado demasiado tiempo
a alguien que no quería venir

Henjō

jueves, 20 de diciembre de 2007

Texto - Pablo R. Picasso - España

Autorretrato 'Yo, Picasso'
No los fue inutil a los tres cuerpos hechos de barro y de luz haber quedado envueltos en sombra y en tristeza superado el cuarto de siglo en reconstruirlos totalmente las alas que se arrastran colmadas de luz erizadas de todas sus flores construyeron sobre el granito de las rocas duramente en cada piso en la ventana está iluminada con el candil oscureciendo el borde roído del plato la interminable cadena de peplos agitada silenciosamente por la luna el olor tan violento del tono violeta oscuro esparcido sobre el verde manzana y el rocío que empapa de rosa el limón calman hasta el completo ahogo la acre música naranja que exhala sus cálidos suspiros a la indulgente oreja abierta del amarillo ocre bruscamente despierto por las palabras duras y tiernas del excesivo perfil en blanco tornasolado del cristal que la refleja completamente desnuda miserable comida de bodas celebrada tan ruidosamente tan vergonzosamente en plena soledad llamada el 11 por la mañana destacándose del lago de suave oleaje la piel que sostiene la barca atada a la rama que olfatea un tazón de leche el sortilegio que actúa directamente sobre su destino lo engloba en el marfil pulido del que gotean fuegos fatuos encendidos bruscamente en cada hoja que mueve un dedo de aire pasea el aceite de sus labios por toda la extensión del brazo dibujado por la hierba.

lunes, 17 de diciembre de 2007

Transeúntes - Franz Kafka - Checoslovaquia

Franz Kafka - Álvaro Delgado
Cuando uno sale a caminar de noche por una calle y un hombre, visible desde muy lejos -porque la calle es empinada y hay luz llena-, corre hacia nosotros, no lo apresamos, ni siquiera si es débil y andrajoso, ni siquiera si alguien corre detrás de él gritando; lo dejamos pasar.

Porque es de noche y no es culpa nuestra que la calle sea empinada y la luna llena; además, tal vez esos dos organizaron una cacería para entretenerse, tal vez huyen de un tercero, tal vez el primero es perseguido a pesar de su inocencia, tal vez el segundo quiere matarlo, y no queremos ser cómplices del crimen; tal vez ninguno de los dos sabe nada del otro y se dirigen corriendo, cada uno por su cuenta, hacia la cama; tal vez son noctámbulos, tal vez el primero porta armas.

Y, finalmente, de todos modos, ¿no podemos acaso estar cansados, no hemos bebido tanto vino? Nos alegramos de haber perdido de vista también al segundo.

sábado, 15 de diciembre de 2007

Fragmento del Tao Te King - Lao Tsé - China

Lao Tsé
En un reino pequeño
donde los habitantes sean pocos.
Y aunque entre los pocos hubiesen hombres muy capaces
no usarían artefactos para producir más.
Aprenderían más bien a temer a la muerte
y a no ir en busca de ella.
Aunque existieran carruajes y embarcaciones
los hombres no viajarían.
Aunque tuvieran corazas y espadas
jamás tendrían necesidad de usarlas.
Volverían a utilizar las cuerdas y los nudos
y a servirse de ellos.
Entonces encontrarían buenas sus comidas
hermosos sus vestidos
tranquilos sus hogares
y acogedoras sus costumbres.
Aunque las aldeas vecinas estuviesen tan cercanas
que se pudiera oir el ladrido de sus perros
o el canto de sus gallos
los habitantes de este pequeño reino
no desearían abandonarlo jamás.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Walking Around - Pablo Neruda - Chile

El hijo del hombre - René Magritte
Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
Navegando en un agua de origen y ceniza.

El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.

Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío

No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tapias mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.

No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos
ateridos, muriéndome de pena.

Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.

Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.

Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.
Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.

domingo, 2 de diciembre de 2007

Músicas - Juan Gelman - Argentina

Metamorfosis de Narciso - Salvador Dalí
Narciso tenía hambre, miró
las aguas para ver si hay peces
y se encontró con él.
Este accidente de la historia
cuesta mundos a los pobres mortales.
Tienen hambre de sí mismos, pero en verdad
nunca se miran a sí mismos, son mirados y de ahí
viene la costumbre de
devorarnos bajo
un sí mismo sostenido mayor.

Pequeño homenaje al flamante Premio Cervantes. Está bien acompañado.

sábado, 1 de diciembre de 2007

Ruiseñores de nuevo - Juan Gelman - Argentina

Reunión de poetas - Laura Hernández
En el gran cielo de la poesía,
mejor dicho
en la tierra o mundo de la poesía que incluye cielos
astros
dioses
mortales
está cantando el ruiseñor de Keats
siempre
pasa Rimbaud empuñando sus 17 años como la llama de amor viva de San Juan
a la teresa se le dobla el dolor y su caballo triza el polvo enamorado Francisco de Quevedo y Villegas
el dulce Garcilaso arde en los infiernos de John Donne
de César Vallejo caen caminos para que los pies de la poesía caminen
pies que pisan callados como un burrito andino
Baudelaire baja un albatros de su reino celeste
con el frac del albatros Mallarmé va a la fiesta de la nada posible
recuerda que la sangre es posible en medio de la nada
que Girondo liublimará perrinunca lamora
y girarán los barquitos de tuñón contra el metal de espanto que abusó a Aponillaire
oh Lou que desamaste la eternidad de viaje
el palacio del exceso donde entró la sabiduría de Blake
el paco urondo que forraba en lamé la felicidad para evitarle fríos de la época
mientras Roque Dalton trepaba por el palo mayor de su alma y gritaba.

lunes, 26 de noviembre de 2007

El juego en que andamos - Juan Gelman - Argentina

Carlos Gorriarena
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser tan inocente,
esta pureza en que ando por impuro.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come peces desesperados.
Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte.

Hablen, tienen tres minutos - Julio Cortázar - Argentina

Distancia - Claudia Sanhueza
De vuelta del paseo
donde junté una florecita para tenerte entre mis dedos un
momento,
y bebí una botella de Beaujolais, para bajar al pozo
donde bailaba un oso luna,
en la penumbra dorada de la lámpara cuelgo mi piel
y sé que estaré solo en la ciudad
más poblada del mundo.

Excusarás este balance histérico, entre fuga a la rata y queja
de morfina,
teniendo en cuenta que hace frío, llueve sobre mi taza de
café,
y en cada medialuna la humedad alisa sus patitas de esponja.

Máxime sabiendo
que pienso en ti obstinadamente, como una ciega máquina,
como la cifra que repite interminable el gongo de la fiebre,
o el loco que cobija su paloma en la mano, acariciándola
hora a hora
hasta mezclar los dedos y las plumas en una sola miga de
ternura.

Creo que sospecharás esto que ocurre,
como yo te presiento a la distancia en tu ciudad,
volviendo del paseo donde quizá juntaste
la misma florecita, un poco por botánica,
un poco porque aquí,
porque es preciso
que no estemos tan solos, que nos demos
un pétalo, aunque sea un pastito, una pelusa.

sábado, 24 de noviembre de 2007

La ventana a la calle - Franz Kafka - Checoslovaquia

Ventanas indecisas - Fernando Güimaraens
Aquel que vive solo y que, sin embargo, desea de vez en cuando vincularse a algo; aquel que, considerando los cambios del día, del tiempo, del estado de sus negocios y demás, anhela de pronto ver un brazo al cual podría aferrarse, no está en condiciones de vivir mucho tiempo sin una ventana que dé a la calle. Y le place no desear nada, y sólo se acerca a la ventana como un hombre cansado, cuya mirada oscila entre el público y el cielo, y no quiere mirar hacia afuera, y ha echado la cabeza un poco hacia atrás; sin embargo, a pesar de todo esto, los caballos de abajo terminarán por arrastrarlo en su caravana de coches y su tumulto, y así finalmente en la armonía humana.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Instrucciones para llorar - Julio Cortázar - Argentina

Máscaras
Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente.

Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca.

Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.

martes, 20 de noviembre de 2007

Poema de Gilgamesh/ 1 - Anónimo - Mesopotamia

Gilgamesh
TABLILLA I

COLUMNA I
Texto asirio

Quien ha visto el fondo de las cosas y de la tierra,
y todo lo ha vivido para enseñarlo a otros,
propagará su experiencia para el bien de cada uno.
Ha poseído la sabiduría y la ciencia universales,
ha descubierto el secreto de lo que estaba oculto.
Quien tenía noticia de lo anterior al Diluvio,
emprendió largos viajes, con esfuerzo y fatiga,
y sus afanes han sido grabados en una estela.
Ha hecho levantar la amurallada Uruk,
el sagrado Eanna1, el puro santuario.
Ha visto la muralla, trazada a cordel,
y el muro interior, que no tiene rival;
ha contemplado el dintel, que data de siempre,
se ha acercado al Eanna, templo de Ishtar,
que ni hombre ni rey podrán nunca igualar.
Ha paseado por las murallas de la ciudad de Uruk
y mirado la base, su sólida fábrica,
toda ella construida con ladrillos cocidos
y formada por siete capas de asfalto.

Falta el resto de la columna. Un fragmento hitita corresponde, en parte, con la deteriorada porción inicial de la columna II, y parece contener algo del texto del final de la primera columna. De este fragmento se deduce que algunos dioses intervinieron en la creación de Gilgamesh, a quien dotaron de dimensiones sobrehumanas.
Traducción de Agustí Bartra

1 'Casa del cielo', templo de Anu y de su hija, la diosa Ishtar.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Instrucciones para subir una escalera - Julio Cortázar - Argentina

Relativity - M. C. Escher
Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se sitúa un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de transladar de una planta baja a un primer piso.

Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie).

Llegando en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.

sábado, 10 de noviembre de 2007

Cocktail Party - Juan José Arreola - México

Monna Lisa - Fernando Botero
"¡Me divertí como loca!", dijo Monna Lisa con su voz de falsete, y ante ella se extasiaron reverentes los imbéciles en coro de ranas boquiabiertas. Su risa dominaba los salones del palacio como el chorro solista de una fuente insensata. (Esa noche en que las aguas de amargura penetraron hasta mis huesos.)

"¡Me divertí como loca!" Yo asistía a la reunión en calidad de representante del espíritu, y recibía a cada paso los parabienes, los apretones de mano, los canapés de caviar y los cigarrillos, previa exhibición de mis credenciales. (En realidad había ido solamente por ver a Monna Lisa.) "¿Qué pinta usted por ahora?" Los monstruos de brocado y pedrería iban y venían en el acuario de humo, de arrayán venenoso y gorgoritos. Ciego de cólera y haciendo brillar mis linternas de fósforo en la sombra, quise atraer la atención de Monna Lisa hacia las grandes profundidades. Pero ella sólo picaba en anzuelos superficiales, y los elegantes de verbo ampuloso la devoraban con los ojos.

"¡Me divertí como loca!" Finalmente tuve que esconderme en un rincón de la fiesta, rodeado por falsos discípulos, con mi vaso de cicuta en la mano. Una señora de edad se acercó para decirme que quería tener en su casa algo mío: un pastel de sorpresa para su próximo banquete, una tina de baño con llave mezcladora para el agua caliente, o unas estatuas de nieve, como esas tan lindas que Miguel Ángel modela los inviernos en el palacio Médicis. En mi calidad de representante del espíritu ignoré cortésmente todas las insinuaciones de la señora, pero la asistí en su parto de difíciles ideas. Me quedé un rato más, hasta apurar las heces de mi último jaibol y tuve ocasión de despedirme de Monna Lisa. En el umbral de la puerta, con el rostro perdido en su abrigo de pieles, me confesó sinceramente, así entre nos, que se había divertido como loca.

lunes, 5 de noviembre de 2007

Un mensaje imperial - Franz Kafka - Checoslovaquia

Mensajeros - Susana Weingast
El emperador -dicen- te ha enviado a ti, el solitario, el último de sus súbditos, la sombra que ha huido a la más remota lejanía, insignificante ante el sol imperial... Precisamente a ti, el emperador te ha enviado un mensaje desde su lecho de muerte. Hizo arrodillar al mensajero junto a su lecho de muerte. Hizo arrodillar al mensajero junto a su lecho y le susurró el mensaje al oído; tan importante le parecía que se lo hizo repetir en su propio oído. Asintiendo con la cabeza, corroboró la exactitud de de la repetición. Y ante la muchedumbre reunida para presenciar su muerte -todas las paredes que lo ocultaban a la vista habían sido derribadas, y sobre la amplia y elevada curva de la gran escalinata formaban un círculo los grandes del Imperio-, ordenó al mensajero que partiera. El mensajero partió en el acto; es un hombre fuerte, infatigable; extendiendo ora un brazo, ora otro, se abre paso a través de la multitud; cuando encuentra un obstáculo, señala sobre su pecho el signo del Sol; avanza mucho más fácilmente que ningún otro. Pero la multitud es enorme; las salas son innumerables. Si ante él se abriera el campo libre, cómo correría, qué pronto oirías el glorioso sonido de su puño al llamar a tu puerta. Pero así, qué inútiles son sus esfuerzos; todavía está abriéndose paso a través de las cámaras del palacio central; nunca terminará de atravesarlas, y si terminara, no habría adelantado mucho; tendría que descender las escaleras; y si lo consiguiera, no habría ganado gran cosa; tendría que cruzar los patios; y después de los patios, el segundo palacio circundante; y más escaleras, y más patios; y otro palacio; y así durante miles de años; y cuando finalmente atravesara la última puerta -pero esto nunca, nunca puede suceder-, todavía le faltaría cruzar la capital, el centro del mundo, donde su escoria se amontona sin fin. Nadie podría abrirse paso a través de ella, y menos todavía con el mensaje de un muerto. Pero tú te sientas junto a tu ventana y te lo imaginas al caer la noche.

Fragmentos de El corazón de las tinieblas - Joseph Conrad - Polonia-Gran Bretaña

El corazón de las tinieblas
-... No, es imposible; es imposible comunicar la sensación de vida de una época determinada de la propia existencia, lo que constituye su verdad, su sentido, su sutil y penetrante esencia. Es imposible. Vivimos como soñamos..., solos.
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La propia realidad, eso que sólo uno conoce y no los demás, que ningún otro hombre puede conocer. Ellos sólo pueden ver el espectáculo, y nunca pueden decir lo que realmente significa.
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¿Cómo poder imaginar entonces a qué determinada región de los primeros siglos pueden conducir los pies de un hombre libre en el camino de la soledad, de la soledad extrema donde no existe policía, el camino del silencio, el silencio extremo donde jamás se oye la advertencia de un vecino generoso que se hace eco de la opinión pública?
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¡Es curiosa la vida..., ese misterioso arreglo de lógica implacable con propósitos fútiles! Lo más que de ella se puede esperar es cierto conocimiento de uno mismo..., que llega demasiado tarde..., una cosecha de inextinguibles remordimientos.
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Penetramos más y más espesamente en el corazón de las tinieblas.
... Nos podíamos ver a nosotros mismos como los primeros hombres tomando posesión de una herencia maldita, sobreviviendo a costa de una angustia profunda, de un trabajo excesivo.

sábado, 3 de noviembre de 2007

Casi nadie va a sacarlo de sus casillas - Julio Cortázar - Argentina

Orden y Caos - Escher
El caballo relincha, el perro ladra,
la suma de los ángulos de un triángulo
es igual a dos rectos,
la sopa, la conciencia, el alcuacil, después
del dos el tres, después del hoy, mañana,
casi nadie lo sacará de sus casillas.
Casi nadie ni nada, porque
¿cómo tomar en serio esos latidos
en que el sueño es acceso, esas miradas
de insoportable lucidez en un tranvía,
eso que ahora dice: Huye,
pero al final, al fin y al cabo, no era más
que un gajo de naranja
reventando en la boca?
¿Cómo tomar en serio que una puerta
dé a la tristeza cuando el arquitecto
la abre al pasillo, que unos senos
dibujen paralelos sus jardines
cuando es la hora de ir a la oficina?
Imposible negar las evidencias
dice el doctor y dice bien, inútil
sacar de sus casillas al honesto almanaque,
San Rulfo, Santa Tecla, San Fermín,
la Asunción,
el caballo relincha, el perro ladra,
casi nadie le ofrece en una esquina
un pedacito suelto de bicicleta o trompo,
casi nunca es verano en pleno invierno
por razones de estricta pulimentada lógica,
hay que ser lo que se es o no ser nada, y nada
lo sacará de sus casillas, nadie
lo sacará, y si un caballo ladra
no lo sabremos nunca, porque
los caballos no ladran.
Bastaría un apenas, un no quiero,
para empezar de otra manera el día,
hervir la radio con las papas
y a cada chico darle un cocodrilo
para que huela a miedo en las escuelas,
sacar los muertos a que tomen aire,
meter las mitras en la mayonesa,
actividades subversivas, claro,
pero otras cosas hay: fusiles
corren por las picadas, Sudamérica
crece en su selva hacia la aurora,
de tanto arroz bañado en sangre
nacerá otra manera de ser hombre.
No cito más que apenas estas cosas,
saco de sus casillas a unos cuantos
que todavía creen en la poesía
encasillada en su vocabulario
lleno de compromisos con lo abstracto.
(La suma de los ángulos de un triángulo).
((Los caballos no ladran)).
(((Dice el doctor, y dice bien))).

jueves, 1 de noviembre de 2007

Fragmento de Crónica del pájaro que da cuerda al mundo - Haruki Murakami - Japón

Cazadora de medusas - Miguelanxo Prado
¿Por qué me gustan las medusas? No lo sé. Las encuentro bonitas. Antes, mientras las miraba, he pensado una cosa. Escucha, lo que nosotros vemos es sólo una pequeña parte del mundo. Damos por hecho que esto es el mundo, pero no es del todo cierto. El verdadero mundo está en un lugar más oscuro, más profundo, y en su mayor parte lo ocupan criaturas como las medusas. Eso nosotros lo olvidamos. ¿No te parece? Dos terceras partes del planeta son océanos y lo que nosotros podemos ver con nuestros ojos no pasa de ser la superficie del mar, la piel. De lo que verdaderamente hay debajo no sabemos nada.

lunes, 29 de octubre de 2007

Fragmento de El barco borracho - Arthur Rimbaud - Francia

El barco borracho - Pepe Yáñez
...
Sé de cielos que estallan en rayos; sé de trombas,
resacas y corrientes: ¡sé de la noche y del alba
exaltada al igual que un pueblo de palomas,
y he visto algunas veces, lo que el hombre creyó ver!
¡He visto en el ocaso, manchado de horror místico,
el sol iluminando coágulos violeta,
igual que los actores de los dramas antiguos,
las olas rodar lejos con temblor de muaré!
¡Soñé la noche verde de nieves deslumbrantes,
besos que suben lentos a los ojos del mar,
las savias inauditas correr, y el despertar
amarillo y azul de fósforos cantores!
¡Seguí durante meses, como un ganado histérico,
viendo asaltar las olas los firmes arrecifes
sin pensar que los pies luminosos de las Marías
pudiesen bridar el morro de los océanos asmáticos!
¡He embestido, sabéis, increíbles Floridas,
ojos de pantera con piel humana, mezclando
a las flores! ¡Arcos iris tendidos como riendas
bajo el horizonte marino, a glaucos rebaños!
He visto fermentar los enormes pantanos,
trampas en cuyos juncos se pudre un Leviatán;
derrumbarse las aguas en medio de bonanzas
en abismos lejanos cayendo en catarata.
Glaciares, soles de plata, olas de nácar, cielos de brasa,
zabordas odiosas al fin de oscuros golfos,
donde sierpes gigantes por chinches devoradas,
de árboles torcidos caen entre negras fragancias.
...

domingo, 28 de octubre de 2007

Fragmento de East Coker - T. S. Eliot - Inglés nacido en Estados Unidos

East Coker - Philip Guston
I

En mi principio está mi fin. Una tras otra,
las casas se levantan y caen, se derrumban, se amplían,
son repuestas, derruídas, restauradas, o en su lugar
se extiende un descampado, o una fábrica, o una circunvalación.
Viejas piedras en nuevos edificios, vieja leña en nuevas hogueras,
nuevas hogueras en ceniza, y ceniza en la tierra
que ya es carne, pellejos y heces,
huesos humanos y animales, tallos de trigo y hojas.
Las casas viven, mueren: existe un tiempo para edificar
y otro para la vida y la generación,
y otro para que el aire rompa el vidrio desportillado
y sacuda las tablas donde corretea el ratón de campo
y el raído tapiz que exhibe su callado lema.

En mi principio está mi fin. Ahora cae la luz
a lo largo del descampado, desertando la senda
atechada de ramas, en la penumbra de la tarde,
donde el talud te acoge al paso de la furgoneta,
y la senda persiste en dirección
al pueblo, hipnotizada en el calor
vibrante. En la calina, la piedra gris absorbe,
no refracta, la luz encandencida.
Duermen las dalias en la quietud vacía.
Esperan al búho madrugador.
En ese descampado,
si no te acercas mucho, si no te acercas mucho,
en una medianoche de verano, podrás oír el son
del tamboril y la dulzaina,
y ver danzar en torno de la hoguera
la sociedad del hombre y la mujer
en un baile señal de matrimonio
honroso y conveniente sacramento
dos y dos, necesaria conjunción,
enlazados del brazo o de la mano
en muestra de concordia. Alrededor del fuego,
brincando entre las llamas, o reunidos en corros,
rústicamente graves o festivos,
alzan sus fuertes pies en zapatos groseros,
pies de tierra y arcilla con júbilo campestre,
el de quienes descansan bajo tierra
alimentando el trigo. Manteniendo el compás,
manteniendo ese ritmo mientras bailan
como viven al ritmo de los ciclos vivientes,
el tiempo de las estaciones y las constelaciones
el tiempo del ordeño y el tiempo de la siega
el tiempo del acoplamiento del hombre y la mujer
y el de los animales. Pies que suben y bajan.
Comida y bebida. Estiércol y muerte.

Despunta el alba, y otro día
se dispone al calor y la quietud. Mar adentro, la brisa de la aurora
se desliza y encrespa. Estoy aquí
o allí, o en otra parte. En mi principio.

viernes, 26 de octubre de 2007

Fragmento de Los hombres huecos - T. S. Eliot - Inglés nacido en Estados Unidos

Los hombres huecos - Jorge Oteiza
Somos los hombres huecos
somos hombres de trapo
unos en otros apoyados
con cabezas de paja. ¡Ay!
Nuestras voces resecas
cuando cuchicheamos
son quedas e insensatas
como el viento en la hierba seca
o el paso de las ratas
sobre los vidrios rotos
de nuestro seco sótano

hechura informe, sombra sin color,
fuerza paralizada, gesto sin movimiento;

aquellos que han cruzado
con la mirada fija
al otro Reino de la muerte
nos recuerdan -si acaso- no
como almas perdidas y violentas,
sino como hombres huecos,
hombres de trapo.


IV

Los ojos no están aquí
aquí no hay ojos
en este valle de astros moribundos
en este valle hueco
esta quijada rota de nuestros reinos perdidos

en este último lugar de encuentro
avanzamos a tientas
y evitamos hablar
juntos en la ribera del río tumefacto

ciegos, a menos que
los ojos reaparezcan
como el astro pequeño
rosa multifoliada
del reino crepuscular de la muerte
que sólo es esperanza
para los hombres huecos.

jueves, 25 de octubre de 2007

Culminación del dolor - Charles Bukowski - Norteamericano nacido en Alemania

Number 33 - Jackson Pollock
oigo incluso cómo ríen
las montañas
arriba y abajo de sus azules laderas
y abajo en el agua
los peces lloran
y toda el agua
son sus lágrimas.
oigo el agua
las noches que consumo bebiendo
y la tristeza se hace tan grande
que la oigo en mi reloj
se vuelve pomos en la cómoda
se vuelve papel sobre el suelo
se vuelve cazador
ticket de la lavandería
se vuelve
humo de cigarrillo
escalando un templo de oscuras enredaderas...

poco importa

poco amor
o poca vida
no es tan malo
lo que cuenta
es observar las paredes
yo nací para eso

nací para robar rosas de las avenidas de la muerte.

martes, 23 de octubre de 2007

Epitafio de un tirano - W. H. Auden - Reino Unido - Estados Unidos

Forest Whitaker en 'El último rey de Escocia'
No perseguía sino cierto tipo de perfección
Y la poesía que inventó era fácil de comprender;
Conocía la estupidez humana como la palma de su mano,
Y mostraba interés por armadas y ejércitos;
Cuando reía, respetables senadores se doblaban de risa,
Y cuando sollozaba los niños se morían en las calles.
Enero 1939

domingo, 21 de octubre de 2007

Fragmentos del Tao Te King - Lao Tsé - China

Bamboo
Si el cielo y la tierra duran siempre es porque no viven para sí mismos.

Siguiendo este ejemplo, el Sabio avanza al retroceder; al descuidarse, se conserva. Como no busca su provecho, todo tiende a su provecho.
______________________________________
Sin salir por la puerta, es posible conocer todo el mundo; sin mirar por la ventana, es posible darse cuenta de las vías del cielo, principios que rigen todas las cosas. -Cuanto más lejos se va, menos se aprende.

El Sabio llega a la meta, sin haber dado un paso para alcanzarla. Conoce, antes de haber visto, por los principios superiores. Termina, sin haber actuado, por su influencia trascendente.
______________________________________
Aquel que habla mucho, demuestra con eso que no conoce el Principio.

Aquel que conoce el Principio no habla. Mantiene su boca cerrada, retiene su respiración, embota su actividad, se libera de cualquier complicación, templa su luz, se confunde con el vulgo. He aquí la misteriosa unión con el Principio.

A un hombre tal, nadie puede atraerlo con favores, ni despreciarlo con malos tratos. Es insensible a la ganancia y a la pérdida, a la exaltación como a la humillación. Siendo así, es de lo más noble que hay en el mundo.

El Tao Te King, uno de los libros más enigmáticos e influyentes de la cultura oriental, parece que fue escrito en épocas de Confucio. Efectivamente Lao Tsé, el Viejo Maestro, nació, según las crónicas, hacia 570 a.C. en la población de Hai, del reino de Tch'en.
El Taoísmo fue, ante todo, un modo de ver y comprender la vida. La palabra Tao significa "cabeza", "principio" o "camino", como principio metafísico. El término Te puede traducirse como "virtud", "fuerza", "poder". King, por su parte, significa "libro"; con lo que Tao Te King podría traducirse como "Libro del principio metafísico y de su virtud activa".
El libro se compone de 81 capítulos sin orden aparente. Según la leyenda, el original estaba escrito en palillos de bambú, pero un día esos palillos cayeron al suelo y el libro se desordenó. Sin embargo, según la misma leyenda, los sabios son capaces de ordenar de nuevo los versos y leer el Tao Te King como es debido.

Rubaiyyat - Omar Jayyam - Persia

Omar Jayyam
Yo tenía un maestro cuando estaba en la escuela.
Después fui maestro y creí triunfar.
Escucha el final. Todo esto es tan sólo
un puñado de polvo bajo el soplo del viento.

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Quien es dueño de medio pan
y tiene un nido donde abrigarse
y no es señor ni siervo de nadie,
disfruta una muy dulce existencia.

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Reuníos, amigos, después de mi muerte.
Gozad todos juntos y cuando el copero
os escancie un buen vino, más añejo que nunca,
recordad a Jayyam y bebed recordándolo.

Jayyam, o cómo un buen matemático y astrónomo, borrachín y fumador de hachís, puede convertirse en un magnífico poeta.

sábado, 20 de octubre de 2007

Ándele - Julio Cortázar - Argentina


1)

Como una carretilla de pedruscos
cayéndole en la espalda, vomitándole
su peso insoportable,
así le cae el tiempo a cada despertar.

                  Se quedó atrás, seguro, ya no puede
                  equiparar las cosas y los días,
                  cuando consigue contestar las cartas
                  y alarga el brazo hacia ese libro o ese disco,
                        suena el teléfono: a las nueve esta noche,
                        llegaron compañeros con noticias,
                        tenés que estar sin falta, viejo,

o es Claudine que reclama su salida o su almohada,
o Roberto con depre, hay que ayudarlo,
o simplemente las camisas sucias
amontonándose en la bañadera
como los diarios, las revistas, y ese

                     ensayo de Foucault, y la novela
                     de Erica Jong y esos poemas
                de Sigifredo sin hablar de mil
                trescientos grosso modo libros discos y películas,
más el deseo subrepticio de releer Tristram Shandy,
Zama, La vida breve, El Quijote, Sandokán,
                y escuchar otra vez todo Mahler o Delius
                todo Chopin todo Alban Berg,
                y en la cinemateca Metrópolis, King Kong,
                La barquera María, La edad de oro —Carajo,

la carretilla de la vida
con carga para cinco décadas, con sed
de viñedos enteros, con amores
que inevitablemente superponen
tres, cinco, siete mundos
que debieran latir consecutivos
y en cambio se combaten simultáneos
en lo que llaman poligamia y que tan sólo
es el miedo a perder tantas ventanas
sobre tantos paisajes, la esperanza
de un horizonte entero—


2)

Hablo de mí, cualquiera se da cuenta,
pero ya llevo tiempo (siempre tiempo)
sabiendo que en el mí estás vos también,
y entonces:

                     No nos alcanza el tiempo,
                     o nosotros a él,
                     nos quedamos atrás por correr demasiado,
                     ya no nos basta el día
                     para vivir apenas media hora.


3)

El futuro se escinde, maquiavelo:
el más lejano tiene un nombre, muerte,
y el otro, el inmediato, carretilla.

                    ¿Cómo puede vivirse en un presente
                    apedreado de lejos? No te queda
                    más que fingir capacidad de aguante:
                    agenda hora por hora, la memoria
                    almacenando en marzo los pagarés de junio,
                    la conferencia prometida,
                    el viaje a Costa Rica, la planilla de impuestos,
Laura que llega el doce,
   un hotel para Ernesto,
       no olvidarse de ver al oftalmólogo,
           se acabó el detergente,
              habrá que reunirse
                  con los que llegan fugitivos
                         de Uruguay y Argentina,
darle una mano a esa chiquita
    que no conoce a nadie en Amsterdam,
        buscarle algún laburo a Pedro Sáenz,
           escucharle su historia a Paula Flores
              que necesita repetir y repetir
                  cómo acabaron con su hijo en Santa Fe.

Así se te va el hoy
en nombre de mañana o de pasado,
así perdés el centro
en una despiadada excentración
a veces útil, claro,
útil para algún otro, y está bien.

                             Pero vos, de este lado de tu tiempo,
                             ¿cómo vivís, poeta?,
                             ¿cuánta nafta te queda para el viaje
                             que querías tan lleno de gaviotas?


4)

No se me queje, amigo,
las cosas son así y no hay vuelta.
Métale a este poema tan prosaico
que unos comprenderán y otros tu abuela,
dése al menos el gusto
de la sinceridad y al mismo tiempo
                         conteste esa llamada, sí, de acuerdo,
                         el jueves a las cuatro,
                         de acuerdo, amigo Ariel,
                         hay que hacer algo por los refugiados.


5)

Pero pasa que el tipo es un poeta
y un cronopio a sus horas,
que a cada vuelta de la esquina
le salta encima el tigre azul,
un nuevo laberinto que reclama
ser relato o novela o viaje a Islandia,
(ha de ser tan traslúcida la alborada en Islandia,
se dice el pobre punto en un café de barrio)
           Le debe cartas necesarias a Ana Svensson,
           le debe un cuarto de hora a Eduardo, y un paseo
           a Cristina, como el otro
           murió debiéndole a Esculapio un gallo,
           como Chénier en la guillotina,
           tanta vida esperándolo, y el tiempo
           de un triángulo de fierro solamente
           y ya la nada. Así, el absurdo
           de que el deseo se adelante
           sin que puedas seguirlo, pies de plomo,
           la recurrente pesadilla diurna
           del que quiere avanzar y lo detiene
           el pegajoso cazamoscas del deber.

la rémora del diario
con las noticias de Santiago mar de sangre,
con la muerte de Paco en la Argentina,
con la muerte de Orlando, con la muerte
y la necesidad de denunciar la muerte
cuando es la sucia negación, cuando se llama
Pinochet y López Rega y Henry Kissinger.
           (Escribiremos otro día el poema,
           vayamos ahora a la reunión, juntemos unos pesos,
           llegaron compañeros con noticias,
           tenés que estar sin falta, viejo.)


6)

Vendrán y te dirán (ya mismo, en esta página)
sucio individualista,
tu obligación es darte sin protestas,
escribir para el hoy para el mañana
sin nostalgias de Chaucer o Rig Veda,
sin darle tiempo a Raymond Chandler o Duke Ellington,
basta de babosadas de pequeñoburgués,
hay que luchar contra la alienación ya mismo,
dejate de pavadas,
elegí entre el trabajo partidario
o cantarle a Gardel.


7)

Dirás, ya sé, que es lamentarse al cuete
y tendrás la razón más objetiva.
Pero no es para vos que escribo este prosema,
lo hago pensando en el que arrima el hombro
mientras se acuerda de Rubén Darío
o silba un blues de Big Bill Broonzy.

               Así era Roque Dalton, que ojalá
               me mirara escribir por sobre el hombro
               con su sonrisa pajarera,
               sus gestos de cachorro, la segura
               bella inseguridad del que ha elegido
               guardar la fuerza para la ternura
               y tiernamente gobernar su fuerza.
               Así era el Che con sus poemas de bolsillo,
               su Jack London llenándole el vivac
               de buscadores de oro y esquimales,
               y eran también así
               los muchachos nocturnos que en La Habana
               me pidieron hablar, Marcia Leiseca
               llevándome en la sombra hasta un balcón
               donde dos o tres manos apretaron la mía
               y bocas invisibles me dijeron amigo,
               cuando allá donde estamos nos dan tregua,
               nos hacen bien tus cuentos de cronopios,
               nomás queriamos decírtelo, hasta pronto—


8)

Esto va derivando hacia otra cosa,
es tiempo de ajustarse el cinturón:
zona de turbulencia.
Nairobi, 1976

No es necesario estar de acuerdo con todo lo que se dice en un poema para disfrutarlo. Parece, por los tres últimos versos, que Cortázar no tenía mucha fe en que esto se entendiera así y se curó en salud.

jueves, 18 de octubre de 2007

Declaración - Alfonso Calderón - España

Sin título - Helio Gógar - Portada del poemario 'Taller de sueños' Helio Gógar
Aún no imaginas nada
pero he decidido ser
hoy, en este pentagrama
una nota prescindible.
Ritmos de azúcar y plata,
tus acordes de mujer
libres suenen, limpios caigan
entre las líneas, firmes.

De Taller de sueños

Luna - Alfonso Calderón - España

Mujeres y pájaro en el claro de Luna - Joan Miró
Moneda de luz suspendida
entre dos colecciones de misterios,
diosa de curvas mudables,
madre de espejada vida,
tú exiges cultos telescópicos de sabios,
nocturnas ofrendas a tu piel pálida,
amantes aletazos de los labios,
y reflejas
una flor de soledad por mi ventana.

De Taller de sueños

miércoles, 17 de octubre de 2007

No rechaces los sueños por ser sueños - Pedro Salinas - España

Sueños urbanos - Mirta Benavente
No rechaces los sueños por ser sueños.
Todos los sueños pueden
ser realidad, si el sueño no se acaba.
La realidad es un sueño. Si soñamos
que la piedra es la piedra, eso es la piedra.
Lo que corre en los ríos no es un agua,
es un soñar, el agua, cristalino.
La realidad disfraza
su propio sueño, y dice:
"Yo soy el sol, los cielos, el amor."
Pero nunca se va, nunca se pasa,
si fingimos creer que es más que un sueño.
Y vivimos soñándola. Soñar
es el modo que el alma
tiene para que nunca se le escape
lo que se escaparía si dejamos
de soñar que es verdad lo que no existe.
Sólo muere
un amor que ha dejado de soñarse
hecho materia y que se busca en tierra.

De Largo lamento
Pedro Salinas

martes, 16 de octubre de 2007

Fragmento de El rey de Harlem - Federico García Lorca - España

Collage Ay Harlem! - Jessica Lagunas
Con una cuchara de palo
le arrancaba los ojos a los cocodrilos
y golpeaba el trasero de los monos.
Con una cuchara de palo.

Fuego de siempre dormía en los pedernales
y los escarabajos borrachos de anís
olvidaban el musgo de las aldeas.

Aquel viejo cubierto de setas
iba al sitio donde lloraban los negros
mientras crujía la cuchara del rey
y llegaban los tanques de agua podrida.

Las rosas huían por los filos
de las últimas curvas del aire
y en los montones de azafrán
los niños machacaban pequeñas ardillas
con un rubor de frenesí manchado...

lunes, 15 de octubre de 2007

Fragmento de Vuelta a la ciudad - Federico García Lorca - España

Number 18 - Jackson Pollock
NEW YORK
Oficina y denuncia

Debajo de las multiplicaciones
hay una gota de sangre de pato:
debajo de las divisiones
hay una gota de sangre de marinero;
debajo de las sumas, un río de sangre tierna.
Un río que viene cantando
por los dormitorios de los arrabales,
y es plata, cemento o brisa
en el alba mentida de New York.
Existen las montañas. Lo sé.
Y los anteojos para la sabiduría.
Lo sé. Pero yo no he venido a ver el cielo.
Yo he venido para ver la turbia sangre.
La sangre que lleva las máquinas a las cataratas
y el espíritu a la lengua de la cobra.
Todos los días se matan en New York
cuatro millones de patos,
cinco millones de cerdos,
dos mil palomas para el gusto de los agonizantes,
un millón de vacas, un millón de corderos
y dos millones de gallos,
que dejan los cielos hechos añicos.
...

De Poeta en Nueva York

domingo, 14 de octubre de 2007

Poema del regreso - José Ángel Buesa - Cuba

La montaña Sainte Victoire vista desde Lauves - Paul Cézanne
Vengo del fondo oscuro de una noche implacable,
y contemplo los astros con un gesto de asombro.
Al llegar a tu puerta me confieso culpable,
y una paloma blanca se me posa en el hombro.

Mi corazón humilde se detiene en tu puerta
con la mano extendida como un viejo mendigo;
y tu perro me ladra de alegría en la huerta,
porque, a pesar de todo, sigue siendo mi amigo.

Al fin creció el rosal aquel que no crecía
y ahora ofrece sus rosas tras la verja de hierro:
Yo también he cambiado mucho desde aquel día,
pues no tienen estrellas las noches del destierro.

Quizás tu alma esté abierta tras la puerta cerrada;
pero al abrir tu puerta, como se abre a un mendigo,
mírame dulcemente, sin preguntarme nada,
y sabré que no he vuelto... porque estaba contigo!


Primer poema de este blog aunque, por circunstancias, no ocupe ahora el primer lugar.

sábado, 13 de octubre de 2007

Distribución del tiempo - Julio Cortázar - Argentina

La persistencia de la memoria - Salvador Dalí
Cada vez somos más los creemos menos
en tantas cosas que llenaron nuestras vidas,
los más altos, indiscutibles valores vía Platón o Goethe,
el verbo, su paloma sobre el arca de la historia,
la pervivencia de la obra, la filiación y la heredad.

No por eso caemos con el celo del neófito
en esa ciencia que ya pone sus robots en la luna;
en verdad, en verdad, nos es bastante indiferente,
y si el doctor Barnard transplanta un corazón
preferiríamos mil veces que la felicidad de cada cual
fuese el exacto, necesario reflejo de la vida
hasta que el corazón insustituible dijera dulcemente basta.

Cada vez somos más los que creemos menos
en la utilización del humanismo
para el nirvana estereofónico
de mandarines y de estetas.

Sin que eso signifique
que cuando hay un momento de respiro
no leamos a Rilke, a Verlaine o a Platón,
o escuchemos los claros clarines,
o miremos los trémulos ángeles
del Angélico.

Rechiflao en mi tristeza - Juilo Cortázar - Argentina

Libros - Luis Camnitzer
Te evoco y veo que has sido
en mi pobre vida paria
una buena biblioteca.

Te quedaste allá, en villa del Parque,
con Thomas Mann y Roberto Arl y Dickson Carr,
con casi todas las novelas de Colette,
Rosamond Lehmann, Charles Morgan, Nigel Balchin,
Elías Castelnuovo y la edición
tan perfumada del pequeño
amarillo Larousse Ilustrado, donde por suerte todavía
no había entrado mi nombre.

También se me quedó un tintero
con un busto de Cómodo,
emperador romano
cuya influencia en las letras
nunca me pareció excesiva.
Nairobi, 1976

viernes, 12 de octubre de 2007

Haikus/1 - Kobayashi Issa - Japón

Alta montaña - Shen Zhou
El Primer Día de Año:

Recuerdo

Una solitaria noche de otoño.

Issa


El Día de Año Nuevo;

Nada bueno o malo,

Sólo seres humanos.

Issa
Sin título

Incluso mi esposa

Actúa como una forastera,

Esta mañana de primavera.

Issa



Bajo las flores del cerezo,

Nadie es

Un perfecto desconocido.

Issa


Despúes de fundirse la nieve,

La aldea

Se llena de niños.

Issa


El haiku es la forma más típica de la poesía de inspiración Zen. Alguien lo definió con las siguientes imágenes: "Una flor interpreta la primavera, y una hoja caída es el otoño, o todos los otoños. Una hoja es suficiente para identificar el bosque; una gota de agua descubre el mar".

martes, 9 de octubre de 2007

Duermevela - Juan José Arreola - México

Au dessus de la ville - Marc Chagall
Un cuerpo claro se desplaza limpiamente en el cielo. Usted enciende sus motores y despega vertical. Ya en plena acelaración, corrige su trayectoria y se acopla con ella en el perigeo.

Hizo un cálculo perfecto. Se trata de un cuerpo de mujer que sigue como casi todas una órbita elíptica.

En el momento preciso en que los dos van a llegar a su apogeo, suena el despertador con retraso. ¿Qué hacer?

¿Desayunar a toda velocidad y olvidarla para siempre en la oficina? ¿O quedarse en la cama con riesgo a perder el empleo para intentar un segundo lanzamiento y cumplir su misión en el espacio?

Conteste con toda sinceridad. Si acierta le enviamos a vuelta de correo y sin costo alguno la reproducción del cuadro que Marc Chagall ha pintado especialmente a todo color para los lectores interesados en el tema.

lunes, 8 de octubre de 2007

El encuentro - Juan José Arreola - México

Laberintos suburbanos - Jesús Ortiz
Dos puntos que se atraen no tienen por qué elegir forzosamente la recta. Claro que es el procedimiento más corto. Pero hay quienes prefieren el infinito.

Las gentes caen unas en brazos de otras sin detallar la aventura. Cuando mucho avanzan en zigzag. Pero una vez en la meta corrigen la desviación y se acoplan. Tan brusco amor es un choque, y los que así se afrontaron son devueltos al punto de partida por un efecto de culata. Demasiado proyectiles, su camino al revés los incrusta de nuevo, repasando el cañón, en un cartucho sin pólvora.

De vez en cuando, una pareja se aparta de esta regla invariable. Su propósito es francamente lineal, y no carece de rectitud. Misteriosamente, optan por el laberinto. No pueden vivir separados. Ésta es su única certeza y van a perderla buscándose. Cuando uno de ellos comete un error y provoca el encuentro, el otro finge no darse cuenta y pasa sin saludar.

domingo, 7 de octubre de 2007

Fragmento de Canto a mí mismo - Walt Whitman - Estados Unidos

Walt Whitman
4

Viajeros y preguntones me rodean,
personas que encuentro a mi paso,
huellas que me dejó la infancia, el barrio o
la casa donde vivo, o el país,
Los últimos aniversarios, descubrimientos,
invenciones, sociedades, viejos y nuevos
autores,
Mi comida, mi ropa, compañeros, miradas,
cumplidos y deberes,
La indiferencia real e imaginada de alguien
a quien quiero,
Mis dolencias o las de los míos,
contrariedades, pérdidas o falta de dinero,
abatimiento o exaltación,
Las batallas, el horror de la guerra entre
hermanos, la ansiedad ante la noticia que
no acaba de llegar, el suceso irremediable,
Todo esto viene y se aleja de mí noche y
día,
Pero no es mi Yo.
Más allá de vaivenes y tensiones se eleva
lo que soy,
Se alza alegre y ocioso, compasivo,
unitario,
Me inclino, me alzo apoyando los brazos
en algún sostén impalpable,
Oteando con la cabeza doblada lo que va a
suceder,
Dentro y fuera del juego, mirando y
asombrado.
Miro hacia atrás y me veo debatiéndome
entre la niebla con lingüistas y
disputadores,
No hay en mí burlas ni razonamientos;
sólo miro y espero.

viernes, 5 de octubre de 2007

Fragmento - Joseph Conrad - Polonia-Gran Bretaña

Joseph Conrad
... Con la cualidad de nuestros deseos, pensamientos y asombro proporcionados a nuestra infinita pequeñez, medimos hasta el tiempo mismo de acuerdo con nuestra propia magnitud. Encerrados en la morada de las ilusiones personales, treinta siglos de historia de la humanidad parecen menos, al mirar hacia atrás, que treinta años de nuestra propia vida...
Traducción de Javier Marías