God made man in His own image,
in the image of God made He him.
Génesis
Bowed by the weight of centuries he leans Upon his hoe and gazes on the ground,
The emptiness of ages in his face,
And on his back the burden of the world.
Who made him dead to rapture and despair,
A thing that grieves not and that never hopes,
Stolid and stunned, a brother to the ox?
Who loosened and let down this brutal jaw?
Whose was the hand that slanted back this brow?
Whose breath blew out the light within this brain?
Is this the Thing the Lord God made and gave
To have dominion over sea and land;
To trace the stars and search the heavens for power;
To feel the passion of Eternity?
Is this the Dream He dreamed who shaped the suns
And marked their ways upon the ancient deep?
Down all the stretch of Hell to its last gulf
There is no shape more terrible than this—
More tongued with censure of the world’s blind greed—
More filled with signs and portents for the soul—
More fraught with danger to the universe.
What gulfs between him and the seraphim!
Slave of the wheel of labor, what to him
Are Plato and the swing of Pleiades?
What the long reaches of the peaks of song,
The rift of dawn, the reddening of the rose?
Through this dread shape the suffering ages look;
Time’s tragedy is in that aching stoop;
Through this dread shape humanity betrayed,
Plundered, profaned and disinherited,
Cries protest to the Judges of the World,
A protest that is also prophecy.
O masters, lords and rulers in all lands,
is this the handiwork you give to God,
This monstrous thing distorted and soul-quenched?
How will you ever straighten up this shape;
Touch it again with immortality;
Give back the upward looking and the light;
Rebuild in it the music and the dream;
Make right the immemorial infamies,
Perfidious wrongs, immedicable woes?
O masters, lords and rulers in all lands,
How will the Future reckon with this Man?
How answer his brute question in that hour
When whirlwinds of rebellion shake the world?
How will it be with kingdoms and with kings—
With those who shaped him to the thing he is—
When this dumb Terror shall reply to God
After the silence of the centuries?
De The Man with the Hoe and Other Poems, 1899
El hombre de la azada
(Ante el cuadro de Millet)
Doblado por el peso de los siglos,apoyado en su azada mira al suelo,
en su faz el vacío de los tiempos
y la carga del mundo sobre el hombro.
¿Quién mató en él la rebeldía, el brío,
y lo dejó sin duelo ni esperanza,
torpe y vencido como el buey, su hermano?
¿Quién aflojó su quijada de bruto?
¿Cuál fue la mano que aplastó su frente?
¿Qué soplo le apagó la luz del alma?
¿Es esta la criatura que Dios hizo
para reinar sobre el mar y la tierra,
otear estrellas y rastrear los cielos,
para sentir la pasión de lo eterno?
¿Es este el sueño del que armó los astros
y les trazó su ruta en el vacío?
Del antro del Infierno a sus abismos
no se encuentra más trágica figura,
más reprochable a la codicia ciega,
más llena de presagios para el alma,
más tensa de peligros para el mundo.
¡Qué abismo lo separa de los ángeles!
Esclavo del trabajo, ¿qué le importan
Platón y la armonía de las Pléyades,
la larga fila de cimas del canto,
la luz del alba, el rubor de la rosa?
En él se mira el dolor de los siglos,
la tragedia del Tiempo está en su agobio;
la Humanidad, en su amarga figura,
robada, traicionada y desvalida,
protesta ante los Jueces de la Tierra,
y su protesta es también profecía.
¡Oh, señores y dueños de la tierra!
¿Esta es la obra que le dais a Dios,
esta cosa monstruosa de alma ahogada?
¿Cómo podréis erguir esta figura,
darle de nuevo la inmortalidad;
devolverle la luz de su mirada;
reconstruirla en la música y el sueño;
enderezar infamias milenarias,
pérfidos daños, incurables duelos?
¡Oh, señores y dueños de la tierra!
¿Qué cuenta le dará el futuro a este hombre?
¿Qué responder a su torva demanda
cuando la rebelión sacuda al orbe?
¿Qué será de los reinos y los reyes;
de todos los que así lo deformaron,
cuando este mudo miedo juzgue al mundo
tras del largo silencio de los siglos?
Traducción de José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal
Edwin Markham
Edwin Markham
Casi desconocido (hoy) Edwin Markham y su monumental poema sobre la pura dignidad del trabajador. Ya Millet lo pinta apoyado sobre su azada recuperando fuerzas para continuar con su labor o tomando impulso para hacer tronar el escarmiento:
ResponderEliminar¿Qué será de los reinos y los reyes;
de todos los que así lo deformaron,
cuando este mudo miedo juzgue al mundo
tras del largo silencio de los siglos?
Desconocía que había todo un poema sobre la dignidad del trabajador. ¿Este fragmento forma parte de él?
ResponderEliminarBueno, en realidad desconocía a Edwin Markham, o su poesía, porque al poeta sí lo tenía catalogado (qué mal suena "catalogado"). Habrá que ponerse las pilas, como tantas otras veces.
"¿Quién mató en él la rebeldía, el brío,
y lo dejó sin duelo ni esperanza,
torpe y vencido como el buey, su hermano?
¿Quién aflojó su quijada de bruto?
¿Cuál fue la mano que aplastó su frente?
¿Qué soplo le apagó la luz del alma?
¿Es esta la criatura que Dios hizo
para reinar sobre el mar y la tierra,
otear estrellas y rastrear los cielos,
para sentir la pasión de lo eterno?"