Lilacs,
False blue,
White,
Purple,
Color of lilac,
Your great puffs of flowers
Are everywhere in this my New England.
Among your heart-shaped leaves
Orange orioles hop like music-box birds and sing
Their little weak soft songs;
In the crooks of your branches
The bright eyes of song sparrows sitting on spotted eggs
Peer restlessly through the light and shadow
Of all Springs.
Lilacs in dooryards
Holding quiet conversations with an early moon;
Lilacs watching a deserted house
Settling sideways into the grass of an old road;
Lilacs, wind-beaten, staggering under a lopsided shock of bloom
Above a cellar dug into a hill.
You are everywhere.
You were everywhere.
You tapped the window when the preacher preached his sermon,
And ran along the road beside the boy going to school.
You stood by the pasture-bars to give the cows good milking,
You persuaded the housewife that her dishpan was of silver.
And her husband an image of pure gold.
You flaunted the fragrance of your blossoms
Through the wide doors of Custom Houses—
You, and sandal-wood, and tea,
Charging the noses of quill-driving clerks
When a ship was in from China.
You called to them: “Goose-quill men, goose-quill men,
May is a month for flitting.”
Until they writhed on their high stools
And wrote poetry on their letter-sheets behind the propped-up
ledgers.
Paradoxical New England clerks,
Writing inventories in ledgers, reading the “Song of Solomon”
at night,
So many verses before bed-time,
Because it was the Bible.
The dead fed you
Amid the slant stones of graveyards.
Pale ghosts who planted you
Came in the nighttime
And let their thin hair blow through your clustered stems.
You are of the green sea,
And of the stone hills which reach a long distance.
You are of elm-shaded streets with little shops where they sell kites
and marbles,
You are of great parks where every one walks and nobody is at home.
You cover the blind sides of greenhouses
And lean over the top to say a hurry-word through the glass
To your friends, the grapes, inside.
Lilacs,
False blue,
White,
Purple,
Color of lilac,
You have forgotten your Eastern origin,
The veiled women with eyes like panthers,
The swollen, aggressive turbans of jeweled pashas.
Now you are a very decent flower,
A reticent flower,
A curiously clear-cut, candid flower,
Standing beside clean doorways,
Friendly to a house-cat and a pair of spectacles,
Making poetry out of a bit of moonlight
And a hundred or two sharp blossoms.
Maine knows you,
Has for years and years;
New Hampshire knows you,
And Massachusetts
And Vermont.
Cape Cod starts you along the beaches to Rhode Island;
Connecticut takes you from a river to the sea.
You are brighter than apples,
Sweeter than tulips,
You are the great flood of our souls
Bursting above the leaf-shapes of our hearts,
You are the smell of all Summers,
The love of wives and children,
The recollection of gardens of little children,
You are State Houses and Charters
And the familiar treading of the foot to and fro on a road it knows.
May is lilac here in New England,
May is a thrush singing “Sun up!” on a tip-top ash tree,
May is white clouds behind pine-trees
Puffed out and marching upon a blue sky.
May is a green as no other,
May is much sun through small leaves,
May is soft earth,
And apple-blossoms,
And windows open to a South Wind.
May is full light wind of lilac
From Canada to Narragansett Bay.
Lilacs,
False blue,
White,
Purple,
Color of lilac.
Heart-leaves of lilac all over New England,
Roots of lilac under all the soil of New England,
Lilac in me because I am New England,
Because my roots are in it,
Because my leaves are of it,
Because my flowers are for it,
Because it is my country
And I speak to it of itself
And sing of it with my own voice
Since certainly it is mine.
Lilas
Lilas,
falso azul,
blanco,
morado,
color lila,
vuestros grandes borbotones de flores
están por donde quiera en mi Nueva Inglaterra.
Entre vuestras cordiformes hojas
anaranjadas oropéndolas brincan
como pajaritos de caja de música y cantan
dulces y quedas cancioncillas;
en los ganchos de vuestras ramas
los ojillos brillantes de los gorriones cantarines;
echados sobre huevos pintados,
atisban inquietos a través de la luz y la sombra
de todas las primaveras.
Lilas en los portales
conversando en voz baja con la luna temprana,
lilas cuidando una casa abandonada,
enfilándose a los lados en la grama de un antiguo camino;
lilas al viento, meciéndose bajo un podado montón florido
arriba del bodegón cavado en la colina.
Estáis donde quiera,
estabais donde quiera.
Tocasteis a la ventana cuando el predicador predicaba el
sermón,
corristeis en el camino junto al muchacho que iba a la
escuela,
os parasteis en las cercas del potrero para darles a las
vacas buena leche,
convencisteis al ama de que su paila era de plata
y su marido era una imagen de puro oro.
Entrasteis luciendo la fragancia de vuestros capullos
por los amplios zaguanes de las Aduanas.
Vosotras y el sándalo y el té,
alborotándoles las narices a los plumíferos amanuenses
cuando un buque llegaba de la China.
Vosotras les gritabais: “Ganzi-plumes escribientes,
ganziplumes escribientes,
mayo es el mes para zarpar.”
Hasta que se encorvaban en sus altas banquetas
y se ponían a escribir poesías en su papel de cartas
tras las pilas de libros de cuentas.
Paradójicos amanuenses de la Nueva Inglaterra,
escribiendo inventarios en los libros mayores
y de noche leyendo el Cantar de los Cantares,
tantos versos antes de acostarse,
sólo porque eran de la Biblia.
Los muertos os nutrieron
entre las piedras inclinadas de los camposantos.
Fantasmas pálidos que os plantaron
venían por la noche
y dejaban volar sus cabellos sutiles
entre el hacinamiento de vuestros tallos.
Sois del mar verde
y de las pétreas colinas que se alejan.
Sois de los grandes parques donde todos pasean y nadie
se siente en casa.
Cubrís los lados cerrados de los invernaderos
y os asomáis arriba para decir una palabra al vuelo por los
cristales
a vuestras amigas, las uvas, que están dentro.
Lilas,
falso azul,
blanco,
morado,
color lila,
ya olvidasteis vuestro origen del Oriente,
las mujeres veladas con ojos de panteras,
los hinchados, insolentes turbantes de enjoyados Pashás.
Sois ahora una flor muy decente,
una flor reticente,
de curiosa manera recortada, cándida flor,
crecida al lado de las limpias portadas,
amiga de un gato casero y de un par de gafas,
que hacen poesía con un poco de luna
y cien o doscientos capullos agudos.
Maine os conoce,
os ha conocido por años de años,
New Hampshire os conoce,
y Massachusetts
y Vermont.
Cape Cod os echa a correr por la costa hacia Rhode
Island,
Connecticut os lleva desde un río hasta el mar.
Sois más lustrosas que manzanas,
más olorosas que tulipanes,
sois el desbordamiento de nuestras almas
reventando por encima de las figuras de hojas de nuestros
corazones,
sois el olor de todos los veranos,
el amor de esposas e hijos,
sois Parlamentos y Constituciones
y el familiar ir y venir de nuestros pies en un camino que
conocen.
Mayo es lila aquí en Nueva Inglaterra,
mayo es un tordo que canta ¡Sol arriba! en un fresno
empinado,
mayo es blancas nubes tras los pinos
sopladas para arriba y bogando en cielo azul,
mayo es un color verde cual ningún otro,
mayo es mucho sol a través de hojas pequeñas,
mayo es tierra suave,
y flores de manzano,
y ventanas abiertas a un viento sur.
Mayo es un sostenido, suave soplo de lilas
desde el Canadá a la bahía de Narraganset.
Lilas,
falso azul,
blanco,
morado,
color lila,
corazones de hojas de lila en toda Nueva Inglaterra,
raíces de lilas bajo el suelo de toda Nueva Inglaterra,
lila en mí porque soy Nueva Inglaterra,
porque mis raíces están en ella,
porque mis hojas son de ella,
porque mis flores son de ella,
porque es mi tierra,
y le hablo a ella sobre ella misma,
y canto de ella con mi propia voz,
pues ciertamente es mía.
Traducción de José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal
Amy se florea en versos entre sus lilas...
ResponderEliminar"Sois más lustrosas que manzanas,
más olorosas que tulipanes,
sois el desbordamiento de nuestras almas
reventando por encima de las figuras de hojas de nuestros
corazones,
sois el olor de todos los veranos"
...Queriendo o sabiéndose, tal vez, una de ellas.
La pintura de Michael Cheval tiene que haber sido inspirada en este poema...
ResponderEliminarHermoso poema. No sé si la pintura estará inspirada en él, pero lo parece.
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