martes, 20 de marzo de 2018

Literatura y fútbol/ 8 - Fragmento de Buba - Roberto Bolaño - Chile


El protagonista de Buba  es un futbolista chileno al que ficha el F. C. Barcelona. Nada más llegar se lesiona y tiene que estar una temporada en el banquillo, lo que le lleva a pasarla de juerga en juerga, con el consiguiente deterioro físico y mental. Así hasta que lo meten en un apartamento con Buba, un nuevo jugador venido de Africa. Buba le inicia en unos rituales de sangre, que supuestamente hacen magia con el balón y convierten a los jugadores en invencibles en el terreno de juego.

Ahora tal vez debería decir algo acerca de los goles. El primero (que fue el segundo del encuentro) se produjo tras un córner que sirvió Palau. Buba, en medio del barullo, metió la pierna y marcó. El segundo fue extraño: el equipo rival ya había aceptado la derrota, corría el minuto 85, todos los jugadores estaban cansados, los nuestros probablemente más, el tono del partido era francamente conservador, y entonces alguien le pasó la pelota a Buba, con la esperanza, digo yo, de que la devolviese o la retrasara, pero Buba corrió por su batida, rápido, mucho más rápido de lo que había estado en el resto del partido, se acercó a unos cuatro metros del área grande y cuando todos esperaban que centrara soltó un tiro que sorprendió a los dos defensas que tenía delante y al arquero, un tiro con un chanfle como yo no había visto nunca, un disparo endemoniado propio sólo de los jugadores brasileños, que se coló por la escuadra derecha de la portería contraria y que puso a todos los espectadores de pie.

Esa noche, después de celebrar la victoria, hablé con él. Le pregunté por la magia, por el hechizo, por la sangre en el vaso. Buba me miró y se puso serio. Acerca tu oreja, dijo. Estábamos en una discoteca y apenas nos oíamos. Buba me susurró unas palabras que al principio no entendí. Probablemente yo ya estaba borracho. Luego alejó su boca de mi oreja y me sonrió. Tú pronto podrás marcar goles mejores, dijo. De acuerdo, perfecto, dije yo.

4 comentarios:

  1. Bolaño te hace ver cuando escribe. Te hace ver la historia y de donde viene y adonde va sin necesidad de contartela completa... tal vez porque ninguna historia nunca se completa.

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  2. Todas las historias son fragmentarias, incluso para quien las vive, porque recuerda sólo lo que quiere recordar. No digamos para quien vive las historias de otros desde fuera.
    Una historia completa estaría formada (suele estar formada) por retazos de unos y de otros.. e inevitablemente deformada.

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  3. Alguna vez dijiste que no escribías. Nada menos cierto.

    Genial.

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  4. Gracias, amigo, a veces sale alguna cosa por ahí.

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